"...Las compañías sostenían a bandas de empistolados que tenían la misión de exterminarnos. Era raro el día en que no mataban a uno...", recordó una vez Rafael Simoneen, petrolero de Minatitlán. Pero, los petroleros jamás renunciaron a sus intereses de clase y, en varias ocasiones, han sido ejemplo del proletariado mexicano en lucha, a pesar de tantas vicisitudes.
Permeados por las huelgas de Cananea y de Río Blanco, en plena Revolución Mexicana, los petroleros mexicanos pronto concluyeron que solamente organizados podrían enfrentar las arbitrariedades extranjeras.
Los petroleros de Minatitlán encabezados por Francisco Padilla organizaron en 1913 la Unión de Artesanos Latinos Profesionales que dio lugar, meses después, a la primera Unión de Petroleros Mexicanos.
Las empresas extranjeras enfrentaron a los trabajadores desde el primer momento. Terror y arbitrariedad contra los obreros llevaban a cabo los servidores de Victoriano Huerta para evitar que "alterasen el orden" y poder seguir sacando grandes cantidades de petróleo.
Con el auspicio de la Casa del Obrero Mundial, en 1918 se fundó la Unión de Obreros de Minatitlán que, en 1921, estalló una huelga contra "El Aguila" por aumento de salarios. La huelga triunfó, los peones que antes ganaban $1.50 pasaron a ganar $1.80 logrando un aumento del 20%. ¡Vergüenza debiera darle a la actual cúpula charra que en el 2001 apenas logró un pobre aumento del 8.5%!
Pero la persecución se recrudeció. Bernardo Simoneen fue muerto a balazos por un pistolero de "El Aguila". "Los que se mostraban más "salidores" anochecían, pero no amanecían", recuerdan los petroleros de antaño. Las empresas se dieron a la tarea de dividir a los petroleros al tiempo que "subvencionaban" cantinas y prostíbulos, como ahora. "Con el movimiento delahuertista la cosa se puso peor". La compañía comenzó a despedir trabajadores. "Entonces nos organizamos en grupos rebeldes y ganamos el monte, donde permanecimos alzados más de un año", recuerdan los viejos petroleros y lo ha escrito Antonio Rodríguez.
Así, entre persecuciones y asesinatos se gestó el movimiento petrolero, primero en Minatitlán, luego en Las Choapas, Cerro Azul, El Ebano, Mata Redonda, Poza Rica y Tampico. Aquí y en Ciudad Madero, donde "El Aguila" tenía sus mas importantes refinerías, el movimiento alcanzó su mayor desarrollo. En Tampico se formaron "uniones" sindicales que agrupaban a los trabajadores por especialidades.
El primer sindicato petrolero de Tampico se organizó en 1923. En tal año, a consecuencia de una huelga de electricistas, se paralizaron las bombas. La compañía, entonces, suspendió a los obreros encargados de tales bombas. Esa arbitrariedad incendió el ánimo de los obreros. El 12 de diciembre de ese año, encabezados por José Dolores García se organizó una protesta pública. Era un "catorzal" de gente la que se reunió en esa primera asamblea, que dió lugar a la formación del primer sindicato petrolero de Tampico, el 23 de diciembre de 1923. En represalia, la compañía despidió a los trabajadores más activos pero, en vez de amilanarse, los compañeros elaboraron un Pliego de Peticiones que incluía:
- Reconocimiento del sindicato,
- Reinstalación de los 160 trabajadores despedidos.
Los petroleros le dijeron al gerente "Le advertimos que le damos un plazo de diez días para responder a nuestras peticiones. Si no, iremos a la huelga"
Los empresarios extranjeros trataban a los obreros como "bárbaros", "muertos de hambre" e "ignorantes". El gerente les contestó: "Antes de una semana tendrán que comer suelas de zapatos..." "No se le ha de conceder su maldición", contestaron los obreros.
Entonces, los petroleros se movilizaron hacia la capital del país para obtener solidaridad encabezados por Gregorio Turrubiates, Antonio Jácome Rodríguez y Francisco Martínez. Los alijadores se sumaron en apoyo y hasta hubo un sindicato que únicamente pudo aportar $2.00. Un grupo de Damas Católicas también apoyó y hasta el "Burgués Bartolo" Rodríguez se solidarizó con 16 vacas. Los obreros agradecieron cumplidamente por escrito el apoyo. que llenó de orgullo a Rodríguez. "Esto vale más que 16 vacas", dijo emocionado.
La huelga triunfó y el 17 de julo de ese año se firmó el primer convenio. El sindicato adquirió, entonces, una gran autoridad. Pero, la empresa dispuesta a todo trató de desorganizar al sindicato comprando líderes, fomentando la división y asesinando a compañeros como a Serapio Venegas.
En Mata Redonda, Cerro Azul, Las Choapas y Nanchital se siguieron procesos similares hasta que, en 1935 se formó el Sindicato de Petroleros de la República Mexicana.
En la Ciudad de México, Distrito Federal, siendo las once horas de día quince de agosto de 1935, reunidos en el local número 157 de la Avenida Hidalgo, los delegados que representaban a 20 organizaciones de petroleros se constituyeron en Primer Gran Congreso de Organizaciones Sindicales Petroleras bajo la presidencia de los compañeros Ernesto Soto Innes y Moisés de la Torre por el Sindicato Unico de Obreros y Empleados de la Huasteca Petroleum Company, así como otros compañeros provenientes de los sindicatos petroleros de Mata Redonda, Ciudad Madero, San Luis Potosí, Minatitlán, Tampico, Alamo, Agua Dulce, Cerro Azul, Las Choapas y Distrito Federal.
En ese Primer Gran Congreso de Trabajadores de la Industria del Petróleo de la República Mexicana, los participantes acordaron disolver a sus anteriores organizaciones fusionándose para constituir al STPRM.
De acuerdo a la NOVENA Declaración de Principios, en ese acto y fecha quedó constituido el STPRM. Los contratos colectivos de trabajo pasaron con el tiempo a la titularidad del STPRM. En cuanto al Comité Ejecutivo General se acordó que hubiera representación equitativa entre las diversas zonas petroleras.
Para constancia firmaron los compañeros, Eduardo Soto Innes, Moisés de la Torre, Carlos Flores, Simón Castro, Celestino Vargas, Domingo Orta, Armando Vázquez, Manuel Gutiérrez, Carlos Orozco, Evaristo Cacelín, José Castillo, Manuel Peña, David Manzano, Teódulo Angulo, José Juan Zamora, Jorge Acosta, Víctor Sánchez, Osvaldo Hernández, Rafael Flores, José Cruz, Pedro Chavira, Gregorio Guerrero, Alejo Rubio, Raymundo Campos y Alejandro Mendoza.
Con esta gran organización los petroleros mexicanos escribirían páginas gloriosas. En 1936 fueron parte del Comité Nacional de Densa Proletaria, al lado del Sindicato Mexicano de Electricistas, dirigido por Francisco Breña Alvírez, y los ferrocarrileros, mineros y otros importantes destacamentos obreros. En 1938, al calor de la movilización del pueblo mexicano, los petroleros potenciaron la expropiación de la industria petrolera de México plasmando el derecho de la Nación sobre los hidrocarburos sólidos, líquidos y gaseosos en el artículo 27 constitucional.
La epopeya de los petroleros los cubrió de gloria. "México triunfará", dijeron. "Y si no supiéramos aprovechar el petróleo, preferiríamos quemarlo a permitir el regreso de los extranjeros, que durante tantos años nos explotaron y ofendieron", agregaron, dirigidos por una Junta Provisional de Administración encabezada por el propio secretario general del sindicato.
"Beberemos cada gota de tetraetilo que los mexicanos produzcan" expresaron a carcajadas los personeros de la Shell. No únicamente, los gobiernos extranjeros amenazaron con la invasión a México. Las presiones y los chantajes resultaron inútiles. En respuesta a las amenazas de invasión, se dieron instrucciones para que el desembarco de las tropas de ocupación fuera seguido del incendio sistemático y total de todos los pozos petroleros. "¡Iluminaremos a Nueva Orleáns con el fuego de los pozos de la Huasteca!", se expresó. Dijo en aquella ocasión Diego Rivera, en respuesta a los compañeros del Partido Socialista Obrero de los Estados Unidos, "tengo la seguridad de que todos los obreros concientes del mundo entero estarán con los obreros mexicanos". El pueblo en sus carteles lo señaló claramente "Para las gallinas extranjeras, los gallos de México".
Los trabajadores petroleros organizados en su sindicato defendieron, junto al pueblo, la industria patrimonio de la Nación y la pusieron a funcionar con eficiencia y calidad hasta la fecha haciendo múltiples y heroicos esfuerzos. Ahora mismo, los técnicos y profesionistas de la industria petrolera "Todos por Pemex" han formulado una propuesta correcta y adecuada para el desarrollo integral de la industria petrolera nacional, misma que constituye un verdadero Plan Nacional de Hidrocarburos y representa la alternativa de los trabajadores mexicanos de la energía ante la privatización simulada de Pemex.
Hoy, sin embargo, el sindicato petrolero está desnaturalizado, habiendo abandonado sus principios y entregándose a los intereses del imperialismo. Aquella vez, también se dijo, que "a las compañías norteamericanas les gustaría escenificar un regreso triunfante a México". Con el contratismo que corroe a la industria petrolera nacional, la cúpula charra del STPRM favorece los peores intereses contra México al entregarse no únicamente a la administración privada de Pemex y a los sucesivos gobiernos en turno, sino precisamente al capital privado nacional y extranjero, renunciando a sus elementales deberes.
Ante esta situación, como en los grandes momentos de la historia de los trabajadores petroleros, se hace necesario rescatar al sindicato y construir uno nuevo. La democracia sindical es vital para la Nación. El charrismo se ha convertido en una estructura corporativa del Estado lesiva al interés nacional. ¡Destruyeron los Estatutos del Sindicato!, ¡Entregaron a la empresa y el gobierno el Contrato Colectivo de Trabajo!, ¡Están entregando la Industria Petrolera de México al capital privado!, ¡Están comprometiendo seriamente la soberanía de la Nación! y ¡Han traicionado a los trabajadores! ¿Hace falta más?
En este día, Aniversario de la fundación del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, los trabajadores de la energía afirmamos ante la Nación que vamos a rescatar al sindicato petrolero como medio para ejercer la democracia sindical y, ésta a su vez, como medio para llevar adelante un programa proletario que incluya la reorganización democrática del movimiento obrero de México en grandes sindicatos nacionales de industria.
¡Democracia Sindical! y ¡Política Energética Independiente! son dos de nuestras banderas de lucha. Al igual que en otras ocasiones, recorreremos el país para concitar la solidaridad de los petroleros. A todos ellos los saludamos fraternalmente y los llamamos a tomar en sus manos el destino de su organización sindical. Llamamos a todas las secciones del STPRM a organizarse para preparar la realización de una Gran Convención Nacional de Petroleros Democráticos que se constituya en la autoridad máxima del sindicato, lo reorganice y defienda nuestros legítimos intereses de clase, los del pueblo y los de la Nación.
¡Fuera Charros del Sindicato Petrolero!
¡Viva la Unidad Democrática de los Petroleros!
¡Unidos Venceremos!
México D. F., 15 de agosto de 2001.
Frente de Trabajadores de la Energía