D. Bahen, C. Porrúa
FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA
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La industria ferrocarrilera impulsó el desarrollo del capitalismo
en México, desde hace más de un siglo. Al mismo tiempo, se
iniciaron las innumerables luchas de los ferrocarrileros. En varias partes del
país se produjeron huelgas. En 1933 se fundó al sindicato
ferrocarrilero, que fue partícipe del llamado para formar el CNDP y la
CTM. En 1936, la huelga ferrocarrilera fue declarada inexistente por el gobierno
de Cárdenas. Un año después, fueron expropiados los
Ferrocarriles Nacionales, la administración se entregó al
sindicato y fracasó. En 1948, el sindicato fue sometido totalmente por el
charrismo sindical. En 1958, un movimiento democrático, surgido desde las
bases, llevó a Demetrio Vallejo a la secretaría general. Ese
año triunfó el movimiento. Al siguiente año, en serio
enfrentamiento con el Estado, la huelga fue reprimida militar y
políticamente. Muchos ferrocarrileros fueron detenidos o despedidos. El
charrismo se apoderó del sindicato hasta destruirlo pero, la lucha por la
democracia sindical sigue vigente.
Ferrocarriles y desarrollo del capitalismo
A fines del siglo XIX se
inició el desarrollo industrial de México con una fuerte presencia
de capital extranjero. Los ferrocarriles, la minería e industria textil
fueron la base material para el desarrollo del capitalismo en
México.
En 1874, en el Distrito Federal, los ferrocarrileros
formaron la organización Unión y Concordia [10]. Entre 1880 y
1884, las Compañías extranjeras de los ferrocarriles construyeron
vías que unieron a la ciudad de México con las grandes ciudades,
las fronteras y las costas. La red ferroviaria se extendió durante el
porfirismo.
En 1881, más de 1 mil ferrocarrileros se declararon en
huelga en Toluca por el maltrato que recibían de los ingenieros
estadounidenses [15].
Hacia fines del siglo XIX surgieron las primeras
organizaciones obreras en Nuevo Laredo, San Luis Potosí, Puebla,
Aguascalientes y Monterrey. La Sociedad de Ferrocarrileros Mexicanos se
fundó en 1887. En 1897, fue creada la Confederación de Sociedades
Ferrocarrileras de la República Mexicana [10, 15].
Los trenes de la Revolución
Durante el porfirismo se crearon los
Ferrocarriles Nacionales de México. En 1904 se formó la Liga de
Ferrocarrileros Mexicanos, en Jalapa. Surgió El Ferrocarrilero,
primer periódico del sector. En 1903 estalló una huelga
ferrocarrilera en San Luis Potosí y, en 1904, una en Nuevo
León.
Apenas unos días antes de la huelga minera de Cananea
(1906), estalló una huelga ferrocarrilera en Empalme, Sonora. Un mes
después de Cananea estalló una huelga ferrocarrilera en Chihuahua
que se extendió a SLP, Monterrey y Aguascalientes.
Hacia 1910, la
economía mexicana estaba dominada en 80% por capitalistas extranjeros.
Entre 1911 y 1912 se organizaron sindicatos en varios sectores industriales.
Madero ofreció a los ferrocarrileros que la mexicanización de los
ferrocarriles estaba en su programa de gobierno.
En Cuatro
Ciénegas, Coahuila, un grupo de ferrocarrileros luchó junto a
Pablo González. En cambio, Rodolfo Fierro, que había sido
ferrocarrilero, se hizo general villista con la División del Norte.
Durante el movimiento armado, los ferrocarrileros fueron quienes condujeron los
trenes de la Revolución.
En 1913 se creó la
Confederación de Gremios Mexicanos a iniciativa de la Unión de
Conductores, Maquinistas, Garroteros y Fogoneros. Después, Carranza
incautó a los Ferrocarriles Nacionales que pasaron a ser administrados
por los Ferrocarriles Constitucionalistas.
En 1916, los ferrocarrileros
de la sección Veracruz declararon una huelga. No obstante que
habían cooperado con Carranza, éste ordenó que los
huelguistas fueran incorporados al ejército y sujetos a las leyes y
disciplinas militares. La huelga fue derrotada [15].
Las provocaciones de la CROM
El 3 de abril de 1920 estalló la huelga del
Ferrocarril Sudpacífico en Sonora para obtener el reconocimiento del
sindicato por parte de la compañía. Adolfo de la Huerta,
gobernador del estado, intervino la red ferroviaria.
Ese año,
Adolfo de la Huerta había propiciado que los ferrocarrileros se unieran
en una sola organización, la Confederación de Sindicatos
Ferrocarrileros. En 1921, la empresa Ferrocarriles Nacionales se negaba a
reconocer a la organización. Los ferrocarrileros amenazaron con la
huelga. Antes de que estallara el gobierno envió tropas a las estaciones
y talleres. Obregón acusó a los huelguistas de sabotaje.
Se
había formado un comité de huelga conjunto con la CROM y la CGT.
Obregón concertó en secreto un arreglo con la CROM para poner fin
a la huelga. Dadas las prácticas de la CROM, los ferrocarrileros la
combatieron y se mantuvieron independientes.
En 1925, la CROM
formó a la Federación Nacional de Ferrocarrileros para tratar de
quitarle miembros a la Confederación. La Federación de la CROM no
tuvo éxito. Entonces, esta central se dedicó a dividir a los
ferrocarrileros creando sindicatos fantasmas. Ese año, también,
Calles emitió un decreto que incorporaba a la burocracia federal a todo
el personal de los Ferrocarriles Nacionales con la intención de evitar
que declararan huelgas [15].
Huelgas ferrocarrileras de 1926-27
Sin embargo, en 1926-27 estallaron
huelgas ferrocarrileras [15]. Morones, con la influencia que tenía en el
gobierno, logró que las huelgas se declararan ilegales y llamó al
ejército para sofocarlas.
Entre los ferrocarrileros disidentes, la
CROM reclutó esquiroles y se produjeron enfrentamientos en la huelga del
Ferrocarril del Istmo y en la huelga decretada por el Sindicato Mexicano de
Mecánicos contra los Ferrocarriles Nacionales.
Los sindicatos
afiliados a la CROM participaron en enfrentamientos violentos. Hubo varios
muertos y encarcelados, entre ellos, Hernán Laborde líder
ferrocarrilero.
Fundación del sindicato ferrocarrilero
En 1933, en el IV Congreso
Ferrocarrilero, se fusionaron diversos gremios ferrocarrileros [46]. De acuerdo
a los estatutos originales, los objetivos del sindicato eran “la lucha
organizada” para “la consecución del poder por los
trabajadores”, así como “oponerse al establecimiento del
sindicalismo gubernamental obligatorio” y “a la formación de
sindicatos blancos”. Se estableció también como principio a
la “democracia sindical”.
En 1934, recién formado el
sindicato , obtuvo de Ferrocarriles Nacionales de México un ligero
aumento salarial pero, lo más importante, fue el reconocimiento al nuevo
sindicato industrial de la exclusividad de la contratación. En 1935, se
volvió a solicitar aumento de salarios. Cárdenas arbitró el
conflicto y recomendó la firma de un contrato colectivo
único.
El sindicato de trabajadores ferrocarrileros y la Segunda
Convención Ordinaria del sindicato, firmaron el 12 de junio de 1935, el
desplegado de respuesta a Calles y el Pacto de Solidaridad y llamado para la
constitución del Comité Nacional de Defensa Proletaria. Luego, en
1936, el sindicato de ferrocarrileros fue fundador de la CTM.
La huelga ferrocarrilera de 1936
El 18 de mayo de 1936, estalló la huelga
ferrocarrilera. 5 minutos antes, los trabajadores movían las locomotoras.
A las 5 en punto, los silbatos empezaron a pitar. Todos llevaban un distintivo
rojo en las solapas [46].
A las 5:30, los silbatos habían callado.
45 mil obreros estaban en huelga. A las 6:45, las cosas habían cambiado.
La huelga fue declarada inexistente. El laudo se había preparado antes de
que la huelga estallara. La decisión fue política. Cárdenas
dio un duro golpe al movimiento.
La CTM condenó el laudo y
llamó a realizar un paro en apoyo a los ferrocarrileros. El gobierno
tenía el 51% de acciones ferrocarrileras y enfrentaba fuertes presiones
por la enorme deuda de la empresa. La situación era
insostenible.
La administración obrera
Después de aplacar a los trabajadores, el gobierno
cardenista tomó una importante decisión. En noviembre de 1936, el
Congreso aprobó la Ley de Expropiación. El 23 de junio de 1937 se
aplicó esta ley. El gobierno expropió a los Ferrocarriles
Nacionales de México. El 1º de mayo de 1938 se entregó el
sistema a los trabajadores para que lo administraran [46].
Los
trabajadores recibieron una empresa en condiciones ruinosas, sin capital y con
la obligación de mantener los gastos por debajo de los ingresos. El
gobierno se hizo cargo de la deuda. Pero la falta de fondos seguía
afectando a la empresa.
El sindicato representaba, al mismo tiempo, a la
empresa y a los trabajadores. En 1940, la administración obrera de los
ferrocarriles concluyó habiendo sido un fracaso.
Afianzamiento del charrismo sindical
En 1947, la CTM planteó la renovación de su
comité ejecutivo. Valentín Campa, con el apoyo del sindicato
ferrocarrilero, se obstinó en hacer secretario general a Luis
Gómez Z., mientras Lombardo lo hacía por Fernando Amilpa. El grupo
de Fidel Velásquez se apoderó de la central. Los ferrocarrileros
se salieron de la CTM.
En 1948 hubo elecciones en el sindicato
ferrocarrilero. Surgió un comité ejecutivo encabezado por
Jesús Díaz de León, apodado “El Charro”. El
comportamiento de “El Charro” fue el sometimiento al gobierno de
Miguel Alemán y el control férreo de los trabajadores promoviendo
la disgregación sindical.
Díaz de León
presentó una demanda ante la Procuraduría General de la
República contra Campa y Gómez Z. acusándolos de un
desfalco en los fondos sindicales. Eso causó división interna. Se
decía que la acción de Díaz de León abría las
puertas para la intervención del Estado en la vida sindical
interna.
Díaz de León fue suspendido del cargo. Luego,
apoyado por grupos de choque, se posesionó de las instalaciones del
sindicato, desconociendo al comité ejecutivo y al comité general
de vigilancia.
Campa y Gómez Z., sin apoyo de los ferrocarrileros,
buscaron pactar con “El Charro”: éste seguiría siendo
secretario general y Gómez Z. se retiraría del sindicato. El
acuerdo no se logró. El 26 de octubre, Gómez Z. fue encarcelado.
Al siguiente día, la secretaría del trabajo reconoció a
Díaz de León [2].
“El Charro”, anunció
una campaña depuradora de comunistas. El charrismo sindical se impuso
apoyado por el Estado y la violencia.
Depurado el sindicato, el gobierno
de Alemán planteó un plan para la reestructuración de los
Ferrocarriles e instruyó a la secretaría de hacienda para que
promoviera un conflicto económico solicitando la modificación de
las cláusulas del contrato colectivo... que impedían la buena
marcha de la industria ferrocarrilera.
La comisión pro-aumento de salarios
En febrero de 1958, la sección 15
del Distrito Federal del sindicato de ferrocarrileros lanzó una
iniciativa para integrar una comisión pro aumento de salarios. Esta
comisión se reunió el 2 de mayo en la capital del país. A
la reunión acudió Demetrio Vallejo, delegado de la sección
13 de Matías Romero, Oaxaca [2, 85].
El 21 de mayo, el gerente de
Ferrocarriles Nacionales pidió a la asamblea un plazo de 60 días
para resolver. Los delegados regresaron a sus lugares de origen. En la capital,
los ferrocarrileros se inconformaron e hicieron un mitin. En Matías
Romero, Tonalá, Tierra Blanca y Veracruz la protesta fue mayor.
En
Veracruz se elaboró el Plan del Sureste que incluía
[85]:
- Rechazar a la propuesta de 200 pesos propuesto por los comités
ejecutivos y el plazo de 60 días de la empresa.
- Apoyar el aumento de 350 pesos propuesto por la comisión pro
aumento general de salarios.
- destituir a los comités ejecutivos locales por pactar a espaldas
de los trabajadores.
- Realizar paros escalonados hasta hacer un paro total de no llegar a un
acuerdo satisfactorio.
¡Abajo el charrismo sindical!
El primer comité ejecutivo depuesto fue
en Matías Romero. Vallejo fue nombrado asesor. Luego, en reunión
con Samuel Ortega, secretario general nacional del sindicato, éste se
negó rotundamente a intervenir para la solución del
problema.
El 26 de junio se iniciaron los paros de labores por 2 horas.
Por la tarde se realizó una asamblea. Demetrio pasó a integrar el
comité ejecutivo de la comisión pro aumento de salarios. A ese
momento, en 10 de 36 secciones se había revocado a los comités
locales.
Al siguiente día, el paro fue de 4 horas. El 29 de junio,
los paros fueron de 6 horas. El 1º de julio, Ruiz Cortines llamó a
la gran comisión y les ofreció un aumento de 215 pesos. Los
ferrocarrileros aceptaron la propuesta.
La solución del conflicto
se logró sin la intervención de los representantes sindicales
oficiales. Samuel Ortega, entonces, desató una campaña contra la
“subversión”. En respuesta, la gran comisión propuso
realizar la VI Convención Nacional Extraordinaria del sindicato. El 8 de
julio, renunció Ortega.
Demetrio Vallejo, secretario general
El 12 de julio se inició la VI
Convención. Demetrio Vallejo resultó electo secretario general.
Dos días después, Salvador Quesada se erigió como
líder atacando a Vallejo. Los delegados de la Convención
amenazaron con realizar paros si el gobierno negaba el reconocimiento de
Vallejo. Los paros se iniciarían el 31 de julio y serían
escalonados empezando con paros de 2 horas.
El mismo día, la
secretaría del trabajo declaró ilegal la elección hecha por
la VI Convención. El 1º de agosto, Quesada pidió la
represión de los “paros ilegales”.
El 1º de
septiembre se inició la represión. La policía ocupó
los locales sindicales deteniendo a sus ocupantes. Demetrio llamó,
entonces, al paro total de actividades. El paro estalló esa misma noche.
La empresa amenazó con el despido. El gobierno envió tropas para
“proteger a los obreros que desearan trabajar”. La PGR
señaló que se impondría todo el peso de la ley
“contra los agitadores”. Cientos de ferrocarrileros fueron
arrestados y se iniciaron los despidos.
Pero, los ferrocarrileros se
mantenían firmes. El 4 de agosto, los telegrafistas y maestros se
declararon en huelga de solidaridad. Los petroleros de las secciones 34 y 35
realizaron paros parciales. La secretaría del trabajo, entonces,
decidió convocar a elecciones generales.
Demetrio gana las elecciones
Demetrio Vallejo obtuvo 59,759 votos y su opositor
solamente 9 (nueve). Los empresarios y políticos desataron una
campaña contra Vallejo acusándolo de ser agente del comunismo
internacional y traidor a la patria porque quería “derrocar al
gobierno”.
En diciembre de 1958, el sindicato planteó a la
empresa la revisión del contrato colectivo. La empresa negó todas
las peticiones. Los charros sindicales dijeron que los ferrocarrileros
llevarían a cabo actos de sabotaje. El gobierno sostenía que se
trataba de “actos inconfesables”.
Huelga declarada inexistente
La huelga ferrocarrilera estalló el 25 de
febrero de 1959 y fue declarada inexistente. El sindicato, entonces, propuso un
arreglo que se aceptó. Bajo la dirección de Vallejo se
había eludido, por el momento, el enfrentamiento con el Estado.
La
CTM intensificó los ataques contra Vallejo acusándolo de
comunista. Luego, la empresa se negó a cumplir los acuerdos. El Estado
había decidido la provocación. El sindicato, precipitadamente,
decidió estallar las huelgas el 25 de marzo, en plena Semana Santa y en
miércoles.
La Junta de Conciliación y Arbitraje
declaró inexistentes a las huelgas. La empresa procedió a despedir
trabajadores y a lanzarlos, junto con sus familias, de los campamentos. Muchos
trabajadores comenzaron a ser detenidos. El gobierno le propuso a Vallejo la
suspensión de los paros. Demetrio señaló que eso
sería posible si la empresa suspendía los despidos, reinstalaba a
los trabajadores y se liberaba a los detenidos. No hubo acuerdo.
El
gobierno llamó una entrevista con la empresa para las 7 de la noche del
28 de marzo. No se hizo la reunión. A las 5 de la tarde, Demetrio Vallejo
fue detenido [85].
Represión político-militar
La represión del gobierno fue
severa. 9 mil ferrocarrileros fueron despedidos, muchos otros fueron detenidos,
los locales sindicales fueron ocupados por la policía y el
ejército.
El 3 de abril seguía el paro. Gilberto Rojo,
secretario de organización del sindicato, llamó al regreso al
trabajo. Al poco tiempo, Rojo también fue aprehendido.
Demetrio y
Campa estuvieron en prisión una década. En 1968 fueron liberados
por el movimiento estudiantil-popular. La derrota ferrocarrilera trajo
considerables consecuencias. Otros sectores, como los maestros y petroleros,
también fueron reprimidos.
Diversas críticas se han hecho
a la táctica seguida, así como a la (i)-responsabilidad de la los
agrupamientos de la izquierda [85]. Vallejo, sin embargo, reconoció
autocríticamente los errores de la dirección al no valorar
debidamente la correlación de fuerzas.
Vigente la lucha por la democracia sindical
El hecho es que el Estado enfrentó al
sindicato. El conflicto económico tenía una vertiente
política inaceptable para el gobierno en turno. La razón es
simple: el sindicato enarboló una bandera crucial, la democracia
sindical. Esta es veneno para los gobiernos en turno que siguieron el camino de
la contrarrevolución.
Hoy, el charrismo ferrocarrilero es el peor
de todos pero la lucha ferrocarrilera en México ha sido ejemplar y
está vigente.
¡Salud y Revolución Social!
Fundación del sindicato ferrocarrilero, STFRM, 1933
Detención de Demetrio Vallejo |
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Ocupación militar de los ferrocarriles |
Represión político-militar contra los ferrocarrileros, 1959