Número 42, Septiembre 30 de 2003

Vacilaciones, confusión e inconsecuencia política

Realidad furtiva

La realidad de la privatización furtiva es tan compulsiva que se hace necesaria una lucha más decidida. Los legisladores de TODOS los partidos políticos mantienen neciamente sus propuestas PRIVATIZADORAS. La pérdida de soberanía energética cada vez es mayor. ¿Qué hacer? Algo muy sencillo, basta solo retomar coherentemente nuestras históricas banderas de lucha. ¡No, a ninguna reforma legislativa privatizadora! ¡Sí, a culminar la nacionalización con la cabal integración industrial!

CRE = Privatización eléctrica y petrolera

Las cifras del III informe (y antes las del POISE 2002-2011) son alarmantes. Los hechos y sus propias cifras demuestran lo que hemos venido denunciando con el FTE: los Productores Independientes de Energía (PIE's) han expropiado ya el desarrollo de la industria eléctrica nacional en materia de generación. Ni CFE ni LyFC construyen más -ni construirán-, proyectos de generación importantes.

Pero, además, el gran capital ganó ya el futuro de la propia industria porque mientras el parque de generación de CFE envejece y tiene que salir de servicio (sin recursos propios para renovarse), las plantas van a ser privadas siempre, no solo por los 25 años que duran sus concesiones, porque éstas son renovables y nada les impide sustituirlas.

¡Es necesario pararlos YA!, impedir que logren perpetuar en la Constitución las figuras privatizadoras que "no son servicio público". Pero esto no lo vamos a lograr haciendo como que “no se comprende” la profundidad del problema y defendiendo incluso a la Comisión Reguladora de Energía, entidad privatizadora, inescrupulosa y traidora a México.

¡Quien apoya a la CRE, APOYA la privatización energética furtiva! Así es de sencillo. En el FTE lo hemos argumentado y documentado fehacientemente. La CRE debe DESAPARECER por así convenir al interés de la Nación. NO hay medias tintas que valgan ni razones, ni coherencia alguna para proponer la existencia de ese organismo inútil, mucho menos para fortalecerlo. Eso sería poner, nosotros mismos, la privatización en charola de plata a las transnacionales.

El avance del mercado eléctrico, es decir la privatización furtiva, continúa en marcha con la reconfiguración de la Red Eléctrica Nacional, que facilitará la compra-venta de energía entre grandes consumidores, acuerpados al mismo tiempo en cuestionables sociedades de autoconsumo e incluso con una vertiente "social" mediante la venta de excedentes para el "servicio público" que Fox quiso, tramposamente, ampliar.

No basta “ampliar” la denuncia ante la Auditoría Superior de la Federación (ASF). No es suficiente denunciar las reiteradas violaciones a la Ley de Servicio Público de Energía Eléctrica (LSPEE). Se requiere ir al fondo del problema.

Las concesiones privadas, TODAS, deben suspenderse ¡Ya!, las reformas de 1992 deben DEROGARSE ¡Ya!, y debe legislarse apropiadamente.

El FTE lo propone explícitamente en su proyecto de Ley Eléctrica, en el artículo 3º. Transitorio:

"A partir de la fecha en que entre en vigor esta ley, quedarán sin efecto todas las concesiones otorgadas a los particulares en cualquiera de sus modalidades".

Esta bandera es correcta, es VIABLE y es NECESARIA, cada vez con mayor urgencia, después puede ser tarde y más difícil.

Privatización ¡No!, Integración industrial ¡SÍ!

Obviamente se requiere consecuencia política. Suspender TOTAL y DEFINITIVAMENTE a la privatización furtiva, implica el compromiso de entrarle en serio a la Reorganización Integral de la Industria Eléctrica Nacionalizada. Esto significa, en breve descripción, la REORGANIZACION del PROCESO DE TRABAJO con base en la INTEGRACION INDUSTRIAL.

Sin integración industrial no hay industria nacionalizada viable. La otra opción es la DESNACIONALIZACION actualmente en marcha acelerada con la privatización furtiva.

Sin integración, las actuales empresas del sector NO tienen NINGUN futuro seguro. La situación tiende a degradarse aceleradamente.

En la industria eléctrica cabalmente integrada, se debe terminar con los negocios internos y considerar al proceso de trabajo como UNICO a nivel nacional. Eso significaría, por ejemplo, que la Industria Eléctrica Nacionalizada debe funcionar a través de un solo Organismo.

Lo que ahora existe es una degeneración industrial absurda. Desde ahora, en el proceso de reorganización industrial, se deben superar las anormalidades. CFE no le debe cobrar a LFC la energía generada por la primera que distribuye la segunda, porque se trata de una (1) misma industria que no ha culminado de integrarse pero es una sola.

Asumir estas consideraciones es adecuado, pero debe haber consecuencia. LFC NO es un mundo aparte, tampoco CFE, ni el SUTERM ni el SME. Se trata de un solo sector, una sola industria y ésta debe funcionar integrada cabalmente.

El FTE propone lo anterior claramente en el artículo 4º. Transitorio de la Ley eléctrica:

"Los actuales organismos encargados del servicio público de energía eléctrica, y los institutos de investigación y desarrollo, continuarán realizando sus funciones y proporcionando los servicios que les corresponden procediendo de inmediato a tomar las acciones necesarias para su integración en un Organismo único".

Contratismo y pérdida de materia de trabajo

La privatización tiene una evidente vertiente laboral por el enorme contratismo y pérdida de materia de trabajo que involucra.

Es bien sabido que el parque de generación de CFE, que se renueva con recursos "propios" (Pidiregas en su mayoría), en realidad se convierte a plantas de Ciclos Combinados a base de gas natural. Con esto, se garantiza que su rentabilidad sea cuando mucho igual a la de las plantas privadas, evitando así cualquier "competencia" con éstas y, por ende, la necesidad de "licitar" las compras amarradas de generación.

Esta fue la base del dictamen del Pleno de la SCJN que declaró inconstitucionales las reformas y adiciones hechas por el titular del Poder Ejecutivo Federal al Reglamento de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica (LSPEE), publicadas el 24 de mayo de 2001.

Dicha medida propicia el endeudamiento de las empresas públicas en dos vertientes, una por el costo de la deuda en la obra misma y, otra, por el costo de operación que resulta de concesionar además el mantenimiento de esas instalaciones.

Menos cuestionados todavía son los enormes "paquetes" de obras de Transmisión y Subtransmisión (la distribución prácticamente se regaló, mediante las reformas al reglamento de la LSPEE en materia de aportaciones), así como de mantenimiento mayor "o remozamiento y rehabilitación" que cada división realiza independientemente (gracias a la descentralización y reestructuración de CFE).

En los hechos, CFE se está desintegrando, convirtiéndose en una empresa administradora de contratos, tal y como se pretende oficializar con Pemex. LyFC no anda muy lejos. Lo que se hace con una, se extiende de inmediato a las otras.

Necesaria coherencia política

Así pues, cualquier estrategia de lucha comodina, que no considere la lucha frontal en contra de toda forma de entrega de los recursos nacionales, está desde ahora condenada al fracaso.

Algunos se niegan a hacer propuestas para no ser “protagonistas”, dicen. Desde luego, ignoran que “Protagonista es el que propone”, eso se volvió clásico con el esplendor del teatro griego. Otra cosa es eludir la responsabilidad histórica y carecer de propuestas. El solo discurso No es suficiente, hacen falta acciones de POLITICA expresadas en las propuestas desarrolladas colectivamente durante décadas. No hacerlo es asumir la posición del contrario. En el contexto de la privatización furtiva, el atraso vive una realidad furtiva. Ese no es el camino de la clase obrera y sí tenemos propuestas propias.

No es necesario ir muy lejos, basta retomar nuestras propias banderas de lucha. Seguir a la cola de los parlamentarios es un error. Los electricistas mexicanos hemos forjado alternativas, programas y planes para el sector en inolvidables jornadas de lucha. ¿Qué se necesita? Unicamente coherencia y honestidad política.

¡No a ninguna reforma legislativa privatizadora!

¡Rechazo a TODAS las propuestas de los partidos POR PRIVATIZADORAS!

¡Derogación de las contrarreformas de 1992 a la LSPEE!

¡Suspensión de la privatización energética furtiva SIN indemnización!

¡Integración de la industria eléctrica nacionalizada!

¡Adelante compañeros, con nuestras propias e históricas banderas de lucha!