La Privatización Furtiva del Gas Natural
en México
D. Bahen, F.J. Sainz, A. Hernández
Frente de Trabajadores de la Energía
energia@fte-energia.org
RESUMEN
:
Hace 10 años se inició en México un proceso de
privatización furtiva de la industria petrolera, especialmente en materia
de gas natural. Mediante reformas inconstitucionales a la Ley Reglamentaria del
Artículo 27 Constitucional en el Ramo del Petróleo, se
fragmentó al proceso de trabajo. Absurdamente, los legisladores acordaron
que el metano (gas natural) no es un hidrocarburo y que la distribución,
transporte y almacenamiento de gas natural no son parte de la industria
petrolera. En consecuencia, la Comisión Reguladora de Energía,
mediante 185 permisos privados ilegales ha decidido la privatización en
marcha. También, inconstitucionalmente, se han otorgado contratos para la
exploración y explotación del gas natural seco, mismo que tampoco
se considera hidrocarburo ni parte de la industria petrolera. La legalidad
constitucional está, evidentemente, rota. Lo peor es que los planes
desfragmentadores del proceso de trabajo petrolero continúan mediante
acciones unilaterales del gobierno en turno. Exigimos el restablecimiento de la
legalidad constitucional en materia de hidrocarburos, la integración de
la industria petrolera, la cancelación de todos los contratos y permisos
privados ilegales y la desaparición de la Comisión Reguladora de
Energía. Asimismo, nos oponemos a las nuevas reformas legislativas que se
plantean en 2007 para ampliar la privatización a la exploración y
explotación de petróleo en aguas someras y profundas.
CONTENIDO:
- 1 INTRODUCCION
- 2 LEGISLACION PETROLERA INCONSTITUCIONAL
- 3 FRAGMENTACION DEL PROCESO DE TRABAJO
- 4 PERMISOS PRIVADOS DE GAS NATURAL
- 5 CONTRATOS DE SERVICIOS MÚLTIPLES
- 6 CONCLUSIONES
- 7 REFERENCIAS
1 INTRODUCCION
La expropiación petrolera de 1938 fue un
trascendente hecho político que ocurrió en un contexto
internacional favorable y condiciones internas potenciadas por una amplia
movilización de las masas mexicanas. En este marco, los trabajadores
ocuparon un destacado lugar, primero, por el auge huelguístico de la
época y, segundo, por la decisión de los petroleros para organizar
un sindicato nacional de industria, en 1935, que pronto estalló una
huelga, en 1937, que culminó con el decreto expropiatorio.
La
medida antiimperialista implicó hacer frente a las amenazas de las
compañías extranjeras. El pueblo de México, en memorables
jornadas, se manifestó solidario con la expropiación en
múltiples formas y, los trabajadores petroleros, junto con universitarios
y politécnicos se dedicaron a construir la industria de vanguardia en su
época, haciéndola funcionar en adversas circunstancias.
La
administración obrera implico serias dificultades para el sindicato
petrolero. Esa experiencia, ejecutada por el gobierno de Cárdenas,
significó una severa contradicción para el sindicato al tener que
desempeñar un doble papel contrapuesto. El STPRM era patrón frente
a los trabajadores, representando los intereses de la empresa y del gobierno y,
al mismo tiempo, era representante de los trabajadores ante el Estado. La
experiencia fue desafortunada.
Petróleos Mexicanos (Pemex) se
fundó para cumplir lo dispuesto por el artículo 27 constitucional
en materia de hidrocarburos. Más tarde, se creo al Instituto Mexicano del
Petróleo (IMP). Sin embargo, Pemex se desnaturalizó muy pronto y,
desde hace 30 años, se orientó por un camino
antinacional.
Con la expropiación se dio un gran paso con
relación a la propiedad de los medios básicos de
producción; la industria petrolera mexicana pasó a ser de
propiedad colectiva social. Eso fue de alto significado pero
insuficiente.
Es nuestra tesis que la Nacionalización
energética, para ser, tal supone tres banderas.
1- El derecho
de propiedad colectiva social. Bajo este concepto, la propiedad de la
industria petrolera es de la nación, no del Estado, ni del gobierno en
turno y menos de las burocracias administrativa o sindical.
2- Una
política energética independiente. Esto implica una
política basada en la organización de los procesos de trabajo para
orientar la industria petrolera a la satisfacción de las necesidades del
pueblo de México y al desarrollo social democrático.
3- La
integración del proceso de trabajo. Esto significa reorganizar a
la industria mediante su integración, vertical y horizontal, con la
intervención organizada y activa de los investigadores, técnicos,
ingenieros y trabajadores del sector.
La expropiación de 1938
significó el dominio de la nación sobre los hidrocarburos. Sin
embargo, la política petrolera seguida se basó en la creciente
extracción de petróleo crudo y su consecuente exportación.
Ambas plataformas se han venido incrementando desde hace décadas habiendo
llegado a niveles innecesarios y contraproducentes. Hoy, Pemex
prácticamente ha abandonado los procesos de transformación
industrial dedicándose a la extracción de las reservas disponibles
sin una reposición apreciable. Peor aún, cada vez es mayor la
pérdida deliberada de funciones constitucionales estratégicas,
mismas que se han cedido a diversas corporaciones transnacionales mediante una
legislación secundaria inconstitucional. El proceso de
privatización petrolera en marcha significa la fragmentación del
proceso de trabajo.
Pemex incumple sus facultades constitucionales,
está en manos de burocracias políticas, administrativas y
sindicales, convertidas en enemigos de la nación. Multitud de permisos
privados e ilegales contratos en materia de hidrocarburos configuran un
acelerado proceso de destrucción. La industria más entable de
México está siendo quebrada, endeudada a límites excesivos,
saqueada en sus recursos y corrompida en múltiples aspectos.
En
2007, el gobierno federal pretende ahondar la privatización promoviendo
nuevas reformas a la legislación secundaria para favorecer las alianzas
con las corporaciones imperialistas, mismas que no solamente
intervendrían con relación al gas sino también al
petróleo crudo en las aguas profundas del Golfo de
México.
Los trabajadores de la energía estamos en total
desacuerdo con esa política oficial. Planteamos alternativas diferentes.
Sin embargo, el problema no es solamente técnico sino, esencialmente,
político. Dado el avance de la privatización petrolera furtiva,
está planteada una nueva Re-nacionalización petrolera. Como en los
años 30s, serán los trabajadores y pueblo de México en
lucha los únicos capaces de rescatar al patrimonio nacional.
La
actual expropiación petrolera extranjera tiene en el charrismo sindical a
un bastión estratégico de apoyo. La lucha de los petroleros
implica, por tanto, desafiar a las cúpulas mafiosas que los mantienen
literalmente secuestrados. Rescatar al sindicato petrolero es tan importante
como defender a la industria petrolera, y viceversa.
En lo inmediato es
preciso reorganizar a todas las fuerzas sociales dispuestas a luchar
organizadamente para impedir las nuevas reformas a la legislación
secundaria, revocar todos los permisos privados inconstitucionales, anular los
contratos ilegales, restableciendo la legalidad constitucional rota por el
gobierno federal y corporaciones imperialistas.