El 28 de marzo, Roberto Vega
Galina, secretario general del sindicato del Seguro Social (SNTSS)
renunció como diputado del PRI para actuar como legislador
“independiente”. Al otro día, amaneció como candidato
a senador por el PRD. Se trata de una candidatura “plurinominal” de
manera que, dependiendo del porcentaje que obtenga su nuevo partido, su
nominación será automática.
El 9 de mayo, en una
reunión con trabajadores, Andrés Manuel López Obrador,
candidato presidencial del PRD, dijo que se comprometía a “no
seguir apuntalando líderes charros”. Acto seguido levantó la
mano de Roberto Vega Galina, charro del SNTSS. ¿Esa es la congruencia del
neoliberal moderado?
El acto fue del supuestamente llamado sindicalismo
“independiente”. En realidad asistieron algunos sectores de
trabajadores de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT). López
“Enumeró los 10 compromisos básicos con los trabajadores,
entre ellos el respeto a la autonomía sindical, pues dijo que durante su
administración no se va a decidir quién debe o no ser dirigente,
porque eso le corresponde a los trabajadores” (Avilés K., en La
Jornada 9 mayo 2006).
Los trabajadores presentes aplaudieron,
hicieron la “ola”, echaron porras, parecían competencias de
gargantas se escribió. Luego vinieron los oradores. En primera instancia,
intervino Agustín Rodríguez, charro universitario del STUNAM y
“líder” de la UNT. Luego siguió el
“líder” de la Alianza de Tranviarios, también de la
UNT y cerró, Roberto Vega Galina “líder” del sindicato
nacional del Seguro Social.
Cuando intervino Galina se produjo una
rechifla de 8 minutos, la gente no lo dejaba hablar. Tenían justa
razón. Vega Galina es un charro sindical que traicionó a su propio
sindicato y a todos los trabajadores mexicanos al haber firmado en 2005 la
aceptación explícita a la privatización foxista de la
seguridad social.
El repudio era generalizado. Ante esto, López se
tuvo que levantar del estrado y fue hacia Vega Galina. Lo que hizo fue grotesco.
Para tratar de acallar a los trabajadores procedió a levantarle la mano a
Galina en señal de aprobación y apoyo, al estilo de los boxeadores
a quienes el réferi levanta la mano para declararlos ganadores. Eso no
calmó los ánimos de los trabajadores pero López
creyó que hacía lo correcto y se vio muy mal. Luego, hasta
trató de regañar a los trabajadores asistentes y darles lecciones
de política. “No podemos perder el tiempo en pleitos”, dijo y
demagógicamente agregó “porque la patria es
primero”.
Esto es, el repudio al charrismo es “pérdida
de tiempo”, la lucha contra el charrismo son “pleitos”.
Entonces, poniendo la patria por delante, ¿debemos renunciar a la lucha
contra el charrismo sindical? En el mismo acto, López Obrador se
contradijo seriamente. Habló que no se debe “seguir apuntalando a
los charros sindicales” y, al mismo tiempo, “apuntaló”
públicamente, contra el rechazo explícito de los trabajadores,
nada menos que a charros sindicales. Esa política, del neoliberal
“moderado” es, por lo menos, poco seria.
López asegura
que ganará las elecciones. Desde ahora, quisiéramos ver que
López se enfrente a los charros de la CTM, especialmente del sindicato
petrolero y, a los charros de la UNT, especialmente a Hernández
Juárez. ¿De verdad no los seguirá apuntalando? ¡Lo
dudamos! O, ¿será al revés, los charros
“apuntalarán” a López?