D. Bahen
FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA
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En México estallaron varias revoluciones
entre 1908 y 1919 en la más grande irrupción de masas,
expresión de la lucha de clases, en cien años. Los magonistas
habían propuesto la necesidad de una revolución armada. Madero
llamó al levantamiento concluyendo sus acciones al pactar con la
dictadura el cambio de régimen político. Pero el campesinado
mexicano, con su programa expresado en el Plan de Ayala y encabezado por
Emiliano Zapata, extendieron la lucha armada. Francisco Villa, con la
División del Norte, logró los éxitos militares más
importantes destruyendo al ejército de la dictadura. Los ejércitos
de Villa y Zapata ocuparon la capital del país. Tenían derrotada a
la burguesía terrateniente en el campo no así en la ciudad. La
respuesta obrera fue prácticamente inexistente. El ala derecha,
encabezada por Carranza y Obregón, se apoderó del gobierno,
reprimiendo a los obreros y asesinando a Zapata y Villa. El movimiento fue
violentamente interrumpido pero la Revolución NO ha
terminado.
No fue una sino varias Revoluciones
En 1905, la llamada “paz
porfiriana” significaba la deportación de personas a las
plantaciones del Sureste, la cárcel o la ley fuga. La dictadura gobernaba
con las bayonetas. Desarrollo capitalista significaba la destrucción de
los pueblos libres y tierras comunales.
Las haciendas habían
crecido devorando las tierras de los pueblos. Las huelgas y sindicatos obreros
estaban prohibidos. Sin embargo, las luchas obreras fueron el preludio de la
Revolución.
Ricardo Flores Magón había hecho de la
prensa un arma de combate proclamando la necesidad de una revolución
armada que expropiara a capitalistas y terratenientes.
En 1908, en
Coahuila y Chihuahua, los magonistas se levantaron en armas [40].
Después, en 1911, tomarían Mexicali.
En 1910, Porfirio
Díaz se hizo reelegir por enésima vez mediante un fraude
electoral. Eso provocó protestas. Francisco I. Madero, un terrateniente
norteño, llamó a un levantamiento armado para el 20 de noviembre.
Pero, el asunto político de Madero era electoral limitado a un cambio de
régimen.
El 5 de junio de 1910, Madero proclamó el Plan de
San Luis [67]. En 1911, Villa y Orozco tomaron Ciudad Juárez, sin la
anuencia de Madero. Luego vinieron los Tratados de Ciudad Juárez [83]. De
acuerdo a éstos, se limó al Plan todo el filo agrario. Madero
negoció con Díaz. Este renunció. El 7 de junio de 1911,
Madero entró a la ciudad de México. Para esta tendencia, ¡LA
REVOLUCION HABIA TERMINADO!
En realidad, apenas empezaba. Zapata se
levantó en armas. El 29 de marzo de 1911, se formó el
Ejército Libertador del Sur. En septiembre de ese año, todo
Morelos estaba en armas. El 28 de noviembre de 1911, Zapata dio a conocer el
Plan de Ayala [4, 5]. Con éste, el movimiento revolucionario
adquirió independencia política, precisamente, a través de
un programa.
El 1º. de mayo de 1913
En 1912, se fundó la Casa del Obrero Mundial, como un
centro de reunión, “sin estatutos, ni estructura ni
declaración de principios”. Entre los fundadores estuvieron Rosendo
Salazar y Octavio Johan, quien al parecer había combatido en la Comuna de
Paris [40].
En 1913, Victoriano dio un golpe de estado sangriento contra
Madero. El golpe se produjo sin oposición obrera, había mucha
confusión política. Sin embargo, la respuesta en el campo fue
mayor, la guerra campesina se extendió por todo el
país.
Enarbolando el Plan de Guadalupe, el 19 de marzo de 1913,
Carranza –otro terrateniente norteño– desconoció a
Huerta y se proclamó asimismo. Francisco J. Múgica había
planteado ciertas demandas obreras para incorporar al Plan; Carranza se
opuso.
En plena dictadura, se realizó en México por primera
vez, una manifestación con motivo del 1º de mayo [66]. No fue uno
sino varios actos. Huerta procedió a la represión. A Serapio
Rendón, que había sido orador en un mitin, la dictadura le
mandó cortar la lengua.
La División del Norte
Villa desarrollaba importantes acciones
armadas en el norte del país. El 29 de septiembre de 1913, su
ejército fue reconocido por Carranza como División del Norte.
Pero, la División no tenía nada de carrancista porque era un
ejército de los campesinos y los pobres. Dos días después,
Villa con sus tropas tomó Torreón. Con esa acción
quedó demostrado que, ¡el ejército burgués NO es
invencible. Un ejército campesino, dirigido por un general campesino,
puede vencerlo!
Después Villa trató de tomar Chihuahua. No
fue posible de momento. Por telégrafo, Villa hizo saber a Ciudad
Juárez que un tren había sido interceptado. A éste le
dieron instrucciones de regresar y así lo hizo. En las siguientes
estaciones se reiteraron esas órdenes. Cuando el tren llegó,
desembarcaron las tropas de Villa tomando por sorpresa a Ciudad
Juárez.
El 23 de junio de 1914 las tropas villistas, dirigidas por
Felipe Angeles, tomaron Zacatecas. Se produjo el punto culminante de la
Revolución, desde el punto de vista militar. El ejército de la
dictadura estaba, literalmente, quebrado.
Villa pretendía seguir
avanzando pero, Carranza se lo impidió, dándole instrucciones de
dirigirse a Saltillo. Eso permitiría el avance de Obregón que
venía por el noroeste. Un mes después, Huerta se vio obligado a
renunciar. Obregón ocupó Guadalajara; luego, entró a la
ciudad de México.
Mientras tanto, en Cuernavaca, Zapata en armas
emitió un decreto nacionalizando los bienes de los enemigos de la
Revolución.
La Convención de Aguascalientes
Carranza, entonces, convocó a una
Convención de jefes. Villa no estaba de acuerdo, el enfrentamiento con
Carranza era definitivo. No obstante, Obregón fue a Chihuahua a convencer
a Villa salvándose de ser asesinado. Luego, Antonio Villarreal,
exmagonista, convenció a Villa en Torreón.
La
Convención de villistas y carrancistas se reunió, finalmente, en
Aguascalientes. Empezó el 10 de octubre de 1914. Constituida en soberana,
se decidió invitar a Zapata.
Los zapatistas llegaron, armados con
su programa, para sacar a la Convención de las trivialidades. Se produjo,
entonces, lo que Carranza temía: la conjunción de villistas y
zapatistas. El 28 de octubre, la Convención aprobó el Plan de
Ayala. Dos días después, la Convención aprobó el
cese de Carranza.
Desde Veracruz, Carranza se opuso declarando rebeldes
a Villa y a Gutiérrez, presidente electo por la Convención. A la
ofensiva, Villa le anunció a Zapata que avanzaba hacia la
capital.
La Convención publicó un importante Manifiesto
[18] definiendo al concepto de soberanía. “La soberanía la
ejerce el pueblo en los campos de batalla y reside en el pueblo levantado en
armas”, se dijo. La Convención también aprobó un
programa que incluía: la devolución de los ejidos a los pueblos,
la destrucción del latifundismo, la nacionalización de bienes, y
la libertad de asociación y de huelga.
Vila y Zapata ocupan la capital
Villa entró a la ciudad de México, el 3 de
diciembre, por Tacuba y Azcapotzalco. Al siguiente día se reunió
con Zapata en Xochimilco. Los zapatistas recibieron a los villistas con
música. Zapata y Villa platicaron. Luego, avanzaron con sus tropas a la
ciudad.
Ante al arribo de Villa y Zapata, Carranza había huido de
la capital para refugiarse en Veracruz. Los campesinos armados estaban ya en el
centro político del país. 30 mil hombres y mujeres se dirigieron
al Zócalo capitalino.
La marcha había iniciado muy
temprano. Algunos, pasaron a desayunar a Sanborns; otros, se fueron a La Opera.
El suceso era extraordinario. Dos generales campesinos, junto con sus
ejércitos, ocupaban la capital del país [32, 34].
El 6 de
diciembre de 1914, Villa y Zapata entraron al Zócalo de la ciudad de
México [89]. Desde el punto de vista político, era el momento
culminante de la Revolución. Pero había una seria
contradicción. La burguesía había sido derrotada en el
campo, no así en la ciudad.
Aunque villistas y zapatistas
recibieron simpatía popular, otros los atacaban. Los obreros
también veían con simpatía a Zapata pero participaban a
título individual. La clase obrera, como tal, era todavía
inexistente.
Villa y Zapata eran campesinos. Su visión campesina
era local. No se podía pedirles que actuaran como proletarios o
marxistas. Por eso es que, en vez de perseguir a Carranza y aniquilarlo, Villa
decidió regresar al norte y Zapata al sur. Carecían de un proyecto
político de alcance nacional.
A ese momento, Zapata tenía
la bandera política expresada en el Plan de Ayala. Villa había
ocupado militarmente gran parte del territorio; tenía consigo otra
importante bandera. El consenso en el campo, estaba de parte de Villa y Zapata
pero no así en la ciudades. La clase obrera no pudo jugar su papel ni lo
entendió.
Después de la marcha, Villa y Zapata se sentaron
en la silla presidencial. A su lado, Otilio Montaño, Rodolfo Fierro y
Tomás Urbina.
“Este rancho es muy grande
pa’nosotros”, le había dicho Villa a Zapata cuando se vieron
en Xochimilco [87]. Entonces, se regresaron a sus pueblos; México se les
hacía un pueblote.
Antes, en Palacio Nacional, se hizo una comida.
Allí estuvo Eulalio González, el presidente de la
Convención “bueno pa’nada” que luego se alió a
Carranza. Intelectuales pequeño burgueses, como Vasconcelos y
López Velarde se molestaron porque los zapatistas no sabían usar
los cubiertos y porque Eufemio Zapata tenía sus caballerizas dentro del
Palacio Nacional.
Una semana después, se fundó el Sindicato
Mexicano de Electricistas [7, 68].
Carranza entró a la ofensiva
con un proyecto burgués pero de alcance nacional. Desde Veracruz
proclamó una Ley agraria, con evidentes propósitos
políticos. Esa ley no recogía las demandas zapatistas pero
tenía la intención política de sustraerle base social a
Villa y zapata.
El pacto obrero con Carranza y Obregón
En 1915, Obregón llegó
otra vez a la capital. Primero tomó a la planta eléctrica de
Necaxa. Luego, promovió con la Casa del Obrero Mundial un pacto que
más tarde fue firmado con Carranza.
De acuerdo al Pacto, los
obreros integrados en batallones combatirían al lado de Carranza contra
Villa y Zapata. En medio de una fuerte discusión, la Casa se sumó
al carrancismo. El único sindicato que se opuso fue el SME.
Los
batallones debutaron en la batalla de Celaya. Angeles había recomendado
no salir al encuentro de Obregón pero Villa prefirió esta
opción. La batalla fue extenuante y una gran derrota para Villa.
Entonces, Obregón persiguió a Villa derrotándolo en los
siguientes tres combates. Villa se refugió en Torreón pero la
suerte en el campo de batalla no estaba de su lado. Tuvo que replegarse a
Chihuahua.
La invasión de Columbus
En marzo de 1916, Villa había invadido a Columbus
[86] ingresando con sus tropas a territorio norteamericano. Esto motivó
una expedición punitiva al mando de Pershing, general de la Primera
Guerra. Con él, venían los tenientes Patton y Eisenhower, quienes
luego serían generalotes de la Segunda Guerra.
“Mil
novecientos del año dieciséis/dejó Carranza pasar
americanos/muchos soldados, dicen que en aeroplanos/buscando a Villa
queriéndolo matar”. Por supuesto que no lo encontraron. Pero Villa
les dio combate. En Parral, una sublevación de mujeres obligó a
Pershing a gritar “¡Viva Villa!”. Este volvió a tomar
Torreón. Después, lanzó un Manifiesto a la Nación
llamando a combatir al invasor norteamericano.
Pershing y
acompañantes pensaban que “combatir era un baile de
caquís” pero, a principio de enero de 1917, tuvieron que abandonar
el país.
La Constitución de 1917
Desde el punto de vista político, Carranza
seguía avanzando. Desde la capital convocó al Congreso
Constituyente que, reunido en Querétaro, el 5 de febrero de 1917
proclamó a la Constitución política del país, en
algunos aspectos influenciada por la lucha armada.
En esta
Constitución fueron de relevancia los artículos 3, 27 y 123. De
acuerdo al 27, “La propiedad de las tierras y aguas... corresponde
originalmente a la Nación” [21]. “El dominio de la
nación sobre los minerales del subsuelo, incluido el petróleo, es
“inalienable e imprescriptible”, se incluiría después.
También se aprobó la jornada de trabajo de 8 horas, el derecho de
asociación y de huelga, entre otras
medidas.
¡Vámonos con Pacho Villa!
¡Vámonos con Pancho Villa!, dijeron muchos
mexicanos. Dada la persecución de Carranza, Villa se refugió en el
norte en acciones guerrilleras desarrolladas en Chihuahua y en
Sonora.
Por las mismas vías férreas, trazadas por el
porfirismo, se desplazaron los trenes de la Revolución. En algunos casos,
los revolucionarios pusieron las vías o las desviaron; en otros casos,
las “volaron”. Con Villa viajaban, dentro, los caballos; arriba los
hombres y mujeres. También había vagones para hospitales y
atención a los heridos; así, como para los
periodistas.
Las mujeres de la Revolución
La Revolución no hubiera sido posible sin
las mujeres. Estas no fueron solamente “Adelitas” o
“Valentinas”. Tampoco se dedicaban solamente a hacer las tortillas y
atender a los “Juanes”.
Muchas mujeres participaron en
combates e, incluso, tuvieron tropas bajo su mando [62].
En la
Revolución también participaron niños, unos se sumaron
temprano al movimiento, otros nacieron con la
Revolución.
¡Viva Zapata!
A diferencia de la División del Norte que era un
ejército más formal, militarmente, el zapatismo era diferente. Su
concepto era “el pueblo en armas”. Con base en ancestrales
tradiciones, los zapatistas aparecían en combate y, luego, se
disolvían entre los pueblos. Por todos lados había oídos y
ojos, vigilantes día y noche. Este concepto tiene un enorme
valor.
En 1915, en el sur, el zapatismo tomaba un conjunto de medidas en
la Comuna de Morelos, el hecho más trascendente de la Revolución.
Una acción fue la restitución inmediata de las tierras, los
campesinos entrarían enseguida en posesión de las mismas y
serían defendidas con las armas en la mano. Nacionalización de los
ingenios y destilerías fue otra
medida.
“No pactamos con traidores”
Después de haber servido a Carranza, los
batallones fueron disueltos y la Casa del Obrero Mundial fue ocupada por las
tropas de Pablo González.
En 1916, un periodista
entrevistó a Zapata [90]:
- Ahora usted es un perseguido. Ahora
quieren eliminar a todos los que defienden a la Revolución.
- Eso
es imposible. Tendrían que matar a todos los mexicanos para
lograrlo.
- ¿No basta con matar a los dirigentes?
- No. Con
eso no basta.
- ¿Porqué?
- Si matan a los jefes
revolucionarios vendrán otros.
- ¿Está seguro de
eso?
- Sí. Estoy seguro. Así ha sido siempre.
-
¿Y ahora que hará usted?
- Ya se lo dije. Defender a la
revolución.
- Ya dijo eso, sí. Quiero saber como lo
hará.
- Los campesinos están armándose. Solo es
necesario organizarlos.
- ¿Organizarlos para qué?
-
Para pelear.
- ¿No cree que ya llevan suficiente tiempo peleando?
¿Qué se derramó mucha sangre, que hay demasiados
muertos?
Zapata miró fijamente al periodista. Dijo como hablando
para sí mismo.
- Por eso tenemos que seguir, amigo. No podemos
traicionar a los muertos y pactar con los
traidores.
Revolución anticapitalista
Al poner en el centro el derecho de propiedad
sobre la tierra y sus recursos, al afectar el latifundismo, cultivar la tierra
colectivamente, expropiar a terratenientes e industriales, la Revolución
fue anticapitalista [40, 65].
En 1915, Zapata promulgó una Ley
Agraria. Esta, promovida por Manuel Palafox, secretario de agricultura de la
Convención, fue la aplicación práctica del Plan de
Ayala.
En sus aportaciones programáticas, Zapata incluyó
demandas campesinas y, también, obreras, especialmente relacionadas con
la jornada de trabajo. La Revolución Mexicana, por su composición
social fue, esencialmente, campesina [34] pero, políticamente fue una
expresión de la lucha de clases.
Zapata y Lenin
Cuando Carranza reprimió a los obreros en 1916,
Zapata protestó. Lo mismo había hecho cuando Carranza y
Obregón organizaron a los obreros para enfrentarlos con los
campesinos.
Ahora, el mismo represor, Pablo González, ocupó
a Cuernavaca en medio de una carnicería humana. Los zapatistas se
replegaron a las montañas. La Convención que estaba en Cuernavaca
se trasladó a Jojutla, y el cuartel de Zapata a
Tlaltizapán.
En 1918, a través de su representante en La
Habana, Zapata escribió una carta que fue difundida en el mundo [40].
Zapata expresaba su admiración por la Revolución Rusa y
decía que, algún día, los obreros del mundo
reconocerían y apoyarían a la Revolución Mexicana y a la
Bolchevique [51].
El movimiento armado mexicano, sin embargo, entraba en
una difícil fase. Carranza perseguía a Zapata utilizando las
tropas asesinas de Pablo González.
¡La Revolución No ha terminado!
“Campanas de Villa
Ayala / por quién doblan tan dolientes / Es que ya murió Zapata / y
Zapata era un valiente/” [28, 32, 53].
Aquél día, 10
de abril de 1919, se interrumpió violentamente la
Revolución.
En cuanto la tierra cayó sobre su cuerpo,
empezó la creencia indesarraigable: “Zapata no murió en
Chinameca, vive, sigue cabalgando en las noches por las montañas en su
caballo blanco”.
En 1923, Carranza asesinó a Villa. Ese
mismo año, Flores Magón amaneció muerto en prisión,
al parecer asfixiado.
Cayeron los grandes de la Revolución, pero la
brecha que abrieron no volvería a cerrarse. No se ha cerrado. ¡La
Revolución NO ha terminado!
¡Salud y
Revolución Social!
Francisco Villa y la División del Norte
Emiliano Zapata y el pueblo en armas