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J. Veraza
*
Universidad Autónoma
Metropolitana
jorgeveraza@yahho.com.mx
Lucha clasista también por la nación
El tema del petróleo y
la lucha de clases no debe ser solo para establecer simplemente unos lemas
políticos, unas arengas, unos lineamientos políticos, una
táctica en especial para la clase obrera en referencia al
petróleo. Si ésta fuera la utilidad del tema, vale, pero el tema
es mucho más profundo porque implica la posibilidad de tener la clave en
la lucha de clases, la clave de determinaciones económicas,
estadísticas, técnicas del petróleo e, incluso, de los
fenómenos actuales planteados geopolíticamente. Se tiene la clave
de estos distintos fenómenos a través de analizarlos en referencia
a la lucha de clases.
Recientemente, el FTE tuvo un pronunciamiento sobre el
petróleo señalando que se estaba profundizando la
privatización furtiva de Pemex a través de ir convirtiendo a la
paraestatal en una administradora de contratos. Se expresó que el
contratismo también es privatización. Esto se dijo después
de la decisión de PEMEX de otorgar a empresas privadas mexicanas dos
nuevos contratos para perforación de pozos, actividad reservada en
exclusividad al Estado.
Aquí lo decisivo es notar, que en medio de la
coyuntura actual, los sectores más avanzados de la clase obrera mexicana,
entre ellos los trabajadores de la industria, son conscientes de que su lucha
como clase es también una lucha por la nación y por sus riquezas,
el petróleo en primer lugar.
El Estado mexicano debe gestionar la
explotación petrolera como representante de la nación y no
entregar esta labor a empresas privadas porque, de este modo, la renta petrolera
en vez de servir a México le sirve a cada una de estas empresas. Los
trabajadores se han dado cuenta de este truco que, a través de los
dineros, a través de que la explotación pase de una empresa a
otra, en realidad pasa de una clase social a otra, de una nación a otra.
Lucha nacional y antimperialista
Mi argumento de fondo es el siguiente: No
solamente tenemos que observar que a la lucha de clases, por ejemplo por el
salario, por la jornada de trabajo, por mejores condiciones de vida, por salud,
por educación, y no solamente por la toma del poder, hay que
añadirle la lucha nacional y la lucha antiimperialista en contra de una
nación extranjera que quiera someter a la nuestra.
Para diversos
pueblos, en distintas coyunturas históricas, este desarrollo ha sido
decisivo para salvaguardar su independencia o promoverla frente al colonialismo
de Gran Bretaña o al imperialismo norteamericano. Pero ese mismo
desarrollo de la lucha de clases, de la conciencia de clase obrera hacia una
conciencia de tipo nacionalista ha tenido también un efecto lesivo, de
plegar a los obreros a las directrices de el Estado no sólo en momentos
en que éste defiende al pueblo de México, como en el caso del
gobierno de Lázaro Cárdenas cuando se encargó de llevar a
cabo la expropiación petrolera en 1938 contra las empresas extranjeras
sino, también, en momentos en que el Estado mexicano deja de representar
los intereses del pueblo y representa solamente a los intereses de la
burguesía mexicana o, incluso hoy, como es el caso de los gobiernos desde
Salinas de Gortari a la fecha que cada vez representa mas a los intereses del
imperialismo norteamericano y de las empresas trasnacionales, especialmente las
petroleras.
Así que, si en un momento dado la conciencia de clase
proletaria se desarrolla hacia una conciencia nacionalista, esta puede quedar
fácilmente sometida a los intereses del Estado, plegado a la
burguesía o, peor aún, al imperialismo. Por eso es que el
desarrollo de la lucha de clases hacia una lucha nacionalista debe de
completarse con la otra cara de la moneda: que la lucha por la nación sea
un ingrediente decisivo de la lucha de clases. Esto no significa decir las cosas
de un modo y luego decirlas a la inversa, significa lo siguiente.
No
solamente la burguesía tiene nación. La burguesía es una
clase nacional y controla o domina a una nación a través de
controlar o dominar a un cierto Estado imponiendo en el gobierno a gobiernos que
le sirven. Durante todo el siglo XIX y XX la humanidad vio como surgían
Estados nacionales en todo el orbe, de los cuales se adueñaban las
burguesías de cada país. Pero, no solamente la burguesía
tiene una nación, también existe la nación proletaria. Esta
se encuentra sometida a la nación burguesa. Pero la lucha de los
proletarios por su nación y por sus riquezas, por ejemplo el
petróleo mexicano, recupera la nación proletaria de las garras de
la nación burguesa y de las garras de la oligarquía en el poder en
favor de una nación independiente y antiimperialista, base para la
constitución de una nación socialista, la cual constituye la
realización plena de la nación proletaria hoy sometida y casi
invisible. Esta es la idea de conjunto que quiero
presentar.
Nación proletaria viviente
En la Constitución mexicana se dice que el
petróleo es propiedad de la nación. A la nación mexicana, a
todo el pueblo de México, lo representa el Estado mexicano y, para la
explotación del petróleo, se constituye una empresa paraestatal
que representa al Estado mexicano y a los intereses de la nación
mexicana, Petróleos Mexicanos (Pemex). Sin embargo, como ese Estado queda
puesto al servicio de los empresarios mexicanos, al servicio del capital
mexicano, la nación y sus riquezas, que son propiedad de la
nación, quedan en usufructo de la burguesía.
Hasta ahora, el
petróleo ha servido para el crecimiento económico del país,
lo cual significa que ha servido para el abaratamiento de los costos de
producción de las empresas de la burguesía y que así pueda
explotar de mejor manera a los obreros mexicanos. Por supuesto, se abren fuentes
de trabajo y éstos obreros reciben un salario y hay una mejoría
relativa en las condiciones de vida de la clase trabajadora y del pueblo en su
conjunto. Pero así como en las estadísticas vemos que el 80% del
Producto Interno Bruto le pertenece a la burguesía, el 20% a otros
sectores y el 5% le pertenece a las clases subalternas, especialmente a la clase
obrera, en esa misma proporción el crecimiento económico de un
país propicia la mejoría de las condiciones de vida del pueblo y
del proletariado y, en esa misma proporción, significa una mejoría
para la burguesía.
Esto no es todo. El grave problema es que la
burguesía mexicana actual está teniendo un comportamiento
aberrante, casi misterioso, que hay que desentrañar.
Es muy
importante caracterizar este curioso comportamiento, según el cual, la
burguesía mexicana ya no defiende su petróleo sino que lo
está queriendo entregar a la burguesía norteamericana para que
ésta que se quede con la renta petrolera. ¡Es una especie de Hara
Kiri! Por eso, en medio de la lucha de clases, le corresponde al pueblo de
México, y al proletariado en particular, defender el petróleo de
la nación, de la nación burguesa porque es también el
petróleo de la nación proletaria.
Aquí hay un punto muy
importante. El ser proletario de una nación burguesa independiente
significa ser explotado por la burguesía por ser ciudadano dentro de esa
nación. En cambio, el ser proletario de una nación colonizada, que
no es independiente aunque sea burguesa significa, además, ser explotado,
humillado y sobajado como un ciudadano de segunda clase –esclavos,
gritó alguien del público- ¡exacto¡, y ser tratado
racistamente como ocurre con nuestros conacionales del otro lado de la frontera.
Así que, es decisivo luchar no solamente por la nación
proletaria a realizarse en un futuro como nación socialista sino,
también, por la nación proletaria actualmente existente viviente
en familias, en hijos, en padres, en madres, en hermanos, esto es, por la
nación proletaria viviente en solidaridades de clase, en solidaridades de
barrios, en solidaridades populares en contra de un redoblado sometimiento.
Eso es lo que está puesto en juego, no solamente un pedazo de
terreno, no solamente cantidad de hidrocarburos que sirve para explotar a los
mexicanos. Está de por medio retasear la libertad y acrecentar la tasa
explotación del pueblo
trabajador.
Defender la democracia y el petróleo con la acción directa
Howard Sim, un
historiador norteamericano muy lúcido, comentando recientemente las
elecciones norteamericanas en un artículo que tituló “Locura
electoral” señala que, votar es importante y hasta cierto punto
útil pero la democracia solamente se puede defender a través de la
acción directa del pueblo. El Partido Demócrata norteamericano,
plegado a la burguesía de ese país, no ha llevado a cabo mejoras
para la clase obrera y para el pueblo norteamericano sino cuando se ha visto
presionado por la acción directa del pueblo, de los ciudadanos,
mayormente de los obreros norteamericanos, como en ocasión del new
deal de Roosvelt o cuando Kennedy fue presidente a inicios de los sesenta.
Solamente en esas ocasiones, en que el pueblo a través de acciones
directas presionó al Estado de la burguesía, el Partido
Demócrata sí hizo valer la democracia también para el
pueblo.
Esa misma enseñanza vale para nosotros. En esta coyuntura,
tenemos que defender el petróleo nacional en contra de la
oligarquía de los nuevos Santana, del PRIAN y de los sectores de la
burguesía mexicana que se benefician directamente, como Mouriño y
su familia, con la renta petrolera pero que, al beneficiarse con unas migajas,
le entregan el resto del pastel a las trasnacionales dejando al pueblo mexicano
hambriento y al resto de la burguesía mexicana sin las posibilidades de
crecimiento económico.
Para nosotros también es una
enseñanza que la democracia junto con la solidaridad popular y la
solidaridad de clase, también es una riqueza nacional, es una riqueza de
la nación y se defiende como el petróleo. La democracia, la
solidaridad de clase y el petróleo se defienden con la acción
directa del pueblo.
Lucha nacional y lucha obrera
El Estado hace trucos de diversos modos para que la
propiedad de la nación, como el petróleo, beneficie a la
burguesía nacional. Por ejemplo, es el caso del régimen fiscal al
cual está sometido Pemex o, también, los precios internacionales
del petróleo “oficiales” para México, es decir, no los
precios reales del petróleo sino los precios que los diputados fijan de
acuerdo a la Ley de Hacienda para establecer el presupuesto de ingresos.
Lo
que se va a gastar en beneficio del pueblo de México, es decir,
cuánto del petróleo mexicano que se venda al exterior va a ser
utilizado en beneficio del pueblo de México, ese es el precio
“oficial”. Pero, ese precio “oficial”, siempre queda
alrededor de un 50% menor que el precio internacional, el resto (el 50%) se lo
embolsan los funcionarios. ¡Ese es el problema!, se lo transfieren a la
burguesía directamente y a sus propios bolsillos. Actualmente, el precio
del crudo (de la mezcla mexicana) ha crecido a nivel internacional alrededor de
90 dólares. Esto significa que el 100% o un poco más del 100% de
ese precio no le llega al pueblo de México, sino que se lo quedan los
funcionarios y lo reparten directamente para la burguesía mexicana.
Estos son algunos de los trucos que tiene la burguesía mexicana para
apropiarse de la renta petrolera que le pertenece al pueblo de México.
Así como estos hay otros trucos. Por eso, es muy importante que los
trabajadores desarrollen su conciencia de clase teniendo en cuenta una figura de
conciencia nacional pero, asimismo, retomar esa lucha nacional para favorecer a
la lucha obrera propiamente dicha.
* Doctor Jorge Veraza Urtuzuástegui, profesor e investigador de la
Universidad Autónoma Metropolitana.
** Versión editada de audio. Realización del FTE de México.
Los hidrocarburos
son un patrimonio colectivo de la nación
Defensa clasista de los recursos naturales energéticos