Pasajes de la lucha obrera mexicana
Cien años de lucha de clases en México /IV
La Revolución Mexicana, la mayor irrupción de las masas mexicanas en cien años.
Revolución anticapitalista de composición social mayoritariamente campesina.
El zapatismo, expresión concentrada de las aspiraciones programáticas del pueblo.
Expresión de la lucha de clases
Esta no es la historia verdadera, total y
completa. Es tan solo una de las historias contadas por los trabajadores desde
el interior del movimiento. Esta ocasión, la historia que se cuenta se
refiere al movimiento de masas más importante de cien años de
lucha de clases en México. Al respecto, hay libros, referencias e
interpretaciones diversas sobre este movimiento. Un interesante libro fue
escrito en prisión por Adolfo Gilly, otras versiones son oficiales y se
reducen a una interpretación municipal. En diversos textos se cuentan
anécdotas y detalles. En el pueblo de abajo la experiencia se ha
transmitido líricamente.
Muchos intelectuales y políticos
desprecian a este gran acontecimiento social y político pero la
Revolución Mexicana constituye la mayor irrupción de las masas
mexicanas en el último siglo. Más de 1 millón de mexicanos
murieron en una población total de 15 millones de habitantes. La
Revolución fue anticapitalista y expresión de la lucha de clases
en México, y no hubo una revolución sino varias. La
composición social de las masas armadas fue mayoritariamente campesina
pero el detonante fue netamente obrero. La clase obrera mexicana no pudo jugar
su papel histórico y la Revolución no tuvo mayores perspectivas,
más aún fue traicionada e interrumpida, pero abrió un largo
proceso que aún no se cierra sino continúa.
Lucha obrera en el contexto internacional
La Revolución estalló en 1910
pero los trabajadores mexicanos habían iniciado un sucesivo batallar 50
años antes. En México, durante la época colonial se
produjeron diversos levantamientos que fueron severamente reprimidos. Algo
similar ocurrió luego de la Independencia. En 1868, Julio López
encabezó una rebelión obrera en Chalco y fue reprimido.
El
levantamiento de López ocurrió en un sobresaliente contexto
internacional. Apenas en 1864 se había constituido la Primera
Asociación Internacional de los Trabajadores (I Internacional). Luego,
como resultado de su influencia, en 1871, se produjeron los hechos de la Comuna
de Paris. Ese mismo año, en México, el periódico El
Socialista publicó diversos documentos de interés proletario,
tales como, El Manifiesto de Marx y Engels, los Estatutos de la I Internacional
y otros.
A ese momento, la clase obrera mexicana era incipiente con
presencia en los sectores de la minería, ferrocarriles y textil,
principalmente, dominando fuertemente las manufacturas. Sin embargo, desde el
surgimiento de la lucha obrera clasista a nivel internacional algunos mexicanos
se enteraron de los acontecimientos y escritos clásicos recibiendo
inigualable influencia.
En 1872, se fundó el Gran Círculo
de Obreros, antes de los acontecimientos de Chicago (1886). Por supuesto, al no
haber estado constituida políticamente, la clase obrera mexicana era muy
débil y las ideas del socialismo difícilmente arraigaron, menos
fueron desarrolladas para aplicarse a la realidad nacional.
Sin embargo,
durante la dictadura de Porfirio Díaz (1880-1910) el desarrollo del
capitalismo en México adquirió un fuerte impulso con crecientes
inversiones extranjeras y una alta concentración de la tierra en pocas
manos. Este desarrollo fue acompañado por una severa represión a
toda oposición. En 1902, Ricardo Flores Magón y su grupo se vieron
forzados a exiliarse en Estados Unidos, después en Canadá. Hacia
1905, se vivía una “paz porfiriana” apoyada en las bayonetas.
Ese mismo año ocurrió la primera revolución rusa misma que
fracasó pero fue el anuncio de la primera revolución socialista de
la historia.
La Revolución Mexicana
La “paz porfiriana” fue rota en México
con motivo de la huelga minera de Cananea (1906) violentamente reprimida y,
después, las huelgas textiles de Río Blanco y otros lugares
(1907). Estas luchas obreras, ambas influidas por el pensamiento y la
acción del magonismo, anunciaron a la más alta movilización
de masas posterior a la Independencia y estalló la
Revolución.
La anécdota política del caso estuvo
marcada por la enésima reelección de Díaz impugnada por
Francisco I. Madero quien proclamó el Plan de San Luís
desconociendo la elección y llamando a levantarse en armas para el 20 de
noviembre de 1910. Así ocurrió, el descontento acumulado del
pueblo estaba en el límite, los campesinos, sometidos brutalmente por
unos cuantos hacendados, siendo una mayoría empobrecida en todo el
territorio nacional, produjo una respuesta que pronto se generalizó
rebasando a los primeros líderes.
Madero era un hacendado del
norte que pretendía solamente un cambio de gobierno pero sin alterar un
ápice ni las tendencias de desarrollo capitalista ni menos la
supresión de ese sistema social. En el norte del país, el
surgimiento de Francisco Villa, creado por las propias masas en armas, llevaron
a constituir la División del Norte que le dio alta relevancia militar a
la Revolución. En 1911, los magonistas tomaron Mexicali, Baja California,
“para llevar adelante la revolución social”. En el sur, las
masas en armas crearon a Emiliano Zapata quien encabezó al
Ejército Libertador del Sur enarbolando un programa político, el
Plan de Ayala (1911).
Villa se había unido a Madero, y sin su
anuencia, había tomado Ciudad Juárez por primera vez, pero
entró en conflicto temprano y fue enviado prisionero a la ciudad de
México (1912). Zapata, quien se había adherido al Plan de San
Luís, rompió claramente con Madero reclamando que había
traicionado todos los compromisos previos. Al mismo tiempo, llamó a
luchar contra Huerta.
En 1913 se formaron muchos sindicatos que
realizaron varias huelgas. Ese año, una dictadura militar encabezada por
Victoriano Huerta dio un golpe de Estado. Como resultado, Madero fue asesinado.
En plena dictadura, los trabajadores mexicanos conmemoraron por primera vez el
Primero de Mayo en la ciudad de México, con tres actos violentamente
reprimidos.
Venustiano Carranza, otro hacendado norteño y senador
de la dictadura de Díaz, proclamó el Plan de Guadalupe
desconociendo a Huerta y levantándose en armas, procediendo a integrar un
ejército constitucionalista. Villa, que se había fugado antes de
la prisión, se reagrupó en Chihuahua y fue reconocido por Carranza
como jefe de la División del Norte. Villa entró en sucesivas
batallas victoriosas habiendo tomado a Torreón y luego a Zacatecas, en
1914. Al tratar de tomar Aguascalientes, el avance de Villa fue detenido por el
propio Carranza al impedirle avanzar favoreciendo a Álvaro Obregón
quien encabezaba al Ejército del Noroeste. Huerta fue
derrotado.
Villa se replegó a Chihuahua, sin poderla tomar,
dirigiéndose a Ciudad Juárez que ingeniosamente tomó.
Entretanto, Obregón había llegado a la Ciudad de
México.
Convocada por Carranza, el 10 de octubre de 1914 se
llevó a cabo en Aguascalientes una convención de jefes militares.
Al instalarse, la Convención se declaró soberana y se
decidió invitar a Zapata. La delegación zapatista se
incorporó a la Convención, con voz pero sin voto, pues puso como
condición aprobar el Plan de Ayala. La llegada de los delegados
zapatistas sacó a la Convención de las trivialidades para
arrastrarla políticamente. La Convención aprobó el Plan
zapatista con el apoyo de los villistas. La Convención pidió la
renuncia de Carranza a la que éste se negó. Entonces se
acordó el cese de Carranza y la convención nombró a Eulalio
González como presidente interino.
Carranza se refugió en
Veracruz y Villa avanzó sobre la ciudad de México. La
ocupación de la ciudad de México por los ejércitos
campesinos de Villa y Zapata, el 6 de diciembre de 1914, representó uno
de los momentos políticos culminantes de la Revolución, otro
había sido la toma de Zacatecas. Villa y Zapata se sentaron en la silla
presidencial y, luego, regresaron a sus pueblos.
El poder estaba en la
calle y el ala burguesa lo tomó para sí. En ese momento, el
capitalismo en México estaba abatido políticamente. Desde el punto
de vista económico, había sido aplastado en el campo, no en la
ciudad. La oligarquía terrateniente estaba prácticamente liquidada
no así la burguesía urbana.
Una semana después, el
14 de diciembre de 1914, se fundó el Sindicato Mexicano de Electricistas
(SME).
Villa en vez de perseguir a Carranza le permitió la
estancia en Veracruz. En 1915, Carranza le arrebató las banderas a Villa
y Zapata y proclamó una ley agraria, por supuesto, diferente pues
favorecía a los terratenientes. Ese año, Obregón se
dedicó a perseguir a Villa. A través de la Casa del Obrero
Mundial, propuso a los obreros la creación de los “batallones
rojos” para enfrentar a Villa. Aunque hubo discusión, el movimiento
obrero de la época tomo una decisión históricamente
errónea, solo el SME se negó.
En la batalla de Celaya
intervinieron los batallones rojos, esa vez Villa fue derrotado por
Obregón. Luego, ocurriría otro tanto en Aguascalientes y en
Torreón. Villa tuvo que replegarse en Chihuahua en plan de lucha
guerrillera. Después, Carranza y Obregón traicionaron a los
obreros sometiéndolos a una feroz represión. En 1916, en el
contexto de una huelga general organizada por la Federación Obrera del
Distrito Federal, los electricistas del SME fueron reprimidos. Ese mismo
año, Villa incursionó en Columbus y, en respuesta, se produjo la
expedición punitiva enviada por el gobierno norteamericano que
entró a territorio nacional. Esta expedición no solamente no
encontró a Villa, cuyas fuerzas le dieron batalla, sino que tuvo que
salir “con la cara cubierta de vergüenza”, como dice la
canción.
El mismo año, Carranza convocó a un
congreso constituyente que aprobó una nueva Constitución en 1917.
El ala izquierda encabezada por Salvador Alvarado y Francisco J. Múgica
introdujo una serie de reformas que incluyeron la liquidación de los
latifundios, el reparto de tierras a los campesinos y la nacionalización
de la minería y el petróleo. También se incorporaron la
jornada de 8 horas, el salario mínimo y el derecho de huelga. La
Constitución de 1917 es, en esencia burguesa, pero incluyó
demandas enarboladas por las masas en armas. De inmediato, Carranza trató
de hacer modificaciones mismas que siguieron después hasta enredar por
completo la legislación y hacer incumplible a la
Constitución.
El zapatismo y la interrupción de la Revolución
Los trenes de la
Revolución fueron de la División del Norte. Por las líneas
tendidas por el porfirismo para transportar las materias primas y
mercancías hacia las fronteras y las costas, la Revolución se
extendió a las partes más alejadas del territorio nacional. En el
sur, menos desarrollado industrialmente, la Revolución marchaba a caballo
y a pie con pueblos enteros detrás.
Esas circunstancias les
dieron diferentes formas de actuación a los revolucionarios. El villismo
protagonizó grandes acciones militares terminando por destrozar al
ejército de la dictadura. El zapatismo tuvo que recurrir a la guerra de
guerrillas, integrándose y disolviéndose entre el pueblo. El
villismo era acción militar, el zapatismo era acción guerrillera y
programática. El programa enarbolado por Zapata le dio independencia al
zapatismo, contrastando con la carencia de programa por el villismo y su
dependencia primero de Madero y luego de Carranza.
El carácter
revolucionario del Plan de Ayala estuvo de terminado por dos aspectos. Uno es el
punto que plantea la nacionalización de todos los bienes de los enemigos
de la revolución, es decir, de todos los terratenientes y capitalistas de
México. El otro, que trasciende los marcos jurídicos burgueses y
tiene un contenido objetivo anticapitalista, es el que dispone que los
campesinos despojados de sus tierras entraran en seguida en posesión de
éstas, es decir, las tomaran inmediatamente ejercitando su propio poder.
Esta posesión sería mantenida "a todo trance, con las armas en la
mano".
Villistas y zapatistas, con sus hechos, realizaron una
revolución anticapitalista. Al poner en el centro el derecho a la tierra
pusieron en cuestión todo el orden burgués de la época
asentado en la acumulación de la tierra. Sin embargo, ni Villa ni Zapata
eran marxistas, ni podían serlo, y la clase obrera mexicana era
incipiente de manera que no jugó su papel debidamente pues no estaba
constituida en partido político y no tenía fuerza social ni
política. Eso impidió que la Revolución, objetivamente
anticapitalista, pudiera tener mayores perspectivas
históricas.
Los ejércitos campesinos de Villa y Zapata
hicieron a la Revolución pero, el ala derecha encabezada por Carranza y
Obregón se apropió del poder político y lo pusieron al
servicio del poder económico.
En 1918, triunfó la
Revolución en Rusia encabezada por el Partido de Lenin. Zapata
saludó el triunfo de la Revolución y expresó su deseo para
que proletariado del mundo reconociera y apoyara a la Revolución Mexicana
y a la Bolchevique.
Carranza se lanzó contra Zapata al que asesinó.
El 10 de abril de 1919 se interrumpió violentamente la Revolución Mexicana.
Luego, en 1923, fue asesinado Villa. Ese año, Ricardo Flores Magón fue
encontrado asfixiado en prisión. Cayeron los grandes de la Revolución
pero el camino que abrieron no se volvió a cerrar, no se cerrado,
solo se interrumpió
¡Viva Flores Magón!, ¡Viva Villa!, ¡Viva Zapata!
¡La Revolución NO ha terminado!
Francisco Villa y Emiliano Zapata en Palacio Nacional, 1914