Resultado de 13 años de Libre Comercio con Norteamérica
El tortillazo del PAN
¥ Las transnacionales del maíz y supermercados desatan enormes incrementos de precios.
¥ El gobierno federal pacta con los acaparadores un aumento del 42% al precio de la tortilla.
¥ Las cúpulas sindicales charras se reiteran sumisas, otros sectores llaman a la movilización.
Aumenta el precio de la tortilla, el gobierno no interviene
Antes del 9 de
enero, el kilogramo de tortillas valía en Walt-Mart entre 4.90 y 5.80
pesos. De repente, las tortillerías tradicionales empezaron a venderlo
entre 8.00 y 8.50 pesos/kg. En diciembre de 2006, el salario mínimo
había aumentado solo el 3.9%, equivalente a $1.89, menos de 2 pesos. En
cuestión de horas, el precio de la tortilla se elevó a $15.00/kg.
Al siguiente día, se vendía en $18.00 en Baja California y $30.00
en Durango.
El gobierno federal se negó a intervenir aduciendo que
no habría control de precios. Luego de haber destruido la
producción nacional y el cultivo de maíz, su discurso se
limitó a promover las importaciones. Los funcionarios de la
secretaría de economía, atribuyeron la escasez al crecimiento en
la demanda de maíz para la producción de
biocombustibles.
Lo que no dijo el gobierno es que, tras 13 años
de TLC, el campo mexicano fue destruido. Con las ilegales reformas al
artículo 27 constitucional, se dio paso a la privatización de la
tierra, la cual fue vendida por los campesinos empobrecidos. Estos perdieron sus
tierras y dejaron de producir maíz; hoy, el 50% de la producción
nacional está en manos de transnacionales.
En diversos medios, la
secretaría de agricultura del gobierno declaró que “el
país requiere con urgencia maíz y caña a precios
competitivos para lanzarse a producir etanol, y utilizar al menos un
millón de hectáreas cultivadas para satisfacer la demanda que
generarían las plantas productoras de biocombustibles”.
Golpe a la mayoría de mexicanos
Se estima que, en México,
existen 19 millones de mexicanos en pobreza alimentaria, mismos que no perciben
ni el salario mínimo ($50.00 diarios por una jornada de 8 horas). Otros
30 millones reciben menos de 1 salario mínimo. Para quienes ganan 1
salario mínimo, el 20% se gasta en tortillas.
Pero,
además, el desempleo sigue aumentando. Tan solo en diciembre de 2006 se
perdieron otros 134 mil 400 empleos. Al llegar el nuevo gobierno a los primeros
45 días, los despidos ascendían a 256 mil. Esto representa un
promedio de 5,767 personas desempleadas por día. En 2005, el 80% de los
mexicanos vivíamos en la pobreza. En 2007, estamos peor
aún.
En total, somos más 70 millones los consumidores de
tortilla, el alimento básico de los mexicanos. Dadas las condiciones de
tan bajos salarios para la amplia mayoría, el aumento al precio de la
tortilla es un severo golpe. Las tortillas se producen en las casas o se venden
en las tortilleras de las colonias. Los autoservicios solamente abastecen al 10%
de la demanda.
Los datos de la producción nacional de maíz
refieren 13 millones de toneladas de la cosecha de este ciclo agrícola;
sin embargo, desde hace años se presenta un déficit de entre 6 y 8
millones de toneladas en toda la producción nacional. El gobierno habla
de 750 mil toneladas (sic) para cubrir el desabasto. Otros sectores
empresariales, dicen que México importa más de 10 millones de
toneladas anuales de maíz.
Los Estados Unidos venden el
maíz que no les sirve para la producción de etanol. Pero, en
México y América el consumo del maíz es para el consumo
humano. Según el Consejo Empresarial de la Industria del Maíz y
sus derivados, el maíz representa el 47% de la dieta de los
mexicanos.
La tortilla es el alimento básico, el único
presente en cada comida de los mexicanos, el cual aporta más de la mitad
de la energía, la mayor parte de la proteína, la fibra, el calcio,
el hierro y casi todas las vitaminas, por lo que su encarecimiento puede
deteriorar la alimentación de los mexicanos y, eventualmente, aumentar
los problemas de obesidad, aseguró Héctor Bourges
Rodríguez, director de Nutrición del Instituto Nacional de
Ciencias Médicas y de la Nutrición Salvador Zubirán (Cruz
A., en La Jornada 20 ene 2007).
Señaló que, hasta
antes de la escalada del precio de la tortilla, ésta era el alimento
más eficiente por su bajo precio, y sobre todo, apuntó,
"ningún país en su sano juicio descuida tanto un alimento
básico como lo ha hecho México durante décadas con la
tortilla".
Pero, si un kilogramo de tortillas es equivalente a 20 por
ciento de un salario mínimo, se requiere de al menos una cuarta parte de
la jornada laboral para adquirir apenas este alimento. Esto es porque quienes
perciben un salario mínimo ganan apenas 6 pesos por hora de trabajo
(Muñoz P., en La Jornada 12 ene 2007).
Según
información del Centro de Análisis Multidisciplinario de la
Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de
México, del inicio del sexenio de Vicente Fox al de Felipe
Calderón, la tortilla tuvo un aumento de precio de entre 180 y 200 por
ciento, ya que en 2000 un kilogramo de este producto costaba 4 pesos y de
ahí se disparó a 6.50 en 2005 y ahora a entre 10 y 12 pesos. El
estudio refiere que, en diciembre de 2000, con un salario mínimo se
podían comprar casi 9 kilos de tortilla, ya que esta remuneración
estaba fijada en 37.90 pesos y el kilogramo costaba 4 pesos, pero ahora el
precio ni siquiera se encuentra estable.
El 7 de febrero, la
Cámara Nacional de la Industria de Producción de Masa y Tortilla
declaró que la venta de tortilla en el país había
caído entre 20 y 30%. Esto significa que muchos, millones de mexicanos,
comieron menos o dejaron de hacerlo.
¿Alimentos o biocombustibles?
México debe establecer sustanciales y
permanentes apoyos a la producción de maíz, caña de
azúcar y oleaginosas, para garantizar el abasto nacional e impulsar la
utilización de esos cultivos en la producción de gasolina
alternativa, suficiente para reducir la dependencia de los hidrocarburos,
recomendó un análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
y del organismo alemán de cooperación técnica GTZ, que fue
entregado al gobierno mexicano (Cardoso V., en La Jornada 11 ene
2007).
En el estudio intitulado Fuentes renovables de
energía: una utilización más intensiva, encargado y
financiado por el BID, la alemana GTZ y con la participación de la
Secretaría de Energía (Sener), se mencionan los beneficios que el
país obtendría al utilizar caña de azúcar, granos y
oleaginosas para producir combustibles. También se advierte sobre los
riesgos que enfrenta por la insuficiencia en la producción
agrícola.
En el caso del biodiesel, señala que ''se
necesita aumentar de manera muy significativa el área de cultivos de
oleaginosas, puesto que el país no cubre actualmente ni siquiera la
demanda para producir aceites comestibles''.
Esto podría explicar
una de las razones por las que aumentó el precio de la tortilla pero no
es todo. Luís Hernández Navarro fue más explícito.
Dijo: “¿Por qué se ha incrementado el precio de la tortilla?
Por tres razones básicas. Primera y más importante, por el
acaparamiento y la especulación del maíz blanco por parte de los
grandes monopolios agroindustriales. Segunda, por el incremento en insumos
básicos para la producción, traslado e industrialización
del grano: diesel, electricidad y gasolina. Tercera, por la subida del precio
del maíz en el mercado mundial, como resultado de su uso en la
producción de etanol” (Hernández L., en La Jornada 12
ene 2007).
Es cierto que el precio del maíz en el mercado mundial
ha aumentado en los meses recientes como resultado de la utilización del
grano para elaborar etanol. Pero ese incremento no tiene relación con el
precio que tiene dentro del país. En la Bolsa de Chicago se cotiza en
alrededor de 144 dólares la tonelada, esto es, menos de la mitad de la
cantidad a la que se vende en la ciudad de México.
El costo del
diesel, la gasolina y la electricidad, todos ellos insumos necesarios para el
transporte y el procesamiento del grano, subieron durante los últimos
meses de la administración de Vicente Fox, impactando el precio de la
tortilla. Pero esos insumos constituyen, tan sólo, 30 por ciento de los
costos de producción.
De manera que, el monto del aumento en el
precio de la tortilla es absolutamente injustificado. Ni el incremento en los
insumos ni la revaloración del maíz en el mercado internacional
justifican las cantidades a las que se vende a los consumidores. El problema
central es la especulación de los grandes acaparadores. Hernández
Navarro señaló que esta especulación ha sido favorecida por
el modelo de mercado que se creó a raíz de la entrada en vigor del
TLCAN, del desmantelamiento de las agencias y empresas estatales de desarrollo y
de la privatización salvaje.
“Yo no subí el precio”: Calderón
Según Eduardo Sojo,
secretario de economía, el país no cuenta con "un instrumento para
controlar los precios de este básico". Consecuentemente, el gobierno deja
que los empresarios hagan lo que quieran. No es que se carezca de controles, lo
que ocurre es que el gobierno comparte los intereses empresariales para la
obtención de la máxima tasa de ganancia y los apoya.
El
pueblo no cree en el gobierno que, cada vez más, tiene menos credibilidad
y se vuelve más cínico. Pero, no obstante que las giras de
Calderón por el interior del país están blindadas, es
decir, amuralladas por el Ejército para evitar que la población se
acerque al pelele, el pueblo encuentra formas de hacerse presente y los
cuerpos de seguridad no han podido impedir que se escuchen los reclamos. En
Chalco y en Veracruz, el espurio fue recibido con pancartas irónicas que
decían “'Gracias señor Presidente por subir las
tortillas''.
En Chalco, detrás de las vallas colocadas por el
Estado Mayor Presidencial de Calderón se produjo el siguiente
diálogo (Hera C., Ramón R., en La Jornada 12 ene
2007):
“¾ ¡Nos subiste las tortillas!
¿No que nos ibas a ayudar?
“¾No, yo no subí el
precio.
“¾¡Estamos muy amolados,
subió la tortilla, el huevo, la leche!
“¾Dénme la confianza, no es un
tema con el que esté de acuerdo; hoy mismo voy a tomar una
decisión para ver qué hacemos para bajar los precios”,
contestó Calderón.
En Veracruz, se volvieron a repetir las protestas y Calderón
dijo “que instruyó a la secretaria de desarrollo Social, Beatriz
Zavala, que las distribuidoras Conasupo (ya desaparecida), aunque después
corrigió y dijo Diconsa, eviten cualquier intento de especulación
vendiendo el maíz a un precio que no supere los 3.50 pesos”
(Morales, A.T., en La Jornada 12 ene 2007). ¡Eran
mentiras!
Advirtió que la secretaría de agricultura
deberá comprar el maíz más barato donde sea. ''No me
importa que lo traigan desde miles de kilómetros, lo importante es que
ese no sea un argumento para elevarle los precios a la gente''. ¡Eran
improvisaciones!
Sojo, secretario de economía de Calderón,
desdijo de inmediato a su jefe y reiteró que, la dependencia “no
cuenta con "un instrumento" para controlar los precios de este
básico.
Luego, anuncio que “para frenar la
especulación con el maíz y bajar el precio de la tortilla, este
año se duplicará el cupo de importación de grano blanco
proveniente de Estados Unidos, al pasar de 250 mil a 450 mil toneladas, libre de
arancel, dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN)” (Cruz A., en La Jornada 13 ene 2007). Además,
anunció “una importación emergente de 200 mil toneladas
más de maíz blanco y/o amarillo también sin impuestos de
cualquier parte del mundo”.
¡Esas “cuantiosas”
importaciones están muy atrás de los valores reales! El gobierno
no tiene una política adecuada para el abastecimiento de granos; tampoco
le interesa.
Sin embargo, junto con otros funcionarios del gobierno
ilegítimo, reiteraron que ese gobierno “no tiene ninguna injerencia
en la regulación de los precios del maíz y la tortilla”.
¡Por supuesto! El gobierno da la impresión que le hace un favor al
pueblo y no desea malestar a los causantes del problema.
El plan del
gobierno de Calderón fue calificado por el PRD como “torpe e
irresponsable” al tiempo que convocaba a una mega marcha para el 16 de
enero. Diversas organizaciones campesinas dijeron que las medidas del gobierno
para frenar el desabasto de maíz “eran
erróneas”.
“El disparo en el precio de la tortilla,
que en la capital del país repuntó 66 por ciento en un par de
meses, fue atribuido por Guillermo Ortiz Martínez, gobernador del Banco
de México, a un movimiento de ''especulación y acaparamiento''.
Precisó: ''El movimiento de precios ha sido fuera de toda
proporción en relación con los insumos que se emplean para
elaborar'' ese alimento básico” (González R., en La
Jornada 12 ene 2007).
Ortiz preciso que, ''Las tortillas estaban a
seis pesos, más o menos, en enero de 2006, y en los días recientes
las dejaron subir a diez aquí, en el Distrito Federal y en otras ciudades
de provincia, o sea que es un aumento de más de 60 por ciento en el
precio de la tortilla que, repito, no se justifica por el incremento de los
insumos; el principal, que es el maíz, y sobre todo porque otros insumos
como electricidad, agua, mano de obra, etcétera, subieron en mucho menor
proporción”.
Saldo brutal de un modelo en quiebra
El problema de la tortilla representa la
quiebra de un modelo. L. Hernández Navarro analizó la
situación (en La Jornada 16 ene 2007). “El alza en el
precio de la tortilla ha puesto al descubierto la debilidad del Estado mexicano
frente a los monopolios. Quienes controlan la comercialización e
industrialización del maíz pueden organizar una corrida
inflacionaria y salir impunes. El Ejecutivo no cuenta con armas para combatir en
esa guerra”.
“El Ejecutivo federal anuncia que
próximamente va a permitir la importación de maíz blanco
sin pago de arancel. Pero resulta que quienes van a adquirir el cereal son, en
parte, los responsables del aumento, los mismos que controlan ya los
inventarios. Y las importaciones van a golpear a los agricultores y campesinos
del país, van a inundar el mercado con grano de mala calidad al tiempo
que contaminarán sus sembradíos con variedades transgénicas
y aflatoxina.
“Más allá de los factores coyunturales
que la precipitan, el incremento al precio de la tortilla muestra la crisis de
la cadena maíz-tortilla diseñada durante los sexenios de Carlos
Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo. El nuevo modelo desmanteló, en
nombre de la modernización, un esquema en el que el Estado regulaba el
mercado a través de la fijación de precios de garantía y la
regulación de las importaciones. Dejó a productores y consumidores
inermes frente a las fuerzas del mercado, al tiempo que entregó el
control del proceso a unas cuantas agroindustrias.
“Los resultados
de esta política han aparecido nítidamente durante esta
última crisis. Desde la entrada en vigor del TLCAN en enero de 1994 la
tortilla ha incrementado su precio en 738 por ciento. Como resultado de ello, su
consumo por persona ha disminuido. Este alimento es, además, de peor
calidad.
“El saldo es brutal. En los mercados reina la
ineficiencia. La comercialización e industrialización del grano se
han concentrado en tres grandes empresas. La alimentación de los
mexicanos depende ahora mucho más de Estados Unidos”.
Declaracionitis del “sindicalismo”
La Unión Nacional de
Trabajadores (UNT) “deploró” el aumento a la tortilla y dijo
que “es una gravísima señal” (sic). Días
después, los “líderes” neocharros expresaron
tranquilamente que “no se descarta la huelga general” (sic) si
Calderón no detiene el alza de los precios de la canasta básica.
La propuesta fue hecha en conferencia de prensa ¡por Porfirio Muñoz
Ledo! (sic).
Organizaciones del campo y sindicales, así como los
partidos políticos que integran al Frente Amplio Progresista (FAP)
declararon que preparaban una gran marcha por la defensa de la soberanía
alimentaria y del salario.
Los charros del Congreso del Trabajo (CT)
declararon que pedirían aumentos salariales del 6%, en vez del 3.5%
acordado (y firmado por ellos mismos) con el gobierno y que estaban “a
favor” de un aumento de emergencia al salario mínimo (sic).
De inmediato los patrones agrupados en la Coparmex argumentaron su
oposición diciendo que, ese aumento, provocaría “una espiral
inflacionaria”.
Se trata del mismo argumento falso que siempre
esgrimen, culpando erróneamente a los salarios como causantes de la
inflación. Eso, es falso de toda falsedad, como ellos mismos se expresan,
porque el reciente aumento del 3.5% a los salarios mínimos NO
provocó el desmedido aumento al precio de la tortilla. Fue la
especulación en la oferta y la demanda, influenciada por razones como las
arriba señaladas.
La jerarquía eclesiástica
también se manifestó. El cardenal Norberto Rivera, que enfrenta en
Estados Unidos cargos por apoyo a pederastas en México, minimizó
el aumento al precio de la tortilla. “este aumento no significa una
"tragedia" para el país, pues no desencadenará un alza de precios
en otros productos básicos”, dijo. Felipe Arizmendi, obispo de San
Cristóbal Las Casas, dijo que el aumento “sí puede crear un
movimiento "incluso tan dramático como el de 1994" en Chiapas, generado,
entre otras causas, por el costo "tan deteriorado del
café".
Varios sindicatos, desde el Sindicato Mexicano de
Electricistas (SME) hasta los agrupados en la UNT declararon que harían
movilizaciones en defensa del poder adquisitivo de los trabajadores. El 18 de
enero, la UNT anunció que realizaría una marcha el 31 de enero
para exigir al gobierno federal que detenga la escalada alcista y realice
gestiones para otorgar a los trabajadores un "incremento salarial de
emergencia". Hernández Juárez y Agustín Rodríguez
dijeron que “la invitación incluye a todo el CT; el Frente Sindical
Mexicano, que encabeza el Sindicato Mexicano de Electricistas; organizaciones
sociales y campesinas, así como el Frente Amplio Progresista”.
Calderón pacta con empresarios alza del 42%
El 18 de enero, Felipe
Calderón “pactó con productores agrícolas,
comercializadores y empresarios ''estabilizar'' el precio de la tortilla en 8
pesos 50 centavos y con ello autorizó en los hechos un aumento de 40 por
ciento con respecto al costo que tenía el producto el año
pasado” (Herrera C., en La Jornada 19 ene 2007).
El pacto
compromete a 5 mil de las 65 mil tortillerías existentes en el
país y será revisado el 30 de abril para su modificación o
prórroga. De acuerdo con la Asociación Nacional de Empresas
Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC) existen 65 mil
tortillerías en el país.
Los firmantes del pacto son los
grandes acaparadores y especuladores del maíz y la tortilla, entre otros,
Molinos Industriales, S.A. (Minsa), la Unión Nacional de Industriales de
Molinos y Tortillerías Cintéotl, la transnacional Cargill
México, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y
Departamentales, Wall-Mart y Bimbo. Tan solo esta última, vende tortillas
en 300 mil tiendas.
El acuerdo también fue suscrito por la
Confederación Nacional Campesina (CNC), el Consejo Nacional Agropecuario
(CNA), el Consejo Promotor y Regulador de la Cadena Maíz-Tortilla, el
Consejo Empresarial de la Industria del Maíz y sus Derivados, la
Cámara Nacional del Maíz, Alsur y la Comercializadora Portimex.
En noviembre de 2006, el precio del kilogramo de tortilla era de $6.00,
el pacto acordado representa un súbito incremento del
42%.
¿Quiénes son los firmantes del pacto? El CNA es una
asociación integrada por los grandes productores agropecuarios y
agroindustriales de México junto a las megaempresas nacionales y
trasnacionales relacionados con los agronegocios. Entre sus asociados Monsanto,
Syngenta y Agrobio México (que agrupa a las trasnacionales de
agrotransgénicos), además de las grandes empresas distribuidoras
de cereales como Cargill Archer Daniel Midland, así como a los grandes
industriales que usan el grano para harina y forrajes: Grupo Minsa, Bachoco,
Pilgrim's Pride, Tyson (Ribeiro S., en La Jornada 20 ene
2007).
Entre los logros históricos, en los que el CNA se adjudica
"participación activa", están la modificación del
artículo 27 constitucional (que abrió la puerta para el proceso de
privatización de las tierras ejidales y comunales); la firma de TLCAN y
la desregulación de la Secretaría de Agricultura. Ahora quieren
agregar a esta impresionante lista de devastación, la presión para
lograr la siembra de maíz transgénico en México, su centro de origen.
Reacciones y más declaraciones
Se trata de “pagos de favores mutuos”
dijeron el Consejo Nacional de Organismos Rurales y Pesqueros, y la Central
Campesina Cardenista (CCC) en reacción a las medidas anunciadas por el
gobierno. “Acciones publicitarias” les llamó la
Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del
Campo. La “estabilización” a la tortilla,
“puñalada” a la economía popular, expresó el
PRD.
El “tope” al precio de la tortilla “es una medida
tibia que nada resuelve, porque hay que ir directamente contra los monopolios
que controlan el mercado del maíz en México”, planteó
Bertha Luján, secretaria del Trabajo del ''gobierno legítimo'' de
Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Este declaró que "Ese
gobierno usurpador sólo está al servicio de los de arriba y no
puede defender la economía familiar, porque su compromiso es con los de
arriba, con los grandes monopolios, con los potentados".
La UNT
calificó al anuncio de Calderón como “paliativo” e
insistió en que “marcharemos el 31 de enero”.
Los
industriales de la masa y la tortilla en varios estados advirtieron que no
acatarían el pacto que Calderón firmó con los
“acaparadores” y dueños de supermercados. La Unión
Nacional de Industriales de Molinos y Tortillerías (UNIMTAC)
también desconoció al “pacto”. La directora general de
la Cámara Regional de Tortillas de Tlaxcala, Veracruz y Puebla (Carit),
afiliada a la Confederación Nacional de Cámaras Industriales
(Concamin), dijo que, debido al alza en los insumos que enfrentan los
productores, el precio pactado no podrá sostenerse en el interior del
país y que iban a aceptar el “pacto”.
El obispo de la
diócesis de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera, afirmó que el
acuerdo signado por el gobierno federal y algunos sectores para
estabilizar el precio de la tortilla es "retórica pura", y
apuntó que esas medidas "destapan las mentiras del régimen
pasado", el cual, aseguró, manipuló los resultados electorales de
la contienda presidencial para asirse al poder. "La política de
ficción que estuvieron practicando ahora ya no hace falta",
resaltó (León G., en La Jornada 20 ene 2007).
En
gira por Zacatecas, AMLO dijo que el pacto solamente beneficia al Grupo Maseca,
que acapara en el mercado de la tortilla, pues "controla 80 por ciento de toda
la harina y el maíz que se comercializan en el país.
¿Unidad con el charrismo?
El 23 de enero, varios representantes sindicales
anunciaron que, el “tortillazo” unificaba a las centrales (sic).
Así, dijeron, el Frente Sindica Mexicano, la UNT y el Congreso del
Trabajo marcharían por primera vez el 31 de enero. Tan entusiasmados
estaban que, dijeron, invitarían también a la CTM (sic).
Al siguiente día, AMLO anunció que asistiría a la
marcha del 31 de enero. La UNT, de inmediato, declaró que el anuncio
generaba “mucha tensión” y que con su presencia se
“partidiza” la protesta. Luego, se dijo que AMLO podría
participar pero no encabezar la marcha. Acto seguido, el CT y la CTM
“declinaron” participar en la marcha. AMLO, desde Chihuahua,
convocó a la movilización y confirmó que estaría en
la marcha del 31 de enero.
El 27 de enero, la CROC y el sindicato minero
anunciaron, también, que no asistirían a la marcha. El SME, por su
parte, anunció que las 600 organizaciones del Diálogo Nacional se
sumarían a la marcha. El FAP anunció que AMLO no solamente
asistiría sino que sería uno de los oradores.
Grupos
civiles, entre otros, el Centro Ecuménico y el Movimiento Civil por la
Democracia se reunieron para declarar que asistirían a la marcha. No nada
mas, también propusieron que hubiera un solo orador y leyeron el
Llamado ciudadano a los ciudadanos documento elaborado por Francisco
Toledo, Marta Lamas y Rolando Cordera (sic).
Al otro día se
precisaron y publicaron los arreglos. En el Zócalo habría
solamente una oradora (externa (sic), no identificada (sic) con ninguna de las
organizaciones asistentes) que leería la llamada Declaración
del Zócalo (sic), AMLO asistiría como un ciudadano
más y, después del mitin, haría uno propio en el mismo
lugar. Los charros del Congreso del Trabajo y de la CTM no asistirían,
por supuesto.