Le llaman entrenamiento pero es amedrentamiento
Tropas militares en Oaxaca
Intimidante desembarco de la Armada en las costas de Oaxaca.
Reiteradas e impunes provocaciones diarias contra la APPO.
Dividir al movimiento y amenazarlo, táctica deliberada del gobierno.
Despliegue de la Armada en el Istmo de Tehuantepec
Desde el 1 de octubre, el gobierno
foxista había anunciado su decisión de desplegar la fuerza contra
el movimiento de Oaxaca. Primero fueron los vuelos de helicópteros y
aviones militares y de la Policía Federal Preventiva (PFP) sobre la
ciudad con claros propósitos intimidatorios. Las aeronaves iban equipadas
con equipo fotográfico infrarrojo. Al mismo tiempo, en Huatulco y Salina
Cruz, comenzaron a desembarcar tropas. Helicópteros, aviones, tanquetas
anfibias blindadas, camiones de comando, vehículos todo terreno y
efectivos de las fuerzas especiales de la infantería de marina fueron
desplegados en las costas de Oaxaca. La APPO decretó la alerta total en
el centro histórico de la capital y llamó a reforzar las
barricadas aclarando que la resistencia sería
política.
Eran “vuelos de reconocimiento”, dijo el
gobierno federal. Mientras, el secretario de gobernación foxista
había convocado a diversos sectores para la firma de un "Pacto por la
gobernabilidad, la paz y el desarrollo del estado de Oaxaca". La APPO
manifestó su inconformidad pero señaló que podría
acudir con la condición de incluir en la agenda la renuncia del
gobernador Ulises Ruiz. La secretaría de gobernación habló
de una oferta económica para el magisterio. El titular, Carlos Abascal,
dijo que el gobierno federal podría hacer una “ocupación
pacífica” de Oaxaca.
El 2 de octubre en la cercanía
de la capital oaxaqueña apareció un grupo que repartió
propaganda e hizo detonar algunos explosivos en sucursales bancarias. El grupo
se hizo llamar Organización Revolucionaria Armada del Pueblo de Oaxaca
(ORAPO). Algunos trataron de vincular estos hechos con la APPO misma que se
deslindó. Otros, consideraron que el grupo podría ser genuino pero
que su acción era desafortunada porque no ayudaba al movimiento aun
cuando se expresaran solidariamente. Unos más, aseguraron que se
trataría de aumentar la provocación para llamar a la represión.
Entregar Oaxaca o represión
En el documento propuesto por Abascal se
incluía el "relevo en puestos claves de la administración estatal
-sin precisar sobre el destino del gobernador Ulises Ruiz-, el retiro de
barricadas, el inicio del ciclo escolar, la integración de averiguaciones
previas, en los casos que corresponda, para deslindar responsabilidad por actos
realizados en contra de ciudadanos", durante los cuatro meses de toma de
la capital” (Muñoz A.E., en La Jornada 3 oct 2006).
Además, "liberación de radiodifusoras y oficinas
públicas, devolución de vehículos y respeto al libre
tránsito", así como "cese de hostilidades" entre el gobierno de
Ulises Ruiz y la APPO. Tanta prepotencia oficial se confunde con ingenuidad.
También, “se hará a los profesores del estado una propuesta
económica de 175 millones de pesos en prestaciones económicas y
laborales, y una oferta de rezonificación salarial en un plazo de seis
años. Dejará, sin embargo, cuestiones centrales del estado, como
la problemática indígena y rural” (Hernández L., en
La Jornada 3 oct 2006). Por supuesto, siempre estaba presente la amenaza
de la represión si no se aceptaban las condiciones de gobernación.
"Si no hay acuerdo se castigará a los transgresores", declaró
Fox.
Con la movilización de efectivos de las zonas militares
vecinas, se informó que el ejército aplicaría en Oaxaca un
operativo para los casos de ruptura del orden establecido (Plan DN-II).
“El plan incluye contrarrestar acciones contrainsurgentes y de
agitación social, a través de la utilización de una brigada
de infantería ligera, la tercera brigada de la Policía Militar,
integrantes de los Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales (Gafes) y
militares que han participado en tareas de combate al narcotráfico”
(Castillo G., Lastra A., Morales A.T. en La Jornada 4 oct 2004).
Los soldados fueron acantonados en Miahuatlán (sexto
batallón de infantería), Pinotepa Nacional (47 batallón),
Nopala (54), Juxtlahuaca (95), Tuxtepec (sexto regimiento de caballería
motorizado), Tlaxiaco (95 batallón de infantería), Coxocon
(décimotercer regimiento de caballería motorizado), Huajuapan de
León (23 compañía de infantería no encuadrada),
así como en los límites de los estados de Puebla y Oaxaca (Aranda
J., en La Jornada 9 oct 2006).
El operativo incluiría a 5
mil elementos militares, del personal del Centro de Investigación y
Seguridad Nacional (Cisen) y de la PFP. El 5 de octubre, Abascal fue
explícito al proponer a la APPO la entrega de Oaxaca y “dejar en
manos de un civil la seguridad para restituir el orden”, incluyendo el
ingreso de la PFP para “realizar labores de vigilancia”.
“¿Qué significa todo esto?”, se preguntó a
sí mismo y, de manera demencial, se contesto: “No barricadas, no
más tomas de radio y todo lo que la PFP considere que puede
garantizar seguridad e integridad”.
Las expresiones de Abascal
serían de ¿cinismo, ingenuidad o perversidad? Lo que dejó
claro es que el objetivo del gobierno foxista era “recuperar la
ciudad” y que la PFP, dijeron, sería “un ejército de
paz” (sic). Los representantes de la APPO y sección 22 tomaron
nota, dijeron que estaban por la vía del diálogo, que
consultarían a sus bases y que darían después una respuesta.
Negociación y provocación
En la mesa convocada por Abascal, los
empresarios y el PRI urgieron a que la fuerza pública interviniera en
Oaxaca. Nadie de la APPO ni de sección 22 del SNTE asistió.
Respecto a la salida del gobernador, Abascal dejó la decisión en
manos del Senado. Ulises Ruiz estuvo presente y, por supuesto, dijo que no
renunciaría. Representantes indígenas pidieron que no se hiciera
uso de la fuerza, presentaron una propuesta para atender las reivindicaciones de
campesinos e indígenas y, luego, abandonaron la reunión porque en
el encuentro no había representatividad auténtica y no se abordaba
la problemática fundamental. Trascendió que, como medidas de
distensión, el gobierno del estado preparaba cambio de funcionarios.
La alerta de la APPO se extendía a las diversas regiones de
Oaxaca: la Mixteca, el istmo de Tehuantepec, la cuenca del Papaloapan, las
sierras Mazateca, Norte y Sur, y los Valles Centrales.
El 5 de octubre,
la APPO emitió la convocatoria a un congreso constituyente de la
organización a realizarse en noviembre. En Tehuantepec, la Unión
de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo continúo las
movilizaciones populares.
Luego de la reunión de Abascal con la
APPO reapareció la provocación. En la capital oaxaqueña no
cesaban las provocaciones, detenciones, secuestros y asesinatos. Un maestro
disidente fue abatido por desconocidos para implicar a la APPO y sección
22. En Salina Cruz, golpeadores del PRI lesionaron a varios maestros en huelga.
Ese clima ha sido característico. Se simulan negociaciones buscando una
salida y, al mismo tiempo, reaparece la violencia. ¿Quién o quienes
organizan la violencia? Obviamente, el mismo estado para inducir la
represión.
El 5 de octubre, la caminata oaxaqueña
llegó a Amecameca en el estado de México y declaró que las
clases se reanudarían 5 días después de que saliera Ulises.
Mientras, el contubernio PRI-PAN postergó una vez más en el Senado
el dictamen sobre la desaparición de poderes en Oaxaca. Cuando la
caminata llegó a Chalco, los marchantes dijeron que el conflicto
sería decidido por las bases no por los líderes.
El 6 de
octubre, la APPO denunció que el gobierno de Ulises tenía
preparado un detallado operativo llamado Plan Hierro, encabezado por
policías y sicarios, para enfrentar al movimiento y reprimirlo.
No hay regreso a clases
El 7 de octubre, la asamblea general de la sección
22 rechazó el regreso a clases y pidió que el Ejército y la
Marina regresaran a sus cuarteles. Este fue un rotundo rechazo a las
pretensiones de la secretaría de gobernación para que la APPO
entregara la ciudad y la pusiera en manos de la PFP. La APPO también
rechazó la propuesta de Abascal pues, sería el primer paso para
militarizar Oaxaca, dijo.
En Chalco la caminata ratificó el
rechazo. En Acayucan, Veracruz, indígenas realizaron una marcha de apoyo
a la APPO convocada por la Alianza Mexicana por la Autodeterminación de
los Pueblos. En San Diego, California, inmigrantes oaxaqueños crearon su
propia APPO.
Al siguiente día, la Marcha por la dignidad de los
pueblos de Oaxaca arribó a ciudad Netzahualcóyotl, donde 40 por
ciento de los habitantes son de origen oaxaqueño. Un día,
después, se realizó otra marcha de inmigrantes en Los Angeles,
California, de apoyo al pueblo de Oaxaca.
La táctica divisionista de Abascal
El 9 de octubre se anunció que la APPO y la
secretaría de gobernación habían llegado a primeros
acuerdos. “La base del acuerdo -sujeto a consulta de la APPO y el
magisterio, en sus respectivas asambleas- incluye la cancelación de
alrededor de 300 órdenes de aprehensión, derivadas de los
más de 140 días de lucha en Oaxaca; la liberación de 18
"presos políticos", así como un posible retorno a clases,
según defina a partir de hoy el magisterio. También, que los
elementos de las secretarías de la Defensa Nacional y Marina se
reintegren a sus acciones regulares, conforme avancen las medidas de
distensión” (Martínez F., Muñoz A.E., en La
Jornada 10 oct 2006).
Enrique Rueda, secretario general de la
sección 22 dijo que "el nuevo gobierno (del presidente electo Felipe
Calderón) ya tiene convenido otorgarle a todos los trabajadores de este
sector la rezonificación, con base en un paquete presupuestal de 41 mil
200 millones de pesos, a canalizar en el transcurso del próximo sexenio,
a fin de que todos los profesores del país perciban el mismo salario,
según cada categoría”. Luego, agregó, que se
sometería a consulta de los 70 mil trabajadores de la educación en
Oaxaca el regreso a clases. En desafortunadas declaraciones a la
televisión privada (Televisa), aseguró el regreso a clases y que
la consulta sería solamente para definir el día. No obstante, fue
enfático al reiterar la demanda de la salida de Ulises Ruiz del gobierno
del estado.
La propuesta de Abascal tenía el deliberado
propósito de dividir al movimiento. Por una parte, se atendería el
asunto reivindicativo del magisterio, totalmente legítimo pero referido a
promesas y, por otra, el gobierno hacía caso omiso de la demanda para la
remoción de Ulises al tiempo que mantenía la amenaza de la
represión. Esa propuesta no era viable. Por supuesto, en el movimiento
hay contradicciones obvias. Los maestros llevan varias semanas sin cobrar sus
salarios y requieren solución a sus demandas. Pero el movimiento ha
rebasado los límites gremiales, sin excluirlos, convirtiéndose en
un hecho político que involucra a amplios sectores sociales.
Provocación deliberadamente orquestada
Luego de 19 días de caminata y
haber pasado por 25 poblaciones, la Marcha de la dignidad llegó a la
capital del país siendo recibidos por diversas organizaciones sociales.
En el Zócalo se hizo un mitin y, luego, los marchistas se instalaron en
plantón frente al Senado de la República.
En
reunión de la APPO y sección 22 con senadores éstos dijeron
que volverían a analizar la procedencia de la desaparición de
poderes. Esta era, básicamente, la intención del PRD porque el PRI
y el PAN, en sucia alianza, se manifestaron firmes en el apoyo a Ulises
negándose a cualquier posible aprobación que implicara su
caída. En consonancia, el Congreso de Oaxaca rechazó las
propuestas de Abascal especialmente que la fuerza pública en el Estado
quedara en manos de un funcionario federal.
Como en otras ocasiones,
cuando parecía que se iniciaban acuerdos para al solución, cuando
la misma APPO concluía la toma de varias oficinas del gobierno
desocupándolas, volvió a irrumpir la violencia. En las barricadas
de la capital, grupos de policías y porros dispararon contra integrantes
de la APPO con un saldo de varios heridos.
¡Violentos quieren
destruir el diálogo!” dijo Abascal. ¿Quiénes son esos
violentos?, no lo aclaró sabedor que se trata de grupos de pistoleros a
sueldo. Si no fue el gobierno federal, fue el estatal porque la APPO no se
dispara a si misma, se trata de un movimiento político que no es suicida.
¡Fuera tropas! ¡Alto a la guerra sucia!
El 10 de octubre, los maestros de al sección
22 realizaron una marcha en Salina Cruz, Oaxaca para exigir la salida de las
tropas que la Armada de México desplegaba en el estado. Ese día,
comenzaron a salir algunas tropas, se habló de 3 mil. Sin embargo,
décima Zona Naval de Bahías de Huatulco quedó reforzada con
más personal del habitual.
El 11 de octubre, la CNTE
realizó una marcha en la ciudad de México y en varios estados del
país. Al siguiente día, 12 de octubre, la APPO realizó otra
marcha en la ciudad de México y se anunció que el 16 se
iniciaría una huelga de hambre. Ese día, durante el Encuentro
Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Abya Yala,
realizado en La Paz, Bolivia, indígenas de Canadá, Estados Unidos,
Guatemala, México, Nicaragua, Honduras, Brasil, Perú, Colombia,
Ecuador y Venezuela, entre otros se solidarizaron con la lucha de los pueblos de
Oaxaca y exigieron la salida de la fuerza pública.
El 13 de
octubre, la secretaría de gobernación envió una carta a la
sección 22 dándole un ultimátum para que regresaran a
clases o dejarían sin efecto los “ofrecimientos”. La APPO
denunció que la secretaría de gobernación estaba cancelando
la vía del diálogo al dar dado un ultimátum a los maestros
para regresar a clases el 16 de octubre u optar por el camino de la
represión. Ese día, en la ciudad de México, profesores de
la sección 22 e integrantes de la APPO iniciaron una huelga de
hambre.
Entre tanto, la diputación del PAN exigió que ya
entrara la fuerza pública a Oaxaca. El 14 de octubre, un día antes
de que el Senado resolviera acerca de la desaparición de poderes en
Oaxaca, en la capital de este estado militares vestidos de civil dispararon en
la madrugada contra las barricadas de la APPO matando a una persona e hiriendo a
otras.
El 16 de octubre ya eran 8 muertos, todos de la APPO,
además de los heridos, torturados, secuestrados. Pero, por ningún
lado se veía a los responsables y, a las autoridades, menos. A ese
momento, estaba configurado un claro escenario de guerra sucia del estado
contra los pueblos de Oaxaca.
El charrismo entra en acción
Elba Esther Gordillo, presidenta
del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), uno de los
ejemplos más degradantes del charrismo sindical, entró en
acción negociando en las cúpulas. Luego declaró que,
“antes de asumir la Presidencia de la República, Felipe
Calderón ya "dispuso" de 41 mil 670 millones de pesos para esa
organización sindical”, declaró a la prensa (Avilés
K., en La Jornada 16 oct 2006). Del total, 1 mil millones se
canalizarían a Oaxaca.
Gordillo aprovechó para informar del
reciente 20 Consejo Nacional extraordinario del sindicato señalando la
creación de una comisión investigadora para “revisar”
el desconocimiento de la sección 22 de Oaxaca y el reconocimiento de una
nueva sección.
El acuerdo con Gordillo fue reconocido por Fox pero
será aplicado por Calderón. Se trata de una “propuesta de
retabulación al magisterio para que avance cada año y exista un
solo salario para los profesores a escala nacional”
La CNTE
acusó a Gordillo y Calderón de pretender “reventar” el
movimiento oaxaqueño. Enrique Rueda Pacheco, secretario general local,
llamó al magisterio democrático "a luchar contra el charrismo
sindical" que representa Gordillo. El equipo de Calderón se quiso
desmarcar y “aclaró” que éste no había
participado en la negociación con el SNTE.
Para Ulises Ruiz,
“el rescate de Oaxaca” era ineludible y no debía pasar de esa
semana. La APPO, declaró la "alerta máxima", y anunció la
toma de más palacios municipales, el desalojo de oficinas de
gobierno y el fortalecimiento de barricadas.
La noche del 18 de octubre,
el profesor de educación primaria indígena Pánfilo
Hernández fue asesinado. Grupos de choque del PRI se preparaban con
“ensayos” para atacar a la APPO. La sección 22 anunció
una nueva consulta para el regreso a clases aclarando que, independientemente de
la decisión, la petición de renuncia de Ulises es irrenunciable.
De manera conjunta, el PRI y el PAN acordaron en la comisión de
gobernación del Senado que “hay ingobernabilidad” en Oaxaca
pero “no procede la desaparición de poderes”.
El
gobierno foxista dijo que esperaría la resolución de los maestros
sobre el regreso a clases pero que el operativo “para restablecer el
orden” podría aplicarse en cualquier momento. Al mismo tiempo, la
procuraduría General de la República (PGR) libró
órdenes de aprehensión contra varios dirigentes de la APPO. Las
acciones del gobierno foxista y la alianza PRI-PAN lejos de resolver el
conflicto lo agravaban.
Lucha popular antineoliberal
1,500 barricadas, marchas kilométricas,
decenas de municipios en rebeldía, estaciones de radio y
televisión tomadas, multitud de marchas y acciones de protesta en
múltiples ciudades de México, Estados Unidos, Europa y
Latinoamérica. Se dice fácil. Pero, los pueblos de Oaxaca han
desarrollado un movimiento que trasciende a las legítimas
reivindicaciones de los maestros y aún a la remoción del
gobernador.
Ni el gobierno foxista ni el estatal quieren ver la
realidad. 460 de 570 municipios viven en condiciones de extrema pobreza, ni
siquiera agua potable o drenaje tienen. Más del 50% de la
población (1.6 millones) es indígena, hay 15 grupos
étnicos, se hablan 250 dialectos, más de 3.5 millones de
oaxaqueños han tenido que emigrar a los Estados Unidos literalmente
expulsados, el salario promedio es apenas el mínimo o inferior, los
profesores son de los peor pagados en el país. En contraste, la
región posee recursos naturales de agua, bosques, tierra y viento. Pero,
la riqueza está expropiada por las transnacionales. Tan solo en materia
eoloeléctrica, Iberdrola de España y Electricidad de Francia, en
alianza con conocidos vendepatrias, se han apoderado de enormes extensiones de
terrenos.
El conflicto de Oaxaca se ha manejado por el gobierno en el
nivel de la apariencia pero, en Oaxaca está, en estos momentos, una clara
expresión de lucha antineoliberal, propuesta compartida por la
mayoría de mexicanos y otros pueblos del mundo.
Infantes de la Armada
Mexicana desembarcaron en las costas de Oaxaca. Provistos de equipo terrestre,
marino y aéreo se desplegaron por el estado y aviones militares
sobrevolaron la capital a baja altura. Se trataba de intimidar a los pueblos de
Oaxaca en lucha.