Otra vez se repite la misma película charra
Charrazo en el SNTSS
Vega Galina y asesores, se dirán perredistas y de izquierda, pero son simples charros.
El reciente congreso sindical fue una mascarada que NO tiene NADA de democracia.
Es necesario construir una organización nacional verdadera suprimiendo la improvisación.
El gobierno apoya a los charros
En 2003, Armando Ovalle, presidente de la
Comisión de Honor y Justicia del Sindicato de Trabajadores del Seguro
Social (SNTSS) “destituyó” a Roberto Vega Galina como
secretario general del sindicato porque "negoció con autoridades del IMSS
en octubre de 2003 y a espaldas de los trabajadores la reforma al régimen
de jubilaciones y pensiones que se aprobó un año después,
durante la revisión contractual". En aquella ocasión, Galina
procedió a destituir inmediatamente a Ovalle. Este se inconformó
y, el 6 de octubre, el sexto tribunal en materia de trabajo del Distrito federal
emitió una resolución mediante la cual Ovalle debía ser
restituido en su cargo.
El 6 de octubre, Ovalle se presentó en las
instalaciones del sindicato para ser restituido en su puesto. No fue posible, de
inmediato se produjo un enfrentamiento entre trabajadores. Gritos, empujones y
golpes, uso de extintores y piedras se sucedieron entre los partidarios de
Ovalle y de Galina. Después, Ovalle junto con 9 secretarios del
Comité Ejecutivo Nacional, se constituyeron en órgano nacional de
gobierno del sindicato. Eduardo Pérez fue nombrado secretario general
provisional.
Los inconformes solicitaron la reposición del
proceso electoral previsto para el 12 de octubre e informaron a la
secretaría del trabajo (STPS). Asimismo, solicitaron a la
secretaría que les otorgara la Toma de Nota y así se
impediría la realización del Congreso. Si quiere, la STPS otorga
la Toma de Nota en el orden de minutos pero, tratándose de los charros.
En este caso, la Coalición Democrática del SNTSS pretendía
destituir precisamente a los charros. La respuesta de la STPS sería
previsible.
Galina rechazó los acuerdos de los disidentes y dijo
“espero que Calderón no esté de acuerdo con esas
maniobras” (sic). Arturo Alcalde, abogado del SNTSS,
“oficialmente” democrático, dijo que la destitución de
Vega era “un disparate” (sic) y que el caso no había
concluido legalmente, lo cual es cierto. Tanto Vega como Alcalde dijeron que,
otra vez, se trataba una intromisión del gobierno en la vida sindical.
Ricardo Monreal, senador del PRD, se expresó de similar manera
yéndose de bruces.
El 10 de octubre, la STPS negó la Toma
de Nota solicitada por la disidencia sosteniendo, entonces, a Vega Galina.
¿Del lado de quién está la intromisión del gobierno?
Galina y Alcalde callaron, obviamente, vergüenza nunca han
tenido.
Un día antes de la realización del congreso
nacional del SNTSS convocado en Morelia, Michoacán, Galina declaró
que el candidato “más fuerte” era su candidato Valdemar
Gutiérrez. Se configuraba un mayor enfrentamiento. Se supo que Galina
recurriría a grupos de choque que estarían armados. No obstante,
la oposición decidió trasladarse a la sede del
congreso.
Desde luego que la oposición procedió
improvisada, espontánea e incorrecta. Los asuntos sindicales tienen una
componente legal y existen procedimientos que deben cumplirse. No basta el deseo
por democratizar a un sindicato, ni siquiera el laudo de una autoridad laboral
ni siquiera el acuerdo sindical interno y menos la confianza supersticiosa en el
respeto de la autoridad laboral a las determinaciones de los trabajadores. Eso,
en México, simplemente No es posible.
Galina impone a Valdemar
Protegidos por la policía del estado y golpeadores
previamente contratados, los delegados al 45 congreso del SNTSS
“eligieron” a mano alzada a Valdemar. El proceso fue demasiado
rápido pero no sencillo. Fuera del recinto se produjeron varios
enfrentamientos con saldo de varios heridos. Apoyados por los maestros de la
sección 18 de la CNTE y la Asamblea de los Pueblos de Michoacán,
la Coalición Democrática del SNTSS trató varias veces de
ingresar al auditorio pero fueron repelidos por golpeadores de Galina que
utilizaron extinguidores.
Hubo intercambio de golpes e insultos, de
piedras y de palos. Una parte de las instalaciones fue destruida, se apedrearon
vehículos y autobuses. Galina aprovechó el congreso para anunciar
que se había pactado con el IMSS un aumento del 3.5 por ciento directo al
salario y 1.75 por ciento en prestaciones, con lo que se conjuró la
huelga prevista para el 16 de octubre siguiente. También obtuvo, 602
millones de pesos para “gastos” sindicales. Las
“elecciones” concluyeron sin que a la oposición se le haya
permitido entrar al Centro de Convenciones.
Néstor de Buen, otro
de los abogados asesores de Galina, lamentó los destrozos físicos
pero más lamentó “el destrozo intentado de la democracia
sindical. Porque el SNTSS es un sindicato esencialmente
democrático...” (sic). Para Néstor su cliente es
democrático, lo demás no quiso ni verlo; Valdemar, seguramente
volverá a contratar a Néstor, el especialista en interponer
amparos para perderlos todos.
Apenas recién electo, el 16 de
octubre, Valdemar Gutiérrez anunció una “limpia” de
opositores para suspenderlos y sancionarlos por provocar la violencia. Ah, pero
no se trata de una “cacería de brujas” sino de regresar a la
legalidad (sic). La oposición rechazó la purga anunciada,
señalado que ya iban 600 sancionados, y calificaron al aumento salarial
de “miserable” aclarando que el 1% de lo obtenido se
destinará al pago por los trabajadores al Régimen de Pensiones y
Jubilaciones.
El 23 de octubre, Valdemar solicitó a la STPS el
otorgamiento de la Toma de Nota. La documentación del congreso charro fue
preparada por el licenciado Arturo Alcalde. La Coalición
Democrática, a su vez, impugnó el proceso electoral. El 25,
Valdemar emplazó a la STPS a entregarle la Toma de Nota en el plazo de
una semana o haría movilizaciones. Todo es parte de un mismo juego.
Después de la imposición lo que sigue es el reconocimiento
oficial. Esa es la costumbre de la alianza
charros-gobierno.
¿Qué hace falta? Organizarnos. Se dice
fácil y todos están (aparentemente) de acuerdo. En la
práctica, sin embargo, lo que priva es la desorganización, la
improvisación, el voluntarismo y el culto al espontaneísmo. El
resultado es la derrota. Elecciones van y vienen y quienes siguen controlando al
sindicato son los charros. Obviamente, no es suficiente decirse
oposición, es preciso convertirse en alternativa. No se puede pretender
usar tácticas de decisiones rápidas cuando no se tiene la
suficiente fuerza, precisamente, porque no se ha destinado trabajo a lo
principal: la construcción de organización, al desarrollo del
programa y la formación política de los trabajadores.
Sin
política clasista, independiente, solidaria NO se puede dirigir
ningún movimiento. Este se gana en los preparativos, no en la protesta
ante hechos consumados.