D. Bahen
FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA
energia@fte-energia.org
La lucha de la Tendencia Democrática del SUTERM
representa el movimiento más importante de las últimas cuatro
décadas. En una larga lucha, iniciada en los 40s, se forjó la
unidad sindical democrática, aún inconclusa. La
nacionalización eléctrica fue, ha sido y es, una propuesta de los
electricistas. Dos importantes conclusiones se derivaron de la
nacionalización, una, la unidad sindical concretada por el STERM, luego
SUTERM y, dos, la integración de la industria eléctrica alcanzada
en casi todo el territorio nacional. Al calor de la lucha logramos la primera
Ley de Servicio Público de Energía Eléctrica e impedimos la
privatización del uranio de México, así como relevantes
aportaciones programáticas expresadas en la Declaración de
Guadalajara. En 1976, el Estado reprimió política y militarmente a
la Tendencia Democrática. Se interrumpió violentamente la
nacionalización y la unidad sindical. Hoy, el SME encabeza la lucha
contra la privatización eléctrica. El FTE enarbola las banderas de
la Tendencia Democrática.
Electricistas, precursores de la nacionalización
Los electricistas del
interior del país desarrollaron la lucha desde los 40s. Organizados en la
Federación Nacional de Trabajadores de la Industria y Comunicaciones
Eléctricas, en la siguiente década formaron, junto con el
Sindicato Mexicano de Electricistas, a la Confederación Nacional de
Electricistas (CNE) de la República Mexicana.
La
nacionalización eléctrica fue, ha sido y es, una propuesta de los
trabajadores. Así lo expresaron los electricistas de la CNE el 1º de
mayo de 1952. También plantearon la lucha por “Un solo sindicato,
un solo contrato” [7, 29].
Un año antes de la
nacionalización había triunfado la Revolución Cubana.
Anunciada el 22 de abril, el 27 de septiembre de 1960 se decretó la
nacionalización eléctrica. En el Zócalo de la capital se
hizo un gran mitin. Los electricistas comprendieron la relevancia
política del acto y lo celebraron en las diversas secciones.
En un
largo proceso de unidad, 70 sindicatos de electricistas se habían
unificado en 35.
Con la nacionalización, una conclusión fue
la necesaria unificación sindical. El 8 de octubre, en San Luis
Potosí, los electricistas del interior del país se unificaron en
un solo sindicato: el STERM. Este sindicato, junto con el SME, formaron la
Central Nacional de Trabajadores (CNT), cuyo lema era “Unidad y lucha de
clases” [72, 73].
Otra de las conclusiones de la
nacionalización fue la integración de la industria
eléctrica, bandera enarbolada por el STERM. En 1966, se integró
una comisión tripartita para la reorganización industrial
integrada por CFE, el Sindicato Nacional de Electricistas (SNE), afiliado a la
CTM, y el STERM. En 1969, se sumó el SME para formar la comisión
cuatripartita [7].
El STERM y la democracia sindical
En 1971, en Celaya y León se
armó la provocación. Pistoleros de la CTM agredieron a los
electricistas del STERM. El 14 de diciembre, en Guanajuato, realizamos la
primera marcha regional.
El movimiento pronto se extendió a varias
partes del país. Se iniciaron las Jornadas Nacionales por la Democracia
Sindical. Esta fue la respuesta a la pretensión del sindicato cetemista
para arrebatarle el Contrato Colectivo de Trabajo al STERM.
Lo
repartíamos casa por casa, en los mítines y marchas.
“Mexicano: esto te interesa”, decíamos.
¡Entérate! “¿Porqué luchamos?” [77].
Con ese nombre se conoció el programa de los electricistas
democráticos del STERM.
Mediante un Pacto de Unidad, el 20 de
noviembre de 1972, formamos al SUTERM. Este sindicato surgió
democrático con unos Estatutos avanzados [79] y Contrato Colectivo
ejemplar [78].
En 1973 se realizó un Congreso Extraordinario del
SUTERM. En ese Congreso se acordó la lucha por la unidad sindical y se
propuso que el nuevo sindicato se llamara Sindicato Mexicano de
Electricistas.
En 1974, el Congreso Ordinario del SUTERM acordó
impulsar la lucha por la integración de la industria eléctrica
nacionalizada.
Ese año, logramos las últimas modificaciones
avanzadas al artículo 27 constitucional [7, 21]. Se adicionó el
párrafo 7º según el cual, “Corresponde a la
nación el dominio sobre la energía nuclear y los minerales
radiativos, así como el aprovechamiento de los combustibles nucleares
para generar energía nuclear, misma que solo tendrá fines
pacíficos”. Surgió nuestra tesis “Por un átomo
siempre obrero, jamás soldado”.
El mismo año se
reanudó la movilización, consecuencia de la ruptura interna, luego
del rompimiento violento, por los charros, de la huelga de la sección
General Electric. Nuevamente, el movimiento se extendió por todo el
país.
Declaración de Guadalajara
A principios de 1975, los charros del SUTERM apoyados por la CTM y el
Estado, realizaron un Congreso espurio, expulsando a la parte democrática
de la representación nacional, encabezada por Rafael
Galván.
El movimiento se desarrolló con más fuerza.
Previas reuniones regionales, se realizó una reunión del Consejo
Nacional en Guadalajara. A la reunión acudimos representantes y
trabajadores de todas las secciones en lucha realizando una gran marcha.
Aquél 5 de abril de 1975, en la Plaza de Armas tapatía, los
electricistas democráticos dimos una respuesta política al
charrismo sindical.
Encabezados por Galván, surgió la
Tendencia Democrática enarbolando claras banderas proletarias. Ese
día, los asistentes aprobamos un “Programa para llevar adelante la
Revolución Mexicana”. En este programa, conocido como
Declaración de Guadalajara [80] se expresaron los puntos
fundamentales de nuestra lucha. Al acto asistieron electricistas del SME y
petroleros de las secciones 1, 34 y 35.
Jornadas de la Tendencia Democrática
Nuevas Jornadas Nacionales por la Democracia
Sindical recorrieron al país. En Boquilla, Coyuca de Benítez,
Chihuahua, Parral y otras secciones el movimiento avanzaba con fuerza.
El
1º de mayo de 1975, se realizó en la capital mexicana, la marcha
electricista más importante realizada en 100 años; fue
también la última. Intercalados, un departamento del SME y una
sección del SUTERM, expresamos sentimientos unitarios que no se
concretaron. A la crítica de Echeverría, cuando habló de
los “puños fascistas”, le contestamos de inmediato:
“este puño electricista es de lucha socialista”.
A ese
momento, junto a la Tendencia marchaban la Alianza Nacional de Cañeros,
el SPAUNAM; el SITUAM, los trabajadores del arte y la cultura, el Sindicato de
Trailmobile, de Nemoglas y de la fábrica de loza El Anfora, entre
otros.
El 15 de noviembre de 1975, luego de amplios preparativos
regionales, realizamos una marcha nacional en la capital mexicana. Fue la
más importante de las movilizaciones, desde 1968. Las principales
diferencias fueron su composición social y propuestas
programáticas. Casi todos los asistentes fuimos trabajadores,
provenientes de todas las secciones democráticas. Solamente la
sección Colima se tuvo que ausentar, luego de sufrir un accidente en
carretera. Dos compañeros, en el último suspiro, levantaron su
puño izquierdo, llorando porque no estarían a la marcha.
No
pudimos llegar al Zócalo, eso estaba prohibido. Granaderos, soldados con
tanquetas, policías y agentes civiles desplegaron sus fuerzas. Dimos
vuelta a la Alameda y, a la altura de Bellas Artes, regresamos al Monumento a la
Revolución. Cuando llegamos, no habían salido los últimos
contingentes. Una semana después se sucedieron varias provocaciones de
los charros contra los electricistas y nucleares.
La Ley de Servicio Público de Energía Eléctrica
El fin de
año, al calor de la lucha de la Tendencia Democrática logramos que
se aprobara la Ley de Servicio Público de Energía Eléctrica
[55]. Habíamos luchado por esta Ley para afirmar la
nacionalización. Se logró 15 años después y
significó un gran avance. En esta Ley se definió el concepto de
servicio público y se avanzó en torno a la integración
industrial.
Con la llegada del año, reanudamos la lucha. Todos los
días, durante varios años, 100 brigadas acudimos a los centros de
trabajo del SME. Los compañeros se mostraron solidarios, especialmente,
del departamento de líneas aéreas.
Los electricistas
mantenían la movilización en todo el país. En
Aguascalientes, Veracruz, Zacatecas, Querétaro, Zamora, Morelia y La
Piedad se sucedían las marchas. Las compañeras formaron a los
Comités Femeniles que tuvieron amplia participación en las
diversas secciones. En Mexicali, los electricistas se destacaron por su
combatividad.
Para fortalecer al movimiento, la Tendencia llamó a
otras organizaciones y, en 1976, se formó al Frente Nacional de
Acción Popular (FNAP), con un programa basado en la Declaración de
Guadalajara. En varias partes del país, se formaron los correspondientes
comités locales.
El momento del enfrentamiento se aproximaba.
“SUTERM seguro a los charros dales duro” era una de nuestras
consignas en los mítines y marchas. “SUTERM apaga la luz”,
era otra consigna. En varias partes, las provocaciones del gobierno y de los
charros adquirían mayores niveles. ¡Basta! Se decía en las
reuniones.
El Estado enfrenta a los trabajadores en lucha
El 20 de marzo de 1976 no pudimos salir del
Monumento a la Revolución. Soldados y policías, caballos y perros,
nos impidieron marchar. El Estado desplegó todas sus fuerzas en apoyo al
charrismo. El PRI, la CFE, los cuerpos de la represión y la burocracia
estatal estaban contra nuestro movimiento. En el Monumento hicimos un mitin y
anunciamos la decisión de la Tendencia para ir a un movimiento de huelga.
Emocionados, cantamos ¡Venceremos!
“Defenderemos el
derecho de huelga con la huelga misma”, fue decisión de la
Tendencia. El movimiento se propuso para el 30 de junio. Luego, se pospuso la
fecha, dada la proximidad de las elecciones presidenciales. Galván
medía cuidadosamente el momento político.
Mientras, las
agresiones de los charros se volvían sangrientas. En Gómez Palacio
hubo enfrentamiento a golpes, con piedras y varillas, durante una marcha hacia
Torreón. En Saltillo, también hubo violencia. En Chilpancingo, el
IMSS negó atención de urgencia a dos electricistas a quienes se
condicionaba a reconocer al charrismo. Los compañeros murieron sin
rendirse.
La ocupación militar de los centros de trabajo
“Impondremos la razón con
la huelga electricista”, se dijo. En Puebla, se había realizado una
reunión del Consejo Nacional de la Tendencia. Allí se
acordó posponer el estallido de la huelga. Por la noche, provocadores
trataron de retirar las guardias y armas del local sindical. No lo lograron.
Pero, al siguiente día, chantajearon a Galván obligándolo a
ponerle fecha a la huelga. Se “acordó” el 16 de julio, a las
18 horas.
Al otro día, en Salazar se produjo un intenso debate
político. Se aprobó estallar la huelga. Puestos de pie, cantamos
¡Venceremos! Algo similar ocurrió en las demás
secciones.
“En el curso de la noche y la madrugada de hoy, 400 mil
esquiroles apoyados por 20 mil soldados, han ocupado todos los centros
eléctricos y nucleares de país. Con este acto de fuerza se ha
vulnerado el derecho de huelga. No vamos a arriar nuestras banderas pero, dada
la situación, la huelga queda para mejor ocasión”.
Así se expresó la Tendencia el 16 de julio de 1976. Por la tarde,
la noticia fue recogida por la prensa vespertina.
El enfrentamiento con
el Estado estaba dado. La Tendencia lo había eludido varias veces.
Impulsado por provocadores, ahora se manifestaba con crudeza. Cuatro semanas
estuvieron fuera del trabajo los electricistas, seis los nucleares. Una amplia
movilización se desarrolló en todos los espacios posibles pero fue
insuficiente.
El Golpe Traidor
En plena “huelga”, el Estado procedió a
quebrar a la Tendencia utilizando al secretario general del SME. Este se
encargó que los secretarios generales de Puebla y Jalisco, las secciones
más numerosas de la Tendencia, nos traicionaran
públicamente.
El golpe fue profundo. Aunque hubo respuesta en
ambas secciones el efecto era demoledor. Luego de reconocer a los charros,
Carreto y Aceves pasaron a ocupar cargos en el SUTERM. Lo que más
sentimos fue haber sido traicionados por el SME. La base, después, ya no
recibía nuestros volantes ni periódicos; ni siquiera los
“cuates”, que no querían ni hablarnos.
No obstante las
vicisitudes, la movilización en las secciones continuaba. Pero, el
movimiento estaba ya en retroceso. Miles de trabajadores fuimos despedidos,
otros forzadamente jubilados, muchos otros sometidos. En breve plazo, TODOS los
electricistas democráticos fueron reemplazados en todas las secciones. El
charrismo sindical terminó apoderándose de un importante
sindicato.
Atrás la privatización del uranio
Con la represión
político-militar a la Tendencia Democrática se interrumpieron,
violentamente, la nacionalización eléctrica, la integración
industrial y la unidad sindical democrática.
En 1977, los
nucleares seguíamos en pie de lucha [57]. En Mexicali, los electricistas
habían establecido relaciones con los electricistas norteamericanos de la
United Electrical and Radio Machine Workers of America, UE, quienes se mostraron
ampliamente solidarios con la Tendencia Democrática.
Ese
año, impedimos la privatización del uranio [7, 60]. En
movilización, durante 1977-79, logramos la primera Ley reglamentaria del
artículo 27 constitucional en materia nuclear [52].
En 1978, se
instaló el Campamento de la Dignidad Obrera, en la esquina de los Pinos.
Luego de algunas semanas, el Campamento fue desalojado por la policía.
Los compañeros electricistas fueron dispersados por varias carreteras.
Como pudieron, regresaron indignados.
“Cayó el campamento,
está en alto la dignidad obrera”, dijimos. El movimiento, sin
embargo, estaba en retirada batiéndose en condiciones muy
difíciles, tanto externa como internamente.
¡En alto nuestras banderas de lucha!
La Tendencia Democrática hizo
importantes aportaciones programáticas [55, 77, 79, 80, 81]. Se
planteó la necesidad de organizar a un Movimiento Sindical
Revolucionario. Ante todo, se propuso enarbolar el programa, mismo que
había sido forjado en extraordinarias jornadas de lucha [82]. ¡Abajo
el charrismo!, fue una de las consignas centrales. “El charrismo es la
entrega de los intereses de México al imperialismo”.
De 1999
a 2006, los electricistas del SME han encabezado la lucha contra las reformas
constitucionales en materia eléctrica.
En el período,
hemos perdido al 35% de la Patria equivalente. En esa proporción ha
avanzado la privatización furtiva. En materia eléctrica, la
legalidad constitucional está rota [56].
En este contexto, el FTE
de México propone extender y consolidar el movimiento [29, 39, 47] con
base en el Programa Obrero [37] y, como parte del mismo, una Ley
eléctrica [36] para integrar cabalmente a la industria eléctrica
nacionalizada. ¡Este puño sí se ve!
¡Salud y Revolución Social!
Nacionalización eléctrica, propuesta de los trabajadores
Aportaciones programáticas obreras: Tendencia Democrática, FTE