Número 36, Marzo 30 de 2003

Marx vive

Está Londres desde el 14 de marzo de 1883. Ya son 120 años después y Marx sigue vivo. ¿En que reside su presencia viva? Precisamente, en su vigencia.

Al menos 2 grandes cuestiones del marxismo vivo están vigentes: 1) la lucha de clases y, 2) el discurso crítico.

La lucha de clases está en todas partes del mundo. Esa contradicción entre la fuerza natural (el trabajo) y la fuerza social (el capital) allí está, en sus formas esenciales, sin que hayan sido resuelta. Con sus diversas modalidades, la historia de la humanidad sigue siendo la historia de la lucha de clases.

El discurso crítico ha sobrevivido todas las vicisitudes. Hoy en día, la única propuesta coherente para la transformación del mundo es el socialismo.

Contra El Moro, como le llamaban sus amigos, se han ensayado diversas tácticas desde ignorarlo hasta tergiversarlo. Pero las enseñanzas de Marx son clásicas. El dirigente internacional del proletariado "Critica a los materialistas que desdeñan la práctica, siendo esta donde el hombre tiene que demostrar la verdad, pues la vida social, afirma, es en esencia práctica". También anota que el punto de vista del antiguo materialismo es la sociedad civil y el del nuevo, la sociedad humana o socializada. Y concluye: Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo. (Suardíaz L, en Granma 140303).

Esas palabras que destacan en la entrada de la Universidad de Berlín siguen teniendo un valor extraordinario. Ese marxismo “olvidado” es una fuente de energía. Los posmodernistas creyeron que podrían disolver las tesis de Marx en las frías aguas del cálculo egoísta como irónicamente expresó en El Manifiesto escrito con Engels en 1847. No ha sido así. Hoy el mundo está lleno de trágicas circunstancias pero el ideario de Marx es vigente y los trabajadores seguimos defendiendo las trincheras de lucha.

No puede ser de otra manera. En política se es Marxista como en física se es Newtoniano (hoy agregaríamos, y Einsteniano), dijo una vez el Ché Guevara. El comandante quería expresar a los trabajadores que, el de Marx, es un pensamiento revolucionario clásico de la humanidad, que no se puede omitir caprichosamente sino estudiar, comprender y desarrollar porque forma parte de las bases estructurales fundamentales del pensamiento humano contemporáneo.