D. Bahen, A. Hernández
FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA
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Compañías extranjeras se encargaron de la
explotación del petróleo de México hace más de un
siglo. Esas empresas persiguieron a los petroleros y asesinaron a muchos
mexicanos dueños de diversos terrenos que las transnacionales
consideraban petrolíferos; también asesinaron a muchos
trabajadores petroleros. No obstante, la respuesta obrera siempre fue firme.
Varias huelgas precedieron al primer sindicato petrolero de 1923. En 1935 se
fundó al STPRM que emplazó a huelga a las Compañías
por la firma de un Contrato Colectivo General. La huelga estalló en 1937
y fue suspendida para dar paso a un conflicto colectivo de naturaleza
económica. La Junta número 7, primero, y luego la Suprema Corte,
dictaminaron a favor de los obreros. Las empresas se declararon en
rebeldía. El gobierno de Cárdenas decretó la
expropiación de la industria petrolera en 1938. Una enorme
movilización respaldó la medida. En grandes jornadas, los
petroleros construyeron a Pemex e IMP. Pronto, el sindicato resintió las
consecuencias del corporativismo. Hoy, la industria petrolera está en
seria destrucción por la privatización furtiva auspiciada por los
gobiernos en turno y el charrismo
sindical.
Dominio petrolero extranjero
Durante la colonia los bitúmenes o
jugos de la tierra, eran propiedad de la Corona española [3, 24]. En
1884, se estableció que “el petróleo y demás
combustibles minerales eran propiedad del dueño del subsuelo”.
Así siguió en el porfirismo.
En 1901, La Ley del
petróleo autorizaba al Ejecutivo para conceder permisos [61]. En 1904 se
descubrió el primer pozo petrolero, en Ebano, SLP. En ese tiempo, el
grupo norteamericano Doheny dominaba la industria con un 65%, la Royal
Dutch-Shell con 32% y Petróleos de México S.A. participaba con
apenas el 3% [3].
En 1908 se constituyó la Compañía
de Petróleo “El Águila”. En 1910, fue perforado el
pozo “Potrero del llano” [61]. La producción total anual
ascendió a 3 millones 632 mil barriles. En la actualidad (2006), ha
llegado hasta 3 millones 800 barriles DIARIOS.
Las
compañías procedían a adueñarse de todos los
terrenos, asesinaban a sus poseedores, quemaban las escrituras legítimas,
corrompían a las autoridades [24]. Cuando así convenía a
sus intereses invocaban la protección de sus gobiernos. En 1916, se
perforó el pozo “Cerro Azul 4” [61]
La primera Unión de Petroleros
“Las compañías sostenían a
bandas de empistolados que tenían la misión de exterminarnos. Era
raro el día en que no mataban a uno”, recordó una vez Rafael
Simoneen, petrolero de Minatitlán [29]. Fueron, precisamente, los
petroleros de Minatitlán quienes organizaron en 1913 la primera
Unión de Petroleros Mexicanos [10, 15, 24, 29].
Las empresas
extranjeras enfrentaron a los trabajadores desde el primer momento. Terror y
arbitrariedad contra los obreros para evitar que “alterasen el
orden” y poder seguir sacando grandes cantidades de
petróleo.
En 1917, la Constitución estableció que
“Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los
minerales,... el petróleo y todos los carburos de hidrógeno
sólidos, líquidos o gaseosos” [3]. Pero, en el texto, se
autorizaba al gobierno federal para hacer concesiones a los
particulares.
Surgimiento del movimiento petrolero
Una Unión de Petroleros Mexicanos fue
fundada en 1915 por obreros de la refinería “El
Aguila”, en Veracruz. La primera huelga fue triunfante, luego
estallaron sucesivas huelgas en 1916 y 1917 que fueron reprimidas [24]. La lucha
se extendió a Ebano, Mata Redonda y Cerro Azul.
En 1918, se
fundó la Unión de Obreros de Minatitlán que, en 1921,
estalló una huelga contra “El Aguila” por aumento de
salarios. La huelga triunfó. Los peones que antes ganaban $1.50 pasaron a
ganar $1.80 logrando un aumento del 20% [29].
Pero la persecución
se recrudeció. Simoneen fue muerto a balazos por un pistolero de
“El Aguila”. “Los que se mostraban más
“salidores” anochecían, pero no amanecían”,
decían los petroleros de antaño [29]. Las compañías
comenzaron a despedir trabajadores. “Entonces nos organizamos en grupos
rebeldes y ganamos el monte, donde permanecimos alzados más de un
año”, recuerdan los viejos petroleros [29] y lo ha escrito
Antonio Rodríguez.
Así, entre persecuciones y asesinatos se
gestó el movimiento petrolero, primero en Minatitlán, luego en Las
Choapas, Cerro Azul, El Ebano, Mata Redonda, Poza Rica y Tampico.
El primer sindicato de petroleros
El primer sindicato petrolero se organizó en Tampico, en 1923.
En represalia, la compañía despidió a los trabajadores
más activos pero, en vez de amilanarse, los compañeros elaboraron
un Pliego de Peticiones que incluía: 1- Reconocimiento del sindicato,
2- Reinstalación de los 160 trabajadores despedidos [29].
Los
empresarios extranjeros trataban a los obreros como
“bárbaros”, “muertos de hambre” e
“ignorantes” [29]. El 17 de julio de 1923 estalló la
huelga y triunfó: Se firmó el primer convenio. El sindicato
adquirió, entonces, una gran autoridad. Pero, la empresa trató de
desorganizar al sindicato comprando líderes, fomentando la
división y asesinando a compañeros como a Serapio
Venegas.
En septiembre de 1924, los electricistas, ferrocarrileros y
obreros portuarios de Tampico realizaron una huelga general produciéndose
un violento enfrentamiento entre los obreros con las tropas federales que
apoyaban a la central sindical oficialista. Los petroleros se caracterizaron por
rechazar con firmeza los intentos de ser absorbidos por la CROM [10,
13].
En 1925 se realizó una huelga, en la refinería de
Minatitlán, contra la empresa “El Aguila”. La CROM
había perdido el control de los trabajadores. No obstante, en turbia
maniobra, la empresa le entregó 400 mil pesos en calidad de
compensación de salarios caídos de los huelguistas. Ese
año, la huelga en “La Huasteca” fue declarada ilegal. El
gobierno mandó tropas. El sindicato petrolero se negó a reconocer
a la CROM y más de 5 mil obreros prefirieron ser
despedidos.
Sandino petrolero
En 1923 llegó a México y se hizo
trabajador petrolero transitorio [69]. En 1925, trabajó para la Huasteca
Petroleum, como jefe del departamento de expendio de gasolina, en la
refinería Cerro Azul. Ese mismo año, Augusto César Sandino
se embarcó en Veracruz y salió a Nicaragua, invadida por los
yankis desde 1912, a combatir junto con Farabundo Martí. El General de
Hombres Libres dijo: “Nosotros iremos hacia el sol de libertad o hacia la
muerte; y, si morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos
seguirán”.
La ley petrolera de 1925
En 1925, el Ejecutivo acordó iniciar el
otorgamiento de concesiones petroleras a particulares. Ese año, se
publicó una Ley petrolera. De acuerdo al artículo 2, el dominio
directo de la Nación “es inalienable e imprescriptible” [3].
Esa disposición era contradictoria con los hechos.
La ley del
petróleo de 1925 impuso a las compañías la
obligación de obtener la “confirmación de sus
concesiones”. Eso no gustó a las compañías que
protestaron y bajaron drásticamente la producción, que
había alcanzado un máximo hacia 1921 [61]. Las
compañías lograron su objetivo; Calles modificó la Ley a
gusto de las corporaciones extranjeras.
Después, en 1934, el
artículo 27, fue modificado para indicar que “Tratándose del
petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos,
líquidos y gaseosos, no se expedirán concesiones” [3]. El
avance fue importante, sin embargo, en la práctica existían las
concesiones.
Fundación del STPRM y huelga
En la Ciudad de México, el 15 de agosto de 1935,
los delegados que representaban a 20 organizaciones de petroleros se
constituyeron en el Primer Gran Congreso de Organizaciones Sindicales Petroleras
bajo la presidencia de los compañeros Ernesto Soto Innes y Moisés
de la Torre por el Sindicato Unico de Obreros y Empleados de la Huasteca
Petroleum Company, así como petroleros provenientes de Mata Redonda,
Ciudad Madero, San Luis Potosí, Minatitlán, Tampico, Alamo, Agua
Dulce, Cerro Azul, Las Choapas y Distrito Federal. El primer comité
ejecutivo general del STPRM fue encabezado por Ernesto Soto Innes, secretario
general [29].
El 13 de noviembre de 1936, la Primera Convención
Petrolera acordó el proyecto de “Contrato Colectivo de
Aplicación General”. Al mismo tiempo se emplazó a huelga a
las compañías.
Entre las empresas extranjeras y el
sindicato hubo diferencias. El sindicato proponía la firma de un
“Contrato Colectivo de Aplicación General”, es decir, un
contrato único; las compañías proponían un Contrato
Colectivo Obligatorio” para toda la industria, es decir, un contrato
ley.
El 28 de mayo de 1937 estalló la huelga petrolera. Durante
los 13 días que duró la huelga los camiones no podían dar
servicio por falta de combustible, algunos se quedaban a media calle, los
tranvías eléctricos eran insuficientes, las industrias estuvieron
a punto de cerrar, la economía nacional se vio afectada
[71].
La Guerra Civil española
En el contexto internacional, en Europa, el
fascismo se desarrollaba con fuerza en Alemania, Italia y España.
“Es bárbara la guerra y torpe y regresiva”, escribió
Antonio Machado. “¿Porqué otra vez el hombre de sangre se
emborracha?”. Con Machado, García Lorca, Rafael Alberti, Miguel
Hernández, los pueblos de España se decidían a hacerle
frente al fascismo al grito de “¡No pasarán!
Los
horrores de la guerra civil española fueron registrados por Picasso en su
inmortal Guernika bombardeada por la aviación alemana [38]. Pero la
revolución española estaba en pie creando un contexto favorable
para otros procesos sociales, como en México. De Italia, Polonia, y otras
partes, los trabajadores acudieron en apoyo a la revolución
española.
De México también hubo solidaridad.
Recibimos a muchos niños, hombres y mujeres en nuestro país.
También, acudieron a combatir trabajadores y artistas, entre ellos, el
pintor Siqueiros, alias “El
Coronelazo”.
La expropiación petrolera
Entretanto, a petición de
Cárdenas, los petroleros levantaron la huelga el 9 de junio. El sindicato
promovió ante la Junta Especial número 7 de la Federal de
Conciliación y Arbitraje, un conflicto colectivo de naturaleza
económica [61].
El 18 de diciembre, la Junta emitió un
laudo condenando a las compañías a pagar 26 millones por concepto
de aumento en salarios y prestaciones. El 28 de diciembre, las
compañías se inconformaron con el laudo e interpusieron un amparo
ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El 1º de
marzo de 1938, la cuarta sala del trabajo de la Corte dio a conocer la sentencia
negando el amparo a las compañías. El 14 de marzo, la Junta dio un
plazo de 24 horas a las compañías para que cumplieran el laudo del
18 de diciembre.
Las compañías dijeron que estaban
imposibilitadas para aplicar el laudo de la Junta y que, de acuerdo a la Ley, se
daría por terminado el Contrato de Trabajo. Las compañías
se declararon en rebeldía y el conflicto dio un giro
inesperado.
Cárdenas le había comentado a Francisco J.
Múgica de un Manifiesto que “llegue al alma del pueblo, que le haga
comprender el momento histórico que vive la nación y la
trascendencia del paso que se da en defensa de la dignidad del
país” [3]. La noche del 18 de marzo de 1938, a través de la
radio en cadena nacional, Lázaro Cárdenas dio a conocer el Decreto
de Expropiación de la industria petrolera mexicana por causas de utilidad
pública, basándose en lo dispuesto por el Artículo 27
Constitucional [3, 61, 71].
Movilización obrera y popular
La epopeya de los petroleros los cubrió de gloria.
“México triunfará”, dijeron. “Y si no
supiéramos aprovechar el petróleo, preferiríamos quemarlo a
permitir el regreso de los extranjeros, que durante tantos años nos
explotaron y ofendieron”, agregaron, dirigidos por una Junta
Provisional de Administración encabezada por el propio secretario general
del sindicato [29].
Antes de la expropiación los petroleros,
organizados en milicias obreras, asumieron la vigilancia de las instalaciones y
maquinaria. Al siguiente día de la expropiación los petroleros
organizaron una marcha que se dirigió a Palacio Nacional para patentizar
el apoyo a Cárdenas. Las campanas de la catedral Metropolitana fueron
echadas a vuelo en señal de júbilo [71].
Enseguida se
desbordó la movilización popular. ¡No volverán! fue
una consigna generalizada. Los trabajadores, especialmente los ferrocarrileros,
habían sido ampliamente solidarios. Diversos sectores se manifestaron en
apoyo a los petroleros y a la expropiación. La CTM, encabezada por
Lombardo, tuvo una participación destacada en diversos niveles
[46].
Amenazas imperialistas y respuesta obrera
“Beberemos cada gota de tetraetilo que
los mexicanos produzcan”, expresaron a carcajadas los personeros de la
Shell [29]. Enseguida, los gobiernos extranjeros amenazaron con la
invasión a México. Pero, a la postre, las presiones y los
chantajes resultarían inútiles.
En respuesta a las
amenazas de invasión, se dieron instrucciones para que el desembarco de
las tropas de ocupación, fuera seguido del incendio sistemático y
total de todos los pozos petroleros. “¡Iluminaremos a Nueva
Orleáns con el fuego de los pozos de la Huasteca!”, dijeron los
petroleros [29]. Diego Rivera dijo en aquella ocasión, en respuesta a los
compañeros del Partido Socialista Obrero de los Estados Unidos,
“tengo la seguridad de que todos los obreros concientes del mundo
entero estarán con los obreros mexicanos” [29].
Con
motivo de la expropiación, el gobierno contrajo con las petroleras una
deuda de 1 mil 600 millones de pesos. Para hacer frente a esta responsabilidad,
el pueblo de México acudió en apoyo del gobierno cardenista
ofreciendo sus ahorros, joyas, gallinas y otros bienes.
Luego de la
expropiación, la Standard Oil y la Royal Deutch Shell decretaron un
boicot. No había mercado para el petróleo mexicano, ni
refacciones, ni tetraetilo de plomo, ni algunas materias primas. En
epopéyicas jornadas, los petroleros, junto con universitarios y
politécnicos, construyeron a la industria de vanguardia en su
época. Los ferrocarrileros cooperaron para la distribución de
gasolina.
La ofensiva represiva contra los petroleros
La administración obrera tuvo, sin embargo,
muchos problemas derivados de la contradicción del sindicato al
representar, al mismo tiempo, a la empresa y a los trabajadores. El mismo
Cárdenas, en 1939, acusó a las protestas salariales en la
refinería de Ciudad Madero como “sabotajes”.
Al
año siguiente, en el “Plan de 14 puntos”, Cárdenas
propuso una reorganización basada en los despidos y reducción de
los salarios obreros [8] El sindicato fue fracturado y, en 1940, el gobierno
cardenista promovió un conflicto económico, ahora, contra el
STPRM. La Junta falló contra el sindicato privándolo del derecho
de huelga. Hacia fines del año, la administración obrera fue
suprimida por Avila Camacho.
Los petroleros se inconformaron con el laudo
de la Junta y, en asamblea metropolitana, votaron un movimiento de huelga y la
separación de la CTM. Esta, aún presidida por Lombardo,
declaró que tras la agitación de los petroleros estaban... las
compañías imperialistas, según bastantes
“pruebas” que tenían. Cárdenas dijo que
“exigía” medidas disciplinarias enérgicas contra el
Comité Ejecutivo General del sindicato [1, 8].
En septiembre de
1940, recién realizadas las elecciones presidenciales, la derecha se
lanzó a la ofensiva que incluyó levantamientos armados y acciones
encabezadas por una corriente escisionista del SNTE. Un Bloque Nacional Obrero
Anticomunista desató una amplia campaña antiobrera y anticomunista
que incluyó ataques al mismo Lombardo y el apoyo a Fidel Velázquez
quién se apoderó de la CTM en 1941. Los gobernadores presentaron
una reforma laboral para acabar con las “huelgas locas”. Avila
Camacho se declaró “creyente” y anticomunista. Con motivo del
asesinato de Trosky, Cárdenas acusó al PCM de
“traición a la Patria”.
Los petroleros fueron
derrotados y, al mismo tiempo, se inició la destrucción de la
industria petrolera nacional con base en la corrupción, el contratismo y
la represión.
Los petroleros construyeron a Pemex
El 8 de agosto de 1940, se creó a
“Petróleos Mexicanos” cuyo lema era “Al servicio de la
Patria”. La nueva Ley Reglamentaria en el Ramo del Petróleo se
promulgó hasta 1958.
Al siguiente año, en el Reglamento a
esta Ley se indicaba que “Corresponde a la Nación por conducto de
PEMEX” la producción de las materias primas industriales
básicas. En materia de la petroquímica “no podrán
tener participación de ninguna especie los particulares” [3]. En
1965, se creó al Instituto Mexicano del Petróleo como
institución orientada al apoyo científico y tecnológico de
la industria petrolera mexicana.
En 1946, se realizó otra huelga
de petroleros. Pero, las condiciones en el país eran otras. A medida que
el gobierno se desplazaba a la derecha lo mismo hacía la
representación sindical. Los opositores fueron despedidos y el charrismo
sindical se apoderó del sindicato petrolero.
Gobierno y charros destruyen a Pemex
A partir de 1946, la producción petrolera
empezó a crecer. La lucha sindical entró en declive. Durante el
cardenismo, el corporativismo político se había oficializado con
el apoyo de la CTM [22, 23, 39] que encabezaba la degeneración llamada
“charrismo sindical”. El sindicato petrolero fue sometido.
La
política petrolera oficial basada en la extracción de crudo, y su
exportación a Estados Unidos, convirtió a PEMEX, en PeUSA
“Al servicio de la Patria... norteamericana”.
Hoy, las
disposiciones en materia de petróleo, gas y energía
eléctrica están vigentes, pero no se cumplen. Los gobiernos en
turno hacen lo contrario. En 1995 se modificó la Ley en el Ramo del
Petróleo [54] para que fuera privatizada la petroquímica y, luego,
el gas natural.
El sindicato petrolero está desnaturalizado,
abandonó sus principios y se entregó a los intereses del
imperialismo. Los seudo-líderes incumplen sus funciones de clase,
dedicándose a la represión, la corrupción y el
gangsterismo.
Los trabajadores petroleros junto con el pueblo de
México defenderemos a la industria petrolera y rescataremos al sindicato.
Volveremos a re-nacionalizar la industria energética. ¡Unidos
Venceremos!
Augusto César Sandino
¡Salud y Revolución Social!
Fundación del sindicato petrolero, STPRM, 1935
Movilización popular en apoyo a la expropiación petrolera