“Si hay privatización nos movilizaremos” (sic)
Discurso contradictorio
∞ Si se presenta una iniciativa para privatizar Pemex habrá reunión en el Zócalo.
∞ López Obrador anuncia la aceptación tácita y pasiva de las acciones del gobierno “ilegítimo”.
∞ Conclusión errónea de un discurso contradictorio basado en frases correctas en la apariencia.
∞ En la esencia, la situación es seria; López No propone ninguna transformación social.
∞ El interés de Obrador es meramente político reducido a un cambio de régimen presidencial.
∞ Hay optimismo burocrático, mucha grilla “estudiantilosa”, exclusión explícita y poca política.
∞ El gobierno “legítimo” lleno de demagogia, populismo neoliberal y abuso de la buena fe.
¿Transformación verdadera?
En la mañana del 25 de marzo, partió una
marcha del Monumento a la Independencia al Zócalo capitalino. La
encabezó Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a quien llaman
“presidente legítimo” de México, seguido de una
multitud de varios miles. Al término, se realizó un mitin para
culminar la Convención Nacional Democrática reunida días
antes. Como es ya costumbre, el mitin fue otro monólogo.
AMLO
expresó que la idea era hacer “un balance de nuestras decisiones
políticas” y “evaluar nuestras acciones en el marco de
nuestro objetivo general de transformar a México, proteger al pueblo
(sic) y defender el patrimonio de la nación”. Para AMLO, su
política ha sido acertada. Una de las virtudes que destaca es la forma
pacífica en que ha conducido al movimiento. “Sin un vidrio
roto”, ha dicho en varias ocasiones. Eso es cierto, por el momento, pero
no se puede afirmar que así será siempre. Los movimientos sociales
“idílicos” NO existen ni han existido nunca en la
historia.
López reiteró que “no caímos en el
inmovilismo” y que “mandamos al diablo sus instituciones”.
¿También al Parlamento o ésa es una institución
“limpia” que sigue exactamente igual con los legisladores del FAP
incluidos? Lo más importante, dijo, fue “crear este espacio de la
Convención Nacional Democrática (CND) y seguir luchando hasta
lograr la verdadera transformación de México” (sic).
El discurso suena bien pero los hechos lo desmienten. La CND representa
un espacio para el lucimiento personal de López pero no para la
discusión ni menos para el análisis político colectivo. La
CND no tiene estructura ni procedimientos, su formato es sumamente laxo e
improvisado; eso es muy adecuado, sí, para imponer el control
burocrático de la cúpula a la “multitud”.
¿De qué transformación se habla?
Luego, Obrador
pasó a explicar “¿Por qué sostenemos que debe haber una
transformación en México?”. Lo que López entiende por
este concepto NO es NINGUNA transformación social sino, apenas, una
“transformación” POLÍTICA y, con más
precisión, del régimen político presidencial. Lo que
él entiende por “transformación” lo resumió
“en pocas palabras, el nuevo político debe cumplir, cuando menos,
tres compromisos básicos: no mentir, no robar y no traicionar al
pueblo”. Esas frases revelan un carácter casi presbiteriano y de
mucha pobreza ideológica.
Dijo, también, que se necesita
una nueva economía sin precisar nada al respecto salvo criticar la falta
de crecimiento económico. Expresó que, “la falta de empleo y
de oportunidades provocan descomposición social y son la causa principal
de la violencia que estamos padeciendo”. Y, ¿de la propiedad privada
de los medios de producción? ¡Nada, por supuesto! Ese tema NO se
toca, López no desea ir al fondo ni a las causas. Su discurso lo hace
florido pero manteniéndose siempre en la superficie de los
fenómenos y solo con referencia a los efectos.
De lo poco por
informar a la CND, López dijo que “Con el propósito de
impulsar la transformación que necesita México, me he propuesto
recorrer los 2 mil 445 municipios del país. Del 20 de noviembre a la
fecha llevo visitados 294. Estoy trabajando tres días en esta capital y
de jueves a domingo llevo a cabo alrededor de 25 asambleas informativas en las
plazas públicas de los municipios”. No dijo, por supuesto que ese
recorrido es de monólogos, casi catequesis, donde López diserta (a
su manera) y los demás solo escuchan y aplauden. Esas son las
“asambleas informativas”.
Abundó señalando que,
“También en estas asambleas se va construyendo la red de
representantes del gobierno legítimo de México. En cada lugar
donde voy se instala un módulo en el cual, con mucha decisión y
entusiasmo, miles de ciudadanos están obteniendo su credencial y firmando
una carta con el compromiso de luchar por la justicia, la libertad y la
democracia”. Es decir, la construcción del movimiento social se
“reduce” a nombrar “representantes personales”. Eso, por
supuesto, no es construir organización social y menos con dinámica
propia.
“De igual forma el gobierno legítimo y su gabinete
han estado al pendiente de cumplir con el encargo de esta convención de
luchar por combatir la pobreza, defender el patrimonio nacional, garantizar el
derecho a la información, combatir la corrupción y construir la
nueva República”. Esas expresiones indican demasiado optimismo y
engaño. Varios integrantes del “gabinete” ni siquiera se han
pronunciado sobre los problemas relevantes del país y, otros, se ocupan
solamente de la grilla en su más baja estofa. Algunos dan la
impresión que no saben qué hacer ni dónde están
parados, hay quienes ni siquiera han hablado. Lo más destacado es que
carecen de un plan de gobierno y, sobre todo, de política
sectorial, nacional e internacional.
¿La privatización es desmoralización?
“También informo a esta
convención que tampoco permitiremos la entrega a particulares -ni
nacionales ni extranjeros- de la industria petrolera. En este tema se han
esgrimido muchas mentiras y falsedades. Desde la época de Salinas, de
manera deliberada se dejó de invertir en Petróleos Mexicanos
(Pemex), sobre todo en materia de exploración, con el único
propósito de justificar la privatización del
petróleo” (sic).
López no indicó a qué
mentiras y falsedades se refería. Que, deliberadamente, se ha dejado de
invertir en Pemex es algo cierto. Qué el propósito es privatizar
(a la industria petrolera) también es cierto. Esa política la han
seguido Salinas, Zedillo, Fox y Calderón.
“Ahora de nuevo la
derecha ha lanzado una campaña para desmoralizar y hacer creer a la
población que Pemex está en quiebra y que no hay más
remedio que dejar el petróleo en manos privadas. Esto no es verdad. El
petróleo es el mejor negocio del mundo. Extraer un barril de crudo cuesta
tres dólares y se vende en 44 dólares, porque entre otras cosas no
se le paga renta a la naturaleza. Recordemos que tan sólo el año
pasado, Pemex vendió más de 90 mil millones de dólares y
entregó impuestos por 79 mil millones. Ninguna empresa en México
tiene esta capacidad de contribuir a la hacienda pública como
Petróleos Mexicanos y ninguna petrolera del mundo paga tantos impuestos a
su gobierno. En el sexenio de Fox, como nunca en la historia, el sector
público recibió recursos presupuestales del
petróleo”.
La campaña “desmoralizadora”
de la derecha para “hacer creer a la población que Pemex
está en quiebra” es cotidiana pero, dice López Obrador, que
“la quiebra” no es verdad. Sería bueno precisarlo. La
campaña existe y es deliberada para privatizar. La situación
financiera y presupuestal que presenta Pemex es realmente dramática.
¿Esa situación es o no es cierta? Obrador dice que no. Hechos
internos en Pemex revelan que la situación está peor que como la
manejan publicitariamente. Es el caso de Pemex-Refinación donde se
carecen de recursos para la operación corriente. Otros hechos muestran a
Pemex sin recursos para el mantenimiento con la consecuente ocurrencia de
accidentes. En otro nivel, está una planta industrial que está
envejeciendo sin renovarse. En el caso de la petroquímica, existen
enormes complejos en el abandono total con la destrucción deliberada de
capital e infraestructura física.
En suma, Pemex recibe cuantiosos
ingresos pero carece de los medios elementales para su operación y
mantenimiento adecuados. Esa situación no es precisamente desmoralizante
sino alarmante.
En general, sin embargo, la crítica de Obrador
está bien. López señaló que “El gobierno de
Fox obtuvo 335 mil millones de dólares, y todo este dinero en vez de
destinarse a modernizar a Pemex, a promover el desarrollo de México y a
garantizar el bienestar del pueblo, fue derrochado en beneficio de la alta
burocracia o se fue por el caño de la corrupción. De modo que es
hasta inmoral que quien se desempeñó como secretario de
Energía del gobierno de Fox, y actualmente funciona como presidente
espurio, ahora nos venga a insinuar que tenemos que privatizar Pemex porque hace
falta inversión privada, nacional y extranjera”. Otra vez, el
discurso suena más o menos bien.
Demagogia mata crítica
El 18 de marzo de 2006, en Salina Cruz, Oaxaca,
López Obrador (en campaña electoral presidencial) dijo que
“mantendría la misma plataforma de exportación de
crudo” (ver energía74 2006). Es decir, Obrador propuso
seguir la MISMA política petrolera de Fox. Después, Rogelio de la
O, jefe de asesores económicos de López propuso
“participación privada” en la industria petrolera, con base
en la manifiesta inconstitucionalidad actualmente existente en la
legislación petrolera secundaria. Siempre, en cuanta declaración
ha hecho, Obrador se refiere a la privatización petrolera como
“algo” al futuro, “intentos” dice. De la
privatización furtiva en marcha durante ya más de una
década y NUNCA ha dicho NADA.
En 2007, se hubiera esperado al
menos una autocrítica ante tantas barbaridades. Pero no, al contrario,
Obrador reafirmó posiciones políticas incorrectas. Esta vez, dijo
que se opondrá a “cualquier intento” de privatización
de Pemex. Eso es grave porque, reiteramos, la privatización petrolera NO
es ningún intento, el gobierno “ilegítimo” no piensa
privatizar (al futuro), lo está haciendo desde hace 12 años. Ya
perdimos la distribución, transporte y almacenamiento de gas natural; la
exploración y explotación de gas seco no asociado; la
exploración y perforación de pozos en la plataforma marina.
¿Eso, no le dice nada a López Obrador? Al futuro habría una
aceleración de la privatización pero nunca un
“intento”; la privatización petrolera furtiva es un hecho
hoy.
¿Obrador no entiende estos argumentos que hemos presentado, en
público y en privado, por escrito y verbalmente? ¡Claro que los
entiende! Lo que pasa es que no está de acuerdo. Asumir esta VERDAD le
representa problemas existenciales porque significa enfrentarse a las
transnacionales, mismas que han invadido a la nación usurpándole
las funciones estratégicas a Pemex y apropiándose de la PROPIEDAD
colectiva social en materia de hidrocarburos. El gabinete
“legítimo” también sabe esto pero calla. De manera
que, lo que dice Pemex y el gobierno espurio son mentiras pero, lo que hace (o
deja de hacer) y dice (o deja de decir) Obrador y seguidores SIRVE, APOYA, las
mentiras del contrario. En todo caso, las críticas (correctas) de Obrador
se reducen a la forma pero NUNCA al fondo que siempre se
elude.
“Que se oiga bien y que se oiga lejos: por ningún
motivo vamos a permitir la entrega del petróleo a particulares. Nuestros
recursos energéticos deben ser la palanca del desarrollo nacional. Y
tengamos en cuenta que a pesar de la mala administración que prevalece en
Petróleos Mexicanos, en la actualidad de cada peso del presupuesto 40
centavos provienen de los ingresos petroleros. Si se entrega el petróleo
a particulares, ¿cómo se integraría el presupuesto,
cómo se impulsaría el desarrollo, cómo
financiaríamos la educación, la salud y el bienestar de los
mexicanos?”
Las declaraciones de López se tornan
demagógicas. Por más lejos que se oiga la frase “por
ningún motivo vamos a permitir la entrega del petróleo a
particulares”, todo queda es eso, una frase efectista para los
mítines. Esencialmente, Obrador no pasa de allí. Pero, la
demostración palpable de esta demagogia NO está en las frases sino
en las conclusiones (erróneas) que saca Obrador a partir de
críticas (correctas).
Propuesta engañosa
Lo dijo (y escribió) en el mitin del
Zócalo luego que, días antes, había anunciado
“importantes medidas para la defensa de Pemex”. No hubo tales
medidas, NINGUNA, más que una propuesta demagógica e
inútil que solo favorece al gobierno.
“Por
todas estas razones hago a esta asamblea una propuesta muy concreta. Pongo a
consideración de ustedes lo siguiente: ¿Están dispuestos a
que, si se presenta en el Congreso, en la Cámara de Diputados y de
Senadores, una iniciativa para reformar la Constitución o las leyes, con
la intención de privatizar Pemex en cualquiera de sus modalidades, les
convoque con carácter extraordinario o urgente a este mismo lugar,
aquí en el Zócalo para tomar las medidas que sean necesarias y
defender el petróleo? Para formalizar el acuerdo que levanten la mano los
que estén de acuerdo”.
Con el típico formato de
preguntar a una audiencia cautiva, en un espacio que no es tal, sin ninguna
posibilidad para el análisis, reflexión o refutación, la
propuesta fue aprobada. Se trata de autocomplacencia porque la
“multitud” informe no se expresó concientemente, Obrador
simplemente, les impuso “su política” contraria al
sentimiento de los propios asistentes.
¿Por qué decimos que
se trata de una propuesta más que errónea, demagógica y
ridícula? Porque López Obrador finge ignorar que los legisladores
del PRI y del PAN realizan ya intenso cabildeo para el atraco petrolero. Algunos
legisladores del PRD también podrían ser partícipes, al
menos ya saben de qué se trata. NO es 1 (una) iniciativa, son 10 (diez)
iniciativas de adiciones y modificaciones a otras tantas leyes secundarias
relacionadas con la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en
el Ramo Petrolero. Las propuestas son simples: si en 1995, con el voto de TODOS
los partidos modificaron esa Ley para privatizar la petroquímica y el gas
natural, ahora, harán modificaciones adicionales para permitir la
privatización en la exploración y explotación de
petróleo crudo en las aguas profundas del Golfo de México. Si en
1995, los legisladores “naturalizaron” el contratismo, ahora,
bastaría extenderlo para incluir las “alianzas”
estratégicas con las corporaciones transnacionales.
Esto lo sabe
López, su gabinete y asesores. Por si hiciera falta, nosotros se los
hemos dicho y, la prensa nacional, también ha dado cuenta de esto. Pero,
¿qué ocurre? Lo antes expresado: Obrador NO desea molestar a las
corporaciones ni tocar el derecho propiedad privada. Su plan es hacerse grato al
imperialismo, lo demás es demagogia pueblerina.
En la propuesta de
Obrador (no de la Convención), se acordó que él
“convoque” en el Zócalo a una reunión extraordinaria
para tomar las medidas que sean necesarias y defender al petróleo”.
Esa propuesta es una BURLA para los propios obradoristas y el pueblo de
México.
Es evidente que, cuando el gobierno presente las 10
iniciativas anunciadas será porque ya las habrá cabildeado con
todos los partidos políticos, incluyendo al PRD. Este partido no es
necesario incluirlo porque, siendo la segunda fuerza legislativa, constituye
minoría aún cuando todos los perredistas se sostuvieran firmes, lo
cual no es seguro a priori.
La reciente aprobación, en
2005, de las reformas a la ley del IMSS y, en 2007, a la ley del ISSSTE son
más que ilustrativas. Con la mayoría de legisladores del
PRI y el PAN el gobierno hace lo que quiere y vota en fast track; las
objeciones particulares del PRD, simplemente se desechan en una sola
votación. Las protestas que se realicen, el día en que se
aprueben las reformas o después, son inútiles, por decir menos.
Protestar ante hechos consumados es algo “digerible” para el
gobierno porque esas protestas son efímeras, se diluyen
rápidamente y son ineficaces. Esa “política” ha
demostrado su fracaso por décadas.
López Obrador sigue el
camino equivocado de la socialdemocracia y charros sindicales de la UNT que, en
nombre de la izquierda y/o de los trabajadores, se autoproclaman los
únicos. Su táctica (que no estrategia) consiste en declarar su
oposición a la privatización, NO hacer nada hasta que las
iniciativas se presentes y aprueben en las Cámaras y, después,
protestar e ir al martirologio, “hasta las últimas
consecuencias” suelen decir. El resultado es el mismo de siempre: la
ultraderecha se impone con la ayuda complaciente de la “izquierda”.
Las reacciones de ésta son a posteriori por eso son
inútiles. Después, lo único que se les ocurre es presentar
“una cascada” de amparos contra esas reformas y “luchar”
por echarlas atrás (sic), cuando no hicieron nada por
impedirlas.
Además, sabido es que el derecho de amparo NO existe
en México porque JAMAS se respeta, independientemente de que esta lucha
no es jurídica sino política.
La propuesta de Obrador
“para defender a Pemex” contradice su propia crítica. Si
procede de buena fe, entonces, se corrobora que es un político de muy
bajo perfil. Si actúa a sabiendas, estaría peor. Todo indica que
Obrador, desde ahora, ya se acomoda para “cortarse las venas”, ante
las próximas privatizaciones de la ultraderecha, después de NO
haber hecho N-A-D-A para impedirlas o, más bien, luego de haber
mediatizado a las masas que “controla”.
Esa práctica
política juega a favor de la ultraderecha, de Calderón y de las
transnacionales. Por eso decimos que, Obrador sigue un camino “útil” al capital. NO lo decimos nosotros, sino sus hechos
(políticos), verbales y escritos. La justificación es muy simple:
aceptar todo a cambio de “sentarse en la silla”. Solamente faltan
unos Tratados (de Juárez). Como Madero podría decir enseguida que
la “transformación” (no Revolución) ha terminado.
Abuso de la buena fe
Obrador se vuelve a autocomplacer con la adulación y
zalamería. En el mitin del Zócalo dijo “Nunca en la historia
de México había habido tanta gente consciente y dispuesta a luchar
por una transformación. Nunca se había visto que millones de
mexicanos, mujeres y hombres, estuviesen decididos a luchar por un cambio
verdadero”. Tal vez, López se refiera a la época reciente
porque antecedentes MAYORES los ha habido en la historia de México. Lo
peor es que, ahora, quienes luchan por la “transformación”
son mexicanos nobles, de buena fe, otra vez en manos de una dirección que
no es tal.
Concluyó López haciendo un llamado:
“Anímense ustedes, que somos millones y si todos trabajamos para
fortalecer este movimiento tenemos abiertas las posibilidades para
triunfar”. La unidad por la unidad NUNCA ha servido de nada. Pero,
además, como “animarse” si el sentimiento y espíritu
de lucha de esos “millones” es uno y, las imposiciones de las
burocracias es otra, aparte que, Obrador y gabinete se caracterizan por ser
excluyentes a ultranza, no aceptan la más mínima crítica y
si, en cambio, prefieren la adulación y el
servilismo.
Remató diciendo que, “Todo depende de que cada
uno asuma su responsabilidad y que nunca perdamos la fe, que siempre mantengamos
una inquebrantable fe en lo que estamos nosotros defendiendo y en lo que
nosotros representamos para el destino de nuestra patria”. Obviamente, la
política no es un asunto de fe.
López Obrador sigue
teniendo un importante respaldo popular, su política es populista con
fondo neoliberal explícito. Obrador sigue en campaña, la ha hecho
muy bien, podría ser muy buen presidente municipal.