La IEA publicó el World Energy Outlook 2006
Negra perspectiva energética neoliberal
Oscuro panorama energético
La Agencia de Energía Internacional (IEA)
publicó en noviembre de 2006 su informe anual, “Perspectiva Mundial
de Energía 2006” (World Energy Outlook 2006, WEO-2006). La IEA
lamenta que la inversión total en producción petrolera y de gas
natural ha crecido insuficientemente a partir del año 2000, por lo que,
advierte que los pecios globales de la energía “mantendrán
una tendencia alcista”. La IEA informa que la inversión en la
industria petrolera llegó apenas a unos 200 mil millones en 2005, cuando
en el 2000 fue de alrededor de 340 mil millones.
Según la agencia,
descontando la inflación en el sector (aumento en precios y servicios de
la industria energética), la inversión petrolera real
creció cuando más un 5% del 2000 al 2005, "que es casi nada, es
insuficiente", según declaró Fatih Birol el principal economista
de la IEA durante la presentación de la Prospectiva.
De acuerdo con
el informe de la IEA, las petroleras internacionales (privadas), los productores
independientes (también privados) y las empresas nacionales tienen
previstas inversiones por unos 470 mil millones hacia el año 2010, de los
que se espera, que al menos dos terceras partes se aplicarían a la
producción de petróleo y gas.
El mayor problema
energético mundial (según IEA) es la creciente demanda de
combustibles. Solo en petróleo, el consumo global en los primero cinco
años de esta década se elevó en un 9,3%, alcanzando la
cifra de 83.6 millones de barriles diarios (mbd), por lo que, prevé IEA,
se duplicará hacia el año 2030. Otro “inconveniente”,
según la Agencia, es que la reserva mínima (establecida
arbitrariamente por IEA, de acuerdo a su modelo de mercado energético
global), que debería ser de unos 5 mbd para “disponer de un margen
operativo confortable" ante cualquier contingencia, no llega actualmente a 2
mbd, y que la inversión prevista a duras penas incrementará un
millón más. Es decir, la IEA reconoce que su esquema
energético global enfrenta cuando menos un déficit de reserva
operativa.
Por supuesto que, el mayor problema energético de la
humanidad, es otro: NO existen nuevos descubrimientos relevantes de
hidrocarburos y la declinación de las reservas existentes ha comenzado.
Lo que la IEA revela, también, entre líneas, es lo que tantas
veces había rechazado: el fin de la era del carbón.
Ninguna alternativa viable
Según el director ejecutivo del IEA, Claude Mandil,
la perspectiva WEO-2006 enseña a los "líderes
políticos del mundo cómo actuar con resolución ante la
urgencia" para "cambiar el futuro energético de la humanidad", mismo que
presagia "sucio, inseguro y costoso". Ante esto, según Mandil, la
construcción de un futuro energético viable demanda alternativas
"limpias, inteligentes y competitivas", que siempre –según la
IEA– compete definir a los líderes del G8 (y, por supuesto, a los
ministros de la Agencia).
Mentira, la IEA no propone ningún camino
viable. Antes bien oculta el origen y la magnitud de la crisis para justificar
que las naciones más desarrolladas (a través de sus empresas y
grupos financieros) pretendan "administrar" (apropiarse) las reservas
energéticas mundiales aún disponibles (con todo lo que ello
implica a nivel de conflictos geopolíticos).
La IEA anticipa que su
propuesta no va más allá de nuevas estrategias impositivas de
ahorro energético, incluyendo cuotas de racionamiento, de
aplicación general, aún en aquellos países que disponen de
recursos energéticos propios (recordar que los países del
hemisferio norte han impuesto antes otras medidas totalmente innecesarias para
los países subdesarrollados, por ejemplo, el alza de precios generalizada
o el llamado horario de verano). La IEA explota la idea del “fin de la era
del petróleo barato” para ocultar una crisis de dimensiones
colosales.
No solo se trata de precios elevados y de "insuficiencia de
inversiones", como sugiere el estudio de la IEA. Además del aumento
sostenido en la demanda, NO se han descubierto nuevas fuentes. Y, por si fuera
poco, al duplicarse el consumo mundial, la emisión global de
dióxido de carbono también se duplicaría (ambas,
según IEA, hacia el 2030) acelerando el cambio climático, lo que
impactaría la disponibilidad de otros recursos naturales (de agua
“dulce” por ejemplo).
Ante esto, otra propuesta de la Agencia es
intensificar el uso de energía nuclear. De ahí que prevea un
futuro "sucio e inseguro", para favorecer a la tecnología nuclear
disponible hoy día. Por supuesto, esas nuevas plantas nucleares NO se
instalarían en los países desarrollados, sino que, se
obligaría a los subdesarrollados a instalarlas en sus territorios, a
cambio de abasto. Ello explica el supuesto impulso de proyectos nucleares en
países como México.
En cuanto a las fuentes alternas,
aún las más “novedosas” como los llamados
biocombustibles, contribuirán de manera marginal incidiendo poco en una
solución global. El reporte de la IEA estima que el aporte mundial
combinado de estas tecnologías hacia el año 2030 apenas
llegará a un 4% (7% en el escenario más optimista). Hoy
día, dichas fuentes no alcanzan el 1%.
Acceso a las reservas
mundiales de petróleo, fines de 2005. El 30% de estas reservas
están concesionadas. Además, el 9% está usurpado por las
corporaciones consecuencia de la invasión a Irak. Las empresas nacionales
participan solamente con el 37%. La privatización petrolera mundial sigue
avanzando.
Privatizar es el plan
En México es impostergable una política energética
independiente ante el agotamiento de nuestras reservas y la avidez del
capitalismo mundial. El IEA señala que "una gran proporción de las
reservas mundiales de petróleo se encuentran en países donde
existen fuertes restricciones a la inversión extranjera. Tres de ellos,
Kuwait, México y Arabia Saudita, permanecen totalmente cerrados a dicha
inversión". La advertencia no puede ser más clara: 30% de las
fuentes mundiales ya está totalmente concesionadas y solo un 37%
permanece bajo control de algunos estados. El tercio restante se maneja mediante
esquemas “mixtos”.
Por otro lado, en un escenario totalmente
inverosímil, la IEA prevé que México agotará hacia
el 2030 sus reservas petroleras. La realidad es que, de acuerdo a las reservas
probadas y al consumo actual de petróleo, y gas natural, el país
se convertirá en importador neto en menos de diez años. De acuerdo
al IEA, actualmente, México es un exportador neto de petróleo;
hacia el año 2030, la situación será distinta. Se
prevé que el país deje de ser exportador y se convertiría
en importador. Dada la errónea política petrolera oficial, este
escenario seguramente ocurrirá antes.
La IEA estima para México
un crecimiento del 1.6% anual promedio en el período 2005-2030. La
demanda de petróleo sería creciente, con 3.1 millones de barriles
diarios hacia 2030. Con el actual ritmo de explotación no se
podría satisfacer tal demanda interna.
En el período 2004-2030,
la IEA considera que la demanda de gas natural se incrementará en un 3.3%
anual promedio durante ese lapso. Actualmente, no se satisface la demanda
interna; es previsible que con esas proyecciones menos.
Según la IEA, basada
en la información de Oil and Gas Journal (2005), México
posee 13 mil millones de barriles como reservas probadas de petróleo y
una relación de reservas/producción de 11 años.
Actualmente, diciembre de 2006, esa relación es de apenas 8
años.