Número 38, Mayo 30 de 2003

Crisis charra y proletariado sin cabeza

1º. de mayo en México

En un contexto dominado por el desempleo creciente, el afianzamiento burocrático del corporativismo sindical, el avance de la precariedad laboral y la ofensiva de charros, gobierno y patrones para imponer una reforma laboral regresiva, los trabajadores mexicanos salimos a las calles este 1º. de mayo de 2003.

Desde 1913, ininterrumpidamente, la clase obrera mexicana se moviliza, al menos una vez al año. Durante décadas, los charros sindicales le llamaron “desfile” a las marchas y “celebración” a la jornada.

En la capital y las principales ciudades del país, se llevan a cabo marchas. En estas participan los sindicatos más importantes, la mayoría pertenecientes a la CTM. La tradición es “desfilar” por las calles, generalmente en absoluto silencio, y pasar frente a un templete donde están los gobiernos en turno acompañados de los respectivos charros sindicales. Esto sigue ocurriendo en el país.

En algunos lugares, la jornada toma otro carácter, dependiendo de las fuerzas democráticas en la región. El sindicalismo universitario y los maestros de la CNTE son las excepciones, los demás siguen sometidos al charrismo. Donde se puede se realizan, generalmente, dos marchas la oficial y la independiente.

Desde luego, para los charros la asistencia es obligatoria, con rigurosa lista. En el caso de sindicatos como el de petroleros el "apoyo" a los charros es de ley. Muchos sindicatos, para atraer a sus bases, les regalan pants, chamarras, camisetas y gorras. Las mantas y pancartas son muy raras, las banderas rojas prohibidas y los gritos impensables.

Es un desfile “casquiano” dirían los amigos cubanos, por surrealista y contradictorio, en el mejor ambiente de Kafka. Las excepciones son el SME, algunos universitarios y trabajadores de la energía.

Esta vez hubo marchas en la Ciudad de México. Aquí, se realiza la principal manifestación, misma que reúne a cientos de miles de trabajadores. Desde hace algunos años, los charros sindicales suspendieron el “desfile” en el Zócalo sustituyéndolo por un mitin, para evitar enfrentar el descontento obrero.

Muy temprano llegaron los charros mismos que imponen la asistencia a los trabajadores. Acto desangelado, tibio, propio del gansterismo que campea en México. Fue precisamente, un gánster, Víctor Flores secretario general de los ferrocarrileros, quien se expresó a nombre de los trabajadores. No solamente, sus pistoleros agredieron a trabajadores y periodistas. Después, presurosos se fueron a Los Pinos para el tradicional “besamanos” al Presidente.

En Los Pinos, Fox siguió la costumbre del presidencialismo mexicano. Igual que Obregón en los 20’s, el presidente en turno se reunió con la “dirigencia” sindical charra, lejos de las masas para evitar su enojo. Por supuesto, no hubo abucheos, ni rechiflas ni protestas. Fox estaba encantado. ¡Ninguno, ni gobierno ni charros ni empresarios, tienen nada que hacer un 1º. de mayo! Todos son, exactamente, lo contrario a ese fecha y a su significado.

Informaron los medios que, en el estrado estuvieron los miembros del gabinete, representantes empresariales y los líderes charros del Congreso del Trabajo. También asistió Agustín Rodríguez, de la UNT, en representación del STUNAM.

¡Felicidades Jefe! Dijo Víctor Flores, ganster que funje como líder de los ferrocarrileros, al dirigirse a Rodríguez Alcaine quien cumplió años ese día de mayo. Exactamente lo mismo que al clausurar el Congreso del SUTERM, todos lo felicitan por su cumpleaños, en ese día de noviembre, y hasta llegan los mariachis.

Desde luego, los charros presentes en Los Pinos mostraron sus buenas disposiciones hacia el gobierno, únicamente falto “darle gracias” como lo hacían en el pasado priísta. No hubo falta, qué mejor regalo para Fox que “ofrecerle el aval para que aplique la reforma laboral” neoliberal que promueve su secretario Abascal. En pocas palabras, los charros fueron a someterse a Fox y a su política antiobrera.

Cuando los charros suspendieron el gran evento en el Zócalo, los sindicatos llamados independientes empezaron a realizar un acto en el lugar. Inicialmente se trató de un verdadero rescate del Zócalo. ¿Qué ha sucedido? Lo mismo, año tras año. Reuniones previas, declaraciones de unidad, y nada. Cada quién marcha por su lado, con sus consignas (si las hay), llega al Zócalo y se va.

La “unidad” de la que hablan las cúpulas se reduce a marchar por las mismas calles, a la misma hora, para llegar al mismo lugar. Esta vez la novedad fue un templete, al cual subieron representantes de varios sindicatos. Esa “unidad” obviamente es “casquiana”.

La Unión Nacional de Trabajadores (UNT) marchó en su columna, el Frente Sindical Mexicano (FSM) en la suya. En ésta columna participó el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

¿Qué identificación política hubo? Prácticamente ninguna. En consignas, la coincidencia de las bases fue el rechazo a la Ley Abascal.

Sin embargo, sobre la reforma laboral, la UNT apoya un proyecto cuestionable, promovido a través del PRD. El FSM no está de acuerdo con ninguna reforma laboral, pues los proyectos en discusión son desfavorables para los trabajadores. Es evidente que la actual legislación adolece de muchos problemas, es obsoleta en varios aspectos e incluso errónea, en otros. Sin embargo, no existen condiciones para modificar la actual ley, a menos que sea regresivamente para ajustarla a la política económica neoliberal.

Respecto a la privatización de la energía, básicamente de las industrias eléctrica y petrolera, el FSM tiene una posición abiertamente en contra. Al respecto, la lucha del SME ha sido extraordinaria. Para la UNT, en cambio, ni siquiera es un asunto de importancia.

Nuestro movimiento sigue dividido, controlado pos las burocracias charras y neocharras, vegetando en la inconciencia, marchando a cambio de pants, y olvidando los principios y objetivos de la lucha obrera.

Esta vez, fue el SME el contingente más destacado por su presencia y combatividad. En el mitin realizado en el Zócalo se expresó una firme voluntad de continuar la lucha emprendida.

Los tiempos actuales ''siguen siendo, a pesar de los discursos oficiales y de los patrones, de lucha tenaz y persistente contra el capitalismo salvaje'', ya que ''el capital nacional y global no tiene amigos, sólo intereses'', dijo Flores, el del SME. “Los salarios en México siguen siendo raquíticos, la carrera precios-salarios muestra cómo el poder adquisitivo cae año con año, se han establecido en los hechos topes a los aumentos salariales desde hace más de 20 años y se amenaza con vulnerar más derechos laborales con una reforma totalmente favorable a los patrones”. Por ello, dijo Rosendo, “se renueva el carácter del 1o. de mayo como un día de lucha, resistencia y solidaridad”.

A la marcha de la Ciudad de México asistieron los trabajadores del Metro, Seguro Social, tranviarios, pilotos, sobrecargos, universitarios, telefonistas y electricistas, entre otros.

En el interior del país hubo diversas marchas, exigiendo empleo y mejores salarios, entre otras en Acapulco, Xalapa, Ciudad Juárez, Tlaxcala, Tuxtla Gutiérrez, Campeche, Villahermosa y Oaxaca.

El FTE de México participó este primero de mayo, en los respectivos contingentes de electricistas, petroleros y nucleares.

Fuentes: Ruiz P, Pérez M, en Milenio Diario;

Electricistas del SME en lucha contra la privatización eléctrica