2012, Inicio de la Era del Sexto Sol
La energía del Sol
El Sol es una estrella que, como tal,
brilla con luz propia. La luminosidad, proviene de la energía generada en
su interior profundo mediante un conjunto de reacciones termonucleares de
fusión. Estas reacciones utilizan a los átomos ligeros y
pueden fusionarse a temperaturas de 10 a 15 millones de grados. Como
consecuencia, se libera una gran cantidad de energía que se transporta
por los mecanismos de radiación y convección, a través de
las correspondientes zonas radiativa y convectiva. Este conocimiento fue el
resultado de numerosos estudios previos, investigaciones y descubrimientos.
Actualmente, continúa el desarrollo de la nucleosíntesis
estelar para distintos diversos tipos de estrellas. Las presentes ideas son,
solamente, una versión de física nuclear básica escrita
para obreros.
El descubrimiento de la radiatividad
En 1895, Wilhem Roentgen descubrió un tipo de
radiación desconocida a la que llamó X. Hoy se sabe que esos
“rayos X” son radiación electromagnética de longitud
onda muy corta. Al año siguiente, Henry Becquerel encontró que el
elemento Uranio (U) emitía unas radiaciones parecidas. A este
fenómeno nuevo, Becquerel le llamó “radiactividad”.
Después se descubrieron otros elementos radiativos. Marie Curie
realizó estudios químicos intensivos descubriendo al
Polonio (Po) y al Radio (Ra). Ernest Rutherford y Frederick Soddy
sugirieron que el fenómeno de la radiatividad se debe a la
transformación espontánea de los átomos de un elemento
pesado en otro.
Se encontró que las radiaciones descubiertas se
emiten por los núcleos atómicos, se trata de radiaciones
nucleares, que se caracterizan por penetrar a la materia y ionizarla a su paso.
Se descubrieron 3 tipos de radiaciones llamadas alfa (α),
beta (β) y gamma (γ). Las primeras son núcleos
(partículas) del elemento helio, las segundas son electrones
(partículas) y, las terceras, son radiación
electromagnética de longitud de onda muy corta.
La energía
de las radiaciones se mide en electrón-volts (eV) o megaelectron-volts
(MeV) equivalente a 1 millón de eV. Las radiaciones nucleares son muy
energéticas, especialmente las radiaciones alfa, y tienen una vida media
variable pero puede ser, también, muy larga. Por ejemplo, el átomo
radiativo del uranio-238 tiene una vida media de 4 mil 500 millones de
años. Otros elementos como el tecnecio-99, utilizado en la medicina
nuclear, tienen una vida media de solamente algunos segundos.
En 1898,
J.J. Thompson midió la carga del electrón. En 1900, Max Planck
sugirió que la energía de la radiación puede ser
cuantizada, es decir, se emite en cantidades discretas, formulando la
teoría cuántica. En 1905, Einstein propuso la existencia de un
cuanto de luz (el fotón), al estudiar el efecto fotoeléctrico. En
1911, Ernest Rutherfor probó la existencia del núcleo
atómico como resultado del experimento de dispersión de
partículas alfa realizado por Hans Geiger y Ernest Mardsen. En 1913,
Niels Bohr construyó una teoría de la estructura atómica
basado en las ideas de la mecánica cuántica y propuso un
núcleo central y electrones moviéndose alrededor en órbitas
bien definidas. Werner Heisenberg, en 1927, demostraría que ese modelo
atómico era incorrecto.
La energía del núcleo atómico
En 1919,
Rutherford logró romper un núcleo atómico al bombardear un
átomo de Nitrógeno (N) con partículas alfa. De esta
manera, un átomo de Nitrógeno-14 fue transformado en otro
átomo pero de Oxígeno-16.
La diferencia entre los
llamados isótopos de un elemento reside en el diferente número de
protones y neutrones que tienen en el interior de sus núcleos, es decir,
los isótopos tienen el mismo número atómico (el mismo
elemento) pero diferente número de masa (formado por los protones
más los neutrones). Con el descubrimiento de los isótopos se dio
un trascendente paso al demostrarse que no solamente el átomo (que se
consideró indivisible por 2 mil años) tiene estructura sino que,
el mismo núcleo atómico, tiene también estructura formado
precisamente por protones y neutrones, el primero portador de carga
eléctrica positiva y, el segundo, eléctricamente neutro. El
núcleo más sencillo es el de Hidrógeno formado por un
protón y un neutrón. Un núcleo de Hidrógeno pesado
se llama Deuterio (formado por un protón y dos neutrones); un
núcleo de Hidrógeno superpesazo se llama Tritio (formado por un
protón y tres neutrones).
En 1931, James Chadwick
descubrió al neutrón (partícula sin carga eléctrica)
y, en 1933, Carl Anderson descubrió al positrón (la
antipartícula del electrón o antielectrón, de carga
positiva). Luego, George Gamow hizo cálculos teóricos tendientes a
utilizar protones como proyectiles. En 1931, Crokcroft y Walton,
desarrollaron una máquina para acelerar protones logrando romper a un
átomo de Litio en dos partes iguales, cada una consistente en un
átomo de Helio (He). En esta ocasión se liberaron grandes
cantidades de energía resultado de la reacción.
Más
tarde, Robert van der Graaf inventó una máquina para acelerar
partículas en campos eléctricos muy fuertes; otro tanto hizo
Ernest Lawrence. Surgieron los aceleradores de partículas que
tomaron nombres como ciclotrón, sincrotón, bevatrón,
cosmotrón, etc.
Actualmente, existen grandes aceleradores de
partículas en Estados Unidos (p.e., Fermilab, en Illinois) y Suiza (p.e.,
el CERN de Ginebra) donde se realizan grandes experimentos: Los aceleradores de
partículas se aplican, también, con diversos propósitos,
médicos e industriales, en Japón y varios países
más. El conocimiento actual del átomo está explicado por el
llamado Modelo Standard de las Partículas Elementales que considera a las
4 fuerzas de la naturaleza (gravitación, electromagnética, nuclear
fuerte y nuclear débil) y a las interacciones de 12 partículas (6
quarks y 6 leptones) como constituyentes básicos del universo
visible.
Las reacciones termonucleares
En 1924, Louis De Broglie propuso que la materia
tiene propiedades de onda. En 1926, Edwin Schrödinger desarrolló la
mecánica ondulatoria formulando un nuevo modelo atómico que
describe a los electrones no como pequeñas partículas que giran
alrededor del núcleo atómico sino como una función de onda,
ψ, el cuadrado de la cual representa la probabilidad de presencia en una
región limitada del espacio; la zona de probabilidad se conoce como
orbital. El mismo año, Max Born le dio una interpretación
probabilística; G.N. Lewis propuso el nombre de fotón para
un cuanto de luz. En 1927, Werner Heisenberg formuló el llamado
Principio de Incertidumbre.
En 1928, Rutherford realizó un
experimento bombardeando un blanco de uranio con partículas alfa,
emitidas por el Polonio-214, encontrando que éstas podían penetrar
a los núcleos de los átomos de uranio. George Gamow explicó
el fenómeno mediante la mecánica ondulatoria desarrollada apenas
dos años antes. La desintegración alfa de los núcleos
radiativos no podía explicarse con la mecánica clásica
pero, con la interpretación cuántica, se pudo explicar
teóricamente. Cuando esas partículas penetran en el núcleo
atómico alteran la estructura interna y producen una
transformación artificial de un elemento químico en
otro.
Al año siguiente, Fritz Houterman y Robert Atkinson
realizaron estudios para tratar de entender si la energía en el interior
del Sol y otras estrellas podía explicarse por medio de las
transformaciones nucleares que se originan a las temperaturas extremadamente
altas que existen en el núcleo solar. Se utilizaron las condiciones
físicas del interior del Sol propuestas por Arthur Eddington (1926),
así como la teoría cuántica que da la probabilidad de
penetración de dos partículas que chocan a gran velocidad.
Entonces, se calculó la velocidad de reacción termonuclear entre
diferentes elementos encontrándose que las únicas reacciones que
podrían liberar suficiente energía para mantener la
reacción observada son las que ocurren entre los núcleos de
Hidrógeno y los de otros elementos ligeros que no pudieron ser
identificaos en ese momento. Después, George Gamow y Eduard Teller
obtuvieron datos más precisos sobre las propiedades nucleares.
La
fusión termonuclear de un cierto elemento se llama “quemado”
(nuclear) de este elemento. Dependiendo de las propiedades de las tasas de
reacción nuclear se tienen diferentes “quemados” separados
por apreciables diferencias de temperatura.
Los ciclos del carbono-nitrógeno-oxígeno
Primero, se estudiaron las
reacciones termonucleares entre el Hidrógeno y otros elementos. Hay pocas
reacciones que pueden explicar la producción de energía en el Sol.
La reacción de un átomo pesado de Hidrógeno o Deuterio con
otro similar es muy rápida, lo mismo que la reacción entre un
átomo de Litio y un protón (núcleo del átomo de
Hidrógeno ligero). Por otra parte, la reacción entre el
Oxígeno-16 y un protón, o entre el Silicio-28 y un protón,
son muy lentas. Quedaba, entonces, el Carbono (C) y el Nitrógeno (N)
reaccionando en el Hidrógeno (H). Hoy, para ciertas estrellas,
también se incluye al Oxígeno (O). A estos ciclos se les llama
Ciclos CNO.
Hans Bethe y Carl von Weizsäcker encontraron que
el grupo de reacciones en las que intervienen el Carbono y el Nitrógeno
constituyen un ciclo que se repite mientras dura el Hidrógeno. Los
núcleos de Carbono y Nitrógeno pasan a través de una serie
de transformaciones y reaparecen al final de cada ciclo; se dice que
actúan solamente como catalizadores.
Esto último es muy
importante porque la duración total del ciclo es de 6 mil 500 millones de
años y, si no se regeneraran el Carbono y el Nitrógeno las
reacciones nucleares cesarían muy pronto y el Sol dejaría de
brillar. Lo que sí se consume es Hidrógeno, el cual se convierte
en Helio. El Sol está hecho de Hidrógeno en un 70%, cantidad
suficiente para que dure brillando algunos miles de millones de
años.
El neutrino solar
Una de las formas radiativas de desintegración se
debe a las emisiones de radiaciones beta o electrones. James Chadwick, en 1914,
descubrió que estás partículas no se emiten con una sola
energía sino con amplio espectro de energías. Eso parecía
violar la ley de la conservación de la energía. Sin embargo,
Wolfang Pauli planteó que, al tiempo que se emite la partícula
beta, también se emite otra partícula-onda llamada neutrino
la cual no tiene carga eléctrica pero sí tiene alguna masa aunque
considerablemente pequeña.
Esta radiación se emite del
núcleo del Sol en todas direcciones, interactúa muy
débilmente con la materia, se mueve a la velocidad de la luz y es muy
difícil de detectar aunque se sabe que un mar de neutrinos proveniente
del Sol cubre a la Tierra día y noche.
En 1934, Enrico Fermi
desarrollo una teoría matemática de la desintegración beta.
Después, se realizaron varios experimentos para detectar a los neutrinos.
En 1968, Raymond Davis “capturó algunos neutrinos ... pero no los
suficientes”. En 1977, Ramaswany S. Raghavan propuso experimentos
similares. El éxito experimental ha sido mínimo, sin embargo, la
teoría sigue en desarrollo.
Hoy en día, se consideran
necesarias a 3 generaciones de neutrinos con masa distinta y sigue abierta el
área de la astronomía y astrofísica de neutrinos. El tema
es motivo de estudio en los campos de la física de partículas
elementales y en cosmología
física-matemática.
Las cadenas protón-protón
En 1938, Charles Chrisfield
propuso una idea diferente a la de Bethe & von Weizäcker para la
generación de energía en el interior del Sol. Se propuso que un
protón podía chocar con otro para fusionarse dando como resultado
a un deuterón (o Hidrógeno pesado) a través de la siguiente
reacción
1H + 1H → 2H +
e+
es, decir, un protón o Hidrógeno ligero (1H)
más otro protón se transforma en un deuterón
(2H), ó átomo de Deuterio, más un
electrón positivo o positrón (e+). Después, los
núcleos de Deuterio se combinan con otros protones y forman, al final, un
núcleo de Helio-4 (4He). Así, la fusión de 4
protones conduce al mismo resultado que el Ciclo de Carbono.
Las
reacciones termonucleares dependen de la temperatura. Durante la fase llamada
del quemado de hidrógeno, las cadenas protón-protón
(pp) requieren menos temperatura que los ciclos de CNO. En el caso del
Sol, las cadenas pp constituyen el proceso principal pero, en otras
estrellas más calientes, los ciclos CNO, e incluso, otras reacciones
dominan. De hecho, en las condiciones de temperatura del interior estelar, las
cadenas pp y los ciclos CNO operan simultáneamente.
Partículas
elementales y núcleos que intervienen en las reacciones termonucleares de
fusión
partículas
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e– e+ γ ν p α
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electrón protón fotón neutrino protón alfa
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núcleos
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Símbolo
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Nombre
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Composición en
protones y neutrones
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H D 3He 4He 7Li 7Be 8Be 8B
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Protón Deuterio Helio-3 Helio-4 Litio-7 Berilio-7 Berilio-8 Boro-8
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p p,
n 2p, n 2p,
2n 3p, 4n 4p,
3n 4p, 4n 5p,
3n
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La masa del Sol se convierte en energía
El Sol brilla luminoso porque parte de su masa se
está convirtiendo continuamente en energía. Se pierden 4,200
millones de kg por segundo. Cada año tiene 31 millones 557 segundos y el
Sol ha brillado durante más de 4 mil 500 millones de años y
podrá hacerlo un lapso similar más. En cada reacción
nuclear se produce una cierta cantidad de energía; la energía
liberada en conjunto es la que permite la evolución del Sol.
Pero
la energía del Sol no ocurre solamente porque pierde masa, sino como
resultado de las reacciones nucleares. Es decir, el Sol no se va a desintegrar o
apagar porque pierda toda su masa; ésta, tampoco desaparecerá
cuando se haya agotado su Hidrógeno. De hecho, el Sol pierde solamente el
0.727% de su masa al convertir todo el Hidrógeno en Helio. Esa cantidad
de masa perdida (llamada defecto de masa) es la que se convierte en
energía a través de la fórmula de Einstein,
E=mc2, donde c representa a la velocidad de la luz.
Cada segundo, se están convirtiendo 580 mil millones de kg de
Hidrógeno en Helio.
Pero el Sol no está formado solamente
del Hidrógeno, el 28% es de Helio y el 2% restante está
constituido por otros elementos más pesados o “metales”. Sin
embargo, el Sol no “quemará” todo su Helio porque no
tendrá la posibilidad de alcanzar en su núcleo las altas
temperaturas que se requieren. Antes, se producirán otras
transformaciones. No obstante, al menos otros 7 mil millones de años,
seguirá brillando el Sol.
Con base en estos principios para la
generación de energía es se hacen esfuerzos en el mundo para
dominar en la Tierra los procesos de Fusión Termonuclear Controlada y
lograr una fuente prácticamente inagotable de energía en grandes
dispositivos llamados “Tokamak”. Uno de los proyectos más
importantes es el Reactor Experimental Termonuclear Internacional (ITER). En
términos de energía liberada, la reacción Deuterio-Tritio
se considera la más eficiente.
Referencias.
• Asimov I. 1983, El Sol brilla Luminoso, Plaza&Janes.
• Bahen D. 2007, La Energía del Sol, FTE de México.
• CERN 2007, Teaching Standard Model at High School, CERN; en http://teachers.web.cern.ch
• E70 2005, La Energía de las Estrellas, en energía 5 (70) 16, FTE de México.
• E86 2007, La Estructura del Sol, en energía 7 86) 54, FTE de México.
• Ucar 2007, El Proceso de Fusión del Hidrógeno, en www.windows.ucar.edu
• Gamow G. 1967, Una Estrella llamada Sol, Espasa-Calpe.
• Ucar 2007, El Proceso de Fusión del Hidrógeno, en www.windows.ucar.edu
• Wikipedia 2007, Atomo, en www.wikipedia.org
Las energía del Sol se genera en su núcleo
Reacciones nucleares que ocurren en el interior del Sol
Reacción
nuclear utilizada en un reactor de fusión