2007, 50 años sin Diego Rivera
Los Murales de la SEP /1
Visitas guiadas con el maestro Híjar
Como parte de las actividades relacionadas
con la presencia de Diego Rivera, en el 50 aniversario sin él, el Frente
de Trabajadores de la Energía (FTE) y el Taller de Construcción
del Socialismo (TCS) organizamos un programa de visitas guiadas a los murales de
Diego. La primera visita se realizó el 3 de marzo de 2007 y fue conducida
por el maestro Alberto Híjar, coordinador del TCS, profesor de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), estudioso de la
plástica mexicana, de la historia universal del arte, torero y marxista
de tiempo completo y de toda la vida.
En una conmovedora y magistral
explicación, el maestro Híjar fue describiendo la obra de Rivera,
señalando el contexto en que se habían realizado los murales, la
situación política del momento, la significación de la
pintura mural de Rivera, así como, sus implicaciones estéticas y
políticas. Con detalles, anécdotas e interpretaciones
políticas, el maestro Híjar guió a los asistentes por las
diversas áreas del edificio de la Secretaría de Educación
Pública (SEP) en el centro histórico de la ciudad de
México.
Respecto de la contribución política de
Diego Rivera, el maestro Híjar (2004) se refirió a varios aspectos
que fueron publicados por la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro),
ampliando en su conversación los detalles que, en cada momento,
aparecían reflejados en los frescos de la SEP. La disertación
entre amigos del maestro Híjar fue más rica e interesante de lo
imaginado. En una forma amena y relativamente sencilla dio una lección
para los trabajadores, mejor y más amplia de lo publicado en libros. Por
ello, grabamos un audio que será editado por el FTE para recrear la
plática en cualquier momento pues es realmente difícil
resumirla.
En esta parte, se presenta una introducción a los
murales de la SEP y, en la segunda, se harán referencias a la
explicación de los mismos con los comentarios del maestro
Híjar.
La realización de los murales
Siendo José Vasconcelos, ministro de
educación durante el régimen de Alvaro Obregón, se
inauguró el edificio de la SEP en junio de 1992. Para decorarlo, fueron
llamados Diego Rivera y tres asistentes: Xavier Guerrero, Amado de la Cueva y
Jean Charlot.
Rivera eligió la pintura al fresco. Para sus
primeros murales trató de utilizar una pasta de nopal como un agente
aglutinante. Fue un error, porque la materia orgánica se descompone
dejando manchas. Después de cuatro años fue concretado el gran
proyecto nunca antes visto.
Los murales, pintados en estilo figurativo
clásico, se basaron en los ideales revolucionarios exaltando la herencia
indígena cultural mexicana.
La realización del trabajo no
estuvo exenta de dificultades internas entre el propio grupo y con otras
situaciones políticas externas. En enero 1924, Vasconcelos
presentó su renuncia a la SEP misma que no fue aceptada por
Obregón. Aprovechando el momento, en junio, sectores conservadores
produjeron disturbios en la capital y un grupo de estudiantes atacó los
murales pintados por David Alfaro Siquieros y José Clemente Orozco en la
Escuela Nacional Preparatoria exigiendo que los trabajos fueran suspendidos. La
obra de Diego fue amenazada, de hecho, los vándalos creyeron que
habían destruido sus murales.
El Sindicato de Pintores y
Escultores se manifestó solidario “en contra de nuevas
profanaciones de las pinturas murales” no obstante que Diego había
renunciado poco antes a la organización. En julio se hizo efectiva la
renuncia de Vasconcelos. Durante el cambio de secretario, Diego trabajaba en la
escalera de la secretaría. José Puig sucedió a Vasconcelos,
Diego siguió pintando. En 1928, Diego y sus asistentes habían
pintado 235 paneles individuales de frescos, de los cuales, 116 son los trabajos
fundamentales en un área de 3 mil metros cuadrados.
Los murales de la SEP
Diego empezó a decorar al fresco el primer patio de la
SEP en septiembre de 1922. (DiegoRivera 2007). Los murales están
divididos de acuerdo a la arquitectura del edificio colonial en dos patios
adyacentes cada uno con dos pisos.
De 1923 a 1928 pintó al fresco
los muros de los corredores del recién estrenado edificio de la
Secretaría de Educación Pública. En general, los del patio
anterior están destinados a escenas del trabajo (planta baja), las
ciencias (primer piso) y las artes (segundo); y los del posterior, a las
fiestas, a los escudos de las entidades de la República y a otros temas
como La repartición de tierras, La celebración del 1º de
mayo y El mercado. En el vestíbulo de los elevadores
exaltó a las Mujeres de Tehuantepec y en el cubo de la escalera
desarrolló una gran visión de México. En esta monumental
composición privan, como novedades, los tipos, las escenas y las
costumbres nacionales; la franca difusión de los avances e ideales
revolucionarios; y la contraposición de la trinidad positiva -obrero,
campesino y soldado- ante los símbolos del capitalismo, el clericalismo y
el militarismo (Colegio Nacional 2007).
En el segundo piso del Patio de
las Fiestas, están 26 paneles que ilustran tres corridos revolucionarios:
la Balada de Zapata, la Revolución Mexicana Agraria de 1910
y Así Será la Revolución Proletaria (Rochfort
1993).
En el tercer nivel del patio de la SEP se escribe una
narración del Corrido de la Revolución dividida en dos partes,
La Revolución Agraria y la Revolución Proletaria. El
último empieza con el mural conocido como Balada de la
Revolución o Arsenal de Armas. En éste, Diego
retrató a Julio Antonio Mella, revolucionario cubano exilado en
México; en el centro se observa a Frida Khalo entregando rifles y
bayonetas a los trabajadores; también se incluyó a Siqueiros, a
Mella y a Tina Modotti (Triadó y García 2004).
La descripción de Diego
En Encuentros con Diego Rivera (Rivera & Coronel
1963) está una referencia, publicada por Gladys March, de los murales
descritos por el propio Diego.
“El edificio de la Secretaría
es un enorme rectángulo de piedra y mampostería de dos cuadras de
largo y tres pisos de alto. Está dividido en dos mitades desiguales, a la
más grande de las cuales denominé el Patio de las Fiestas y a la
más pequeña el Patio del Trabajo, de acuerdo a los murales que
pinté en sus paredes.
“Organicé el trabajo de la
siguiente manera: en la parte baja del Patio del Trabajo pinté frescos
del trabajo industrial y agrícola; en el entresuelo, frescos de las
actividades científicas, y en el primer piso, frescos que representan las
Artes, la Escultura, la Danza, la Música, la Poesía, la Epica
popular y el Teatro.
“En el Patio de las Fiestas, utilicé
un esquema análogo. En la planta baja, frescos representando los grandes
festivales del pueblo; en el entresuelo, frescos de festividades de importancia
predominantemente intelectual, y en el primer piso los frescos de las grandes
canciones basadas en la música popular, música que expresaba la
voluntad del pueblo y sus revolucionarios deseos desde los tiempos de la
independencia del país hasta la
Revolución.
“También pinté dos paredes de una
escalera empinada y de un corredor que llevaba al elevador. En todo este trabajo
cada fresco representaba una unidad individual y separada en sí misma,
pero todos estaban interrelacionados.
“Los trabajos de la gente
que dibujé en el Patio del Trabajo fueron la hilandería, la
tintorería, la agricultura y la minería. Como en la vida la suerte
de los trabajadores no es fácil pinte a los mineros, por ejemplo,
entrando a la mina, en un panel, y saliendo en el adyacente, fatigados y
exhaustos. Entremezcladas con estas escenas había otras que mostraban
cómo puede el pueblo lograr su redención. En un fresco
pinté a una profesora rural en su noble misión, mientras
campesinos armados hacían guardia; en otro, guerrilleros peleando para
liberar a los peones. Varios otros frescos representaban la
redistribución de la tierra.
“En el Patio de las Fiestas
representé un contrastado aspecto de la vida mexicana. Aquí, la
gente se volvía de sus trabajos extenuantes a su vida creadora, sus
alegres matrimonios y sus vivaces fiestas: la Quema de los Judas, la
Danza del Venado, la Danza de las Tehuanas, la Danza de los
Listones, la Danza de la Cosecha del Maíz, la Danza del
Día de Mayo y otras. Además pinté lo que podría
llegar a ser un gran puente de felicidad para los indios mexicanos si se llevaba
a cabo: escenas que mostraban la autosuficiencia del ejido, la tierra dada a los
indios para que la cultivaran.
“Por toda la escalera seguí
pintando con el mismo feliz y profético espíritu. Hice una pintura
interpretativa del paisaje mexicano elevándose desde el mar hasta las
montañas, planicies y picos. Aparejada a esta representación del
paisaje había una visión simbólica del progreso del hombre.
Figuras alegóricas representaban los estadios ascendentes de la
evolución social del país a través de las revoluciones
populares, desde una sociedad primitiva hasta el liberado y pleno orden social
del futuro”, dijo Diego Rivera (March 1963).
Referencias
• Colegio Nacional 2007, Biografía de Diego Rivera, en www.colegionacional.org.mx
• Híjar 2004, Diego Rivera: Contribución Política, UAGro.
• DiegoRivera 2007, Diego Rivera, en www.diegorivera.com
• March G. 1963, Rivera. Mi arte, ni vida, Herrero.
• Marín G., Coronel J. (coords.) 1993, Encuentros con Diego Rivera, Siglo XXI.
• Rochfort D. 1993, Mexican Muralists, Chronicle Books.
• Triadó J.R. (coord), García L. 2004, Diego Rivera, Susaeta.
Balada de la
Revolución o Arsenal de Armas, de Diego Rivera, fresco, 2.03 x
3.98 m., muro sur de la Secretaría de Educación Pública,
México, 1928. Entre los personajes aparecen David Alfaro Siqueiros
(izquierda), Frida Khalo (centro), Julio Antonio Mella y Tina Modotti
(derecha).