DECLARACION
FINAL
La dinámica energética e hídrica del
mundo, y las luchas sociales de los pueblos en resistencia, se ubican en el
contexto de la crisis capitalista actual y el esfuerzo por caracterizar a
ésta es una necesidad para los trabajadores que luchamos por cambiar el
actual estado de cosas. La comprensión de la periodización del
capitalismo tiene importancia para entender mejor la presente crisis que viene
de fines de los años 70s. La periodización del capitalismo se basa
en el estudio de sus manifestaciones internas, esto es, en la dinámica
interna del proceso de acumulación. Para la evaluación de la fase
capitalista actual es crucial el criterio fase-crisis.
La
caracterización de la fase actual del capitalismo plantea,
también, el análisis de las clases sociales hoy en día, las
relaciones entre el capital y la fuerza de trabajo, y las luchas sociales y
políticas de las masas. En la lucha de clases se distinguen dos
posiciones básicas. 1- la simplificación de la lucha a la
contradicción capital-trabajo referida a la lucha economicista. Este
enfoque tiene dos facetas, una, es la relación salarial y, otra, las
transformaciones del proceso de trabajo, y 2- la subordinación de la
lucha de clases a las contradicciones aparentes Estado vs. Corporaciones
transnacionales. En otra perspectiva, la contradicción se expresa como la
internacionalización del capital contra el nacionalismo económico
y político. En todos los casos, hay, sin embargo, una
subvaloración de la contradicción
capitalismo-socialismo.
Precisamente, a la caída del socialismo
en Europa oriental, el imperialismo inició una severa ofensiva para
apropiarse de la infraestructura industrial desarrollada durante un largo
período en esos países. La medida se extendió a todo el
mundo reforzando la hegemonía capitalista. Las dimensiones de esta
hegemonía, representada por Norteamérica, la Unión Europea
y Japón, incluyen los niveles económico, político, social,
cultural y militar, cada uno con especificidades concretas
interrelacionadas.
Los procesos de trabajo siguen siendo determinados
por las materias primas que, en el caso de la energía y el agua,
constituyen recursos naturales primarios convertidos en
“mercancías” de costo cero para el capitalista
tratándose de las materias primas. Otro aspecto esencial del capitalismo
sigue siendo la explotación de los trabajadores con la extracción
de la plusvalía relativa característica de la época de la
gran industria.
Las condiciones de vida y de trabajo de la
mayoría de los trabajadores del mundo siguen siendo precarias. No
obstante el perfeccionamiento de las máquinas, la aplicación de la
ciencia a la producción, la influencia de los medios de
comunicación, la creación de nuevos mercados, el libre comercio,
ninguna ni todas estas cosas juntas están en condiciones de suprimir la
penuria de la clase obrera; al contrario, cada nuevo desarrollo de las fuerzas
productivas ahonda más las contradicciones sociales y agudiza los
antagonismos de clase.
En la presente época, la clase obrera
también se ha reconfigurado y, junto a las generaciones de proletarios de
la manufactura y la gran industria, coexiste una nueva generación de
trabajadores ubicados en la industria moderna altamente tecnologizada. La
automatización ha cambiado las formas de trabajo, un amplio número
de actividades se orienta a los servicios y la mayoría de los
trabajadores no están organizados. De hecho, el movimiento sindical sigue
agrupando a la minoría de trabajadores y, en muchos casos, la
sindicalización disminuye por razones sociales y políticas. En
otros casos, se vive una situación carente de dinámica
social.
Entre tanto, bajo la hegemonía imperialista, el mapa
geopolítico se reconfigura, la economía se reestructura y el mundo
se divide más aún. Pero en todos los casos, la presencia de la
fuerza natural (la fuerza de trabajo) y la fuerza social (el capital)
está presente en todo el mundo y, entre ambas, continúa el
persistente conflicto manteniendo vigente a la lucha de clases.
La
imposición del neoliberalismo, por vías aparentemente legales o
intervenciones armadas, tiene su primera relación con la propiedad
privada de los medios básicos de producción e incluye a las
materias primas. Pero, el neoliberalismo tiene también un componente
ideológico que el capitalismo introyecta masivamente para desmovilizar,
desorientar y someter la resistencia de los trabajadores y los pueblos. Esto ha
repercutido al seno de la clase obrera y, en muchos casos, se ha producido el
abandono de principios y programas para sustituirlos por la colaboración
de clases en sus diversas vertientes. Como hace mucho tiempo, el objetivo del
capitalismo es apartar a los trabajadores de la lucha política hasta
hacerlos olvidar sus objetivos históricos.
Esta situación
empezó antes de la caída del socialismo en Europa oriental pero,
sus consecuencias, han afectado al movimiento sindical y a las organizaciones
políticas de izquierda para subsumirlas en la sola lucha electoral y las
reivindicaciones inmediatas mínimas, con grandes retrocesos organizativos
y políticos.
Socialmente, la clase obrera del mundo sigue siendo
fuerte por su número pero su debilidad política es enorme. Es
preciso comenzar de nuevo y considerar que la unidad proletaria, forjada
con una organización adecuada y una correcta dirección
política, sigue siendo un deber político del movimiento obrero.
Hoy en día, para los trabajadores están vigentes varias tareas
políticas de primera importancia. Una de éstas, es la necesaria
formulación y desarrollo del Programa y del Plan de acción
unificado, con base en principios de clase. Esto requiere promover la lucha
social, el desarrollo de la conciencia, el análisis crítico y la
visión de una política alternativa a la barbarie capitalista. Otra
de las tareas fundamentales, es la práctica de la solidaridad proletaria
internacional, misma que debe ejercerse entre todos los sectores incluyendo a
trabajadores activos, jubilados, inmigrantes y desempleados, hombres y mujeres,
niños, jóvenes y adultos, del campo y de la
ciudad.
Defender los recursos naturales del planeta, entre ellos, los
energéticos, el agua y el medio ambiente, tiene una importancia
indiscutible. Organizar la resistencia global contra el imperialismo y sus
vertientes de fascismo, ejercer el derecho a la vida y al trabajo, defender el
patrimonio de los pueblos y la propiedad de las naciones sobre su
infraestructura física, continental y marina, está en la agenda de
la lucha obrera.
En el actual escenario de la lucha de clases, en la
lucha contra las privatizaciones y la explotación de las corporaciones
imperialistas, el papel de los trabajadores es determinante en alianza
política con otras fuerzas sociales dispuestas a movilizarse
unificadamente en cualquier parte del mundo. En esta lucha ha habido algunos
avances y muchos retrocesos, en algunos casos con luchas ejemplares y, en otros,
con amargas experiencias. Ha sido, precisamente, donde los trabajadores y
demás sectores sociales han tomado conciencia de sus grandes deberes
políticos, que se han logrado esos avances. Ha contado, también,
la presencia de gobiernos sensibles a las aspiraciones de independencia y
soberanía de los pueblos en lucha. Pero, en cualquier proceso social, la
organización de los trabajadores, manteniendo su independencia de clase,
constituye una premisa fundamental para la consolidación de esos
procesos.
Para la clase obrera no existen victorias ni derrotas
definitivas. El interés de los trabajadores está en la
extensión y consolidación del movimiento, cuidando dentro de
éste a su propio futuro. La lucha por el agua, la lucha por la
energía, son tares obreras para ejercer derechos sociales, mantener un
planeta limpio y solidario, sin contaminación ambiental, sin
explotación, sin explotadores y sin capitalismo.
¡Proletarios de
todos los países, uníos!