Europa dividida ante la guerra
Francia, Alemania y Bélgica no están de acuerdo en la guerra que los Estados Unidos proyectan contra Irak. 10 países, apoyan al gobierno norteamericano. Blair, Berlusconi y Aznar son los más proyankis.
Además de Inglaterra, Italia y España, se sumaron a Bush, los gobiernos de Letonia, Lituania, Estonia, Bulgaria, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Albania, Croacia y Macedonia, todos aspirantes a ingresar a la OTAN. Los gobiernos de Polonia y Portugal tienen posiciones favorables lo mismo que Dinamarca, Holanda y Suecia.
Mientras tanto, se estima que entre el 70 y 80 por ciento de las poblaciones de esos países se opone a un ataque contra Irak. Así que la opinión de los gobiernos es una, la de los pueblos es otra y opuesta.
Existe, sin embargo, una evidente división de la comunidad europea. La posición de Francia y Alemania ha tenido, inicialmente, la simpatía de China y Rusia. El Plan consiste en desarmar a Irak sin guerra y, para ello, proponen dar tiempo a los inspectores. Se prevé incluso que los cascos azules de la ONU tomen el control de facto de Irak para supervisar el desarme.
No es la gran cosa ese plan, sin embargo, los 3 países europeos habían bloqueado la instalación de equipo militar de la OTAN en Turquía. En la medida en que los inspectores de la ONU no habían encontrado nada, les había resultado la propuesta de darles más tiempo. Por ese camino, los inspectores podrían durar 100 años, sin encontrar nada. Lamentablemente la óptica norteamericana es otra y, en el actual contexto, se manejan poderosos intereses.
Las manifestaciones de repudio a la guerra se suceden en varias partes del continente evidenciando la fractura en la vieja Europa. Especialmente en Inglaterra, Italia y España, los respectivos pueblos en movilización revelan el aislamiento de los gobiernos.
La mayoría de las poblaciones percibe a la iniciativa norteamericana como una guerra injusta. Los gobernantes, aislados en su mundo, viven en el delirio y la sumisión al imperialismo.
Algo es cierto, Bush, en su locura ha logrado arrastrar a algunos gobiernos pero, también ha dividido a la comunidad internacional, y ha logrado un amplio y abrumador consenso adverso, incluso dentro de su propio país.