Número 38, Mayo 30 de 2003

¡Alto a la privatización energética de Bush y Fox!

Declaración del FTE
sobre Pemex

El imperialismo norteamericano, a través del Comité de Relaciones Internacionales afirmó el anterior 9 de mayo que “Cualquier acuerdo sobre los temas de migración entre Estados Unidos y México deberá incluir también un acuerdo para abrir Pemex a inversiones de empresas petroleras estadunidenses".

Se trata de una grosera expresión para apoderarse plenamente de los recursos energéticos de la Nación mexicana, también hay chantaje pues sabido es el secular desinterés norteamericano para resolver la cuestión de los migrantes mexicanos, mismos que son parte importante de la fuerza de trabajo en los propios Estados Unidos.

Los nuevos fascistas norteamericanos hacen caso omiso de la historia que, los trabajadores mexicanos de la energía, les recordamos. Los recursos naturales energéticos de México fueron rescatados para la Nación en medio de una amplia irrupción de las masas mexicanas y de una gran movilización obrera. Enfrentando las presiones y el boicot, los trabajadores y técnicos mexicanos hicimos de Pemex a una industria de alto nivel tecnológico e industrial. Pemex, por muchas razones, simboliza uno de los aspectos relevantes del nacionalismo mexicano, con relación al derecho de propiedad social de las industrias básicas, cuestión elevada a rango constitucional.

Extraordinarios logros se han concretado por los técnicos e ingenieros mexicanos, con alto esfuerzo y a pesar de la creciente hostilidad patronal y gubernamental.

Pero, la política energética seguida por las sucesivas administraciones gubernamentales, sujetas a los dictados norteamericanos en materia de energía, han conducido a Pemex a una situación desastrosa. Hoy es una industria plagada de contratismo y una alta corrupción entre la administración y el charrismo sindical.

Lo peor es, precisamente, el proceso de privatización descarado que se lleva acabo en Pemex. La privatización de Pemex es parte del programa de gobierno de Bush, y también de Fox. Contrariamente al discurso, oportunista y electorero, el foxismo lleva adelante la entrega diaria del patrimonio nacional a las transnacionales. El simple “deseo” de los representantes republicanos norteamericanos no es tal, se trata de una política deliberada, previamente planeada, organizada y concertada con el foxismo para destruir a Pemex.

Al interior de la industria nacional operan más de 10 mil contratistas, contraviniendo la norma constitucional que, en el párrafo sexto del artículo 27 constitucional indica que NO se otorgarán concesiones ni contratos en las actividades propias del proceso de trabajo petrolero.

Dos de los mecanismos para desnacionalizar a Pemex son, los Contratos de Servicios Integrales (CSI) para la explotación de campos petroleros y, los Contratos de Servicios Múltiples (CSM) en materia de gas natural.

Entre los contratistas se encuentran las transnacionales que actualmente ocupan a Irak apoyados en las armas de los invasores. Fluor Daniel y socios han recibido un importante contrato para el desarrollo de la reserva petrolera terrestre de Chicontepec. Becthel participa en la construcción de la central eléctrica de Salamayuca II. Halliburton, consorcio que dirigió el vicepresidente norteamericano, Dick Cheney, suministra servicios de perforación en la Sonda de Campeche, en el complejo petrolero más importante, Cantarell. Son más de 45 transnacionales las que intervienen en actividades prohibidas constitucionalmente.

Tan grave o más, es la política petrolera que sigue el foxismo. Se ha llegado a una plataforma de producción de 3 millones 400 mil barriles de petróleo diarios. Ese nivel de producción es innecesario, porque no está destinado a satisfacer necesidades internas sino externas. Esto ha llevado a que la plataforma de exportación se ubique en 1 millón 800 mil barriles diarios, de los cuales el 95% se envía a los Estados Unidos.

Con esta errónea política no es necesario “vender” a Pemex, su venta se ha venido haciendo día y noche, por cierto a los precios más bajos del mercado mundial.

Los inversionistas extranjeros ya están en Pemex, Fox les ha abierto las puertas. Las Siete Hermanas, expulsadas en 1938, han regresado y operan en el país. De manera que el acuerdo de los representantes norteamericanos corresponde a las propuestas del foxismo y, no son un simple deseo, ni siquiera una amenaza, son una desagradable realidad.

Esta política de destrucción y despojo, impulsada por el Banco Mundial, se intensificó en el gobierno de Salinas de Gortari y ha tenido su más alta expresión con el de Fox.

Se produce lo que no se necesita, se dilapidan las escasas reservas probadas vendiendo petróleo crudo, aumentan las importaciones de petrolíferos, se quema irracionalmente al gas natural. También, se auspicia la corrupción a todos lo niveles, en connivencia con el charrismo sindical, se vulneran los derechos obreros y se legaliza la violencia e impunidad.

Se trata de quebrar a Pemex, a la Comisión Federal de Electricidad, a Luz y Fuerza del Centro, y a los institutos de investigación del sector. Con la actual política energética, o la ausencia de la misma, se han venido creando las condiciones para privatizar plenamente al sector. Lo que hoy existe es un proceso acelerado de desintegración industrial, desarticulando el proceso de trabajo y adecuándolo a la intervención privada, con la inherente enajenación social.

No basta declarar a los medios que “Pemex no se vende”. Es necesario cambiar de fondo la política petrolera hoy sujeta al interés norteamericano. Tan seria es la situación que No hace falta que las tropas imperialistas invadan a México, ya están dentro. Los destacamentos de avanzada tienen sus oficinas en las propias instalaciones petroleras, y su centro de control está en Los Pinos. Multitud de funcionarios, a varios niveles, de desviven día y noche por competir entre sí para entregar a México.

Es urgente revertir la desnacionalización de la industria petrolera nacionalizada de México, pues, está en marcha la Expropiación Petrolera Extranjera. Pero no será el gobierno quien podrá defender a Pemex, porque ese gobierno está contra Pemex y contra México. Al contrario, el gobierno foxista debe caer por atentar contra el interés general de la Nación.

Es preciso, al igual que antes, que el pueblo de México puesto de pie levante la voz, movilizado organizadamente a lo largo y ancho del país, en defensa de la Patria. En este batallar, es crucial la participación democrática de los trabajadores petroleros, organizados a nivel nacional, de manera independiente.

El Frente de Trabajadores de la Energía llama a todos los trabajadores petroleros a decidirnos conscientemente a defender el patrimonio social colectivo y nuestros derechos obreros, organizados en un Frente único, estructurado por secciones y delegaciones, en todo el país y en cada centro de trabajo.