¡Qué Pena!
Así nos ven en otros países, como charritos agringados. Todo por culpa del servilismo de Fox a sus amos gringos y al emperador Bush. Pero, en México somos más que mariachis. Nos gusta el mariachi cuando toca y cuando canta, sobre todo los corridos de la Revolución, la balada romántica o México Clásico empezando con el Huapango de Moncayo. Esa música, esa alegría, ese sentimiento, dice muchas cosas sobre nuestra mexicanidad, dentro y fuera del país, que no será usurpada jamás por el imperialismo.
Este ha de ser el charro Ponciano (o Foxiano), con la cabeza hundida en el sombrero de puritita vergüenza. El entreguismo del gobierno a las transnacionales es tan fuerte que ya nada más faltaría que nos cambiaran la bandera ¡Eso, no sucederá jamás! ¡La Patria No se vende, la Patria se defiende!