CUARENTA AÑOS SIN EL CHE
Por Alberto Híjar
Primer esquema.
Junio de
2007
1- Cuarenta años de derrotas y movimientos contestatarios vanos.
“Luchas electorales de menor cuantía, algún avance electoral
por aquí; dos diputados, un senador, cuatro alcaldías; una gran
manifestación popular que es disuelta a tiros; una elección que se
pierda por menos votos que la anterior: una huelga que se gana, diez que se
pierden; un paso que se avanza, diez que se retroceden; una victoria sectorial
por aquí, diez derrotas por allá. Y en el momento preciso, se
cambian las reglas del juego y hay que volver a empezar. En las fuerzas
progresistas de algunos países de América existe una
confusión terrible entre objetivos tácticos y estratégicos;
en pequeñas posiciones tácticas se han querido ver grandes
objetivos estratégicos”.
Así planteaba el Che en los días de la Crisis de Octubre de
1962, cuando Cuba pudo ser el centro de un enfrentamiento nuclear entre los
gobiernos de la URSS y Estados Unidos, la “Táctica y estrategia de
la revolución latinoamericana”. El párrafo lo incluye Roque
Dalton en Un libro para Lenin con el título de “De pasos
hacia atrás y de pequeñas colinas” por la parte que dice:
“son pequeñas colinas dominadas por el fuego de la
artillería enemiga. La colina parlamento, la colina legalidad, la colina
huelga económica legal, la colina aumento de salarios, la colina
constitución burguesa, la colina liberación de un héroe
popular...”. Y lo peor de todo, añade el Che es que hay que
portarse bien, “que no se le ocurrirá a nadie asaltar cuarteles, ni
trenes, ni destruir puentes, ni ajusticiar esbirros y torturadores, ni alojarse
en las montañas, ni levantar con puño fuerte y definitivo la
única y violenta afirmación de América: la lucha final por
su redención”. Tanto el Che como Roque optaron por la vía
armada y en ella y por ella fueron ejecutados, el Che por orden yanqui acordada
con el ejército de Bolivia y Roque por sus excompañeros que no
toleraron la crítica irónica del poeta armado.
Cuando fue asesinado en la escuela de La Higuera, parecía viable el
“crear dos, tres muchos Vietnam” que Pablo O’Higgins
escribiera en la pintura del 10 de octubre enviada a Cuba donde
desapareció. Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Venezuela,
Uruguay, Brasil, México, eran sedes de prueba de la “gran humanidad
que ha dicho basta y ha echado a andar “como proclama la II
Declaración de La Habana de 1962. Si Nicaragua venció, El Salvador
vencerá, gritamos en Managua al huir los Somoza en 1979 y enfrentar los
problemas de un pueblo insurrecto que al fin, no encontró
conducción revolucionaria y sí topó con la
corrupción de connotados comandantes. La debacle siguió con el
pretexto del derrumbe soviético y sus extensiones europeas. Ante China
descomprometida pero con intervenciones desafortunadas en el cuerno de
África y en Angola, la liberación de Africa tampoco
prosperó con el Che en el Congo donde los atavismos y la ausencia
político-militar lo obligaron a cancelar el proyecto revolucionario. Peor
le había ido en Salta en 1964 donde Ricardo Masetti desapareció
con el grupo devastado, algunos muertos por hambre a pesar del apoyo cubano. Ya
para los ochenta, la presidencia de Carlos Salinas en México
cumplió su encomienda contrainsurgente. Nada más patético
que el excomandante del ERP Joaquín Villalobos entregando su fusil al
presidente de México en la víspera de la firma en Chapultepec de
los acuerdos liquidadores de la revolución popular en El Salvador para
seguirla a Centroamérica toda como plantearan las FPL con el Comandante
Marcial al fin suicidado en 1983 luego del asesinato de la Comandante Ana
María. Decir desastre es poco en el México sin Lucio, Genaro, la
Liga 23 de Septiembre y con unas Fuerzas Armadas de Liberación Nacional
extinguidas con el desprendimiento del EZLN y su paradoja preferida de
transformar el mundo sin querer el poder. Con el civilismo rampante como
oposición a toda disciplina partidaria y el consiguiente proyecto de
largo plazo y el comunitarismo autocomplaciente instalado en el criterio de
verdad fundado en las carencias, todo parece perdido. Un imperio ha sido
construido con la inclusión del viejo imperialismo. Crece globalizado el
dominio capitalista y los estados-nación renuncian a su soberanía
para reducirse a administradores de los grandes consorcios y los grandes
organizadores como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional con sus
correspondientes reflejos regionales. En 2005, Enrique Iglesias, presidente del
Banco Interamericano de Desarrollo, orientó los trabajos de los ministros
de cultura latinoamericanos para impulsar la relación orgánica
entre la globalización y los proyectos de usos del patrimonio cada vez
menos nacional, de las artes, de las ciencias, de las técnicas, para
poner todo al servicio de la competitividad y el crecimiento de las inversiones
de los grandes consorcios blindados contra toda afectación
económica y política por las reformas de los estados de espaldas a
las naciones complejas. Joao Gilberto, ministro de cultura de Brasil,
amenizó la ceremonia de clausura donde brillaron los promotores de las
industrias culturales.
40 años de derrotas y desastres pero también de certezas de
oposición al capitalismo con un socialismo liberado de los defectos
soviéticos y de los obligados escarceos capitalistas de las nuevas
presidencias sudamericanas en el camino de liberación nacional con estado
benefactor. Todo esto exige crítica de la economía política
y ahí está el Che.
2- Tarde pero a tiempo aparecen los escritos del Che de crítica a la
economía política soviética. Se denunció su
ocultamiento por así convenir a las buenas relaciones entre Cuba y la
URSS y algún trotskista italiano insinuó el interés del Che
por esta tendencia. Lo cierto es que la publicación del llamado gran
debate conocido por las discusiones con Alberto Mora y Charles Bettelheim
sobre la ley del valor extinguible según el Che, el cálculo
económico cuantitativo cuando importa más lo cualitativo, la
planificación presupuestaria, en fin, la clásica relación
salario-precio-ganancia y estímulos morales y materiales para los
trabajadores, resulta la punta del iceberg de la crítica teórico
histórica del Che. Pero a raíz de la publicación de una
carta a Armando Hart, el histórico Ministro de Cultura de Cuba, el
escándalo resultó inocultable por la broma del Che sobre las
deficiencias del Manual de Economía Política editado por la
Academia de Ciencias de la URSS. Los textos inéditos tuvieron un
extraño destino al aparecer en garras de la editorial Mondadori de Silvio
Berlusconi mediante una operación consentida por el Centro Che Guevara
de La Habana y con la mediación de Gianni Miná. Cuando
parecía que todo esto sería instrumentado para desprestigiar a
Cuba y al Che, Ocean Press funda Ocean Sur y edita, al fin, las obras del Che
con un orden temático y un cuidado extremo. Apuntes a la
crítica de la economía política resulta un
acontecimiento al recoger el fragmento de una carta a Fidel con un rigor
analítico sorprendente, el plan del manual de economía
política alternativo al soviético, las síntesis de los
aportes de Marx, Engels, Lenin, Mao, los párrafos a discusión y
los correspondientes comentarios críticos y a manera de apéndice,
las actas de dos reuniones de la dirección del Ministerio de Industrias
donde, por lo visto, nadie desperdiciaba el tiempo en trivialidades, las cartas
con críticos ilustres como Huberman, Sweesy y Venturelli y un fragmento
de entrevista con el periódico egipicio El-Taliah (La Vanguardia),
de abril de 1965. El corpus discursivo Che adquiere por tanto, una
dimensión totalizadora de la crisis mundial y en especial, de la
latinoamericana. De aquel Che a la medida del humanismo burgués, no queda
nada frente al dominio económico-político reflexionado con tal
rigor, que explica al mundo para su transformación con todo y guerrilla y
hombre nuevo.
3- En la carta a Fidel de abril de 1965 (“A modo de
prólogo”, Apuntes críticos a la Economía
Política, Ocean Press, 2006) antes de su partida al Congo, el Che
afirma la “existencia claramente definida de por lo menos dos Lenin (tal
vez tres) completamente distintos: aquel cuya historia acaba
específicamente en el momento en que escribe el último
párrafo de El Estado y la Revolución donde dice que es
mucho más importante hacerla que hablar de ella y el subsiguiente en que
tiene que afrontar los problemas reales”. Para entonces, también
coexistían dos Ches: el guerrillero, el trabajador ejemplar, el
crítico y autocrítico radical en apropiación constante de
recursos teóricos y el presidente del Banco Nacional de Cuba devenido
Ministro de Industrias no sin insinuar su repudio al dinero al firmar Che los
billetes de uso diario ante el escándalo de los vigilantes de protocolos
que nunca faltan. Un tercer Lenin, un tercer Che, procuraron armonizar el
repudio radical del capitalismo con la construcción del tránsito
al socialismo. Lenin optó por la Nueva Política Económica y
la consolidación del Partido Comunista, el Che por la denuncia moderada
en Argel y en las reuniones tricontinentales de la necesidad de romper el domino
capitalista sobre el valor y los precios internacionales y sobre la necesidad de
que los procesos revolucionarios en países subdesarrollados contaran con
el patrocinio de la URSS.
4- Nada sin la construcción del sujeto histórico y social del
tránsito al socialismo. Todas las trampas de subsunción
capitalista admitidas como naturales por el Manual soviético,
tenían que ser denunciadas y contradichas con la formación
constante del sujeto socialista. Desde la tesis del guerrillero educador hasta
su afirmación categórica y escandalosa de liquidar la ley del
valor, hay una afirmación de apoyar en la educación y la cultura
contra la propiedad privada sobre los medios de producción y por el
internacionalismo revolucionario, como motores de transformación de las
relaciones de producción y los procesos industriales y agrícolas.
De aquí su repudio al cálculo económico como mera
consideración cuantitativa de la planificación y la consiguiente
exaltación de la productividad hasta llegar al stajanovismo, la manera
soviética de homenajear a Taylor y su reducción de los tiempos y
movimientos a la eficiencia sin más. Reducir las rupturas de todas las
marcas por emular al minero Alexander Stajanov en 1935, advirtiendo apenas la
reorganización productiva de la nueva división del trabajo.
Reducirlo todo a emulación productivista cuantitativa, tendría que
ceder el paso al ejercicio del trabajo voluntario sin presión alguna, con
orientación igual a superar la pura voluntad descrita en la carta a sus
padres desde la prisión para indocumentados de Miguel Schultz como
impulso inicial que conduce no a la inmolación sino a la plenitud, ese
escalón más alto de la humanidad. Humanidad socializada,
socialista como precisa Marx en sus Tesis sobre Feuerbach. Esta
orientación ha de crecer en la columna guerrillera hasta hacer del
combatiente un ejemplo para sus compañeros y para los vecinos. De
aquí los juicios y los castigos aparentemente exagerados a quienes roban
un poco de azúcar o evitan pagarle a un campesino el alimento. Quienes
son capaces de hacer algo así, serán capaces de traicionar. Los
diarios recogen estas experiencias valiosas más allá de lo
anecdótico porque apuntan a la construcción estratégica de
la vanguardia a la par de la retaguardia donde se apoya.
5- Tampoco el cooperativismo prueba a los koljoses como recurso socialista.
Triunfo en el capitalismo y freno en el socialismo, el cooperativismo es un
recurso organizativo en la tarea imposible y utópica de armonizar la
propiedad privada y el estímulo material con la propiedad de Estado
calificada como social por la URSS. La infiltración capitalista prevista
por Lenin en esta modalidad productiva, planteaba problemas de formación
de plusvalía imposibles de resolver con el Estado y la propiedad social.
La mecanización y el control de salarios, precios y ganancias más
parece orientar un capitalismo benefactor que el poder proletario. Si a esto se
añade el triunfalismo del Manual al considerar a la URSS en
tránsito al comunismo y acompañar esta exageración con la
mentira del éxito de los koljoses que el Che confronta con las cuantiosas
importaciones de trigo norteamericano, tiene que concluirse la urgencia de una
crítica a la economía política sin concesiones. La
afirmación de Engels sobre la importancia de los economistas ingleses al
materializar la crítica de la economía política sin
alcanzar la superación de la metafísica y la metahistoria con los
sujetos de sus tratados morales sobre la Libertad, tendría que aplicarse
a la construcción del tránsito al socialismo. La
consideración de la historia sin Sujeto y como proceso productivo, es
punto de partida para la construcción del socialismo sin declamaciones
sobre el Hombre y la Libertad. La mención a Althusser al inicio del Plan
Tentativo del nuevo manual de economía política, indica que el Che
estuvo al día de la crisis del marxismo bienvenida por Louis Althusser
para depurarlo de los vicios stalinistas. No supo el Che del caso Lysenko, ese
cientificismo que decretó antidialécticas las leyes de la herencia
y orientó la agricultura soviética de tal modo, que perdió
su autosuficiencia y ciertamente, tuvo que importar trigo yanqui. El
materialismo histórico y dialéctico tendría que ser
reconstruido.
6- Todo parece empezar con la respuesta a Alberto Mora y la
discusión con Charles Bettelheim. “Algunos pretenden liquidar la
ley de valor” ironizó el comandante Mora desde la revista de la
Reforma Agraria. El Che respondió rápido: esos algunos somos el
colectivo de dirección del Ministerio de Industrias y sí,
planteamos la extinción de la ley del valor con la dialéctica
entre la planificación y la transformación del trabajo y los
trabajadores desalentando los estímulos materiales a cambio del trabajo
liberado en y por el bien de todos. La subjetividad socialista contra la
conversión constante de dinero en mercancía y al revés,
resulta garantías del tránsito al socialismo.
En una de las reuniones del Ministerio de Industrias y en sus apuntes
personales, el Che considera el Plan, esto es, la implantación del
presupuesto como organizador nacional y socialista, como recurso superior a la
autogestión que en Yugoslavia restituyó el capitalismo. “El
sistema de cálculo del financiamiento presupuestario, del sistema de
monopolio, es más progresista que el sistema de
autogestión”, afirma en la reunión bimestral del Ministerio
de Industrias del 11 de julio de 1964 en coincidencia con la crítica a
los koljos soviéticos. Igual ocurre con las cooperativas, triunfo en el
capitalismo, retroceso en el socialismo. La ilusión de la propiedad
colectiva mantiene la propiedad privada, la propiedad estatal sobre los medios
de producción y termina por aislar la autogestión de la totalidad
productiva con la que tiene que negociar la circulación y la
valoración. Son obvias las consecuencias para las utopías del
socialismo en una sola comunidad. De aquí el momento difícil de
procreación del capitalismo monopolista de Estado que no hay que
confundir con el socialismo tal como alertó en 2007 el excomandante
sandinista Víctor Tirado ante los procesos de Argentina, Brasil y
Bolivia. Esta es la clave de los dos o tres Lenin advertidos por el Che: la
transición en condiciones desiguales que el Plan debe resolver en
“el eslabón más débil de la cadena”. Pero entre
lo que debe ser y lo que es, media el poder del Estado y el del Partido
imposibles de ocultar en la práctica con proclamas como las del Manual
soviético: “La clase obrera, después de aprender a proteger
el orden estatal frente a la anarquía de la pequeña propiedad,
después de aprender a organizar la producción en gran escala, en
escala de todo el país sobre la base del capitalismo de Estado,
tendrá entonces en las manos –disculpadme la expresión-
todos los tiempos y el afianzamiento del socialismo está
asegurado”. Anota el Che: “No se toma en cuenta el hecho de que cada
sistema económico conlleva una moral propia. Navegar en las
difíciles aguas del capitalismo de Estado para crear el socialismo exige
una escrupulosa vigilancia moral sobre los cuadros. Por el contrario, el
resultado ha sido que los cuadros se aliaron al sistema, constituyeron una casta
privilegiada y los problemas sociales que se plantearon tienen (o
tendrán) parecido con las de las democracias socialdemócratas del
norte de Europa (Suecia sobre todo)”. ¿Qué es un cuadro? como
titula el Che a uno de sus artículos periodísticos, es pregunta
crucial para dar con la clave de formación de los garantes subjetivos de
la producción, reproducción y valoración. Entre lo
necesario y lo posible, están ellos y por tanto, los dirigentes como el
mismo Che, tienen que ser ejemplares.
7. Objeta también el Che la afirmación del manual sobre
“el capitalismo monopolista de Estado (que) es la preparación
material más completa para el socialismo, su antesala, un peldaño
de la escala histórica entre el cual y el peldaño llamado
socialismo no hay un peldaño intermedio”. Comenta el Che:
“sólo que para materializarse necesita la explosión de las
contradicciones. Aquí se podría preguntar si no se puede hacer
valer lo que Lenin decía para los pueblos atrasados de si ¿no se
podrá saltar completa la etapa?”. Introducir el problema del
desarrollo desigual y combinado y “el eslabón más
débil” apunta a los dominios internacionales y ciertamente exige
enfrentar a las contradicciones no la disciplina ciega del Partido y del Estado,
ni “la biblia que es el Manual porque desgraciadamente la biblia no es
El Capital aquí, sino el manual”. En tono coloquial, en
reunión del Ministerio de Industrias del 5 de diciembre de 1964, el Che
añade sobre el sistema presupuestario “una bronca encendida
ahí, muy violenta, muy amarga y como todas las broncas de este tipo poco
flexible, poco generosa en el reconocimiento de las opiniones ajenas. Y en toda
una serie de aspectos yo he expresado opiniones que pueden estar más
cerca del lado chino. En la guerra de guerrillas, en la guerra del pueblo, en el
desarrollo de todas esas cosas, el trabajo voluntario, el estar contra el
estímulo material directo como palanca, toda esa serie de cosas que
también plantean los chinos y como a mi me identifican con el Sistema
Presupuestario también lo del trotskismo surge mezclado. Dicen que los
chinos también son fraccionalistas y trotskistas y a mi también me
meten el sambenito”. De aquí sus notas Sobre la
Contradicción, obra clave de Mao Tse Tung para concluir: “la
ley del desarrollo desigual es la de la naturaleza no del sistema social
imperante: por lo tanto, en los propios países socialistas hay un
desarrollo desigual que se transforma, mediante el comercio, en un intercambio
desigual o lo que es lo mismo, en la explotación de unos países
socialistas por otros”. Grave conclusión concretada en “las
contradicciones en el seno del pueblo” advertidas por Mao para evitar la
fetichización y nunca perder de vista la constante guerra de
liberación, a la china, a la vietnamita. La sospecha de trotskismo es por
la crítica al socialismo en un solo país por la necesidad de
Revolución permanente.
El sentido emancipador del socialismo es puesto así en
situación concreta donde la construcción del sujeto social e
histórico es el gran recurso. Desde el planteamiento del guerrillero como
educador, la dureza en los castigos a los infractores de la disciplina
guerrillera, el ejemplo propio del trabajo manual voluntario, los llamados al
internacionalismo, la crítica al Manual y a toda reducción
doctrinaria y voluntarista del marxismo-leninismo, se construye la
dialéctica histórica entre la crítica de la economía
política y el Hombre nuevo.
8. La emulación es recurso para resolver “el problema de
cómo aprovechar el impulso de la gente, entusiasmarlos; hacer de las
unidades fabriles, de las unidades de producción, centros en que toda la
gente funda su entusiasmo ahí, eso lo hemos logrado solamente a
medias”. Narra luego una jornada de trabajo voluntario en la que él
mismo no hacía sino mirar el reloj en vista del tiempo perdido,
desperdiciado. Por tanto, “la identificación del hombre con el
trabajo es algo que hay que conseguir, hay que organizarlo...”. El cuadro,
la emulación como reconocimiento de los mejores, son garantía de
la reproducción social sin dejar de apreciar los peligros de la
burocracia como deformación de quienes asumen como doctrina, como Biblia,
las orientaciones desde arriba, como decían los sandinistas para
reducir las correas de transmisión al seguidismo. Ante
trabajadores industriales, el Che invitado a una ceremonia del proceso
productivo, denunció los fósforos que se quedan embarrados al
tratar de encenderlos, la negrita que sabe a linimento y no sustituye a la
Coca-cola. “Calidad es respeto al pueblo” sintetizó para
advertir la dimensión económico-política de la
emancipación socialista. “El trabajo es un premio en cientos de
casos, un instrumento de educación en otros, jamás un
castigo” dice en la larga carta a Carlos Quijano reducida por los editores
al título del hombre nuevo. “Se trata, precisamente, de que el
individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y
con mucha más responsabilidad”.
9. Una mala comprensión de la retaguardia obstaculiza la
construcción del socialismo. La definición político-militar
plantea la necesidad dialéctica de la retaguardia como garantía
logística y de reproducción social. Esto resulta incongruente con
el proceder de las guerrillas de Salta y Boliva en especial, pero la
traición del Partido Comunista Boliviano y el apresuramiento de las
acciones en Salta por la infiltración del grupo, exigirían
corregir la tesis del foco guerrillero difundida por Regis Debray. No es que sea
deseable el foco, sino que hace viable la formación de bases de apoyo
sobre todo ante traidores que quieren dirigir la revolución desde su
escritorio con el acoso corruptor del enemigo actuando con todos sus recursos.
Tampoco es un humanista el Che en el sentido de creer en el Hombre por
encima de la lucha de clases. Otra cosa es fundar en la crítica de la
economía política, la necesidad de “vivir conforme a las
leyes de la belleza” según plantea Marx al comunismo adelantado
como tendencia de trabajar para la especie humana y no para el provecho
individual. No hay mención de estas tesis de los Manuscrito
económico-filosóficos de 1844 en los textos del Che, pero el
“pensar por cuenta propia” recomendado por Marx hace de la
práctica teórica una parte fundamental de la contribución
revolucionaria del Che.
10. Su repudio al realismo socialista por mecanicista y subordinado al
Estado y al Partido y su denuncia de los intelectuales y artistas en jaula
invisible donde hacer piruetas premiadas con el maní que les tira la
burguesía, son parte sustantiva de la conclusión sobre el ser
comunista: “somos más libres por ser más plenos, más
plenos por ser más libres”. A los reunidos en La Habana por la
Unión Internacional de Arquitectos los invitó a apropiarse de la
técnica con sentido emancipador, para producir los espacios exigidos por
las relaciones liberadas del mercantilismo. La riqueza humana liberada de
consumismo y propiedad privada, ha de ser construida desde ahora cuando el
dominio globalizado del capitalismo exige la crítica de todo lo
existente: desde la devastación del planeta hasta la acumulación
más inequitativa de la historia con procesos de producción donde
el proletariado ha desaparecido, como sostienen Negri y Hardt, en la
contratación individualizada, la liquidación de hecho de los
contratos colectivos de trabajo, la privatización financiera de la
seguridad social, la proliferación de la economía informal, en
fin, el capitalismo por desposesión descrito por Harvey a lo que
habría que agregar la crítica del Che sobre el militarismo que
impidió a la Unión Soviética darle un sentido social al
excedente productivo. Totalizar la crisis, advertirla de muerte para el
capitalismo en su fase imperial incluyente del imperialismo militarista yanqui,
exige ir a la raíz económico-política y a su
reproducción social.
A la par, hay que salirle al paso a las reducciones deformantes. El Che no
es sólo la foto de Korda y la mitificación religiosa, no es el
humanista contrastante con el guerrillero derrotado y aficionado a la
economía por exigencias de su trabajo estatal. Es totalizante en su
crítica a la economía política, sobre todo la
soviética, es un internacionalista clarificador de las dificultades y
recursos de la vía armada, es un claro analista de los dos o tres Lenin y
también de los dos o tres Ches. Reintegrar la unidad discursiva
revolucionaria de la teoría eminentemente práctica del Che puede
resultar un recurso de alto poder revolucionario para transformar los
límites del capitalismo de Estado benefactor en el que se instalan
comodinos los reformistas de siempre alejados de la construcción del
sujeto del socialismo necesario.
La acción directa sin más no es del Che. La consigna
leninista de la teoría revolucionaria como condición de la
práctica revolucionaria exige precisión de la fase
histórica y de la transición socialista. Para liberarse de los
fetiches del Estado, del partido, de las “Biblias”, ahí esta
el Che. Con el lamento de no haber tenido a mano hace cuarenta, treinta o veinte
años sus apuntes a la economía política y todos sus
diarios, crece la certeza de prever cómo avanzar.
Junio de
2007.
Che comandante