Demostración del descontento social en México
Marcha del 31 de enero
Ü Miles de trabajadores se manifestaron contra la política seguida por el gobierno.
Ü Un nuevo “pacto social” y la “reforma el Estado” fue la propuesta de las cúpulas.
Ü López Obrador fue el único que propuso un aumento salarial de emergencia.
Respuesta al tortillazo del gobierno
Se calcularon miles de participantes y más de 100
organizaciones diversas que confluimos en el Zócalo de la capital
mexicana la tarde del 31 de enero de 2007. Marcha por la soberanía
alimentaria, la defensa del salario y el empleo, se denominó a la
acción. Se dijo que el Zócalo se llenó dos veces y
allí se leyó la llamada Declaración del
Zócalo.
En esa “declaración” se propuso un
''nuevo pacto social'', que modifique la política económica,
asegure alimentación, el empleo, la soberanía sobre los bienes
nacionales y frene la exclusión y represión. La
“declaración” fue leída por la comunicóloga
Verónica Velasco.
¿De qué pacto social se trata?
¿A quien se propone ese pacto? ¿Con quién se firmaría?
En el cabildeo previo se dijo que nadie debía sobresalir, qué
debía haber solo un orador y que éste fuera externo a los
participantes (sic). No era tal. El documento lo pudo haber leído
cualquiera, el problema está en lo escrito. El documento de marras
expresa la política de Hernández Juárez (HJ) y demás
charros de la UNT.
La idea del “pacto” es un remedo de las
prácticas de Fidel Velásquez hace ya algunas décadas. En su
tiempo, Velásquez pactaba con los gobiernos en turno para que siguieran
sometiendo a los trabajadores. ¡Eso es lo mismo que propone HJ con otro
pacto!
Evidentemente, la intención política es mediatizar
la protesta y, en su caso, aprovecharla para lograr posiciones contrarias al
interés obrero. La marcha del 31 reveló un amplio descontento que,
sin embargo, fue aprovechada por las cúpulas para limarle el filo a las
masas.
En la “Declaración” se afirma que “La
reforma social y democrática del Estado es hoy, más que nunca, una
tarea fundamental. Para alcanzarla se requiere de un nuevo pacto social
incluyente”. Obviamente, esa “reforma del Estado” no es
propuesta de los trabajadores sino de las cúpulas políticas
uncidas al mismo Estado; tampoco es la “tarea fundamental” de los
mexicanos.
La marcha de los sindicatos
El 31 de enero no hubo una sino dos marchas. La primera
estuvo integrada básicamente por organizaciones sindicales. Del Monumento
a la Revolución salieron los contingentes del Frente Sindical Mexicano
(FSM), encabezados por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Como en
otras ocasiones, los electricistas del SME integraron al contingente
mayoritario.
El contingente de la Unión Nacional de Trabajadores
(UNT) no marchó, prefirió llegar directamente al Zócalo.
Durante días y días, la UNT había estado declarando y
llamando a la marcha y, a la mera hora, no marchó. Llegar
“directamente” al Zócalo es más cómodo porque
así no es necesario movilizar a los trabajadores. Así
ocurrió. Los contingentes del seguro social, telefonistas, pilotos,
tranviarios y universitarios estuvieron presentes pero muy reducidos, algunos ni
se vieron.
Del monumento a la Independencia, partieron contingentes del
Congreso Agrario Permanente (CAP) y de la Confederación Nacional
Campesina (CNC), ésta última afiliada al PRI y firmante del
“pacto” con Calderón para aumentar el precio de la tortilla.
Más adelante, en la glorieta a Colón se incorporó la
Alianza Ciudadana por la Democracia.
El mitin en el Zócalo se
inició a las 5 de la tarde y a las 6 había terminado para dar paso
al acto que encabezaría AMLO.
La marcha de López Obrador
Saliendo del monumento a la Independencia, se
realizó una segunda marcha encabezada por AMLO, llamado “presidente
legítimo”. Organizaciones como la Asamblea de Barrios,
comerciantes, colonos y ciudadanos a título personal marcharon hacia el
Zócalo, detrás de la primera marcha.
Cuando AMLO
llegó al mitin ya lo esperaba la cúpula del Frente Amplio
progresista (FAP). La marcha obradorista reunió a un importante
número de manifestantes. Entre sus filas hay contingentes dispuestos a la
lucha social, más allá de los procesos electorales. Falta la
organización social correspondiente, relegada al último plano. No
obstante, la participación de las bases del PRD, al lado de las
organizaciones sindicales, es importante.
Marchas en el interior del país
En varios estados también se realizaron marchas
de protesta por aumento salarial, generación de empleos, defensa del
agro, la no militarización del país, así como la libertad
de presos políticos, y expresaron su rechazo a los aumentos en carne,
tortillas, maíz, leche y azúcar, y en los servicios de
educación, electricidad, agua y transporte.
Las principales
marchas se realizaron en Morelia, Chilpancingo, Monterrey, Tepic, Coatzacoalcos,
Culiacán y Mazatlán.
El primer mitin
En la “Declaración del
Zócalo”, del primer mitin realizado en la capital, se hizo un
llamado a todas las organizaciones del país a ''construir la amplia
unidad social'' y establece que en el ''nuevo pacto social'' se tiene que hacer
del campo la prioridad; revertir la destrucción de los pequeños y
medianos productores; actualizar el Acuerdo Nacional para el Campo; renegociar
el capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte; crear un programa emergente de fomento a la producción; frenar
el aumento en los precios; castigar a los acaparadores; pactar un aumento
salarial de emergencia; impulsar la generación inmediata de empleos
formales, y detener la respuesta represiva a los movimientos sociales.
En
suma, se retoman demandas sentidas por varios sectores, se adicionan otras
generalidades y lugares comunes pero, todo se canaliza a través del
gobierno. La sumisión es obvia. Tan así que, el propio
Calderón respondió de inmediato expresando su disposición
al “pacto” y, antes de terminar la marcha, ya había girado
"instrucciones precisas" a los secretarios de Economía, Agricultura y
Trabajo para atender en forma "expedita, sensible y respetuosa" el "nuevo
llamado al diálogo" que formularon organizaciones sindicales, campesinas
y sociales durante la manifestación contra la
carestía.
Antes de redactar el documento, había evidente
cabildeo con las cúpulas charras. Valdemar Gutiérrez,
“líder” del seguro social, que se impuso violentamente en un
congreso espurio, planteó que si el gobierno no atiende las demandas
sociales podría haber “estallidos sociales” (sic).
Hernández Juárez dijo que Calderón tendrá que
“ser sensible” a los planteamientos, de lo contrario se
generaría un descontento nacional. Y así, sucesivamente, se
expresaron otros.
En la “Declaración”, los promotores
ignoraron (deliberadamente) que es al menos ilusorio proponerle un
“pacto” a los mismos que están aplicando a la ofensiva las
recetas neoliberales que tanto afectan a los trabajadores y a la
población en general.
La “Declaración” fue
firmada por el Consejo Nacional de Organizaciones Rurales y Pesqueras (Conaorp),
Frente Sindical Mexicano (FSM), Coalición Ciudadana Nacional (CCN),
Consejo Agrario Permanente (CAP), Unión Nacional de Trabajadores (UNT),
Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (Conoc) y el Frente Amplio
Progresista (FAP), a nombre de los convocantes.
El segundo mitin
A pesar de que muchos manifestantes se habían
retirado, muchos otros se esperaron al mitin con López Obrador. Este,
hizo un llamado a la movilización popular pacífica, “ante el
embate de 24 años de políticas neoliberales y, en particular, para
contrarrestar las recientes medidas tomadas por el gobierno "usurpador" de
Felipe Calderón.
Ante miles de seguidores, AMLO propuso un plan de
cinco untos que incluyen, “Aumento salarial de emergencia; programa de
apoyo a los productores de alimentos básicos; impedir la entrada en vigor
el año próximo de la cláusula del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLCAN) que permite la libre importación de
maíz; subsidio urgente para reducir el precio de la tortilla, y aprobar
de inmediato la ley sobre precios competitivos, presentada por el PRD en la
Cámara de Senadores”.
AMLO se mostró más
combativo que las cúpulas sindicales, y que el propio FAP, pero siempre
en un tono conciliador. Como acción inmediata, llamó a participar
en la convención nacional democrática a realizarse del 21 al 24 de
marzo. Correctamente, AMLO planteó que es urgente un aumento salarial,
porque en sólo dos meses del gobierno "usurpador, espurio", el
minisalario amentó un peso con 90 centavos al día, es decir, un
"raquítico" 3.9 por ciento, mientras los precios de la mayoría de
los productos básicos se han incrementado 26 por ciento. Todo, sin
embargo, lo dejó en manos de la fracción parlamentaria del PRD, lo
cual conduce a la nada.
El aumento salarial de emergencia OLVIDADO
Ni siquiera se planteó, era
parte del cabildeo entre cúpulas. Fue López Obrador quien hizo el
planteamiento, no así los “líderes”
sindicales.
El 2 de febrero, presente en un acto conmemorativo del 40
aniversario del sindicato nacional de trabajadores del Instituto Mexicano del
Petróleo, el secretario del trabajo de Calderón aprovechó
para enviar a los sindicatos un claro mensaje, para el caso en que se atrevieran
a pedir aumento salarial de emergencia. Dijo, sencillamente, ¡No! Lo mismo
dijo Eduardo Sojo desde Guanajuato. Como si se hubiera atendido el llamado, tal
petición no fue formulada en el mitin de los sindicatos.
El FTE presente en la marcha del 31 de enero de 2007