Volumen 13, Número 242, febrero 15 de 2013
 


Privatizar Pemex pide Financial Times



Sí, el crimen beneficiaría al capital transnacional. El diario británico se apresuró a festinar la tragedia ocurrida en Pemex en un obvio desmentido periodístico. La privatización, como solución dogmática y fetichista a todos los problemas sociales, es la propuesta criminal.


EPN podría utilizar la explosión en Pemex: Financial Times

El diario británico Financial Times publicó este viernes (2 feb) un editorial donde afirma que el accidente de la Torre de Pemex puede acelerar la Reforma Energética que está impulsado el presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

Algo similar dice un extenso análisis realizado por la agencia española EFE.

En un texto de John Paul Rathbone, señala que en la tragedia ocurrida el jueves (31 ene), como la que recientemente pasó en una discoteca de Brasil –en donde también muchas personas murieron–, son consecuencias humanas terribles; sin embargo, agrega, estos accidentes también traen consecuencias políticas, y en ambos países sus mandatarios desean eso.

El texto del Financial Times señala: “el señor Peña Nieto, quien quiere reformar Pemex y abrirla a una mayor participación del sector privado, ahora puede estar en una posición similar (a Rousseff). Pemex, la compañía petrolera, ha sido durante mucho tiempo sinónimo en México para la ineficiencia, la corrupción y la sobrecontratación en su sindicato. Por ejemplo, entre 2008 y 2009, la gestión de Pemex les dio casi 500 millones de pesos para gastos de viaje, celebraciones y un desfile en Mayo. Los intereses creados y la Constitución mexicana, han frustrado los intentos anteriores de Reforma. Pero ahora, el señor Peña Nieto puede señalar el declive en la producción petrolera y la explosión como evidencias de que la cuarta mayor compañía petrolera del mundo está en declive”.

Los accidentes ocurren, agrega, “y América Latina ha sufrido dos accidentes graves de la semana pasada: el primero, en un club nocturno en Brasil el domingo por la mañana; el segundo, una explosión en la sede de Pemex en la Ciudad de México, el jueves por la tarde. Muchas personas inocentes murieron en ambos; esas son las consecuencias humanas terribles. Pero los accidentes tienen consecuencias políticas también. Aunque puede sonar insensible, estos pueden ayudar a acelerar los programas de reformas de Dilma Rousseff, presidenta brasileña, y Enrique Peña Nieto, su homólogo mexicano”.

Momento clave

La explosión en Pemex representa una fuerte sacudida a una firma clave en el país y se produjo en un momento relevante en el futuro de una compañía llena de polémicas.

Pemex, que produce 2.57 millones de barriles diarios de crudo, genera para el Estado mexicano cerca del 40% de sus ingresos, y sus operaciones están directamente ligadas a los resultados del presupuesto nacional.

Nació el 7 de junio de 1938, poco después de que el gobierno encabezado por el presidente Lázaro Cárdenas decretara, el 18 de marzo de ese año, la expropiación de los bienes de diecisiete compañías petroleras que operaban en el país.

Sus cuadros directivos, tanto del grupo como de sus subsidiarias, son nombrados por el presidente de turno, y la estrecha relación que mantiene con las autoridades representa una de las cortapisas para que pueda desarrollarse con criterios empresariales.

Además, teniendo en cuenta que tiene el monopolio de la extracción de crudo y de gas y de la distribución de las gasolinas, por mandato constitucional, la empresa continuamente es objeto de polémicas políticas por los inmensos recursos que emplea.

“El petróleo en México es como las corridas de toros en España: todo es pasión”, declaró esta semana en una entrevista el consejero profesional de Pemex, Flavio Ruiz.

Los vínculos que mantiene con el gobierno hacen que las operaciones de Pemex, y sus resultados, estén estrechamente vinculados con las necesidades financieras del estado, porque el 70% de sus ingresos van a parar al fisco.

Ello ha generado un fuerte rezago en la empresa pública, que ha perdido las oportunidades que tienen otras firmas petroleras del continente, como la brasileña Petrobras, ya que sólo puede destinar el 9% de sus ingresos para invertir en la compañía.

El grupo, manejado a capricho por los intereses políticos de turno, es el cuarto productor mundial de crudo, según sus datos, ocupa el decimotercer lugar en cuanto a reservas de petróleo y el decimoquinto en las reservas de gas.

Tiene unos 150 mil empleados y un fuerte sindicato que tradicionalmente ha estado ligado al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).

El siniestro se produjo en un momento clave para el futuro de la empresa porque Peña Nieto ha prometido una reforma de Pemex y del sector energético que está siendo recibida con muchos recelos por la izquierda.

Esos recelos se deben a la supuesta pretensión de Peña Nieto de privatizar capital de la compañía, denunciados por la izquierda, pero desmentidos continuamente por el Gobierno.

“Nadie, nunca, ni siquiera se ha referido o citado la expresión privatizar”, afirmó Peña Nieto el pasado miércoles.

Pero, según fuentes de la empresa, Pemex necesita reformas para tener mayor libertad en sus operaciones, proyectar su presencia más allá de las fronteras de México y hacer eficiente una compañía marcada por bajos niveles de productividad.



Fuente: http://fuentesfidedignas.com.mx
2 feb 2013.

Festín de apresurados buitres

Lo expresado por Financial Times es deplorable y ofensivo para la nación mexicana. El accidente en la torre de Pemex “puede acelerar la Reforma Energética” de Peña Nieto, señaló el diario. Es la vertiente política de los accidentes, “aunque puede sonar insensible”, como dice.

Los neoliberales no tienen sentimientos sino apetito voraz y depredador de los recursos ajenos. Produce náuseas que se aproveche la tragedia para impulsar la privatización furtiva de Pemex “para que pueda desarrollarse con criterios empresariales” en “la extracción de crudo y gas y la distribución de gasolina.

El petróleo “como las corridas de toros”, según la expresión ridícula de Fluvio Ruiz, es por la “pasión” de los vampiros transnacionales, sedientos de petróleo barato, fácil y seguro.

Financial Times se erige como vocero oficioso de Peña y aplaude el “modelo” (privatizador) de Petrobras para México, propuesta nefasta aquí y en Brasil.

Que Pemex se maneja a capricho por intereses políticos de turno es cierto, exactamente como pontifica Financial Times haciendo análisis caprichosos.

Resulta repudiable ubicar el reciente siniestro en el “momento clave” para la reforma “que prometió” Peña. ¡Ah! ¿Ahora debemos agradecerle que cumpla lo que “prometió”, cuando se trata de la entrega del patrimonio energético de la nación a las transnacionales?

A Peña lo defienden sus voceros repitiendo que niega “privatizar”. “Nadie, nunca, ni siquiera se ha referido o citado la expresión privatizar”, afirmó molesto Peña Nieto el 30 de enero anterior.

Financial finge que no sabe de qué se trata, la expresión “privatizar” no la citan porque es fea esa palabra que les disgusta pero, en los hechos, lo que hacen se llaman Privatización y es furtiva. Si no les gusta la expresión, hay sinónimos como robo, saqueo, depredación, expropiación petrolera extranjera. Peña y Financial niegan lo que hacen por corruptos y carentes de ética. Fuente: 2013, elektron 13 (33) 1-3, 3 feb 2013.



Escombros por la “explosión” en el edificio B2 de la torre de Pemex.
Financial Times recomienda a Peña Nieto aprovechar la tragedia
para imponer la contra-reforma energética.





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