2007, 50 años sin Diego Rivera
La creación
Diego regresa de Europa a México
Después de estar en
España, Francia e Italia, “en el centro del mundo de la
plástica, donde los colores y las formas existían en su estado
puro”, como el mismo Diego dijo.
Cuando Diego Rivera regresa a
México, luego de su estancia por varias partes de Europa, la
Revolución Mexicana había sido violentamente interrumpida con el
asesinato de Zapata. En 1921, Alvaro Obregón ocupaba la presidencia del
gobierno y había nombrado a José Vasconcelos como secretario de
educación.
Una de las primeras iniciativas de Vasconcelos, el
mismo que criticó a los combatientes zapatistas armados cuando ocuparon a
la capital del país aquel 6 de diciembre de 1914, fue impulsar un
programa de educación popular que adoptó a la pintura mural como
un medio de culturización en los edificios
públicos.
Recién llegado Diego de Europa
acompañó a Vasconcelos, junto con Adolfo Best y Roberto
Montenegro, a una gira por Yucatán con la intención de
familiarizarse con los tesoros mayas de Chichón-Itzá y Uxmal. Al
regreso, Diego pintó dos óleos intitulados El
Balcón.
El muralismo mexicano
El mismo año, 1921, Vasconcelos decidió
utilizar la Escuela Nacional Preparatoria, ubicada en el antiguo Colegio de San
Ildefonso, en el centro histórico de la ciudad de México, como un
lugar de prueba para los pintores muralistas.
El muralismo mexicano tiene
una honda tradición en las culturas azteca y la maya. Este tipo de
pintura ha sido criticado por críticos y pintores. De hecho, se trata de
una pintura monumental, muy colorida pero plana y lineal, bidimensional, sin
perspectiva, ni volumen ni textura. Más tarde, el nuevo muralismo
sería criticado por otros que hicieron escarnio de la obra de los grandes
muralistas contemporáneos, básicamente por razones
ideológicas y políticas, porque el nuevo muralismo es diferente
del antiguo.
En la nueva etapa, se considera que la iniciativa fue de
Justo Sierra, en 1910, siendo secretario de educación, junto con la
Asociación de Pintores y Escultores Mexicanos, apenas días antes
del estallido de la Revolución Mexicana. Al principio, el proyecto estuvo
influenciado por Gerardo Murillo, alias el Doctor Atl, conocido agente de
Carranza; Atl pensaba recrear en México los frescos del
Renacimiento.
Durante el obregonismo se inició un período
de auge de la pintura mural mexicana con amplia huella en la tradición
pictórica nacional. El reciente muralismo se desarrolló
influenciado por la ideología y política en el contexto de la
Revolución Mexicana. El muralismo estuvo representado principalmente por
Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Esta pintura
evolucionó, algunas obras son sobresalientes e, incluso, superó al
pasado al integrar la pintura a la arquitectura, introducir la textura,
volúmenes, tridimensionalidad, nuevos materiales y colores. En este
sentido, son relevantes algunos murales de Rufino Tamayo.
La Creación
La Creación revela el inicio
incierto y aparentemente contradictorio del muralismo mexicano. De hecho, los
primeros murales del siglo XXI, más que una influencia en la
tradición mexicana, se caracterizaron por las normas intelectuales
griegas y la moral de la religión cristiana. Esta expresión era
parte del idealismo filosófico e individualista típico de
Vasconcelos.
Mientras otros pintores decoraban las paredes del patio, a
Diego le tomó un año la idea de un fresco experimental por medio
de un proceso encaústico con pan de oro. Para pintar el mural, Diego fue
asistido por Jean Charlot, Xavier Guerrero y Amado de la Cueva.
El mural
es una alegoría influenciada por los estilos italiano y Bizantino y
expresa la idea de la creación como resultado de los aspectos duales de
hombre y mujer humanos y los elementos naturales de tierra, agua, fuego y
viento. De acuerdo al mismo Rivera, el tema de su mural La
Creación representa “los orígenes de las ciencias y las
artes, un tipo de versión condensada de los principales eventos del
género humano”.
Diego pintó a la encáustica
el nicho y el muro de fondo del Anfiteatro Bolívar de la Escuela Nacional
Preparatoria; en aquel, a partir de la célula original, representó
el árbol de la vida y los símbolos -el león, el
querubín, el águila y el toro- de los redactores de la doctrina de
Jesús, de cuyo conjunto, que abraza al órgano, brotan el hombre y
la mujer; y en los muros del escenario: al centro, la energía; al lado
derecho del espectador, el conocimiento, la fábula, la tradición,
la poesía erótica, la tragedia, la prudencia, la justicia, la
fortaleza, la continencia y la ciencia; y del izquierdo, la danza, la
música, el canto, la comedia, la fe, la esperanza, la caridad y la
sapiencia. El conjunto, en cuyas figuras aparecen ya rasgos mexicanos,
constituye una alegoría de La Creación.
La figura de
la Música está rodeada por dos figuras de mujer, una era una
niña de Guadalajara, Lupe Marín, quien posó como modelo.
Con ella se casaría Diego y tendrían dos hijas: Guadalupe (1924) y
Ruth (1927).
Crítica y controversia
El mural es interesante pero no tuvo un efecto
totalmente convincente. A la crítica de la época le pareció
una mezcla de simplificaciones cubistas y volúmenes con influencias
italianas del Cuattrocento y del Renacimiento.
No obstante
la influencia del fresco italiano, en La Creación se observan
inicios del nacionalismo cultural que se desarrollará posteriormente. Es
el caso de la mujer que Rivera pintó con claros rasgos mestizos.
Más clara es la parte central del mural, conceptualizada de manera muy
diferente al área externa. En el área central se muestra la
lujuria tropical con abundantes plantas, animales exóticos y figuras
indígenas.
En 1922, Rivera realizó un viaje a Tehuantepec,
Oaxaca, en el sureste del país. Al regreso, su imagenería era
otra. El mural La Creación fue inaugurado en 1923
suscitándose opiniones diversas. Jean Charlot (1979) refiere que,
José Clemente Orozco se manifestó muy escéptico, el mural
le pareció “incomprensible” y criticó la pintura
seudocubista realizada de acuerdo a las recetas importadas de Paris.
El
mismo año de 1922, Diego Rivera ingresó al Partido Comunista
Mexicano, fundado en 1919. Junto con Siqueiros y Xavier Guerrero, Diego
participó en la organización del Sindicato Revolucionario de
Pintores, Escultores y Técnicos.
Referencias
Charlot
J. 1979, The Mexican Mural Renaissance, Hacker Books, NY.
Colegio Nacional 2007, Diego Rivera, en www.colegionacional.org.mx
García L. 2004, Diego Rivera, Susaeta.
Rochfort D. 1993, Mexican Muralists, Cronicle Books.
La Creación, 1922-1923, de Diego Rivera, Encausto y Pan de Oro.
Anfiteatro Bolívar, Escuela Nacional Preparatoria, Ciudad de México
El maestro Diego Rivera, pintor mexicano.