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Volumen 7, Número 84, febrero 27 de 2007  

Organización obrera afiliada a la FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL

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Resultado de 13 años de Libre Comercio con Norteamérica

El tortillazo del PAN


¥ Las transnacionales del maíz y supermercados desatan enormes incrementos de precios.
¥ El gobierno federal pacta con los acaparadores un aumento del 42% al precio de la tortilla.
¥ Las cúpulas sindicales charras se reiteran sumisas, otros sectores llaman a la movilización.

Aumenta el precio de la tortilla, el gobierno no interviene

Antes del 9 de enero, el kilogramo de tortillas valía en Walt-Mart entre 4.90 y 5.80 pesos. De repente, las tortillerías tradicionales empezaron a venderlo entre 8.00 y 8.50 pesos/kg. En diciembre de 2006, el salario mínimo había aumentado solo el 3.9%, equivalente a $1.89, menos de 2 pesos. En cuestión de horas, el precio de la tortilla se elevó a $15.00/kg. Al siguiente día, se vendía en $18.00 en Baja California y $30.00 en Durango.

El gobierno federal se negó a intervenir aduciendo que no habría control de precios. Luego de haber destruido la producción nacional y el cultivo de maíz, su discurso se limitó a promover las importaciones. Los funcionarios de la secretaría de economía, atribuyeron la escasez al crecimiento en la demanda de maíz para la producción de biocombustibles.

Lo que no dijo el gobierno es que, tras 13 años de TLC, el campo mexicano fue destruido. Con las ilegales reformas al artículo 27 constitucional, se dio paso a la privatización de la tierra, la cual fue vendida por los campesinos empobrecidos. Estos perdieron sus tierras y dejaron de producir maíz; hoy, el 50% de la producción nacional está en manos de transnacionales.

En diversos medios, la secretaría de agricultura del gobierno declaró que “el país requiere con urgencia maíz y caña a precios competitivos para lanzarse a producir etanol, y utilizar al menos un millón de hectáreas cultivadas para satisfacer la demanda que generarían las plantas productoras de biocombustibles”.

Golpe a la mayoría de mexicanos

Se estima que, en México, existen 19 millones de mexicanos en pobreza alimentaria, mismos que no perciben ni el salario mínimo ($50.00 diarios por una jornada de 8 horas). Otros 30 millones reciben menos de 1 salario mínimo. Para quienes ganan 1 salario mínimo, el 20% se gasta en tortillas.

Pero, además, el desempleo sigue aumentando. Tan solo en diciembre de 2006 se perdieron otros 134 mil 400 empleos. Al llegar el nuevo gobierno a los primeros 45 días, los despidos ascendían a 256 mil. Esto representa un promedio de 5,767 personas desempleadas por día. En 2005, el 80% de los mexicanos vivíamos en la pobreza. En 2007, estamos peor aún.

En total, somos más 70 millones los consumidores de tortilla, el alimento básico de los mexicanos. Dadas las condiciones de tan bajos salarios para la amplia mayoría, el aumento al precio de la tortilla es un severo golpe. Las tortillas se producen en las casas o se venden en las tortilleras de las colonias. Los autoservicios solamente abastecen al 10% de la demanda.

Los datos de la producción nacional de maíz refieren 13 millones de toneladas de la cosecha de este ciclo agrícola; sin embargo, desde hace años se presenta un déficit de entre 6 y 8 millones de toneladas en toda la producción nacional. El gobierno habla de 750 mil toneladas (sic) para cubrir el desabasto. Otros sectores empresariales, dicen que México importa más de 10 millones de toneladas anuales de maíz.

Los Estados Unidos venden el maíz que no les sirve para la producción de etanol. Pero, en México y América el consumo del maíz es para el consumo humano. Según el Consejo Empresarial de la Industria del Maíz y sus derivados, el maíz representa el 47% de la dieta de los mexicanos.

La tortilla es el alimento básico, el único presente en cada comida de los mexicanos, el cual aporta más de la mitad de la energía, la mayor parte de la proteína, la fibra, el calcio, el hierro y casi todas las vitaminas, por lo que su encarecimiento puede deteriorar la alimentación de los mexicanos y, eventualmente, aumentar los problemas de obesidad, aseguró Héctor Bourges Rodríguez, director de Nutrición del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y de la Nutrición Salvador Zubirán (Cruz A., en La Jornada 20 ene 2007).

Señaló que, hasta antes de la escalada del precio de la tortilla, ésta era el alimento más eficiente por su bajo precio, y sobre todo, apuntó, "ningún país en su sano juicio descuida tanto un alimento básico como lo ha hecho México durante décadas con la tortilla".

Pero, si un kilogramo de tortillas es equivalente a 20 por ciento de un salario mínimo, se requiere de al menos una cuarta parte de la jornada laboral para adquirir apenas este alimento. Esto es porque quienes perciben un salario mínimo ganan apenas 6 pesos por hora de trabajo (Muñoz P., en La Jornada 12 ene 2007).

Según información del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, del inicio del sexenio de Vicente Fox al de Felipe Calderón, la tortilla tuvo un aumento de precio de entre 180 y 200 por ciento, ya que en 2000 un kilogramo de este producto costaba 4 pesos y de ahí se disparó a 6.50 en 2005 y ahora a entre 10 y 12 pesos. El estudio refiere que, en diciembre de 2000, con un salario mínimo se podían comprar casi 9 kilos de tortilla, ya que esta remuneración estaba fijada en 37.90 pesos y el kilogramo costaba 4 pesos, pero ahora el precio ni siquiera se encuentra estable.

El 7 de febrero, la Cámara Nacional de la Industria de Producción de Masa y Tortilla declaró que la venta de tortilla en el país había caído entre 20 y 30%. Esto significa que muchos, millones de mexicanos, comieron menos o dejaron de hacerlo.

¿Alimentos o biocombustibles?

México debe establecer sustanciales y permanentes apoyos a la producción de maíz, caña de azúcar y oleaginosas, para garantizar el abasto nacional e impulsar la utilización de esos cultivos en la producción de gasolina alternativa, suficiente para reducir la dependencia de los hidrocarburos, recomendó un análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del organismo alemán de cooperación técnica GTZ, que fue entregado al gobierno mexicano (Cardoso V., en La Jornada 11 ene 2007).

En el estudio intitulado Fuentes renovables de energía: una utilización más intensiva, encargado y financiado por el BID, la alemana GTZ y con la participación de la Secretaría de Energía (Sener), se mencionan los beneficios que el país obtendría al utilizar caña de azúcar, granos y oleaginosas para producir combustibles. También se advierte sobre los riesgos que enfrenta por la insuficiencia en la producción agrícola.

En el caso del biodiesel, señala que ''se necesita aumentar de manera muy significativa el área de cultivos de oleaginosas, puesto que el país no cubre actualmente ni siquiera la demanda para producir aceites comestibles''.

Esto podría explicar una de las razones por las que aumentó el precio de la tortilla pero no es todo. Luís Hernández Navarro fue más explícito. Dijo: “¿Por qué se ha incrementado el precio de la tortilla? Por tres razones básicas. Primera y más importante, por el acaparamiento y la especulación del maíz blanco por parte de los grandes monopolios agroindustriales. Segunda, por el incremento en insumos básicos para la producción, traslado e industrialización del grano: diesel, electricidad y gasolina. Tercera, por la subida del precio del maíz en el mercado mundial, como resultado de su uso en la producción de etanol” (Hernández L., en La Jornada 12 ene 2007).

Es cierto que el precio del maíz en el mercado mundial ha aumentado en los meses recientes como resultado de la utilización del grano para elaborar etanol. Pero ese incremento no tiene relación con el precio que tiene dentro del país. En la Bolsa de Chicago se cotiza en alrededor de 144 dólares la tonelada, esto es, menos de la mitad de la cantidad a la que se vende en la ciudad de México.

El costo del diesel, la gasolina y la electricidad, todos ellos insumos necesarios para el transporte y el procesamiento del grano, subieron durante los últimos meses de la administración de Vicente Fox, impactando el precio de la tortilla. Pero esos insumos constituyen, tan sólo, 30 por ciento de los costos de producción.

De manera que, el monto del aumento en el precio de la tortilla es absolutamente injustificado. Ni el incremento en los insumos ni la revaloración del maíz en el mercado internacional justifican las cantidades a las que se vende a los consumidores. El problema central es la especulación de los grandes acaparadores. Hernández Navarro señaló que esta especulación ha sido favorecida por el modelo de mercado que se creó a raíz de la entrada en vigor del TLCAN, del desmantelamiento de las agencias y empresas estatales de desarrollo y de la privatización salvaje.

“Yo no subí el precio”: Calderón

Según Eduardo Sojo, secretario de economía, el país no cuenta con "un instrumento para controlar los precios de este básico". Consecuentemente, el gobierno deja que los empresarios hagan lo que quieran. No es que se carezca de controles, lo que ocurre es que el gobierno comparte los intereses empresariales para la obtención de la máxima tasa de ganancia y los apoya.

El pueblo no cree en el gobierno que, cada vez más, tiene menos credibilidad y se vuelve más cínico. Pero, no obstante que las giras de Calderón por el interior del país están blindadas, es decir, amuralladas por el Ejército para evitar que la población se acerque al pelele, el pueblo encuentra formas de hacerse presente y los cuerpos de seguridad no han podido impedir que se escuchen los reclamos. En Chalco y en Veracruz, el espurio fue recibido con pancartas irónicas que decían “'Gracias señor Presidente por subir las tortillas''.

En Chalco, detrás de las vallas colocadas por el Estado Mayor Presidencial de Calderón se produjo el siguiente diálogo (Hera C., Ramón R., en La Jornada 12 ene 2007):
¾ ¡Nos subiste las tortillas! ¿No que nos ibas a ayudar?
¾No, yo no subí el precio.
¾¡Estamos muy amolados, subió la tortilla, el huevo, la leche!
¾Dénme la confianza, no es un tema con el que esté de acuerdo; hoy mismo voy a tomar una decisión para ver qué hacemos para bajar los precios”, contestó Calderón.

En Veracruz, se volvieron a repetir las protestas y Calderón dijo “que instruyó a la secretaria de desarrollo Social, Beatriz Zavala, que las distribuidoras Conasupo (ya desaparecida), aunque después corrigió y dijo Diconsa, eviten cualquier intento de especulación vendiendo el maíz a un precio que no supere los 3.50 pesos” (Morales, A.T., en La Jornada 12 ene 2007). ¡Eran mentiras!

Advirtió que la secretaría de agricultura deberá comprar el maíz más barato donde sea. ''No me importa que lo traigan desde miles de kilómetros, lo importante es que ese no sea un argumento para elevarle los precios a la gente''. ¡Eran improvisaciones!

Sojo, secretario de economía de Calderón, desdijo de inmediato a su jefe y reiteró que, la dependencia “no cuenta con "un instrumento" para controlar los precios de este básico.

Luego, anuncio que “para frenar la especulación con el maíz y bajar el precio de la tortilla, este año se duplicará el cupo de importación de grano blanco proveniente de Estados Unidos, al pasar de 250 mil a 450 mil toneladas, libre de arancel, dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)” (Cruz A., en La Jornada 13 ene 2007). Además, anunció “una importación emergente de 200 mil toneladas más de maíz blanco y/o amarillo también sin impuestos de cualquier parte del mundo”.

¡Esas “cuantiosas” importaciones están muy atrás de los valores reales! El gobierno no tiene una política adecuada para el abastecimiento de granos; tampoco le interesa.

Sin embargo, junto con otros funcionarios del gobierno ilegítimo, reiteraron que ese gobierno “no tiene ninguna injerencia en la regulación de los precios del maíz y la tortilla”. ¡Por supuesto! El gobierno da la impresión que le hace un favor al pueblo y no desea malestar a los causantes del problema.

El plan del gobierno de Calderón fue calificado por el PRD como “torpe e irresponsable” al tiempo que convocaba a una mega marcha para el 16 de enero. Diversas organizaciones campesinas dijeron que las medidas del gobierno para frenar el desabasto de maíz “eran erróneas”.

“El disparo en el precio de la tortilla, que en la capital del país repuntó 66 por ciento en un par de meses, fue atribuido por Guillermo Ortiz Martínez, gobernador del Banco de México, a un movimiento de ''especulación y acaparamiento''. Precisó: ''El movimiento de precios ha sido fuera de toda proporción en relación con los insumos que se emplean para elaborar'' ese alimento básico” (González R., en La Jornada 12 ene 2007).

Ortiz preciso que, ''Las tortillas estaban a seis pesos, más o menos, en enero de 2006, y en los días recientes las dejaron subir a diez aquí, en el Distrito Federal y en otras ciudades de provincia, o sea que es un aumento de más de 60 por ciento en el precio de la tortilla que, repito, no se justifica por el incremento de los insumos; el principal, que es el maíz, y sobre todo porque otros insumos como electricidad, agua, mano de obra, etcétera, subieron en mucho menor proporción”.

Saldo brutal de un modelo en quiebra

El problema de la tortilla representa la quiebra de un modelo. L. Hernández Navarro analizó la situación (en La Jornada 16 ene 2007). “El alza en el precio de la tortilla ha puesto al descubierto la debilidad del Estado mexicano frente a los monopolios. Quienes controlan la comercialización e industrialización del maíz pueden organizar una corrida inflacionaria y salir impunes. El Ejecutivo no cuenta con armas para combatir en esa guerra”.

“El Ejecutivo federal anuncia que próximamente va a permitir la importación de maíz blanco sin pago de arancel. Pero resulta que quienes van a adquirir el cereal son, en parte, los responsables del aumento, los mismos que controlan ya los inventarios. Y las importaciones van a golpear a los agricultores y campesinos del país, van a inundar el mercado con grano de mala calidad al tiempo que contaminarán sus sembradíos con variedades transgénicas y aflatoxina.

“Más allá de los factores coyunturales que la precipitan, el incremento al precio de la tortilla muestra la crisis de la cadena maíz-tortilla diseñada durante los sexenios de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo. El nuevo modelo desmanteló, en nombre de la modernización, un esquema en el que el Estado regulaba el mercado a través de la fijación de precios de garantía y la regulación de las importaciones. Dejó a productores y consumidores inermes frente a las fuerzas del mercado, al tiempo que entregó el control del proceso a unas cuantas agroindustrias.

“Los resultados de esta política han aparecido nítidamente durante esta última crisis. Desde la entrada en vigor del TLCAN en enero de 1994 la tortilla ha incrementado su precio en 738 por ciento. Como resultado de ello, su consumo por persona ha disminuido. Este alimento es, además, de peor calidad.

“El saldo es brutal. En los mercados reina la ineficiencia. La comercialización e industrialización del grano se han concentrado en tres grandes empresas. La alimentación de los mexicanos depende ahora mucho más de Estados Unidos”.

Declaracionitis del “sindicalismo”

La Unión Nacional de Trabajadores (UNT) “deploró” el aumento a la tortilla y dijo que “es una gravísima señal” (sic). Días después, los “líderes” neocharros expresaron tranquilamente que “no se descarta la huelga general” (sic) si Calderón no detiene el alza de los precios de la canasta básica. La propuesta fue hecha en conferencia de prensa ¡por Porfirio Muñoz Ledo! (sic).

Organizaciones del campo y sindicales, así como los partidos políticos que integran al Frente Amplio Progresista (FAP) declararon que preparaban una gran marcha por la defensa de la soberanía alimentaria y del salario.

Los charros del Congreso del Trabajo (CT) declararon que pedirían aumentos salariales del 6%, en vez del 3.5% acordado (y firmado por ellos mismos) con el gobierno y que estaban “a favor” de un aumento de emergencia al salario mínimo (sic).

De inmediato los patrones agrupados en la Coparmex argumentaron su oposición diciendo que, ese aumento, provocaría “una espiral inflacionaria”.

Se trata del mismo argumento falso que siempre esgrimen, culpando erróneamente a los salarios como causantes de la inflación. Eso, es falso de toda falsedad, como ellos mismos se expresan, porque el reciente aumento del 3.5% a los salarios mínimos NO provocó el desmedido aumento al precio de la tortilla. Fue la especulación en la oferta y la demanda, influenciada por razones como las arriba señaladas.

La jerarquía eclesiástica también se manifestó. El cardenal Norberto Rivera, que enfrenta en Estados Unidos cargos por apoyo a pederastas en México, minimizó el aumento al precio de la tortilla. “este aumento no significa una "tragedia" para el país, pues no desencadenará un alza de precios en otros productos básicos”, dijo. Felipe Arizmendi, obispo de San Cristóbal Las Casas, dijo que el aumento “sí puede crear un movimiento "incluso tan dramático como el de 1994" en Chiapas, generado, entre otras causas, por el costo "tan deteriorado del café".

Varios sindicatos, desde el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) hasta los agrupados en la UNT declararon que harían movilizaciones en defensa del poder adquisitivo de los trabajadores. El 18 de enero, la UNT anunció que realizaría una marcha el 31 de enero para exigir al gobierno federal que detenga la escalada alcista y realice gestiones para otorgar a los trabajadores un "incremento salarial de emergencia". Hernández Juárez y Agustín Rodríguez dijeron que “la invitación incluye a todo el CT; el Frente Sindical Mexicano, que encabeza el Sindicato Mexicano de Electricistas; organizaciones sociales y campesinas, así como el Frente Amplio Progresista”.

Calderón pacta con empresarios alza del 42%

El 18 de enero, Felipe Calderón “pactó con productores agrícolas, comercializadores y empresarios ''estabilizar'' el precio de la tortilla en 8 pesos 50 centavos y con ello autorizó en los hechos un aumento de 40 por ciento con respecto al costo que tenía el producto el año pasado” (Herrera C., en La Jornada 19 ene 2007).

El pacto compromete a 5 mil de las 65 mil tortillerías existentes en el país y será revisado el 30 de abril para su modificación o prórroga. De acuerdo con la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC) existen 65 mil tortillerías en el país.

Los firmantes del pacto son los grandes acaparadores y especuladores del maíz y la tortilla, entre otros, Molinos Industriales, S.A. (Minsa), la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillerías Cintéotl, la transnacional Cargill México, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, Wall-Mart y Bimbo. Tan solo esta última, vende tortillas en 300 mil tiendas.

El acuerdo también fue suscrito por la Confederación Nacional Campesina (CNC), el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), el Consejo Promotor y Regulador de la Cadena Maíz-Tortilla, el Consejo Empresarial de la Industria del Maíz y sus Derivados, la Cámara Nacional del Maíz, Alsur y la Comercializadora Portimex.

En noviembre de 2006, el precio del kilogramo de tortilla era de $6.00, el pacto acordado representa un súbito incremento del 42%.

¿Quiénes son los firmantes del pacto? El CNA es una asociación integrada por los grandes productores agropecuarios y agroindustriales de México junto a las megaempresas nacionales y trasnacionales relacionados con los agronegocios. Entre sus asociados Monsanto, Syngenta y Agrobio México (que agrupa a las trasnacionales de agrotransgénicos), además de las grandes empresas distribuidoras de cereales como Cargill Archer Daniel Midland, así como a los grandes industriales que usan el grano para harina y forrajes: Grupo Minsa, Bachoco, Pilgrim's Pride, Tyson (Ribeiro S., en La Jornada 20 ene 2007).

Entre los logros históricos, en los que el CNA se adjudica "participación activa", están la modificación del artículo 27 constitucional (que abrió la puerta para el proceso de privatización de las tierras ejidales y comunales); la firma de TLCAN y la desregulación de la Secretaría de Agricultura. Ahora quieren agregar a esta impresionante lista de devastación, la presión para lograr la siembra de maíz transgénico en México, su centro de origen.

Reacciones y más declaraciones

Se trata de “pagos de favores mutuos” dijeron el Consejo Nacional de Organismos Rurales y Pesqueros, y la Central Campesina Cardenista (CCC) en reacción a las medidas anunciadas por el gobierno. “Acciones publicitarias” les llamó la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo. La “estabilización” a la tortilla, “puñalada” a la economía popular, expresó el PRD.

El “tope” al precio de la tortilla “es una medida tibia que nada resuelve, porque hay que ir directamente contra los monopolios que controlan el mercado del maíz en México”, planteó Bertha Luján, secretaria del Trabajo del ''gobierno legítimo'' de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Este declaró que "Ese gobierno usurpador sólo está al servicio de los de arriba y no puede defender la economía familiar, porque su compromiso es con los de arriba, con los grandes monopolios, con los potentados".

La UNT calificó al anuncio de Calderón como “paliativo” e insistió en que “marcharemos el 31 de enero”.

Los industriales de la masa y la tortilla en varios estados advirtieron que no acatarían el pacto que Calderón firmó con los “acaparadores” y dueños de supermercados. La Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillerías (UNIMTAC) también desconoció al “pacto”. La directora general de la Cámara Regional de Tortillas de Tlaxcala, Veracruz y Puebla (Carit), afiliada a la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin), dijo que, debido al alza en los insumos que enfrentan los productores, el precio pactado no podrá sostenerse en el interior del país y que iban a aceptar el “pacto”.

El obispo de la diócesis de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera, afirmó que el acuerdo signado por el gobierno federal y algunos sectores para estabilizar el precio de la tortilla es "retórica pura", y apuntó que esas medidas "destapan las mentiras del régimen pasado", el cual, aseguró, manipuló los resultados electorales de la contienda presidencial para asirse al poder. "La política de ficción que estuvieron practicando ahora ya no hace falta", resaltó (León G., en La Jornada 20 ene 2007).

En gira por Zacatecas, AMLO dijo que el pacto solamente beneficia al Grupo Maseca, que acapara en el mercado de la tortilla, pues "controla 80 por ciento de toda la harina y el maíz que se comercializan en el país.

¿Unidad con el charrismo?

El 23 de enero, varios representantes sindicales anunciaron que, el “tortillazo” unificaba a las centrales (sic). Así, dijeron, el Frente Sindica Mexicano, la UNT y el Congreso del Trabajo marcharían por primera vez el 31 de enero. Tan entusiasmados estaban que, dijeron, invitarían también a la CTM (sic).

Al siguiente día, AMLO anunció que asistiría a la marcha del 31 de enero. La UNT, de inmediato, declaró que el anuncio generaba “mucha tensión” y que con su presencia se “partidiza” la protesta. Luego, se dijo que AMLO podría participar pero no encabezar la marcha. Acto seguido, el CT y la CTM “declinaron” participar en la marcha. AMLO, desde Chihuahua, convocó a la movilización y confirmó que estaría en la marcha del 31 de enero.

El 27 de enero, la CROC y el sindicato minero anunciaron, también, que no asistirían a la marcha. El SME, por su parte, anunció que las 600 organizaciones del Diálogo Nacional se sumarían a la marcha. El FAP anunció que AMLO no solamente asistiría sino que sería uno de los oradores.

Grupos civiles, entre otros, el Centro Ecuménico y el Movimiento Civil por la Democracia se reunieron para declarar que asistirían a la marcha. No nada mas, también propusieron que hubiera un solo orador y leyeron el Llamado ciudadano a los ciudadanos documento elaborado por Francisco Toledo, Marta Lamas y Rolando Cordera (sic).

Al otro día se precisaron y publicaron los arreglos. En el Zócalo habría solamente una oradora (externa (sic), no identificada (sic) con ninguna de las organizaciones asistentes) que leería la llamada Declaración del Zócalo (sic), AMLO asistiría como un ciudadano más y, después del mitin, haría uno propio en el mismo lugar. Los charros del Congreso del Trabajo y de la CTM no asistirían, por supuesto.




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