Pasajes de la lucha obrera mexicana
Cien años de lucha de clases
en México /III
El SME al frente de la lucha contra la reforma energética neoliberal.
El FTE enarbola las banderas de la Tendencia Democrática.
Necesario programa obrero para transformar a México.
Lucha contra la privatización energética
En respuesta a la
iniciativa del gobierno de Zedillo y Téllez, en 1999, y luego de Fox en
2002, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) ha desarrollado una
importante lucha en el período 1999-2005 en contra de las reformas
constitucionales a los artículos 27 y 28 que permitirían la
privatización eléctrica en México. En una amplia
movilización, el SME convocó la solidaridad de diversos sectores
sociales. Mediante marchas, mítines, asambleas, comunicados de prensa,
diplomacia política, entre otras acciones, el sindicato denunció
ante el pueblo de México las pretensiones de los organismos financieros
del imperialismo.
Se formó al Frente Nacional de Resistencia
contra la Privatización de la Industria Eléctrica (FNCPIE) y se
realizaron diversos eventos internacionales, tales como los seminarios de
México (1999), Puerto Rico (2000) y Galicia (2002). En 2002, el Senado de
la República rechazó 3 propuestas privatizadoras enviadas por Fox.
Ese mismo año, la Suprema Corte de Justicia de la Nación
dictaminó que los permisos privados de generación
eléctrica, otorgados por la Comisión Reguladora de Energía
(CRE), son inconstitucionales e, incluso, los calificó de
fraudulentos.
Las reformas constitucionales se han detenido pero, la
privatización, ¡NO!. Al momento, 35 por ciento de la
capacidad eléctrica instalada total, a nivel nacional, es de propiedad
PRIVADA. 300 empresas transnacionales, filiales de las grandes corporaciones
imperialistas, operan ILEGAMENTE en México encabezadas por Iberdrola de
España. De la misma manera, otras 300 transnacionales se encargan,
ilegalmente, de la distribución, transporte y almacenamiento de gas
natural. Tratándose del petróleo, las transnacionales intervienen
ya en la exploración y perforación de pozos, tanto en la
plataforma terrestre como en la marina, incluyendo aguas someras y
profundas.
La base legaloide de los permisos de la CRE para la
privatización furtiva son las contrarreformas de 1992 a la ley
eléctrica y de 1995 a la ley petrolera. Un factor decisivo para la
privatización furtiva ha sido el explícito apoyo del
charrismo sindical, afiliado a la CIOSL-ORIT. No obstante, la lucha de
los mexicanos contra la privatización energética es motivo de
orgullo y ejemplo. Pero esta lucha no ha terminado, las privatizaciones
eléctrica y petrolera siguen avanzando día a día.
Ley eléctrica del FTE
Al calor del movimiento, el FTE de México se
alzó con una importante propuesta sobre una ley eléctrica, la Ley
Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en Materia de Energía
Eléctrica (Ley eléctrica del FTE). En esta ley se expresa la
visión, puntos de vista y propuestas de los trabajadores de la
energía para reorganizar a la industria eléctrica nacionalizada.
Por supuesto, no se trata de una ley para ponerla en manos de legisladores
traidores. Los diputados y senadores del PRI y PAN destruirían cualquier
propuesta coherente para sustituirla por una iniciativa neoliberal.
La
ley eléctrica del FTE es una bandera para la RE-NACIONALIZACION de la
industria eléctrica, hoy en acelerado proceso desnacionalizador. Esta ley
define y precisa el concepto de servicio público de energía
eléctrica, propone la INTEGRACIÓN del proceso de trabajo
eléctrico a través de un organismo único (Energía de
México), establece un necesario Plan Eléctrico Nacional,
específica las acciones del control obrero de la producción e
investigación, establece la formación de Consejos Obreros y la
vigilancia organizada de la población.
Con esta ley, se
abrogarían todas las disposiciones contrarias (como las reformas de
1992), todos los permisos privados quedarían revocados, se
procedería a la reorganización del trabajo y los trabajadores
serían sujetos de la contratación colectiva de trabajo única.
El programa obrero de México
La ley eléctrica del FTE es solamente una
parte, de un punto, del Programa Obrero que enarbola el FTE, propuesta formulada
a lo largo de casi 4 décadas de lucha sostenida. El Programa es un
conjunto de banderas que definen ¿Porqué luchamos? En este
programa se contienen las demandas más sentidas de los trabajadores
mexicanos. El Programa tiene sus antecedentes en la lucha de los electricistas
democráticos. Tal programa ha sido desarrollado para incluir nuevas
propuestas de actualidad.
El programa incluye la lucha por la democracia
obrera y la independencia de clase, la reorganización democrática
del movimiento obrero de México en 20 sindicatos nacionales de industria,
base de la Central (Unica) de Trabajadores de México. También se
incluyen las reivindicaciones por los derechos obreros, tales como, trabajo,
salario, alimentación, salud, seguridad social, vivienda,
educación y cultura obrera. Se consideran, también, como banderas
el derecho a la propiedad colectiva social de los recursos naturales y medios
estratégicos de la producción, el desarrollo planificado de la
economía, la integración de los diversos procesos de trabajo, y el
control obrero de la producción e investigación. Asimismo, se
incluyen el derecho a la organización social y política, y la
solidaridad proletaria.
Este programa supone la concreción de las
3 grandes tareas políticas del proletariado de nuestra época, a
saber, 1- Formular, desarrollar y concretar el programa de lucha de la clase
obrera, 2- construir organización, a todos los niveles y en todos los
lugares y, 3- practicar y desarrollar la solidaridad proletaria
internacional.
¿Sindicalismo corporativo o solidario?
Cien años después de la
huelga de Cananea (1906), la imagen del sindicalismo mexicano visto en su
conjunto es deplorable, se trata de un sindicalismo destruido. El charrismo
sindical se ha convertido en un modelo que se reproduce a todos los niveles. Esa
superestructura, corporativizada políticamente al Estado, mantiene un
alto poder económico y político. Siempre en crisis, sin embargo,
ejerce un férreo control sobre los trabajadores, por la vía de la
corrupción, la violencia y el crimen.
El charrismo sindical en
México es una degeneración sindical burocrática auspiciada
por la CIOSL-ORIT desde la década de los años 50. Previamente, el
imperialismo ya desarrollaba una estrategia para apoderarse de todos los
sindicatos y desnaturalizarlos. El charrismo sindical mexicano es la parte
más degradada del sindicalismo amarillo. Estas mafias son
reaccionarias y antiobreras. Al momento, sin embargo, en los principales
sectores industriales dominan impunemente.
Hoy, en el centro del
accionar político de los trabajadores de México está la
lucha contra el charrismo sindical. No es posible la mínima
democratización de la vida nacional sin la democracia sindical, entendida
como un medio para la concreción de un programa de clase propio.
Sindicalismo revolucionario e internacionalista
Para cumplir las tareas proletarias de hoy urge
desarrollar un sindicalismo revolucionario, de clase, capaz de revertir la
contrarrevolución que lleva varias décadas. Este sindicalismo
solamente puede basarse en la lucha organizada y conciente de los trabajadores,
en lucha por objetivos inmediatos e históricos.
Cien años
de lucha de clases en México han significado un continuo batallar, con
algunas victorias y muchas derrotas. Hoy el proletariado mexicano es muy fuerte,
socialmente hablando, pero casi inexistente desde el punto de vista
político. Todos tenemos, sin embargo, el deber de rescatar a los
sindicatos, democratizarlos y proyectarlos a un plano superior de lucha
enarbolando banderas programáticas junto al conjunto del proletariado del
mundo.
¡Salud y Revolución Social!
Los electricistas del SME en lucha
contra la privatización eléctrica.