AMLO, Profesión de fe neoliberal
“A mí, denme por muerto”, decía López Obrador a los medios siempre que le preguntaban acerca de sus aspiraciones presidenciales. Bien, políticamente, Andrés Manuel está muerto.
La marcha del domingo 27 de junio comenzó a rendir saldos positivos y [auto]definiciones muy reveladoras: López Obrador, por la convergencia entre inversión pública y privada, un modelo nacional sin renunciar a la globalización dijo.
Ante representantes de empresas nacionales y extranjeras, y analistas de firmas financieras locales y foráneas, López Obrador planteó la necesidad de buscar un “mecanismo para financiar al sector energético, que no caiga en posiciones extremas, y logre una convergencia entre inversión pública y privada”.
AMLO pidió que [se] “escuche bien...” que no se entendiera su propuesta como un regreso al estatismo de hace tres décadas. “Nadie está planteando estatismo; eso ya no puede ser”.
Estas perlas compartieron el foro con las de la secretaria de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota, quien afirmó que la pobreza puede ser una herramienta de crecimiento y justicia:
“La pobreza no es destino fatal... en la medida en que la política social se aleje de los discursos demagógicos y de la política, se podrá hacer de ella una herramienta competitiva de crecimiento y justicia”.
Después de la reacción del pe-jefe de gobierno del DF y dadas sus declaraciones del 29 de junio, ahora sí habrá que creerle que lo demos por muerto. Este puede ser el primer saldo positivo de la presión de la derecha: la autoanulación del abanderado estrella del PRD, en tanto el movimiento popular pueda articularse en defensa de sus propios intereses.
No es que López no entienda que la globalización anula cualquier posibilidad de desarrollo nacional. No hay convergencia posible entre capital financiero privado y la capacidad pública de financiamiento. Son mutuamente excluyentes, ya que son las empresas-imperialistas las que dictan la política hacendaria de los Estados, para reducirse los impuestos.
López sabe que, exigir mayor gravamen al capital, producto de nuestro trabajo, para dotar al estado de los recursos necesarios socialmente está severamente vetado por el capitalismo como signo de estatismo. Por eso fue a garantizar a sus cuates empresarios que no se preocupen, que de eso no va a haber. Por eso, también, la responsable foxista de combatir la pobreza nos sale con el cuento de que, ésta, debe ser vista como herramienta de competencia: Sí, nomás que la clase trabajadora pone los muertos de hambre y ellos se quedan con la ganancia. Así de fácil.
Qué bueno que AMLO haga pública profesión de fe de los postulados básicos del neoliberalismo. Ya su partido lo había hecho reiteradamente desde el legislativo. Ahora ya nomás falta que nos definamos los trabajadores.
Es necesario que desde cada organización del FTE se analicen estos acontecimientos para discutir una estrategia de lucha efectiva desde todos los frentes. El sector energético es blanco de una fuerte ofensiva neoliberal. Nuestra propia organización ha sido severamente golpeada por la aplicación de tales políticas.
¡Salud y Revolución Social!