DESMENTIR LAS CAMPAÑAS CONTRA EL CHE
(SEGUNDA PARTE)
FROILÁN GONZÁLEZ Y ADYS CUPULL *
En ocasión del 40
aniversario del asesinato del Che una vieja campaña desinformadora se
repite. Comenzó el 20 de julio de 1997, cuando el agente de la CIA
Félix Rodríguez afirmó en Miami que el cadáver del
Che fue suplantado por el gobierno cubano, por otro con las mismas
características anatómicas y con las manos
cortadas.
Esta declaración, fue tomada
por el periódico español ABC, y al reportarla el 24 de julio de
1997, divulgó que el ex agente de la CIA Félix Rodríguez
había puesto en duda que los restos encontrados en una pista de
Vallegrande fueran los del guerrillero
cubano-argentino.
El diario afirmó
que, según Rodríguez, el cadáver del Che, así como
los de otros guerrilleros, habrían sido enterrados en una fosa
común en medio de la pista, a unos 600 metros de distancia, del lugar
donde fueron encontrados y que esos restos habían sido suplantados por el
Gobierno Cubano con fines
políticos.
Las declaraciones del
agente de la CIA tuvieron inmediata repercusión en los medios de
difusión, sobre todo en la prensa reaccionaria de todo el mundo. Especial
divulgación encontró en
Argentina.
Sin embargo, el 17 de agosto de
1997, el periódico Clarín de Buenos Aires, publicó un
reportaje titulado “Intriga en Miami,” del periodista Rogelio
García Lupo, así como una entrevista al eminente
antropólogo forense argentino Alejandro Incháurregui, quien
trabajó en la identificación de los restos del
Che.
El periodista se refiere a una carta
enviada desde Miami, Florida, a diferentes destinatarios, firmada por Gustavo
Villoldo Sampera, otro de los agentes de la CIA que participó en
Vallegrande contra la guerrilla del Che. Las cartas están fechadas en
abril de 1997, y en ellas decía revelar el lugar donde se encontraban los
restos del Che, pero en realidad se trataba de desviar la atención para
obstaculizar el éxito de la misión de búsqueda o poner en
duda el hallazgo de los restos del
Che.
Con relación a estas cartas, el
periodista Rogelio García Lupo, escribió: “Esta
documentación coincidía en la pista de Vallegrande aunque fijaba
el punto exacto donde había que cavar a unos 200 metros del lugar donde
realmente fueron hallados. Agregaba otro dato erróneo: los restos del Che
habían sido enterrados junto a dos hombres, y no con seis de sus
compañeros, como finalmente se los encontró. En todo caso, quien
ofrecía esta orientación había participado
íntimamente en los días de la guerrilla y suministraba detalles.
El error era intencionado.
“La fuente
resultó ser el agente de la CIA, nacido en Cuba, Gustavo Villoldo, quien
efectivamente fue miembro de la dotación de la agencia de inteligencia de
Estados Unidos enviada a Bolivia desde que la guerrilla del Che inició
sus operaciones. Villoldo era conocido entonces como “Eduardo
González” y tuvo a su cargo el interrogatorio a Jorge
Vázquez Viaña...
“Ahora
Villoldo ofreció espontáneamente sus pistas sobre el lugar donde
estaba el cadáver del Che con su grueso margen de error que parece
inexplicable a la vista de sus antecedentes de hace treinta años. Pero es
razonable pensar que su discrepancia con el lugar y el número de
cadáveres que había en la fosa, estaba creando la base de una duda
pública sobre si los restos del Che le pertenecen o no...”
García Lupo concluía su
reportaje con la afirmación.”La batalla de la CIA contra el Che
continua, así, después de su
muerte”.
Con relación a la
entrevista al forense argentino, el periodista aseveraba que para Alejandro
Incháurregui no existían dudas en cuanto a la
identificación de los restos del Che y puntualizaba que el único
que la ha cuestionado era el agente de la CIA que participó de la
persecución y muerte de Ernesto Guevara. García Lupo le pregunta
al científico
argentino:
“¿La masa de
comprobaciones que ustedes han hecho son suficientes para tener la seguridad
más completa de que son los restos del
Che?
“-
Absolutamente.
“- Me refiero a este
ex-agente de la CIA que dice que pudo haber una sustitución de
restos...
“- Primero uno utiliza
métodos científicos verificables por cualquiera. La
identificación de los restos del Che resultó fácil por la
abundancia de datos premorten que había. Contábamos con las
radiografías de todas las raíces, de las piezas dentarias que
él tenía; teníamos medidas craneométricas,
teníamos fotos. El se hizo una ficha tropométrica y ficha
odontológica antes de salir de Cuba, a fin de ser identificados sus
restos si moría, con lo cual era una información
riquísima.
“- Un banco de datos
excepcional.
“- Excepcional...
Teníamos además algunos rasgos de él como la protuberancia
de los arcos superciliares. Además, una autopsia. Al Che le hicieron una
autopsia hace treinta años y las lesiones se fueron correspondiendo con
las de los restos óseos. Encontramos hasta el desgaste de los incisivos
superior derecho e inferior con los que mordía la pipa y era el
único esqueleto al que le habían amputado las
manos.
“- Discutir el tema del ADN
¿en qué puede afectar la credibilidad del
informe?
“- Hacer el ADN sería
una exquisitez. Estaría de más. La descalificación, viene
de un agente de la CIA no de un
científico.
“-
¿Habría una campaña en ese
sentido?
“- A mi me encantaría
porque sería muy fácil
desmentirla.
CONTINUARÁ
* Adys Cupull y Froilán González, son
miembros de la Unión de Periodistas e Historiadores, y de la Unión
de Escritores y Artistas de Cuba.
froilan@cubarte.cult.cu
Che con Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir