F.J. Sainz, C.G. Alaníz
FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA
energia@fte-energia.org
La historia de la humanidad ha sido la historia de
la lucha de clases. En México, ésta se expresó con el
desarrollo del capitalismo en el país. El presente ciclo centenario tiene
sus antecedentes en más de 50 años de levantamientos y protestas.
Entre la Comuna de París y la Revolución Rusa de 1905 se
inició la lucha proletaria mexicana misma que fue influenciada por el
pensamiento y experiencias internacionales. La prensa obrera y la huelga fueron
importantes armas de lucha. Diversos intentos de organización no pudieron
cristalizar. El periódico Regeneración, de los Flores
Magón, animó decididamente al movimiento. Treinta años de
dictadura porfirista impusieron la llamada “paz social” que fue rota
con las primeras acciones obreras de
importancia.
Lucha de clases, motor de la historia
La historia (escrita) de todas las
sociedades existentes hasta el presente es la historia de la lucha de clases
[57].
A finales del siglo XX “el mundo es incomparablemente
más rico que nunca, respecto a su capacidad de producir bienes y
servicios, y por la infinita variedad de los mismos” pero, “para
muchos de nosotros la idea de no tener seguridad sobre lo que sucederá
mañana es totalmente extraña y espantosa” [43]. No se trata
de una simple especulación. Para millones en América Latina,
África y Asia, ésta es una realidad generalizada. Persisten y se
agravan el hambre y la injusticia, los mismos elementos que echaron a andar el
motor de la historia: la lucha de clases.
La I Internacional
Los primeros movimientos de resistencia obrera
surgieron en Europa, durante el siglo XIX, en pleno auge de la Revolución
Industrial, como defensa ante las terribles condiciones de vida y trabajo de los
asalariados [44]. La resistencia obrera construyó nuevas formas de
organización, entre ellas, los sindicatos. Más adelante, ante las
limitaciones de éstos, el movimiento obrero se amplió hacia la
formación de partidos políticos.
Al calor de las
insurrecciones sociales en Europa, en 1848, se publicó el Manifiesto
del Partido Comunista. En 1864, se formó la Primera Asociación
Internacional de los Trabajadores, presidida por Marx y Engels, como un frente
político y popular, con 2 grandes objetivos: 1) Formular el programa
político de la clase obrera y, 2) Practicar la solidaridad
internacional.
En el movimiento obrero existían dos tendencias
dominantes: marxistas y anarquistas. Entre ambas, se desarrolló una
tendencia orientada más hacia las reformas que a la revolución
[45]. Fue en Alemania donde los sindicatos desarrollaron esta tendencia, al
recibir el reconocimiento del Estado, estableciéndose con ello las bases
de la llamada «socialdemocracia». Esta forma se consolidó en el
siglo XX convirtiéndose en elemento indispensable del poder estatal,
construyendo partidos no obreros para participar en procesos electorales.
El movimiento sindical adquirió una “personalidad
institucional” frente al Estado a cambio de convertirse en promotor de la
“colaboración” de clases. Consecuencia de disputas
ideológicas internas [41], la I Internacional fue disuelta en
1876.
La Rebelión de Chalco
En México, a partir de la dominación
española, las disposiciones legales en materia de «propiedad
privada» y trabajo caracterizaban una relación de dominio. Cuando
México se independizó de España, sobrevino un
período de guerras internas cuyas causas fueron la disputa por «la
tierra», originariamente de «propiedad colectiva», y «el
trabajo», fundamentalmente «social», hasta antes de la llegada de
los españoles.
En 1848, perdida la mitad del territorio nacional y
al triunfo liberal en las guerras de Reforma, el Estado mexicano renunció
a regular las condiciones de trabajo, justificó la preservación de
la propiedad privada como valor social y mantuvo mínima
participación en la regulación de los factores de la
economía.
La tierra, tema ignorado en la Constitución de
1857, dio lugar a continuos conflictos entre los que destacó la
Revolución de Ayutla, levantamiento agrario en el estado de Guerrero, que
dio inicio a la Guerra de Reforma.
El despojo de tierras comunales fue
siempre criminal desde la época colonial. En Chalco, ocurrió una
rebelión en defensa de las tierras comunales [40, 59]. El 20 de abril de
1869, Julio Chávez López publicó un manifiesto convocando
al pueblo chalquense a empuñar las armas para establecer un nuevo orden
agrario, basado en la apropiación directa de la tierra que cada quien
cultivaba, usurpada por los hacendados. La rebelión fue derrotada luego
de algunos triunfos. Julio Chávez López enfrentó la muerte
con el puño en alto gritando ¡Viva el
socialismo!
La Comuna de París
La Primera Internacional ayudó a construir la
incipiente experiencia del poder obrero. La guerra del Estado francés en
contra de los estados alemanes, encabezados por Prusia, reveló al
proletariado francés todo el horror de la barbarie capitalista
[63].
Los trabajadores parisinos, organizados en las secciones locales de
la Internacional de los Trabajadores, fueron armados para defender la ciudad.
Con esas mismas armas derrotaron al gobierno para instaurar, durante 72
días, un gobierno popular conocido como la Comuna de París. Los
obreros organizados aportaron al programa social de la Comuna; también,
ocuparon puestos destacados en la organización consejista y en las
distintas comisiones de la estructura comunal.
En la Comuna se
ensayó por primera vez el vínculo de la clase obrera con el Poder
Popular, enfrentando los problemas concretos de la transformación
profunda de la sociedad. La Comuna fue ahogada en sangre. Decenas de miles de
comuneros fueron masacrados y otros exiliados. No obstante tan brutal
represión, la Comuna de París pasó a la historia como uno
de los grandes momentos obreros [49].
La prensa obrera
Hace cien años la clase obrera mexicana
empleó dos armas de lucha fundamentales: la Prensa Obrera y la Huelga. La
prensa cobró gran fuerza desde la guerra de Independencia siempre en
condiciones precarias. En el último cuarto del siglo XIX aparecieron en
México muchos periódicos y publicaciones obreras. Perseguidos, la
mayoría desaparecían luego de cumplir su papel, que se limitaba a
agitar, denunciando las condiciones de explotación de los obreros. Esa
prensa fue incapaz de reivindicar las demandas más complejas y
careció de efectividad organizativa.
En la década de los
setenta se publicó el semanario El Socialista que abordaba, con
cierta frecuencia, la situación del movimiento obrero internacional.
Así se conoció en México el pensamiento de izquierda y se
supo, por ejemplo, de la Comuna de París.
No obstante, el
incipiente proletariado mexicano carecía de dirección
política. No bastaba la presencia de enormes masas rurales, despojadas de
la tierra, con la única opción de ser absorbidas por una industria
subdesarrollada en la que prevalecía el
artesanado.
Regeneración, el periódico publicado al
inicio del siglo XX por los hermanos Flores Magón y el Partido Liberal,
rebasaría estas limitaciones. Regeneración [9, 25]
ejerció la denuncia y mantuvo la agitación creando vínculos
obreros, mediante redes clandestinas, que permitieron difundir las ideas y el
análisis político, sentando las bases para la Revolución
mediante el Programa de 1910.
La organización y la huelga
En 1868 se había realizado
un primer congreso obrero que fracasó pero, al año siguiente, un
grupo de militantes obreros (cooperativistas y mutualistas, principalmente)
logró crear el Círculo Proletario, que tampoco pudo
sostenerse.
Finalmente, el 16 de septiembre de 1872 se instaló el
primer Círculo de Obreros. La decisión de fundarlo estuvo
influenciada por el movimiento obrero internacional, fundamentalmente, desde la
I Internacional. El Socialista había publicado los estatutos de la
Internacional casi al mismo tiempo que ésta celebraba su congreso en
Londres.
Para 1874 contaba ya con 20 delegaciones en varios Estados de
la República con miles de asociados, en su mayor parte artesanos y
obreros de hilados y tejidos, de tendencia anarco-sindicalista y mutualista. El
rápido crecimiento del círculo propició desviaciones en
algunos de sus líderes que buscaron relajar la resistencia del
Círculo para favorecer la colaboración con el Estado, mediatizando
huelgas e, incluso, integrándose al gobierno. Tal política
acarreó gran descrédito al Círculo y lo condujo al
rompimiento.
Hacia 1879 el Círculo estaba sometido totalmente al
gobierno y se agudizaban las luchas internas. Varios intentos por rescatarlo del
oficialismo fallaron. No obstante, la influencia del círculo es
claramente perceptible en las movilizaciones obreras de finales del siglo XIX, y
en las grandes huelgas textiles a principios del siglo siguiente,
particularmente entre los obreros de las fábricas de los Estados de
Puebla, Tlaxcala y Veracruz, quienes habían formado organizaciones
alrededor del Gran Círculo de Obreros Libres de la región, con
gran influencia en la Huelga de Río Blanco [40].
Los Mártires de Chicago
El movimiento obrero se había extendido por el
mundo. La plaza Haymarket Square, en Chicago, Estados Unidos, fue el punto
culminante de una serie de protestas obreras que comenzaron el día
1º y concluyeron con una brutal represión el 4 de mayo de 1886. En
aquella jornada, los trabajadores estallaron huelgas que fueron violentamente
reprimidas [35].
Dos organizaciones agrupaban a la mayoría de los
trabajadores en EU: la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo y la
Federación Americana del Trabajo. En un congreso, ambas habían
resuelto que, a partir del 1º de mayo, la duración máxima de
la jornada de trabajo debería ser de ocho horas. En caso de no obtener
respuesta positiva se recurriría a la huelga. El emplazamiento no fue
atendido. Aunque los Caballeros del Trabajo ordenaron desistirse, el día
1º de mayo, 200 mil trabajadores se lanzaron a la huelga.
Las
movilizaciones se prolongaron los días 2 y 3 con enfrentamientos entre
obreros en huelga y esquiroles. El día 3, hubo un enfrentamiento grave y
se convocó a una protesta para el día siguiente, a las cuatro de
la tarde, en Haymarket Square.
El 4 de mayo, a las 19:30 hs.,
comenzó el acto autorizado por el alcalde de la ciudad. Terminada la
protesta, pasadas las 21:30 hrs., gran parte de la concurrencia (más de
20 mil personas) permanecía aún en la plaza. La policía
consideró que no era tolerable que los obreros permanecieran en el lugar
y procedió a desalojarlos violentamente.
De pronto, entre la
policía, estalló un artefacto explosivo matando a un oficial e
hiriendo a otros. La policía respondió abriendo fuego sobre la
multitud matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. De
inmediato, se declaró el estado de sitio y el toque de queda.
En
los días siguientes la policía detuvo a centenares de obreros,
golpeándolos y torturándolos, acusados de asesinato. Se allanaron
las sedes de las agrupaciones obreras y se “fabricaron”
descubrimientos de arsenales. No obstante, la experiencia también
dejó hondas huellas en el proletariado del mundo. A propuesta de Engels,
se acordó que a partir de 1890, cada día 1º de mayo, se
hiciera una manifestación obrera en todo el mundo.
La Revolución Rusa de 1905
En 1905, los revolucionarios rusos intentaron sin
éxito organizar la Revolución. La Comuna de París
había demostrado que las clases dominantes no aceptan perder el poder, ni
siquiera, la reforma de sus instituciones. En San Petersburgo, el pueblo
trabajador inició la primera revolución proletaria, antecedente de
la revolución bolchevique, que unos años más tarde
habría de instaurar el primer régimen socialista de la
historia.
La mañana del 9 de enero de 1905, casi desde el
amanecer, miles de trabajadores en huelga y sus familias, se congregaron frente
al Palacio de Invierno del Zar, para solicitar mejorar las condiciones del
pueblo trabajador. Otros, como los organizados en la Asamblea de Trabajadores
Rusos de Fábricas y Molinos, planteaban demandas más radicales:
jornada de ocho horas, derechos sindicales, impuesto progresivo sobre la renta,
entre otras. Doce mil soldados habían sido apostados para impedir el paso
de la manifestación.
La marcha principal, dirigida por un
sacerdote conocido como “cura Gapón”, fue recibida por la
caballería y una descarga de fusilería dio comienzo a la matanza
[33]. En otras partes de la ciudad la situación fue la misma. La
respuesta obrera vino las semanas siguientes con una oleada de huelgas en toda
Rusia. La rebelión campesina, animada por los bolcheviques, tomó
su lugar en la revolución social paralizando al estado zarista por
espacio de unos meses.
El debate entre anarquistas y marxistas, y entre
éstos con los socialdemócratas, aterrizó en la realidad
concreta. Las ideas, ampliamente debatidas y expresadas teóricamente,
daban paso a la práctica política y, con ello, a una nueva etapa
de la teoría revolucionaria. En Rusia, la clase obrera zanjó sus
diferencias y bajo las ideas del marxismo-leninismo inició la ruta de la
Revolución socialista que terminaría derrotando a la dictadura
zarista en 1917.
El capitalismo en México
En México, la Constitución Mexicana de
1857 estableció las condiciones jurídicas para el Estado liberal y
el desarrollo capitalista en sustitución del orden colonial. El
desarrollo del capitalismo en México, tardío y dependiente, se
caracterizó por atraer al capital extranjero. La economía de la
época estaba controlada, en casi un 80%, por capitalistas extranjeros
siendo el petróleo, la minería y la electricidad los sectores
más importantes.
La red ferroviaria se desarrolló para
satisfacer las necesidades del capitalismo europeo y estadounidense, en
sintonía con el auge de las comunicaciones y el ensanchamiento del
mercado mundial. Lo mismo sucedió con otras ramas industriales, como la
textil, la cigarrera, papelera, cervecera y la de vinos y licores; al igual que
los servicios públicos como la electricidad, el telégrafo, el
teléfono y el tranvía. La banca estuvo dominada por el capital
francés [11, 12, 42].
El porfiriato consolidó el
capitalismo en México, estableciendo las condiciones concretas para su
desarrollo, basado en la defensa a ultranza de la propiedad privada. Porfirio
Díaz no solo usurpó el gobierno de México estableciendo una
dictadura por décadas, sino que ejerció el poder a favor de la
burguesía, empleando todas las instituciones represivas del
Estado.
Ciclo centenario
Hacia 1905, la dictadura mantenía un
férreo control sobre las masas mexicanas, se hablaba de “paz
porfiriana”. Pero pronto, esa “paz”, se habría de
romper con las primeras acciones obreras de importancia. Con el período
que va de la Comuna de Paris a la Revolución Rusa de 1905, se cierra un
ciclo y se abre otro. En México da comienzo el ciclo centenario de la
lucha de clases.
¡Salud y Revolución Social!
Congreso fundacional de la I Internacional, 1864 |
|
Comuneros en las calles de Paris, 1871 |
Marcha de estudiantes en Moscú, 1905 |