Número 38, Mayo 30 de 2003

Sindicalistas resisten la barbarie

Violencia en Colombia

El sindicalismo colombiano enfrenta cotidianamente la agresión militar y paramilitar. En condiciones harto difíciles mantiene, sin embargo, ondeando las banderas de la clase obrera. Saludamos a los trabajadores de Colombia y les expresamos nuestra solidaridad.

En el marco de una Conferencia sobre las violaciones de los derechos humanos en Colombia el compañero Pablo Leal, promotor del movimiento Solidaridad México-Colombia, reveló al FTE el anterior 28 de abril, la política genocida del poder en aquel país. En Colombia la violencia "institucionalizada" no es más que una trampa para ocultar la militarización de todo un país e imponer mediante la fuerza y el terror la hegemonía del capital.

En esta estrategia cabe de todo, principalmente la satanización de los movimientos sociales, acusando a los líderes sindicales y a los trabajadores de ser agentes ideológicos de la insurgencia. Se trata de desmovilizar inculcando el miedo y justificando el uso de la violencia oficial en contra de individuos y organizaciones que de manera pacífica y desarmados, reivindican sus derechos.

Pablo presentó en primera instancia un trabajo sobre la Lucha Sindical que revela en cifras escalofriantes la magnitud del genocidio en su país, comenzando por la violencia social: cuantos Acteales por año, cuantos muertos, desaparecidos desplazados, etc. que, dimensionados a escala mundial, colocan al estado colombiano como líder en violaciones a los derechos humanos fundamentales. No es una violencia indiscriminada, se trata de crímenes perfectamente planeados para eliminar físicamente líderes sociales y entre ellos a los trabajadores, un auténtico genocidio.

Posteriormente Pablo presentó un gratificante video que registra, en medio de este clima de terror institucional, la lucha de los compañeros de la Empresa Municipal de Servicios Públicos de Cali Colombia, (EMCALI), de otras organizaciones sindicales y de la población en general, para evitar la privatización de dicha empresa.

Esta experiencia es actual y narra cómo EMCALI (que suministra agua, electricidad y telecomunicaciones a la ciudad colombiana de Cali para unos 2.5 millones de habitantes) fue privatizada mediante un audaz golpe legal el pasado 24 de diciembre de 2002 y cómo los trabajadores del SINTRAEMCALI (el sindicato de los trabajadores de EMCALI ) encabezaron una valiente defensa del patrimonio de aquel pueblo, atrincherándose en la sede de la propia empresa durante 36 días y logrando tal apoyo que se obligó al retiro (suspensión) de la medida.

Sin embrago, no en balde Colombia es el país en dónde más sindicalistas y luchadores sociales son asesinados por el gobierno, ejército y grupos paramilitares. Los trabajadores de EMCALI y las organizaciones que los apoyan enfrentan la represión constante a sus dirigentes, incluso dos de los que participaron activamente en las acciones del fin de año pasado, ya fueron asesinados.

La lucha sindical en Colombia es heroica, porque se sostiene en medio de la barbarie militar y paramilitar. Los obreros colombianos mantienen en alto las banderas de la clase obrera, al lado de la Federación Sindical Mundial.

El FTE de México reconoce a los compañeros y les expresa un cordial saludo.