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Organización obrera afiliada a la FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL

Volumen 6, Número 77, julio 27 de 2006

Pasajes de la lucha obrera mexicana

Cien años de lucha de clases en México /II

El charrismo sindical se afianza, la represión obrera aumenta.
Los ferrocarrileros en huelga defensores de la democracia sindical.
La nacionalización eléctrica propuesta de los electricistas en lucha.
Represión política y militar del charrismo, Estado e imperialismo
Interrupción violenta de la nacionalización eléctrica y la unidad sindical.

Las siguientes son breves descripciones de algunos pasajes de la lucha obrera de México, específicamente de algunas luchas en que hemos participado los trabajadores de la energía. No son todas las luchas ni se trata de la historia verdadera y completa, son apenas apuntes para posibles investigaciones. Muchos aspectos nunca han sido escritos ni interpretados cabalmente. El valor de estas historias es que están contadas por trabajadores desde el interior del movimiento.

Huelgas ferrocarrileras en 1958-59

La derrota de la República española, el ascenso del fascismo en Europa y las consecuencias de la II Guerra Mundial crearon un contexto internacional cuyas consecuencias fueron adversas para México. En materia obrera empezó el desarrollo de una estrategia imperialista destinada a controlar las organizaciones sindicales. A través de la Central de Inteligencia Americana (CIA) se proyectó la intervención de todos los sindicatos imponiendo camarillas burocráticas al frente de cada organización. Estas camarillas fueron integradas directamente al Estado y apoyadas por los gobiernos en turno. Surgió una superestructura conocida como charrismo sindical.

Esta formulación, charrismo sindical, es una estrategia imperialista que, en el nivel anecdótico, expresa la degeneración sindical. Jesús Díaz de León, “líder” ferrocarrilero gustaba de este deporte nacional, la “charrería” y se vestía con el traje folklórico mexicano tradicional; era el jinete que montaba caballos, era charro. El proceso sindical que se iniciaba llevó a generalizar peyorativamente la palabra “charro” para aplicarla a los supuestos líderes-burócratas dedicados ahora, literalmente, a montarse sobre los obreros y expoliarlos.

Este proyecto de desnaturalización del sindicalismo, encabezado por Fidel Velásquez, fue propiciado por la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) y su brazo latinoamericano la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT), ésta última con sede en México precisamente en las propias oficinas de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). Prácticamente todos los sindicatos fueron intervenidos. La CTM había sido parte de la Internacional Amarilla de Ámsterdam y, luego, se unió a los divisionistas de la Federación Sindical Mundial (FSM) afiliándose a la CIOSL a través de la American Federation of Labor-Congress of Industrial Organizations (AFL-CIO), en pleno auge anticomunista. El anticomunismo ha sido la característica distintiva de la CTM y del charrismo sindical en su conjunto.

Este proyecto fue, sin embargo, enfrentado por los trabajadores principalmente ferrocarrileros. En México, el fascismo había sido enfrentado en combate cuerpo a cuerpo con la destacada participación de los obreros pertenecientes al Partido Comunista Mexicano (PCM). Luego, encabezados por Demetrio Vallejo, los ferrocarrileros estallaron huelgas en 1958 y 1959. La bandera central fue la democracia sindical y, tal bandera, se convertiría en una propuesta estratégica para el movimiento obrero de México. Con la huelga, los ferrocarrileros paralizaron a gran parte del país. En todos los centros ferroviarios los trabajadores desafiaron al gobierno.

La respuesta del Estado fue inmediata y contundente desatando la represión militar contra los huelguistas. Demetrio Vallejo y Valentín Campa fueron detenidos y encarcelados durante más de una década. Miles de ferrocarrileros fueron despedidos y se impuso compulsivamente a Luis Gómez Z. como charro sindical. Fue éste el método preferido por el imperialismo: imponer a líderes sindicales por la vía de la violencia y sostenerlos mediante la corrupción a alta escala.

En intensa resistencia y movilización los ferrocarrileros generalizaron la lucha pero el poder político y militar del Estado rompió la huelga y destrozó al sindicato. No obstante, la lucha continuó y los maestros llevaron a cabo en los 60s una importante lucha encabezada por el Movimiento Revolucionario del Magisterio dirigido por Othón Salazar. Otro tanto harían los médicos y enfermeras participantes en el movimiento médico nacional.

Más tarde, en 1968, el movimiento estudiantil-popular mexicano fue parte del auge mundial de lucha estudiantil-obrera-popular. Este movimiento logró la libertad de Vallejo y Campa pero el Estado, gobierno en turno e imperialismo, respondieron con la represión política-militar y produjeron una masacre la noche del 2 de octubre. Muchos estudiantes fueron detenidos y otros asesinados; se produjo una seria crisis política y se abrieron heridas que no han cerrado.

Movilización y nacionalización eléctrica

Desde los años 40s, en el interior del país, se habían formado multitud de sindicatos que con gran visión enarbolaron las banderas de la democracia sindical y la unidad del movimiento obrero. Encabezados por Rafael Galván, los electricistas se fusionaron en la Federación Nacional de la Industria y Comunicaciones Eléctricas (FNTICE). El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y la FNTICE integraron a la (segunda) Confederación Nacional de Electricistas (CNE) de la República Mexicana.

El 1º de mayo de 1952, en la capital del país, la CNE propuso dos grandes banderas: Un solo Contrato, Un solo sindicato. En extraordinarias jornadas, tanto en la capital como en el interior del país, los electricistas plantearon la necesaria nacionalización de la industria eléctrica. En 1960, el Zócalo de la ciudad de México fue escenario de una gran movilización al decretarse que la industria eléctrica pasaba al dominio de la Nación.

La represión del Estado y gobierno contra los ferrocarrileros estaba muy reciente. A pesar de tan nefastos acontecimientos, los trabajadores seguían en lucha. En 1959 se había producido el triunfo de la Revolución Cubana y fueron los electricistas en lucha los primeros en solidarizarse. Apenas el 27 de septiembre de 1960 se había decretado la nacionalización y, el 8 de octubre, los electricistas de la FNTICE se unificaron en un solo sindicato: el Sindicato de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (STERM).

Los electricistas del STERM y del SME unidos en la Central Nacional de Trabajadores (CNT) mantenían la movilización y en 1966, junto con el Bloque de Unidad Obrera (BUO) que encabezada la CTM, decidieron constituir al Congreso del Trabajo (CT), organismo que pronto degeneró como cúpula del charrismo sindical.

En 1971-72 se produjo un conflicto electricista cuando el Sindicato Nacional de Electricistas Similares y Conexos de la República (SNESCRM), perteneciente a la CTM, decidió arrebatar el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) al STERM. Este glorioso sindicato desarrolló entonces una movilización nacional planteando 3 banderas: Integración de la Industria Eléctrica, Unidad Sindical Democrática y Contratación Colectiva de Trabajo Unica en el sector, integradas en un programa denominado “¿Porqué Luchamos?”. El movimiento del STERM culminó en 1972 cuando formamos al Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), surgido como sindicato nacional de industria con una estructura nacional democrática.

“Huelga eléctrica nacional” en 1976

En el contexto de las Jornadas Nacionales por la Democracia Sindical, los electricistas del SUTERM logramos importantes avances en la industria nacionalizada al unificarse la frecuencia e integrarse el sistema eléctrico nacional en casi todo el territorio nacional. El 1er. Congreso del SUTERM de 1973, propuso la unidad con el SME en términos avanzados y atractivos; el nuevo sindicato se llamaría Sindicato Mexicano de Electricistas, el cual con una estructura de sindicato nacional de industria pasaría a ser el titular del Contrato Colectivo de Trabajo Unico.

Pero el charrismo sindical ya consolidado, corporativizado plenamente con el Estado, impidió avanzar más. En 1975, la CTM usurpó violentamente la representación sindical del SUTERM procediendo a expulsar a la dirigencia proveniente del ex-STERM. Se desarrolló, entonces, una nueva movilización que, en grandes Jornadas Nacionales por la Democracia Sindical dio lugar al movimiento obrero más importante de México en las últimas 4 décadas.

En respuesta a la agresión del charrismo, surgió el la Tendencia Democrática (TD) del SUTERM, movimiento que se extendió por el interior del país enarbolando un programa “La Declaración de Guadalajara” que resumía los puntos de lucha más sensibles de los trabajadores y del pueblo y que fue planteado como un programa para llevar adelante la Revolución Mexicana. Las nuevas Jornadas de lucha llegaron a la capital, sin que pudiéramos arribar al Zócalo bloqueado por el Ejército Federal, en las mayores demostraciones después de 1968. En esta ocasión, 15 de noviembre de 1975, la composición social fue mayoritariamente obrera.

Después, se proyectó una organización de alcance nacional, el Frente Nacional de Acción Popular (FNAP) con los correspondientes frentes locales. La agresión del charrismo, apoyado por la patronal, el CT, el PRI y el Estado en su conjunto, era sistemática y cada vez más violenta. Los electricistas de la Tendencia Democrática decidimos dar respuesta proponiendo estallar una Huelga Eléctrica Nacional.

En medio de fuertes presiones e, incluso, provocaciones (externas e internas) se decidió que la huelga estallaría el 16 de julio de 1976. Desde 1971 se venía preparando la huelga y, al momento, el enfrentamiento con el Estado era inevitable. El movimiento había adquirido un alto nivel político, los electricistas de la TD ya éramos mayoría en el SUTERM y el Estado nos enfrentó.

400 mil esquiroles apoyados por 20 mil soldados del Ejército federal tomaron todas las instalaciones eléctricas y nucleares. Luego de importantes muestras solidarias del pueblo, 6 semanas después fue posible regresa al trabajo; sin embargo, miles fuimos despedidos, muchos obligados a jubilarse, los derechos de miles de trabajadores eventuales no fueron reconocidos y, las dirigencias locales fueron sometidas. En pleno movimiento fuimos traicionados por dirigentes locales del SUTERM (Puebla y Jalisco) y por el comité central en turno del SME encabezado por Jorge Torres Ordóñez.

La condición para volver al trabajo fue reconocer al charrismo sindical encabezado por Leonardo Rodríguez Alcaine. Poco tiempo después, las condiciones se volvieron más difíciles y la TD se vio obligada a disolverse. El SUTERM fue sometido violentamente por el charrismo. La nacionalización eléctrica se interrumpió, asimismo, violentamente. La unidad sindical también quedó interrumpida violentamente y con la traición de uno de sus grandes destacamentos.

Sobrevivimos las Secciones Nucleares del SUTERM, cuyos integrantes fuimos expulsados en la totalidad habiendo sido cancelado por los charros nuestro Contrato Colectivo de Trabajo. En pleno movimiento se había electo a una nueva dirección encabezada por David Bahen. Una vez acordado el regreso al trabajo para todos, bahen fue despedido. No obstante la represión, los nucleares despedidos volvimos al trabajo y en 1977 enfrentamos nuevamente al Estado cuando el gobierno en turno propuso la privatización del uranio. Durante 1978 desarrollamos una intensa y múltiple movilización. Al final logramos impedir que la industria mexicana del uranio fuera privatizada.

El charrismo, sin embargo, se había posesionado del SUTERM mismo que, en los siguientes años, entraría en parálisis habiendo sido abandonada toda lucha. El sindicato, integrado en la CTM, modificó los principios y programa de 1972, la estructura fue pulverizada en multitud de secciones, hubo un recambio casi total de trabajadores, se constituyeron camarillas locales y regionales espurias, el sindicato se volvió bastión del PRI y la historia de decretó olvidada.

Pero, las aportaciones programáticas y la experiencia de lucha no las ha podido borrar ni el charrismo ni el imperialismo. Las banderas de la Tendencia Democrática están vigentes y, hoy, con orgullo los trabajadores de la energía, organizados en el FTE de México, las mantenemos ondeando muy en alto.



Marcha del 1º de mayo de 1975 en la ciudad de México. Los electricistas del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y de la Tendencia Democrática (TD) del Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) participamos en la marcha unitaria más importante. En 1976, con la represión político-militar contra la TD se interrumpió violentamente la unidad. FOTO: tigre

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