20066, 250 aniversario del nacimiento de W.A. Mozart
Réquiem
14. Lux aeterna (SOPRANO i COR):
Lux aeterna luceat eis,
Domine,
cum sanctis in aeternum,
quia pius es.
Requiem aeternam dona eis,
Domine,
et lux perpetua luceat eis,
cum sanctis tuis in aeternum,
quia pius es.
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Que la llum eterna brilli per a ells,
Senyor,
per sempre, entre els teus sants;
perquè ets misericordiós.
Dóna'ls el repòs etern,
Senyor,
i que la llum perpètua els il·lumini
per tota l'eternitat, entre els teus sants;
perquè ets misericordiós.
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Mozart, Réquiem K.626
Mozart: (...)
Escucha, pues: Tres semanas ha, volví tarde a casa. Se me dijo que
alguien había preguntado por mí. No sé cómo, pero
pasé la noche pensando: ¿quién habrá sido?
¿Qué querrá de mí? Al día siguiente
volvió de nuevo, sin encontrarme tampoco. Al tercer día estaba yo
jugando en el suelo con mi pilluelo. Oí que me llamaban; salí
afuera. Un hombre completamente vestido de negro se inclinó
cortésmente ante mí, me encargó un réquiem y desapareció.
Aleksandr S. Pushkin
«Mozart y Salieri» (1832)
Gloria in excelsis
Se ha escrito que el Réquiem de Mozart fue
realizado, en julio de 1771, por un encargo anónimo del conde Franz
Walsseg-Stuppach. Mozart murió antes de haberlo concluido. Joseph Leopol
Eybler, primo de Joseph Haydn, se encargó del manuscrito para terminar la
parte instrumental al parecer por deseo de Constanza, esposa de Mozart. Franz
Xaver Süssmayr, alumno del maestro, fue quien lo terminó. El estreno
del Réquiem, el 14 de diciembre de 1793, “bajo la
dirección de su supuesto autor”, es confuso. Las partes originales
del manuscrito de Mozart aparecieron hasta 1838.
Una edición
crítica, elaborada por Leopold Novak (1965) y la edición de Franz
Beyer (1971) proporcionan en su informe preliminar y notas,
información exacta sobre este Réquiem en Re menor para
solistas, coro y orquesta (cuerda, cornos ingleses, fagotes, trompetas,
trombones, timbales y órgano). El estreno del Réquiem, bajo
el nombre de Mozart, tuvo lugar el 2 de enero de 1793 en la sala Jahn de
Viena.
“A excepción del Introitus y
del Kyrie, que son originales de Mozart, las partes restantes se basan en
apuntes y notas para su instrumentación. Los seis episodios de la
Secuencia (Dies irae, Tuba mirum, Rex tremendae, Recordare, Confutatis y
Lacrimosa) estaban completos en las partes vocales, mientras que les partes
instrumentales sólo estaban esbozadas... exactamente el Lacrimosa se
interrumpía en el octavo compás de la partitura vocal, justo en
las palabras «Qua resurget ex favilla, judicandus homo reus»; las dos
partes del Ofertorio (Domine Jesu y Hostias) estaban trazadas en sus
líneas generales; y el Sanctus, el Benedictus y el Agnus Dei faltaban
completamente”.
El Réquiem de Mozart lo integran 7
secciones: I. Introito que incluye el Réquiem aeternam cantado por
el coro y una soprano. II. Kyrie, donde el coro canta Kyrie eleison. III.
Sequencia, que incluye las partes Dies Irae a cargo del coro, Tuba mirum
por un cuarteto, Rex tremendae por el coro, Recordare por un cuarteto,
Confutatis por el coro, Lacrimosa por el coro. IV. Offertorium, que
incluye las partes Diomine Jesu, interpretadas por un cuarteto y coro, y Hostias
a cargo del coro. V. Sanctus, que incluye las partes Sanctus a cargo del
coro y Benedictus por el cuarteto y el coro. VI. Agnus Dei, donde el coro
canta Agnus Dei. VII. Communio, que incluye la parte Lux aeterna cantada
por soprano y coro.
En Praga, en un concierto de gala del
Réquiem de Mozart, participan los solistas del Teatro Nacional
(soprano, alto, tenor y bajo), acompañados por la Orquesta de los
Virtuosos Pragensis y el Coro de Radio Praga.
La historia clínica
Mozart murió el 5 de diciembre de 1791 a la
edad de 35 años. Algunos han escrito que, por falta de dinero, fue
enterrado en una fosa común. Eso parece ser parte de la leyenda. Respecto
a las causas de su muerte, "Mozart murió víctima de un caso agudo
de fiebres reumáticas", asegura Faith Fitzgerald, profesora de Medicina
en la Universidad de California en Davis y autora de un estudio sobre el
fallecimiento del compositor austríaco.
Durante mucho tiempo se ha
especulado acerca del fin físico del maestro. “Se habían
propuesto como causas sendas enfermedades del hígado y el
riñón, unas fiebres tifoideas e incluso un envenenamiento
auspiciado por el compositor italiano Antonio Salieri, cuya rivalidad con Mozart
fue retratada, exageradamente, en la película Amadeus” de M. Forman
(1984). Sin embargo, "Mozart murió víctima de un caso agudo de
fiebres reumáticas", asegura Faith Fitzgerald.
Neal Zastav, profesor
de la Universidad de Cornell considera que "No hay evidencia histórica de
que asesinaran a Mozart". Dice Zastav que "Mozart se mantuvo muy activo hasta
que cayó definitivamente enfermo".
Según los
testimonios de la época, la enfermedad de Mozart, con fiebre alta, dolor
de cabeza, erupciones cutáneas, dolor e hinchazón en brazos y
piernas, fue repentina. El compositor seguía estando lúcido, pero
intranquilo, de mal humor. Se sabe, por ejemplo, que el canto de su estimado
canario empezó a causarle irritación, un síntoma
típico de la fiebre reumática. En la segunda semana de enfermedad,
Mozart sufrió vómitos y diarreas. Su cuerpo llegó a estar
tan hinchado que no podía ponerse la ropa y necesitaba ayuda para
levantarse de la cama. Finalmente, empezó a delirar, entró en coma
y murió.
“Fitzgerald ha descartado las enfermedades del
riñón y el hígado, que hasta ahora eran las
hipótesis más plausibles, porque Mozart seguía teniendo las
facultades mentales intactas. Su piel tampoco amarilleó como
síntoma de una ictericia. Los problemas gastrointestinales y la
retención de fluidos, con la típica hinchazón del cuerpo,
pueden atribuirse perfectamente a las fiebres reumáticas. Sin embargo, la
ciencia médica de la época no tenia los medios de hoy en
día”. Los datos disponibles muestran que el maestro falleció
por una causa muy común en la Europa del XVIII.
Adolfo
Martínez Palomo, médico mexicano, estima que está muy claro
que la causa inmediata del deceso se debió a las prácticas
médicas de la época. ''Si este hombre estaba en enfermedad
terminal, los purgantes, la extracción de sangre (mediante
sangrías) y los eméticos (usados para provocar vómito)
seguramente dieron la puntilla", dijo en la conferencia Mozart: la historia
clínica, realizada en la Universidad Nacional Autónoma de
México, el 27 de enero de 2006.
Según Martínez Palomo,
“de los diagnósticos dispares emitidos sobre la muerte del genio de
Salzburgo a lo largo de la historia, el único punto en común es el
rechazo de la hipótesis del envenenamiento, surgida pocos días
después de la defunción y a la que han contribuido historiadores y
luego literatos”.
Sin embargo, explicó que ''No tenemos una
interpretación adecuada; para unos pudo haber sido indicador de un
accidente vascular cerebral que produjo hemiplejia; para otros, sugiere
meningitis, encefalitis, nódulo reumático cerebral o tumor
cerebral". Martínez Palomo sostuvo que ''Ninguna de estas posibilidades,
pienso yo, es compatible con el resto del cuadro clínico. Mozart estuvo
consciente hasta pocas horas antes de morir y el edema generalizado y la
poliartitris no podían haber tenido relación directa con una
cuestión cerebral".
Sobre las diferentes versiones dijo que, la
más reciente sostiene que la única causa que puede explicar los
síntomas terminales ''es curiosamente una en la que nadie ha pensado:
triquinosis, enfermedad parasitaria frecuente en la época, cuando la
miocarditis terminal por triquinosis no era infrecuente".
Al analizar la
personalidad y vida del maestro, Martínez Palomo señaló que
“Mozart nació con la capacidad de recordar y reconocer diferencias
hasta de un octavo de tono, cualidad que los músicos llaman oído
absoluto. Paradójicamente, ese oído se acompañó de
un defecto anatómico en una oreja, imperfección a la que se suma
un supuesto estrabismo, que todavía no se documenta”.
También afirmó que el carácter alegre y comportamiento
irreverente y desgarbado de éste nada tienen que ver con alguna
enfermedad neurológica o siquiátrica, como sugieren algunos
especialistas.
Inmortal obra musical del genio y ser humano
La leyenda alrededor del
Réquiem, encargo convenido por el misterioso
“mensajero” anónimo, parece como el anuncio de la propia
muerte de Mozart. El maestro llevaba ya una década como artista libre y
se encontraba en una difícil situación económica. En los
años finales, Mozart escribió sus últimas óperas:
Die Zauberflöte (La flauta mágica) y La Clemenza di
Tito, (1791). Fue, precisamente, mientras trabajaba en La flauta
mágica, que el emisario de un misterioso conde Walsegg le
encargó una misa de Réquiem. "No me puedo desprender de la
imagen del desconocido, decía Mozart; lo veo por todas partes y me ruega
impaciente que realice el trabajo".
En noviembre de 1791, cuando
trabajaba componiendo el Réquiem en Re menor K.626,
enfermó. El 18 de ese mes dirigió la última
composición completa que escribió (A Little Free-Mason
Cantata). Dos días después cayó en cama. El 4 de
diciembre de 1791 les pidió a los amigos que rodeaban su lecho que lo
ayudaran a cantar la "Lacrimosa", de la incompleta obra, pero a la mitad de su
ejecución interrumpió en sollozos; más tarde dio a su
discípulo Süsmayer indicaciones para terminarla. "Esa noche",
(escriben David y Federico Ewen), "su esposa Constanza, su hermana
Sofía, y el discípulo Süsmayer se arrodillaron junto al
lecho... Se llamó a un sacerdote para que le administraran la
extremaunción. A medianoche, Mozart se despidió de su familia.
Luego se volvió hacia la pared. Cuando lo tocaron comprobaron que
había muerto". Fue así, el 5 de diciembre, 5 minutos antes de
la una de la mañana, cuando Mozart murió en presencia de su esposa
Constanza Weber, su cuñada Sofía y su médico
Closset.
Johannes Jansen, ha escrito que, los restos mortales del maestro
fueron llevados al reposo al cementerio de San Marx, ubicado a varios
kilómetros de Viena, de conformidad con las reglas de la época que
prohibían pompas fúnebres. Una furiosa tempestad dispersó
el cortejo. El sitio no fue registrado, las reglas también
prohibían el registro de la sepultura. Antes, hubo un funeral en la
catedral de San Esteban y, en Praga, un memorial en su honor tuvo 4 mil
visitantes una semana después. En 1859 se construyó un monumento
en Viena.
Se fue físicamente el maestro dejando al mundo una obra
inmortal. Su música permanece por eso es clásica. Mozart fue un
indiscutible genio musical, también un ser humano que disfrutaba de la
vida, de la comida, de la fiesta. En Praga se dice que le gustaba convivir con
el pueblo, ir al billar, tomar cerveza.
“Mozart fue un tipo bromista,
divertido y buena onda que sostenía una relación lúdica con
su ambiente. Y es fundamental saber que Mozart nunca se dejó
corromper”, ha dicho el escritor austriaco Kurt Palm, autor y director de
la película El medidor de pantorrillas, basada en la vida del
célebre músico.
La obra de Mozart es gloriosa: 46
sinfonías, 20 misas, 178 sonatas para piano, 27 conciertos para piano, 6
para violín, 4 para corno y 3 para flauta, 23 óperas, otras 60
composiciones orquestales y numerosas obras más incluyendo marchas,
danzas y serenatas.
Mozart será recordado siempre porque despierta
nuestros más intensos sentimientos y emociones, ha dicho Uri Caine,
pianista y compositor de jazz, autor de The Mozart
Proyect.
Referencias
- Catálogo de obras, Grupo I música vocal religiosa, en www.webpersonal.net/mozart/cast/1_vocal_religiosa.html
- Espinosa P. 2006, en La Jornada 27 ene 2006. www.jornada.unam.mx
- Jansen J. 2005, Mozart, Taschen. www.taschen.com
- La obra de Mozart, en www.webpersonal.net/mozart/cast/obra.htm
- Mateos-Vega M. 2006, en La Jornada 7 jun 2006. www.jornada.unam.mx
- Mozart, en www.mozart.cat
- Mozart 2006, en www.mozart2006/esp/obra_orquestal_15827/direktlink.php.html
- Réquiem, en www.webpersonal.net/mozart/cast/requiem.htm
- Vargas A. 2006, en La Jornada, 28 ene 2006. www.jornada.unam.mx
- Velásquez G. 1962, Cien Biografías en la Historia de la Música, Porrúa, en Wolfgang Amadeus Mozart – biografía. www.geocities.com/fcueto/Musica/WAMozart.htm
NOTA:
El FTE de México se congratula en haber dedicado el año 2006 al
aprecio de la obra gloriosa del maestro Wolfang Amadeus
Mozart.
Izquierda: Memorial dedicado a Mozart en el cementerio de San Marx (1900), en Viena.
Derecha: Mozart al piano, pintura inconclusa realizada por su cuñado, el actor Joseph Lange, 1789.
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