Pasajes de la lucha obrera mexicana
Cien años de lucha de clases en México /II
El charrismo sindical se afianza, la represión obrera aumenta.
Los ferrocarrileros en huelga defensores de la democracia sindical.
La nacionalización eléctrica propuesta de los electricistas en lucha.
Represión política y militar del charrismo, Estado e imperialismo
Interrupción violenta de la nacionalización eléctrica y la unidad sindical.
Las siguientes son breves descripciones de algunos pasajes de la
lucha obrera de México, específicamente de algunas luchas en que
hemos participado los trabajadores de la energía. No son todas las luchas
ni se trata de la historia verdadera y completa, son apenas apuntes para
posibles investigaciones. Muchos aspectos nunca han sido escritos ni
interpretados cabalmente. El valor de estas historias es que están
contadas por trabajadores desde el interior del
movimiento.
Huelgas ferrocarrileras en 1958-59
La derrota de la República española, el
ascenso del fascismo en Europa y las consecuencias de la II Guerra Mundial
crearon un contexto internacional cuyas consecuencias fueron adversas para
México. En materia obrera empezó el desarrollo de una estrategia
imperialista destinada a controlar las organizaciones sindicales. A
través de la Central de Inteligencia Americana (CIA) se proyectó
la intervención de todos los sindicatos imponiendo camarillas
burocráticas al frente de cada organización. Estas camarillas
fueron integradas directamente al Estado y apoyadas por los gobiernos en turno.
Surgió una superestructura conocida como charrismo sindical.
Esta formulación, charrismo sindical, es una estrategia
imperialista que, en el nivel anecdótico, expresa la degeneración
sindical. Jesús Díaz de León, “líder”
ferrocarrilero gustaba de este deporte nacional, la
“charrería” y se vestía con el traje folklórico
mexicano tradicional; era el jinete que montaba caballos, era charro. El proceso
sindical que se iniciaba llevó a generalizar peyorativamente la palabra
“charro” para aplicarla a los supuestos
líderes-burócratas dedicados ahora, literalmente, a montarse sobre
los obreros y expoliarlos.
Este proyecto de desnaturalización del
sindicalismo, encabezado por Fidel Velásquez, fue propiciado por la
Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) y
su brazo latinoamericano la Organización Regional Interamericana de
Trabajadores (ORIT), ésta última con sede en México
precisamente en las propias oficinas de la Confederación de Trabajadores
de México (CTM). Prácticamente todos los sindicatos fueron
intervenidos. La CTM había sido parte de la Internacional Amarilla de
Ámsterdam y, luego, se unió a los divisionistas de la
Federación Sindical Mundial (FSM) afiliándose a la CIOSL a
través de la American Federation of Labor-Congress of Industrial
Organizations (AFL-CIO), en pleno auge anticomunista. El anticomunismo ha sido
la característica distintiva de la CTM y del charrismo sindical en su
conjunto.
Este proyecto fue, sin embargo, enfrentado por los trabajadores
principalmente ferrocarrileros. En México, el fascismo había sido
enfrentado en combate cuerpo a cuerpo con la destacada participación de
los obreros pertenecientes al Partido Comunista Mexicano (PCM). Luego,
encabezados por Demetrio Vallejo, los ferrocarrileros estallaron huelgas en 1958
y 1959. La bandera central fue la democracia sindical y, tal bandera, se
convertiría en una propuesta estratégica para el movimiento obrero
de México. Con la huelga, los ferrocarrileros paralizaron a gran parte
del país. En todos los centros ferroviarios los trabajadores desafiaron
al gobierno.
La respuesta del Estado fue inmediata y contundente
desatando la represión militar contra los huelguistas. Demetrio Vallejo y
Valentín Campa fueron detenidos y encarcelados durante más de una
década. Miles de ferrocarrileros fueron despedidos y se impuso
compulsivamente a Luis Gómez Z. como charro sindical. Fue éste el
método preferido por el imperialismo: imponer a líderes sindicales
por la vía de la violencia y sostenerlos mediante la corrupción a
alta escala.
En intensa resistencia y movilización los
ferrocarrileros generalizaron la lucha pero el poder político y militar
del Estado rompió la huelga y destrozó al sindicato. No obstante,
la lucha continuó y los maestros llevaron a cabo en los 60s una
importante lucha encabezada por el Movimiento Revolucionario del Magisterio
dirigido por Othón Salazar. Otro tanto harían los médicos y
enfermeras participantes en el movimiento médico
nacional.
Más tarde, en 1968, el movimiento estudiantil-popular
mexicano fue parte del auge mundial de lucha estudiantil-obrera-popular. Este
movimiento logró la libertad de Vallejo y Campa pero el Estado, gobierno
en turno e imperialismo, respondieron con la represión
política-militar y produjeron una masacre la noche del 2 de octubre.
Muchos estudiantes fueron detenidos y otros asesinados; se produjo una seria
crisis política y se abrieron heridas que no han cerrado.
Movilización y nacionalización eléctrica
Desde los años 40s,
en el interior del país, se habían formado multitud de sindicatos
que con gran visión enarbolaron las banderas de la democracia sindical y
la unidad del movimiento obrero. Encabezados por Rafael Galván, los
electricistas se fusionaron en la Federación Nacional de la Industria y
Comunicaciones Eléctricas (FNTICE). El Sindicato Mexicano de
Electricistas (SME) y la FNTICE integraron a la (segunda) Confederación
Nacional de Electricistas (CNE) de la República Mexicana.
El
1º de mayo de 1952, en la capital del país, la CNE propuso dos
grandes banderas: Un solo Contrato, Un solo sindicato. En extraordinarias
jornadas, tanto en la capital como en el interior del país, los
electricistas plantearon la necesaria nacionalización de la industria
eléctrica. En 1960, el Zócalo de la ciudad de México fue
escenario de una gran movilización al decretarse que la industria
eléctrica pasaba al dominio de la Nación.
La
represión del Estado y gobierno contra los ferrocarrileros estaba muy
reciente. A pesar de tan nefastos acontecimientos, los trabajadores
seguían en lucha. En 1959 se había producido el triunfo de la
Revolución Cubana y fueron los electricistas en lucha los primeros en
solidarizarse. Apenas el 27 de septiembre de 1960 se había decretado la
nacionalización y, el 8 de octubre, los electricistas de la FNTICE se
unificaron en un solo sindicato: el Sindicato de Trabajadores Electricistas de
la República Mexicana (STERM).
Los electricistas del STERM y del
SME unidos en la Central Nacional de Trabajadores (CNT) mantenían la
movilización y en 1966, junto con el Bloque de Unidad Obrera (BUO) que
encabezada la CTM, decidieron constituir al Congreso del Trabajo (CT), organismo
que pronto degeneró como cúpula del charrismo sindical.
En
1971-72 se produjo un conflicto electricista cuando el Sindicato Nacional de
Electricistas Similares y Conexos de la República (SNESCRM),
perteneciente a la CTM, decidió arrebatar el Contrato Colectivo de
Trabajo (CCT) al STERM. Este glorioso sindicato desarrolló entonces una
movilización nacional planteando 3 banderas: Integración de la
Industria Eléctrica, Unidad Sindical Democrática y
Contratación Colectiva de Trabajo Unica en el sector, integradas en un
programa denominado “¿Porqué Luchamos?”. El movimiento
del STERM culminó en 1972 cuando formamos al Sindicato Unico de
Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), surgido
como sindicato nacional de industria con una estructura nacional
democrática.
“Huelga eléctrica nacional” en 1976
En el contexto de las
Jornadas Nacionales por la Democracia Sindical, los electricistas del SUTERM
logramos importantes avances en la industria nacionalizada al unificarse la
frecuencia e integrarse el sistema eléctrico nacional en casi todo el
territorio nacional. El 1er. Congreso del SUTERM de 1973, propuso la unidad con
el SME en términos avanzados y atractivos; el nuevo sindicato se
llamaría Sindicato Mexicano de Electricistas, el cual con una estructura
de sindicato nacional de industria pasaría a ser el titular del Contrato
Colectivo de Trabajo Unico.
Pero el charrismo sindical ya consolidado,
corporativizado plenamente con el Estado, impidió avanzar más. En
1975, la CTM usurpó violentamente la representación sindical del
SUTERM procediendo a expulsar a la dirigencia proveniente del ex-STERM. Se
desarrolló, entonces, una nueva movilización que, en grandes
Jornadas Nacionales por la Democracia Sindical dio lugar al movimiento obrero
más importante de México en las últimas 4
décadas.
En respuesta a la agresión del charrismo,
surgió el la Tendencia Democrática (TD) del SUTERM, movimiento que
se extendió por el interior del país enarbolando un programa
“La Declaración de Guadalajara” que resumía los puntos
de lucha más sensibles de los trabajadores y del pueblo y que fue
planteado como un programa para llevar adelante la Revolución Mexicana.
Las nuevas Jornadas de lucha llegaron a la capital, sin que pudiéramos
arribar al Zócalo bloqueado por el Ejército Federal, en las
mayores demostraciones después de 1968. En esta ocasión, 15 de
noviembre de 1975, la composición social fue mayoritariamente
obrera.
Después, se proyectó una organización de
alcance nacional, el Frente Nacional de Acción Popular (FNAP) con los
correspondientes frentes locales. La agresión del charrismo, apoyado por
la patronal, el CT, el PRI y el Estado en su conjunto, era sistemática y
cada vez más violenta. Los electricistas de la Tendencia
Democrática decidimos dar respuesta proponiendo estallar una Huelga
Eléctrica Nacional.
En medio de fuertes presiones e, incluso,
provocaciones (externas e internas) se decidió que la huelga
estallaría el 16 de julio de 1976. Desde 1971 se venía preparando
la huelga y, al momento, el enfrentamiento con el Estado era inevitable. El
movimiento había adquirido un alto nivel político, los
electricistas de la TD ya éramos mayoría en el SUTERM y el Estado
nos enfrentó.
400 mil esquiroles apoyados por 20 mil soldados del
Ejército federal tomaron todas las instalaciones eléctricas y
nucleares. Luego de importantes muestras solidarias del pueblo, 6 semanas
después fue posible regresa al trabajo; sin embargo, miles fuimos
despedidos, muchos obligados a jubilarse, los derechos de miles de trabajadores
eventuales no fueron reconocidos y, las dirigencias locales fueron sometidas. En
pleno movimiento fuimos traicionados por dirigentes locales del SUTERM (Puebla y
Jalisco) y por el comité central en turno del SME encabezado por Jorge
Torres Ordóñez.
La condición para volver al trabajo
fue reconocer al charrismo sindical encabezado por Leonardo Rodríguez
Alcaine. Poco tiempo después, las condiciones se volvieron más
difíciles y la TD se vio obligada a disolverse. El SUTERM fue sometido
violentamente por el charrismo. La nacionalización eléctrica se
interrumpió, asimismo, violentamente. La unidad sindical también
quedó interrumpida violentamente y con la traición de uno de sus
grandes destacamentos.
Sobrevivimos las Secciones Nucleares del SUTERM,
cuyos integrantes fuimos expulsados en la totalidad habiendo sido cancelado por
los charros nuestro Contrato Colectivo de Trabajo. En pleno movimiento se
había electo a una nueva dirección encabezada por David Bahen. Una
vez acordado el regreso al trabajo para todos, bahen fue despedido. No obstante
la represión, los nucleares despedidos volvimos al trabajo y en 1977
enfrentamos nuevamente al Estado cuando el gobierno en turno propuso la
privatización del uranio. Durante 1978 desarrollamos una intensa y
múltiple movilización. Al final logramos impedir que la industria
mexicana del uranio fuera privatizada.
El charrismo, sin embargo, se
había posesionado del SUTERM mismo que, en los siguientes años,
entraría en parálisis habiendo sido abandonada toda lucha. El
sindicato, integrado en la CTM, modificó los principios y programa de
1972, la estructura fue pulverizada en multitud de secciones, hubo un recambio
casi total de trabajadores, se constituyeron camarillas locales y regionales
espurias, el sindicato se volvió bastión del PRI y la historia de
decretó olvidada.
Pero, las aportaciones programáticas y la
experiencia de lucha no las ha podido borrar ni el charrismo ni el imperialismo.
Las banderas de la Tendencia Democrática están vigentes y, hoy,
con orgullo los trabajadores de la energía, organizados en el FTE de
México, las mantenemos ondeando muy en alto.
Marcha del 1º de mayo
de 1975 en la ciudad de México. Los electricistas del Sindicato Mexicano
de Electricistas (SME) y de la Tendencia Democrática (TD) del Sindicato
Unico de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM)
participamos en la marcha unitaria más importante. En 1976, con la
represión político-militar contra la TD se interrumpió
violentamente la unidad. FOTO: tigre