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Bibliotecas en llamas, los nazis queman la historia Libros quemados, Museos en Llamas Catástrofe para el patrimonio cultural iraquí, y de la humanidad. Un millón de libros fueron quemados, cientos de miles de piezas arqueológicas fueron destruidas o robadas en acciones vandálicas planeadas. Una de las copias más viejas del Corán fue destrozada. Hoy las ciudades de Irak no son custodiadas por animales mitológicos, sino soldados y tropas de especímenes nazis. "Las reliquias del pasado nos recuerdan que hemos sido antes, 170 piezas fueron destruidas o robadas del Museo Nacional de Irak, algunas con miles de años de antigüedad. Colecciones arqueológicas de las más importantes del mundo, con objetos de las civilizaciones asiria, babilónica, sumeria, persa y griega, entre otras han desaparecido. Lo habían advertido los cubanos al señalar que con la guerra estaba en peligro la memoria de los siglos (Morales J, en Prensa-Latina 250303). Ese patrimonio cultural de la humanidad ha sido severamente dañado. La Convención de La Haya sobre la Protección de la Propiedad Cultural en caso de un Conflicto Armado, está reducida a un papel. Estados Unidos y Gran Bretaña, por cierto, nunca han suscrito ese tratado. La tragedia alcanzó a la Biblioteca Nacional, asimismo sede del Archivo Nacional. “Más de un millón de libros, de miles de años de antigüedad, mapas y archivos, fueron destrozados, hurtados o incendiados”. (BBC 150403). Entre otros documentos, una de las copias más viejas del Corán quedó en cenizas. El Museo de Mosul, en el norte, también fue destrozado por los saqueadores, lo mismo ocurrió con el Museo de Basora, en el sur. Todo está ahora en ruinas. Quebraron ánforas y sarcófagos, dejaron sin alas a los toros mitológicos que hace 4 mil 500 años cuidaban las puertas de la ciudad de Nimrud. Piezas de cerámica y estatuas quedaron rotas. Las pérdidas ascienden a muchos millones de dólares y algo más, son parte literal de la historia y la cultura de ese pueblo devastado. El Museo Nacional de Irak era uno de los más sobresalientes de Medio Oriente. “El patrimonio de la institución incluye estatuas sumerias y babilónicas, relieves asirios, objetos de oro y plata del cementerio de Ur y tablas con algunos de los más antiguos ejemplos de escritura”. (www.bbc.co.uk). A Mesopotamia debe la humanidad, precisamente, las primeras formas de escritura. También estaban en el Museo, Las Tablas del Código de Hamurabi. El Museo de Historia Natural de Basora también fue saqueado, y luego quemado desde el jardín hasta la puerta trasera. (Zibell M, en BBC 190403). Esto ocurrió 3 días antes de la toma de Bagdad. El pueblo iraquí pidió a gritos que fuera detenida la barbarie. Los saqueadores eran unos enajenados, los marines miraron hacia otra parte, los periodistas prefirieron reportar la caída de las estatuas de Hussein describiendo “el momento histórico”. Expertos internacionales han dicho que, “Detrás de los saqueos de los museos y bibliotecas de Bagdad, se esconden bandas internacionales de traficantes de arte”. "Parece que parte de los saqueos fueron planificados. Pudieron encontrar las llaves de las bóvedas y llevarse algunos de los objetos más importantes de la civilización mesopotámica", expresó McGuire Gibson de la Universidad de Chicago. "Probablemente, esto fue hecho por la misma clase de bandas que han estado financiando la destrucción de sitio históricos en Irak durante los últimos 12 años y contrabandeando estos objetos en los mercados internacionales", agregó Gibson. Esta gente habría pagado a civiles iraquíes para colaborar con su tarea. No dudamos de la voz autorizada de los expertos, pero creemos que es algo peor. Muchos tesoros fueron destruidos, los libros fueron quemados. ¿Porqué? Porque los museos y bibliotecas son lugares peligrosos para el imperialismo. Allí está registrada la memoria de los pueblos, sus raíces, sus obras, sus ejemplos. Los nazis no saben de cultura ni de historia, ni quieren saber, prefieren destruirla. Así, se aseguran que los que siguen no sepan de dónde vienen y menos adónde van. De esa manera podrán someterlos más fácilmente. Las acciones son típicas de nazis, de Hitler, Pinochet, ahora Bush, Aznar y Blair. Bonita manera de dar por terminada la historia, ¡quemando libros, saqueando la arqueología y destruyendo museos, además de matar a hombres, mujeres y niños! Ese “fin de la historia” que proclaman los filósofos del postmodernismo se llama crimen, genocidio, fascismo. ¿Quién ha realizado los crímenes? Aparentemente sectores lúmpenes del mismo pueblo, pero eso NO fue espontaneo. ¿Quién los organizo? ¡La CIA norteamericana! A ellos conviene borrar la memoria histórica de los pueblos. Ya lo habían hecho en la guerra de 1991, ahora lo mejoraron a alta escala. Pagaron al lumpen, robaron tesoros y destruyeron parte del patrimonio cultural iraquí. Lo que robaron no lo regresarán, circulará en el tráfico internacional y quedará entre las colecciones privadas. Los invasores siguen los peores ejemplos de la historia. Recientemente están los similares crímenes de Sharon, Pinochet, Hitler y otros deleznables casos, basados en tragedias previas. Cuando los españoles invadieron México, en la guerra de conquista de hace 510 años, procedieron de inmediato a quemar los códices mayas. Los invasores jamás combatieron con los mayas, ésta civilización prácticamente había desaparecido antes de su llegada. Entre esos invasores españoles había antecedentes de los nazis de ahora, probablemente abuelos de Aznar y Fox. De los códices, solamente se salvaron 3, uno de astronomía, uno de herbolaria y otro de gastronomía, mismos que están en Dresden, El Vaticano y Madrid. Son más de 5 siglos y esos tesoros no han regresado a su lugar. Cuando las hordas romanas de Julio César invadieron Egipto, también quemaron libros y tesoros. Solamente la grandeza de la reina Cleopatra pudo salvar para la posteridad una parte del acervo de la Biblioteca de Alejandría en llamas. Gracias a la reina hoy sabemos de Ptolomeo, Hipparcos y Aristarco de Samos. Esta vez en Irak, no hubo reina ni nadie capaz de defender el patrimonio cultural de la humanidad. Los saqueadores hicieron de las suyas, pagados por los yankis y apoyados por las tropas invasoras. Estas se negaron a tomar acciones, dejaron que los provocadores hicieran su labor, se dedicaron a mirar y a protegerlos. Se trató de una acción deliberada, coordinada, previamente planeada. Eso sí, los documentos de inteligencia relacionados y los pozos de petróleo son celosamente custodiados por las tropas de ocupación.
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