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Volumen 7, Número 86, abril 27 de 2007  

Organización obrera afiliada a la FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL

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“Si hay privatización nos movilizaremos” (sic)

Discurso contradictorio


Si se presenta una iniciativa para privatizar Pemex habrá reunión en el Zócalo.
López Obrador anuncia la aceptación tácita y pasiva de las acciones del gobierno “ilegítimo”.
Conclusión errónea de un discurso contradictorio basado en frases correctas en la apariencia.
En la esencia, la situación es seria; López No propone ninguna transformación social.
El interés de Obrador es meramente político reducido a un cambio de régimen presidencial.
Hay optimismo burocrático, mucha grilla “estudiantilosa”, exclusión explícita y poca política.
El gobierno “legítimo” lleno de demagogia, populismo neoliberal y abuso de la buena fe.

¿Transformación verdadera?

En la mañana del 25 de marzo, partió una marcha del Monumento a la Independencia al Zócalo capitalino. La encabezó Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a quien llaman “presidente legítimo” de México, seguido de una multitud de varios miles. Al término, se realizó un mitin para culminar la Convención Nacional Democrática reunida días antes. Como es ya costumbre, el mitin fue otro monólogo.

AMLO expresó que la idea era hacer “un balance de nuestras decisiones políticas” y “evaluar nuestras acciones en el marco de nuestro objetivo general de transformar a México, proteger al pueblo (sic) y defender el patrimonio de la nación”. Para AMLO, su política ha sido acertada. Una de las virtudes que destaca es la forma pacífica en que ha conducido al movimiento. “Sin un vidrio roto”, ha dicho en varias ocasiones. Eso es cierto, por el momento, pero no se puede afirmar que así será siempre. Los movimientos sociales “idílicos” NO existen ni han existido nunca en la historia.

López reiteró que “no caímos en el inmovilismo” y que “mandamos al diablo sus instituciones”. ¿También al Parlamento o ésa es una institución “limpia” que sigue exactamente igual con los legisladores del FAP incluidos? Lo más importante, dijo, fue “crear este espacio de la Convención Nacional Democrática (CND) y seguir luchando hasta lograr la verdadera transformación de México” (sic).

El discurso suena bien pero los hechos lo desmienten. La CND representa un espacio para el lucimiento personal de López pero no para la discusión ni menos para el análisis político colectivo. La CND no tiene estructura ni procedimientos, su formato es sumamente laxo e improvisado; eso es muy adecuado, sí, para imponer el control burocrático de la cúpula a la “multitud”.

¿De qué transformación se habla?

Luego, Obrador pasó a explicar “¿Por qué sostenemos que debe haber una transformación en México?”. Lo que López entiende por este concepto NO es NINGUNA transformación social sino, apenas, una “transformación” POLÍTICA y, con más precisión, del régimen político presidencial. Lo que él entiende por “transformación” lo resumió “en pocas palabras, el nuevo político debe cumplir, cuando menos, tres compromisos básicos: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”. Esas frases revelan un carácter casi presbiteriano y de mucha pobreza ideológica.

Dijo, también, que se necesita una nueva economía sin precisar nada al respecto salvo criticar la falta de crecimiento económico. Expresó que, “la falta de empleo y de oportunidades provocan descomposición social y son la causa principal de la violencia que estamos padeciendo”. Y, ¿de la propiedad privada de los medios de producción? ¡Nada, por supuesto! Ese tema NO se toca, López no desea ir al fondo ni a las causas. Su discurso lo hace florido pero manteniéndose siempre en la superficie de los fenómenos y solo con referencia a los efectos.

De lo poco por informar a la CND, López dijo que “Con el propósito de impulsar la transformación que necesita México, me he propuesto recorrer los 2 mil 445 municipios del país. Del 20 de noviembre a la fecha llevo visitados 294. Estoy trabajando tres días en esta capital y de jueves a domingo llevo a cabo alrededor de 25 asambleas informativas en las plazas públicas de los municipios”. No dijo, por supuesto que ese recorrido es de monólogos, casi catequesis, donde López diserta (a su manera) y los demás solo escuchan y aplauden. Esas son las “asambleas informativas”.

Abundó señalando que, “También en estas asambleas se va construyendo la red de representantes del gobierno legítimo de México. En cada lugar donde voy se instala un módulo en el cual, con mucha decisión y entusiasmo, miles de ciudadanos están obteniendo su credencial y firmando una carta con el compromiso de luchar por la justicia, la libertad y la democracia”. Es decir, la construcción del movimiento social se “reduce” a nombrar “representantes personales”. Eso, por supuesto, no es construir organización social y menos con dinámica propia.

“De igual forma el gobierno legítimo y su gabinete han estado al pendiente de cumplir con el encargo de esta convención de luchar por combatir la pobreza, defender el patrimonio nacional, garantizar el derecho a la información, combatir la corrupción y construir la nueva República”. Esas expresiones indican demasiado optimismo y engaño. Varios integrantes del “gabinete” ni siquiera se han pronunciado sobre los problemas relevantes del país y, otros, se ocupan solamente de la grilla en su más baja estofa. Algunos dan la impresión que no saben qué hacer ni dónde están parados, hay quienes ni siquiera han hablado. Lo más destacado es que carecen de un plan de gobierno y, sobre todo, de política sectorial, nacional e internacional.

¿La privatización es desmoralización?

“También informo a esta convención que tampoco permitiremos la entrega a particulares -ni nacionales ni extranjeros- de la industria petrolera. En este tema se han esgrimido muchas mentiras y falsedades. Desde la época de Salinas, de manera deliberada se dejó de invertir en Petróleos Mexicanos (Pemex), sobre todo en materia de exploración, con el único propósito de justificar la privatización del petróleo” (sic).

López no indicó a qué mentiras y falsedades se refería. Que, deliberadamente, se ha dejado de invertir en Pemex es algo cierto. Qué el propósito es privatizar (a la industria petrolera) también es cierto. Esa política la han seguido Salinas, Zedillo, Fox y Calderón.

“Ahora de nuevo la derecha ha lanzado una campaña para desmoralizar y hacer creer a la población que Pemex está en quiebra y que no hay más remedio que dejar el petróleo en manos privadas. Esto no es verdad. El petróleo es el mejor negocio del mundo. Extraer un barril de crudo cuesta tres dólares y se vende en 44 dólares, porque entre otras cosas no se le paga renta a la naturaleza. Recordemos que tan sólo el año pasado, Pemex vendió más de 90 mil millones de dólares y entregó impuestos por 79 mil millones. Ninguna empresa en México tiene esta capacidad de contribuir a la hacienda pública como Petróleos Mexicanos y ninguna petrolera del mundo paga tantos impuestos a su gobierno. En el sexenio de Fox, como nunca en la historia, el sector público recibió recursos presupuestales del petróleo”.

La campaña “desmoralizadora” de la derecha para “hacer creer a la población que Pemex está en quiebra” es cotidiana pero, dice López Obrador, que “la quiebra” no es verdad. Sería bueno precisarlo. La campaña existe y es deliberada para privatizar. La situación financiera y presupuestal que presenta Pemex es realmente dramática. ¿Esa situación es o no es cierta? Obrador dice que no. Hechos internos en Pemex revelan que la situación está peor que como la manejan publicitariamente. Es el caso de Pemex-Refinación donde se carecen de recursos para la operación corriente. Otros hechos muestran a Pemex sin recursos para el mantenimiento con la consecuente ocurrencia de accidentes. En otro nivel, está una planta industrial que está envejeciendo sin renovarse. En el caso de la petroquímica, existen enormes complejos en el abandono total con la destrucción deliberada de capital e infraestructura física.

En suma, Pemex recibe cuantiosos ingresos pero carece de los medios elementales para su operación y mantenimiento adecuados. Esa situación no es precisamente desmoralizante sino alarmante.

En general, sin embargo, la crítica de Obrador está bien. López señaló que “El gobierno de Fox obtuvo 335 mil millones de dólares, y todo este dinero en vez de destinarse a modernizar a Pemex, a promover el desarrollo de México y a garantizar el bienestar del pueblo, fue derrochado en beneficio de la alta burocracia o se fue por el caño de la corrupción. De modo que es hasta inmoral que quien se desempeñó como secretario de Energía del gobierno de Fox, y actualmente funciona como presidente espurio, ahora nos venga a insinuar que tenemos que privatizar Pemex porque hace falta inversión privada, nacional y extranjera”. Otra vez, el discurso suena más o menos bien.

Demagogia mata crítica

El 18 de marzo de 2006, en Salina Cruz, Oaxaca, López Obrador (en campaña electoral presidencial) dijo que “mantendría la misma plataforma de exportación de crudo” (ver energía74 2006). Es decir, Obrador propuso seguir la MISMA política petrolera de Fox. Después, Rogelio de la O, jefe de asesores económicos de López propuso “participación privada” en la industria petrolera, con base en la manifiesta inconstitucionalidad actualmente existente en la legislación petrolera secundaria. Siempre, en cuanta declaración ha hecho, Obrador se refiere a la privatización petrolera como “algo” al futuro, “intentos” dice. De la privatización furtiva en marcha durante ya más de una década y NUNCA ha dicho NADA.

En 2007, se hubiera esperado al menos una autocrítica ante tantas barbaridades. Pero no, al contrario, Obrador reafirmó posiciones políticas incorrectas. Esta vez, dijo que se opondrá a “cualquier intento” de privatización de Pemex. Eso es grave porque, reiteramos, la privatización petrolera NO es ningún intento, el gobierno “ilegítimo” no piensa privatizar (al futuro), lo está haciendo desde hace 12 años. Ya perdimos la distribución, transporte y almacenamiento de gas natural; la exploración y explotación de gas seco no asociado; la exploración y perforación de pozos en la plataforma marina. ¿Eso, no le dice nada a López Obrador? Al futuro habría una aceleración de la privatización pero nunca un “intento”; la privatización petrolera furtiva es un hecho hoy.

¿Obrador no entiende estos argumentos que hemos presentado, en público y en privado, por escrito y verbalmente? ¡Claro que los entiende! Lo que pasa es que no está de acuerdo. Asumir esta VERDAD le representa problemas existenciales porque significa enfrentarse a las transnacionales, mismas que han invadido a la nación usurpándole las funciones estratégicas a Pemex y apropiándose de la PROPIEDAD colectiva social en materia de hidrocarburos. El gabinete “legítimo” también sabe esto pero calla. De manera que, lo que dice Pemex y el gobierno espurio son mentiras pero, lo que hace (o deja de hacer) y dice (o deja de decir) Obrador y seguidores SIRVE, APOYA, las mentiras del contrario. En todo caso, las críticas (correctas) de Obrador se reducen a la forma pero NUNCA al fondo que siempre se elude.

“Que se oiga bien y que se oiga lejos: por ningún motivo vamos a permitir la entrega del petróleo a particulares. Nuestros recursos energéticos deben ser la palanca del desarrollo nacional. Y tengamos en cuenta que a pesar de la mala administración que prevalece en Petróleos Mexicanos, en la actualidad de cada peso del presupuesto 40 centavos provienen de los ingresos petroleros. Si se entrega el petróleo a particulares, ¿cómo se integraría el presupuesto, cómo se impulsaría el desarrollo, cómo financiaríamos la educación, la salud y el bienestar de los mexicanos?”

Las declaraciones de López se tornan demagógicas. Por más lejos que se oiga la frase “por ningún motivo vamos a permitir la entrega del petróleo a particulares”, todo queda es eso, una frase efectista para los mítines. Esencialmente, Obrador no pasa de allí. Pero, la demostración palpable de esta demagogia NO está en las frases sino en las conclusiones (erróneas) que saca Obrador a partir de críticas (correctas).

Propuesta engañosa

Lo dijo (y escribió) en el mitin del Zócalo luego que, días antes, había anunciado “importantes medidas para la defensa de Pemex”. No hubo tales medidas, NINGUNA, más que una propuesta demagógica e inútil que solo favorece al gobierno.

“Por todas estas razones hago a esta asamblea una propuesta muy concreta. Pongo a consideración de ustedes lo siguiente: ¿Están dispuestos a que, si se presenta en el Congreso, en la Cámara de Diputados y de Senadores, una iniciativa para reformar la Constitución o las leyes, con la intención de privatizar Pemex en cualquiera de sus modalidades, les convoque con carácter extraordinario o urgente a este mismo lugar, aquí en el Zócalo para tomar las medidas que sean necesarias y defender el petróleo? Para formalizar el acuerdo que levanten la mano los que estén de acuerdo”.

Con el típico formato de preguntar a una audiencia cautiva, en un espacio que no es tal, sin ninguna posibilidad para el análisis, reflexión o refutación, la propuesta fue aprobada. Se trata de autocomplacencia porque la “multitud” informe no se expresó concientemente, Obrador simplemente, les impuso “su política” contraria al sentimiento de los propios asistentes.

¿Por qué decimos que se trata de una propuesta más que errónea, demagógica y ridícula? Porque López Obrador finge ignorar que los legisladores del PRI y del PAN realizan ya intenso cabildeo para el atraco petrolero. Algunos legisladores del PRD también podrían ser partícipes, al menos ya saben de qué se trata. NO es 1 (una) iniciativa, son 10 (diez) iniciativas de adiciones y modificaciones a otras tantas leyes secundarias relacionadas con la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el Ramo Petrolero. Las propuestas son simples: si en 1995, con el voto de TODOS los partidos modificaron esa Ley para privatizar la petroquímica y el gas natural, ahora, harán modificaciones adicionales para permitir la privatización en la exploración y explotación de petróleo crudo en las aguas profundas del Golfo de México. Si en 1995, los legisladores “naturalizaron” el contratismo, ahora, bastaría extenderlo para incluir las “alianzas” estratégicas con las corporaciones transnacionales.

Esto lo sabe López, su gabinete y asesores. Por si hiciera falta, nosotros se los hemos dicho y, la prensa nacional, también ha dado cuenta de esto. Pero, ¿qué ocurre? Lo antes expresado: Obrador NO desea molestar a las corporaciones ni tocar el derecho propiedad privada. Su plan es hacerse grato al imperialismo, lo demás es demagogia pueblerina.

En la propuesta de Obrador (no de la Convención), se acordó que él “convoque” en el Zócalo a una reunión extraordinaria para tomar las medidas que sean necesarias y defender al petróleo”. Esa propuesta es una BURLA para los propios obradoristas y el pueblo de México.

Es evidente que, cuando el gobierno presente las 10 iniciativas anunciadas será porque ya las habrá cabildeado con todos los partidos políticos, incluyendo al PRD. Este partido no es necesario incluirlo porque, siendo la segunda fuerza legislativa, constituye minoría aún cuando todos los perredistas se sostuvieran firmes, lo cual no es seguro a priori.

La reciente aprobación, en 2005, de las reformas a la ley del IMSS y, en 2007, a la ley del ISSSTE son más que ilustrativas. Con la mayoría de legisladores del PRI y el PAN el gobierno hace lo que quiere y vota en fast track; las objeciones particulares del PRD, simplemente se desechan en una sola votación. Las protestas que se realicen, el día en que se aprueben las reformas o después, son inútiles, por decir menos. Protestar ante hechos consumados es algo “digerible” para el gobierno porque esas protestas son efímeras, se diluyen rápidamente y son ineficaces. Esa “política” ha demostrado su fracaso por décadas.

López Obrador sigue el camino equivocado de la socialdemocracia y charros sindicales de la UNT que, en nombre de la izquierda y/o de los trabajadores, se autoproclaman los únicos. Su táctica (que no estrategia) consiste en declarar su oposición a la privatización, NO hacer nada hasta que las iniciativas se presentes y aprueben en las Cámaras y, después, protestar e ir al martirologio, “hasta las últimas consecuencias” suelen decir. El resultado es el mismo de siempre: la ultraderecha se impone con la ayuda complaciente de la “izquierda”. Las reacciones de ésta son a posteriori por eso son inútiles. Después, lo único que se les ocurre es presentar “una cascada” de amparos contra esas reformas y “luchar” por echarlas atrás (sic), cuando no hicieron nada por impedirlas.

Además, sabido es que el derecho de amparo NO existe en México porque JAMAS se respeta, independientemente de que esta lucha no es jurídica sino política.

La propuesta de Obrador “para defender a Pemex” contradice su propia crítica. Si procede de buena fe, entonces, se corrobora que es un político de muy bajo perfil. Si actúa a sabiendas, estaría peor. Todo indica que Obrador, desde ahora, ya se acomoda para “cortarse las venas”, ante las próximas privatizaciones de la ultraderecha, después de NO haber hecho N-A-D-A para impedirlas o, más bien, luego de haber mediatizado a las masas que “controla”.

Esa práctica política juega a favor de la ultraderecha, de Calderón y de las transnacionales. Por eso decimos que, Obrador sigue un camino “útil” al capital. NO lo decimos nosotros, sino sus hechos (políticos), verbales y escritos. La justificación es muy simple: aceptar todo a cambio de “sentarse en la silla”. Solamente faltan unos Tratados (de Juárez). Como Madero podría decir enseguida que la “transformación” (no Revolución) ha terminado.

Abuso de la buena fe

Obrador se vuelve a autocomplacer con la adulación y zalamería. En el mitin del Zócalo dijo “Nunca en la historia de México había habido tanta gente consciente y dispuesta a luchar por una transformación. Nunca se había visto que millones de mexicanos, mujeres y hombres, estuviesen decididos a luchar por un cambio verdadero”. Tal vez, López se refiera a la época reciente porque antecedentes MAYORES los ha habido en la historia de México. Lo peor es que, ahora, quienes luchan por la “transformación” son mexicanos nobles, de buena fe, otra vez en manos de una dirección que no es tal.

Concluyó López haciendo un llamado: “Anímense ustedes, que somos millones y si todos trabajamos para fortalecer este movimiento tenemos abiertas las posibilidades para triunfar”. La unidad por la unidad NUNCA ha servido de nada. Pero, además, como “animarse” si el sentimiento y espíritu de lucha de esos “millones” es uno y, las imposiciones de las burocracias es otra, aparte que, Obrador y gabinete se caracterizan por ser excluyentes a ultranza, no aceptan la más mínima crítica y si, en cambio, prefieren la adulación y el servilismo.

Remató diciendo que, “Todo depende de que cada uno asuma su responsabilidad y que nunca perdamos la fe, que siempre mantengamos una inquebrantable fe en lo que estamos nosotros defendiendo y en lo que nosotros representamos para el destino de nuestra patria”. Obviamente, la política no es un asunto de fe.

López Obrador sigue teniendo un importante respaldo popular, su política es populista con fondo neoliberal explícito. Obrador sigue en campaña, la ha hecho muy bien, podría ser muy buen presidente municipal.

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