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Volumen 6, Número 82, diciembre 22 de 2006

La IEA publicó el World Energy Outlook 2006

Negra perspectiva energética neoliberal

Oscuro panorama energético

La Agencia de Energía Internacional (IEA) publicó en noviembre de 2006 su informe anual, “Perspectiva Mundial de Energía 2006” (World Energy Outlook 2006, WEO-2006). La IEA lamenta que la inversión total en producción petrolera y de gas natural ha crecido insuficientemente a partir del año 2000, por lo que, advierte que los pecios globales de la energía “mantendrán una tendencia alcista”. La IEA informa que la inversión en la industria petrolera llegó apenas a unos 200 mil millones en 2005, cuando en el 2000 fue de alrededor de 340 mil millones.

Según la agencia, descontando la inflación en el sector (aumento en precios y servicios de la industria energética), la inversión petrolera real creció cuando más un 5% del 2000 al 2005, "que es casi nada, es insuficiente", según declaró Fatih Birol el principal economista de la IEA durante la presentación de la Prospectiva.

De acuerdo con el informe de la IEA, las petroleras internacionales (privadas), los productores independientes (también privados) y las empresas nacionales tienen previstas inversiones por unos 470 mil millones hacia el año 2010, de los que se espera, que al menos dos terceras partes se aplicarían a la producción de petróleo y gas.

El mayor problema energético mundial (según IEA) es la creciente demanda de combustibles. Solo en petróleo, el consumo global en los primero cinco años de esta década se elevó en un 9,3%, alcanzando la cifra de 83.6 millones de barriles diarios (mbd), por lo que, prevé IEA, se duplicará hacia el año 2030. Otro “inconveniente”, según la Agencia, es que la reserva mínima (establecida arbitrariamente por IEA, de acuerdo a su modelo de mercado energético global), que debería ser de unos 5 mbd para “disponer de un margen operativo confortable" ante cualquier contingencia, no llega actualmente a 2 mbd, y que la inversión prevista a duras penas incrementará un millón más. Es decir, la IEA reconoce que su esquema energético global enfrenta cuando menos un déficit de reserva operativa.

Por supuesto que, el mayor problema energético de la humanidad, es otro: NO existen nuevos descubrimientos relevantes de hidrocarburos y la declinación de las reservas existentes ha comenzado. Lo que la IEA revela, también, entre líneas, es lo que tantas veces había rechazado: el fin de la era del carbón.

Ninguna alternativa viable

Según el director ejecutivo del IEA, Claude Mandil, la perspectiva WEO-2006 enseña a los "líderes políticos del mundo cómo actuar con resolución ante la urgencia" para "cambiar el futuro energético de la humanidad", mismo que presagia "sucio, inseguro y costoso". Ante esto, según Mandil, la construcción de un futuro energético viable demanda alternativas "limpias, inteligentes y competitivas", que siempre –según la IEA– compete definir a los líderes del G8 (y, por supuesto, a los ministros de la Agencia).

Mentira, la IEA no propone ningún camino viable. Antes bien oculta el origen y la magnitud de la crisis para justificar que las naciones más desarrolladas (a través de sus empresas y grupos financieros) pretendan "administrar" (apropiarse) las reservas energéticas mundiales aún disponibles (con todo lo que ello implica a nivel de conflictos geopolíticos).

La IEA anticipa que su propuesta no va más allá de nuevas estrategias impositivas de ahorro energético, incluyendo cuotas de racionamiento, de aplicación general, aún en aquellos países que disponen de recursos energéticos propios (recordar que los países del hemisferio norte han impuesto antes otras medidas totalmente innecesarias para los países subdesarrollados, por ejemplo, el alza de precios generalizada o el llamado horario de verano). La IEA explota la idea del “fin de la era del petróleo barato” para ocultar una crisis de dimensiones colosales.

No solo se trata de precios elevados y de "insuficiencia de inversiones", como sugiere el estudio de la IEA. Además del aumento sostenido en la demanda, NO se han descubierto nuevas fuentes. Y, por si fuera poco, al duplicarse el consumo mundial, la emisión global de dióxido de carbono también se duplicaría (ambas, según IEA, hacia el 2030) acelerando el cambio climático, lo que impactaría la disponibilidad de otros recursos naturales (de agua “dulce” por ejemplo).

Ante esto, otra propuesta de la Agencia es intensificar el uso de energía nuclear. De ahí que prevea un futuro "sucio e inseguro", para favorecer a la tecnología nuclear disponible hoy día. Por supuesto, esas nuevas plantas nucleares NO se instalarían en los países desarrollados, sino que, se obligaría a los subdesarrollados a instalarlas en sus territorios, a cambio de abasto. Ello explica el supuesto impulso de proyectos nucleares en países como México.

En cuanto a las fuentes alternas, aún las más “novedosas” como los llamados biocombustibles, contribuirán de manera marginal incidiendo poco en una solución global. El reporte de la IEA estima que el aporte mundial combinado de estas tecnologías hacia el año 2030 apenas llegará a un 4% (7% en el escenario más optimista). Hoy día, dichas fuentes no alcanzan el 1%.

Acceso a las reservas mundiales de petróleo, fines de 2005. El 30% de estas reservas están concesionadas. Además, el 9% está usurpado por las corporaciones consecuencia de la invasión a Irak. Las empresas nacionales participan solamente con el 37%. La privatización petrolera mundial sigue avanzando.

Privatizar es el plan

En México es impostergable una política energética independiente ante el agotamiento de nuestras reservas y la avidez del capitalismo mundial. El IEA señala que "una gran proporción de las reservas mundiales de petróleo se encuentran en países donde existen fuertes restricciones a la inversión extranjera. Tres de ellos, Kuwait, México y Arabia Saudita, permanecen totalmente cerrados a dicha inversión". La advertencia no puede ser más clara: 30% de las fuentes mundiales ya está totalmente concesionadas y solo un 37% permanece bajo control de algunos estados. El tercio restante se maneja mediante esquemas “mixtos”.

Por otro lado, en un escenario totalmente inverosímil, la IEA prevé que México agotará hacia el 2030 sus reservas petroleras. La realidad es que, de acuerdo a las reservas probadas y al consumo actual de petróleo, y gas natural, el país se convertirá en importador neto en menos de diez años. De acuerdo al IEA, actualmente, México es un exportador neto de petróleo; hacia el año 2030, la situación será distinta. Se prevé que el país deje de ser exportador y se convertiría en importador. Dada la errónea política petrolera oficial, este escenario seguramente ocurrirá antes.

La IEA estima para México un crecimiento del 1.6% anual promedio en el período 2005-2030. La demanda de petróleo sería creciente, con 3.1 millones de barriles diarios hacia 2030. Con el actual ritmo de explotación no se podría satisfacer tal demanda interna.

En el período 2004-2030, la IEA considera que la demanda de gas natural se incrementará en un 3.3% anual promedio durante ese lapso. Actualmente, no se satisface la demanda interna; es previsible que con esas proyecciones menos.

Según la IEA, basada en la información de Oil and Gas Journal (2005), México posee 13 mil millones de barriles como reservas probadas de petróleo y una relación de reservas/producción de 11 años. Actualmente, diciembre de 2006, esa relación es de apenas 8 años.

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