Se profundiza la crisis política en México
Soberanía popular mexicana
Rebeldía en movilización
El pueblo de México está en
rebeldía, millones de mexicanos en las calles repudiamos el reciente
fraude electoral presidencial del 2 de julio de 2006. Son ya 96 años de
reiterados fraudes pero esta vez los mexicanos hemos dicho ¡basta! Los
sucesivos gobiernos han hablado siempre de democracia pero, ese concepto,
lo han entendido como la imposición fraudulenta. En 1978, el gobierno en
turno propuso una reforma electoral para canalizar el descontento popular por la
vía del parlamento, entendiendo a la democracia solamente en su aspecto
formal, pero nunca se ha respetado la voluntad popular.
Los
acontecimientos que ahora ocurren en México no tienen precedentes
recientes. De manera pacífica y masiva, el movimiento ha logrado algunos
hechos políticos exitosos. El repudio al foxismo expresa el rechazo al
neoliberalismo. La resistencia civil ya le ha ganado algunos pasos a la
historia. Millones de mexicanos queremos un cambio de fondo que signifique
construir una nueva nación.
Legalidad constitucional rota
Los sucesivos gobiernos del Partido Revolucionario
Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN) han vulnerado la
legalidad expresada por la Constitución política del país.
La legalidad electoral fue rota el pasado 2 de julio pero, desde 1992, se
alteró esa legalidad en materia eléctrica y, desde 1995, en
materia de hidrocarburos. De entonces a la fecha, los mexicanos hemos perdido la
tercera parte de la patria equivalente. Actualmente, el 35 por ciento de la
capacidad eléctrica instalada total a nivel nacional es de propiedad
privada. El transporte, distribución y almacenamiento de gas natural, la
exploración del gas seco, la exploración de petróleo crudo
y la perforación de pozos, en las plataformas continental y marina, se ha
entregado por el gobierno federal a las corporaciones
transnacionales.
México ha sido invadido por cientos de
corporaciones imperialistas y sus filiales. En todo el territorio nacional, esas
corporaciones se han apropiado del patrimonio colectivo social al margen de la
ley. Electricitè de France, Sempra Energy de Estados Unidos, Mitsubishi
de Japón, Tractebel de Bélgica, Iberdrola de España,
Unión FENOSA de España, Endesa de España, Gas Natural de
España, y muchas más, operan en México en completa
ilegalidad.
Las transnacionales de la energía están detrás del
actual conflicto político de México. Son esas corporaciones las
principales interesadas en imponer un presidente ilegítimo. Felipe
Calderón, asesorado personalmente por José María Aznar,
pretende continuar apoderándose del gobierno y los recursos naturales de
la nación. Desde su campaña electoral, Calderón,
ofreció la apertura total del sector energético a los
inversionistas privados extranjeros a través de modificaciones regresivas
a la Constitución. De imponerse a la fuerza, comprometerá
más aún la soberanía de México en todos los órdenes.
Ilegalidad e ilegitimidad
Con el reciente proceso electoral las instituciones
nacionales han evidenciado una fuerte falta de credibilidad. La
institucionalidad mexicana está en crisis tiempo ha, seriamente minada
por la corrupción generalizada, fomentada por la propia presidencia de la
república.
El 5 de septiembre, el Tribunal Federal Electoral
(Trife) emitió un contradictorio dictamen respecto a la
calificación del proceso electoral presidencial. En su análisis,
el Trife, hizo deliberadamente caso omiso a las múltiples irregularidades
en miles de casillas electorales. El aspecto más importante fue la
corroboración de que, en multitud de casillas, había más
votos que votantes. Dos situaciones fueron claras: una, en las casillas se
introdujeron votos para Calderón y, dos, se sustrajeron votos para
Andrés Manuel López Obrador, candidato de la Coalición Por
el Bien de Todos encabezada por el Partido de la Revolución
Democrática (PRD). De acuerdo a los datos del PRD, hubo más de 1
millón de boletas electorales faltantes que seguramente fueron
extraídas de las urnas para quitárselas a López Obrador.
Sin embargo, el Trife desdeñó todas las impugnaciones.
Este
tribunal reconoció públicamente la ilegal intervención de
Vicente Fox, así como del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) pero,
tales irregularidades fueron soslayadas. Los magistrados señalaron que
Fox puso en riesgo el proceso electoral pero no pasó nada, ni siquiera le
hicieron una amonestación. El CCE violó flagrantemente la ley y ni
una llamada de atención recibió.
En suma, el Trife dio
forma jurídica a las decisiones políticas previamente tomadas por
el gobierno de Fox y la falange franquista que encabeza Aznar. El Trife
validó la elección de Felipe Calderón en medio de un amplio
repudio de los mexicanos.
47 días de resistencia pacífica
No obstante la feroz
campaña de los medios escritos y electrónicos en contra de los
manifestantes que apoyamos a López Obrador, en 47 campamentos instalados
en el centro histórico y avenida Paseo de la Reforma de la ciudad de
México, miles de mexicanos han sido partícipes de innumerables
acciones. Diariamente, sesionó la asamblea permanente y se fueron tomando
diversas iniciativas.
La acción de resistencia no tiene
precedentes en el México contemporáneo. Miles de mexicanos,
provenientes de la capital y de todos los estados de la república han
sido protagonistas de un importante hecho político: tomar a la capital
del país y sostenerse exitosamente durante 46 días. En ese lapso,
No hubo un solo hecho de violencia, ni un cristal roto ni mucho menos. Lo que
hubo fue discusión intensa, manifestaciones culturales y, ante todo, una
demostración de firmeza y dignidad. Se produjo una identificación
muy precisa: miles de ciudadanos se manifestaron dispuestos a poner un alto a
las sucesivas imposiciones del gobierno federal.
En una de las asambleas
informativas, López Obrador dijo: “¡Al diablo con sus
instituciones!”. Indicó que había que restaurar a la
república pues la actual ha caído en total simulación.
Contrariamente a las recomendaciones de varios diarios norteamericanos y
europeos, principalmente españoles, que sugerían a López
Obrador que reconociera a Calderón a partir del dictamen del Trife, lo
que ha ocurrido es un severo rechazo a la imposición planteándose
en el fondo un proceso de ruptura con la institucionalidad
vigente.
“Entregas y te vas”
Así corearon los diputados y senadores del PRD
el 1º. de septiembre, en la Cámara de Diputados, en el momento en
que Vicente Fox, custodiado por un impresionante dispositivo militar y
paramilitar, sin honores protocolarios, entregó su 6º. Informe de
gobierno a un secretario en el vestíbulo del recinto legislativo. Fox no
pudo entrar a la sesión pues la tribuna de la Cámara había
sido tomada previamente por los legisladores perredistas.
El senador
Carlos Navarrete (PRD), al hacer uso de la palabra, señaló que ni
él ni sus compañeros se retirarían hasta que los miles de
elementos de las fuerzas militares, paramilitares y policíacas, que
habían impuesto un virtual estado de sitio dentro y fuera del palacio
legislativo, fueran retiradas pues, esos cuerpos, habían incurrido en
abierta ilegalidad al suspender de facto las garantías
constitucionales.
En inusitado dispositivo por tierra y aire, Fox se
retiró abordando un helicóptero que lo llevó a la casa
presidencial de Los Pinos. Allí, emitió para la televisión
un mensaje previamente grabado, sustituyendo al Congreso de la Unión por
las cámaras de la televisión privada. Esta es, la tercera vez en
180 años, que un presidente es impedido de hablar ante el
Congreso.
Dos “gritos” de independencia
Fox procedió a desplegar las fuerzas de
coerción, los medios incitaban literalmente a la violencia. Para el 15 de
septiembre, día en que se conmemora el inicio de la guerra de
Independencia (1810) respecto de la corona española, Fox pretendía
ocupar el balcón del Palacio Nacional, en el Zócalo capitalino,
para dar el “Grito”. La resistencia en plantón rechazó
esas pretensiones.
En días previos hubo un amplio despliegue de
fuerzas militares disfrazadas de “civiles”, el balcón
presidencial fue blindado y los paramilitares intentaron ocupar el
Zócalo. La noche del 13 de septiembre, hubo un intento de
agresión. Los militares disfrazados trataron de poner vallas
metálicas para cercar a los campamentos. Se produjo un serio forcejeo que
los medios omitieron. Los hombres mayores se pusieron al frente y, decididos,
contuvieron a los agresores que tuvieron que replegarse.
Al siguiente
día, el Senado de la república emitió un exhorto a Fox para
que se abstuviera de asistir al Zócalo sugiriéndole que diera el
“Grito” en Dolores Hidalgo, Guanajuato, cuna de la Independencia.
Así ocurrió. En su desesperación, el vocero presidencial
dijo que Fox había accedido porque tenían información que
en el Zócalo había grupos radicales de la Coalición
dispuestos a “matar ciudadanos”. La provocación fue
desmentida por el propio Estado Mayor Presidencial en medio del repudio de los
medios políticos.
El acuerdo implicó que el
“Grito” en el Zócalo fuera encabezado por Alejandro Encinas
(PRD), jefe del Gobierno del Distrito Federal (GDF). Luego de vitorear a los
héroes de la Independencia, Fox adicionó “¡Viva nuestra
democracia!”!, “¡Vivan nuestras instituciones!”. El
ambiente de Dolores Hidalgo fue tenso y lluvioso, caracterizado por un
despliegue militar y policíaco inusual. En el Zócalo capitalino,
Encinas hizo lo propio, adicionando “¡Viva Benito
Juárez”!, “¡Viva la soberanía popular!”. En
este lugar, la celebración fue entusiasta y alegre. Cientos de miles de
mexicanos celebramos con algarabía, todos entonamos el Himno nacional
mexicano con el puño izquierdo en alto. Una vez más, Fox fue
echado por la resistencia del pueblo.
Elección presidencial popular
El 16 de septiembre, las fuerzas armadas acostumbran
realizar un desfile militar. La resistencia en apoyo a López Obrador
había acordado levantar los campamentos en la madrugada de ese
día, después de la verbena popular que siguió a la
ceremonia del “Grito”. El desfile se realizó por la
mañana y, por la tarde, más de 1 millón y medio de
mexicanos acudimos como delegados acreditados a la Convención Nacional
Democrática (CND).
Desde días antes, miles de delegados
viajaron, por sus propios medios, desde todos los rincones de la Patria. La
Convención fue multitudinaria. Campesinos, estudiantes, colonos,
intelectuales, artistas y trabajadores nos dimos cita puntualmente. La presencia
masiva fue, sin embargo, a título individual; la presencia de
organizaciones sociales fue mínima. Durante el desfile militar, Fox,
custodiado por tanquetas y soldados de elite, fue objeto del repudio del pueblo
mediante pancartas, gritos y consignas que las bandas militares de música
no pudieron acallar. Era el preludio de lo que ocurriría
después.
La Convención acordó por aclamación
desconocer al reciente proceso electoral presidencial y a Felipe
Calderón, supuesto presidente electo por el Trife de manera ilegal e
ilegítima. En consecuencia, Andrés Manuel López Obrador fue
electo por la CND como el “presidente legítimo de
México”.
Al aceptar el cargo, López Obrador dijo que “a partir de la
convención, y de conformidad con el artículo 39 constitucional,
miles de mexicanos decidieron romper con el gobierno actual, el PAN y sus
aliados para recuperar la soberanía y emprender el camino a la
construcción de una nueva República”.
La CND acordó la lucha contra la pobreza, la defensa del patrimonio
nacional, el impulso de la información y libertad de expresión, el
combate a la corrupción y la creación de un nuevo Estado democrático.
Resistencia pacífica, legítima y sin bajas
Los mexicanos en
resistencia contra la imposición política neoliberal le hemos
ganado un paso a la historia. Impedir que Fox fuera recibido por el Congreso
para rendir su informe de gobierno e impedir que acudiera al Zócalo para
encabezar la ceremonia del “Grito” no son hechos políticos
menores. De entrada, tales hechos no tienen precedente en los tiempos modernos
de México. Estos hechos políticos se han realizado de manera
pacífica, lo cual es inusitado porque en México, por cuestiones
menores, siempre se había desatado una pronta represión.
En
esta ocasión, el movimiento de resistencia se ha expresado con
decisión y se mantiene intacto. No es que la represión no se haya
intentado. Se sabe que las fuerzas militares y policíacas han venido
preparando un contingente de miles de elementos paramilitares para intervenir
contra el movimiento. El grupo político en el poder, detrás de Fox
y el PAN, conocido como “El Yunque” es un grupo fanático de
ultraderecha muy violento y criminal que se autollama
“pacífico”. Sin embargo, lo que ha determinado al movimiento
ha sido la prudencia de los participantes y la habilidad política de su
dirigencia, especialmente, del jefe de gobierno del GDF.
No obstante, el
movimiento de resistencia civil mantiene importantes contradicciones. Se
está en un proceso en que se deben superar rápidamente serias
limitaciones. La actual lucha ha rebasado a los partidos políticos
tradicionales, incluyendo al propio PRD, que privilegian las decisiones
cupulares. Los participantes en el proceso electoral en la Coalición
“por el Bien de Todos” han anunciado que, ahora, formarán al
Frente Amplio Progresista. No solo es desafortunado este nombre, sino el
concepto subyacente. Está demostrado que esas estructuras
políticas electoreras no están a la altura de los acontecimientos
sociales ni de las aspiraciones ciudadanas para un proyecto de largo alcance.
López Obrador ha señalado que "regresamos a la historia de
México: antes era la lucha de liberales y conservadores; ahora,
derechistas y progresistas" (sic).
Hay evidente indefinición política, la socialdemocracia elude
hablar formalmente de “la izquierda” como se omite, incluso,
mencionar la palabra Latinoamérica cuando es evidente que la lucha
mexicana es parte de la lucha de los pueblos Latinoamericanos y del Caribe. De
hecho, el frente internacional está débil. Hasta ahora, solamente
la Izquierda Unida de España, la Unión del Pueblo de Canarias y el
Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea e Izquierda Verde
Nórdica han expresado su solidaridad con la actual lucha de los
mexicanos.
Una acción interesante promovida por el equipo de colaboradores de
López Obrador fue una carta informativa enviada a los participantes en la
reciente 14 Cumbre de Países No Alineados, realizada en La Habana, Cuba,
precisamente el día 16 de septiembre en momentos previos al inicio de la
Convención Nacional Democrática en la Ciudad de
México.
En los próximos días, López Obrador
procederá a nombrar un gabinete de gobierno alterno. De acuerdo a la
Convención, este gobierno tomará posesión en una gran
concentración que se realizará en el Zócalo de la Ciudad de
México, el próximo 20 de noviembre, 96 aniversario del inicio de
la Revolución Mexicana. Ese día habría 3 presidentes en
México: Vicente Fox a punto de irse, Felipe Calderón electo por
las instituciones y López Obrador quién, a ese momento, ya
habría tomado posesión electo por el pueblo.
Imposición e ingobernabilidad
Para el 1º. de diciembre, de acuerdo a la
Constitución, el Congreso de la Unión deberá sesionar para
que, en ese acto, el presidente electo tome posesión de su cargo y
proteste cumplir lo dispuesto por la Constitución. Independientemente del
lugar, la ceremonia debe hacerse en una sesión legalmente constituida.
La resistencia civil se ha propuesto impedir que Calderón tome
posesión ese día. Si Calderón no tomara posesión no
podría ejercer legalmente el cargo. La crisis política
llevaría a la designación, por el Congreso, de un presidente
interino quien, en el plazo máximo de 18 meses, convocaría a
nuevas elecciones presidenciales. Si Calderón logra tomar
posesión, necesariamente apoyado en las fuerzas militares, paramilitares
y policíacas, difícilmente podría gobernar. En este caso,
habría una dualidad presidencial, una custodiada por el ejército
fungiendo en la ilegitimidad y, otra, apoyada por el pueblo dedicada a recorrer
el país con un gobierno itinerante.
Calderón no era el
candidato de Fox ni de su propio partido (PAN). Antes y después del
proceso electoral, “El Yunque” le ha estado imponiendo todas las
decisiones y, aún antes de tomar posesión, le están
dictando un programa de gobierno ultra-neoliberal en abierta provocación
a los mexicanos. Pretenden, en breve descripción, violentar más la
ruptura de la legalidad por la vía de modificar la Constitución
del país con relación a los recursos naturales patrimonio de la
Nación para terminar de entregarlos a las corporaciones del
imperialismo.
La imposición de Calderón pudiera volver
ingobernable a México. El 29 de agosto, en una inserción de
prensa, Javier Livas Cantú, militante del PAN en Monterrey, centro del
capital financiero e industrial del norte del país, le sugirió a
Calderón que Renuncie, diciendo que hay “Una realidad
incontrovertible: ningún tribunal podrá restaurar un resultado
electoral que nació asfixiado, evidentemente manoseado y turbio”.
Ruptura y construcción
Más allá de la renuncia de
Calderón, voluntaria o forzada, la resistencia civil tiene enormes retos.
Un acuerdo de la Convención es sesionar en marzo de 2007 y, más
adelante, llamar a un Congreso Nacional Constituyente para dentro de 3
años.
En México está planteada en el fondo una
ruptura política que, para consolidarse, implicaría al mismo
tiempo un proceso de construcción. Si, como se ha estimado, las
instituciones oficiales carecen de credibilidad y se han vuelto caducas, eso
implica transformarlas en algo nuevo y diferente. Para algunos, se
trataría solamente del cambio de régimen sin ruptura pero la
dinámica del movimiento podría ser otra.
Para el FTE de
México, ese algo nuevo y diferente supone la necesidad de superar
contradicciones y paradojas y asumir el movimiento expresado en un programa
acompañado por la necesaria organización social del pueblo
mexicano en todo el territorio nacional. Si se profundiza la ruptura, más
importante es avanzar en la construcción de las alternativas
políticas y sociales. (México, 21 de septiembre de 2006).
Más de un
millón de delegados en la Convención Nacional Democrática
nombraron a López Obrador Presidente legítimo de
México.