68º aniversario de la expropiación petrolera en México
Pemex Sí,PeUSA No!
Fox dilapida los recursos nacionales y los entrega al imperialismo.
Pemex aporta cuantiosos recursos pero se avanza hacia su destrucción.
¡Alto a la privatización petrolera furtiva! ¡Abajo candidatos privatizadores!
1938, expropiación petrolera nacional;
2006, expropiación petrolera extranjera
El 18 de marzo de 1938 la
industria petrolera fue expropiada para terminar con el despojo a la
Nación y la explotación de los trabajadores. El proceso se
consolidaría meses más tarde, el 7 de junio de 1938, con la
creación de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Distribuidora de
Petróleos Mexicanos. La industria petrolera de México nacía
así, precedida por el fracaso de la efímera Petromex --creada
ingenuamente para competir con los consorcios petroleros de la época--, y
como un paso consecuente a la creación de la Administración
General del Petróleo Nacional (AGPN) en 1937, un organismo público
con personalidad jurídica propia pero dependiente del Ejecutivo de la
Unión con el único fin de explorar y explotar las reservas
petroleras nacionales. Luego de la creación de Pemex, dicha
Administración terminaría fusionándose con Pemex, en
1940.
La historia no avanza a saltos, es verdad, sin embargo, resulta
casi imposible explicar en unas cuantas líneas cómo hemos vuelto
al mismo punto en la historia. Cómo ha sido posible que el actual marco
jurídico de Pemex, comenzando por su inconstitucional Ley Orgánica
actual (publicada en el Diario Oficial de la Federación del 16 de julio
de 1992), haya terminado por cancelar toda posibilidad para conducir la
industria petrolera mexicana en los términos del Artículo 27
constitucional, convirtiendo a Pemex en una nueva Petromex-AGPN.
Los
trabajadores petroleros sindicalizados activos, jubilados, transitorios y
despedidos injustificadamente que nos mantenemos desde hace años firmes
en la defensa de la industria petrolera, al lado del Frente de Trabajadores de
la Energía (FTE) de México, declaramos no hay nada qué
festejar este 18 de marzo de 2006. Pero, Pemex patrimonio heredado de la lucha
de los trabajadores y el pueblo de México --que hizo posible la
expropiación para la Nación de la industria petrolera--, no
pertenece al gobierno foxista puesto al servicio de las empresas
trasnacionales.
Industria rentable, endeudada y privatizable
Todavía hoy, los altos
rendimientos que obtiene Pemex permiten a la economía nacional mantenerse
a flote. No obstante la situación financiera de Pemex, se dice, es
deprimente, basados en cifras contradictorias: Mientras Pemex asegura ocupar el
tercer lugar como productora de petróleo [Pemex Outlook de Marzo de 2006,
disponible en
www.pemex.gob.mx], y se
afirma que sus aportaciones directas e indirectas al fisco representan alrededor
de la tercera parte de la recaudación fiscal nacional, por otro lado se
asegura que Pemex es una empresa al borde de la quiebra, sin patrimonio propio y
alarmantemente endeudada.
Pemex financia su desarrollo con de deuda;
hasta un 84% por ciento según las propias cifras oficiales. Este
año, Pemex pagará 3 mil 500 millones de dólares en
intereses de una deuda que en total asciende a 98 mil 400 millones de
dólares.
Fuente: Pemex Outlook, documento elaborado “para los
inversionistas”.
Tabla
1- Pemex una industria absurdamente endeudada, opera con alta rentabilidad,
cuantiosas ganancias y enormes pérdidas resultado de una política
petrolera errónea basada en la simple extracción de crudo y su
exportación a Estados Unidos a los precios más bajos del mercado
internacional. Además del endeudamiento, actual y proyectado, la
corrupción de funcionarios, burócratas, contratistas y charros
sindicales está destruyendo al patrimonio colectivo social de los
mexicanos.
Pero no solo eso. Los charros sindicales del Sindicato
de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) y de la
Confederación de Trabajadores de México (CTM), auspiciados a
conveniencia por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido
Acción nacional (PAN), y coludidos con Fox, han apresurado la
privatización de Pemex, aceptando los dictados de los organismos
internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial
(BM), mediante la reestructuración de la empresa, la reducción de
la plantilla laboral y sin oponerse a los inconstitucionales Contratos de
Servicios Múltiples (CSM) que, amparados en leyes secundarias, se colocan
por encima de la Carta Magna entregando el petróleo y gas de los
mexicanos a las corporaciones transnacionales.
Sin embargo, Pemex sigue
siendo altamente “rentable”. Aún bajo los parámetros
de una simple empresa, sus ventas superan con mucho sus costos, --928 mil 400
millones de pesos solo el año pasado, con un rendimiento antes de
impuestos de 535 mil 300 millones--, ingresos que son expropiados por el
gobierno mediante una contabilidad perversa, destinada a justificar su
privatización.
¡Alto a la política petrolera oficial!
Son ya 68 años de
historia, sujeta a la corrupción, al saqueo de recursos para financiar
grupos y campañas políticas, a la mala administración y al
embate de funcionarios ineptos --verdaderos delincuentes de cuello blanco-- y de
los charros sindicales. Juntos han convertido a Pemex a en la empresa más
endeudada del mundo, buscando volverla inmanejable.
Empero, el proceso
no es irreversible. Para restituirlo urge la lucha obrera organizada para
imponer una Política Energética Independiente. Es verdad, Pemex ha
sido endeudado, pero se trata de una empresa que tiene un valor
estratégico para México. Urge en primera instancia detener la
irracional explotación de los recursos de la Nación, con un ritmo
superior a los 3 mil millones de barriles diarios, que reducen las reservas
probadas equivalentes de crudo a solamente ¡10 años!, plazo en el
que México afrontaría grave desabasto o una dependencia total del
extranjero.
Fuente: Pemex Outlook, documento elaborado “para los
inversionistas”.
Tabla
2- El foxismo ha dilapidado las reservas probadas de petróleo crudo. La
irracional explotación y exportación de crudo representan, en tan
solo 6 años, 52% menos de las reservas probadas. No es que la
producción sea estable, hace tiempo que se rebasó el pico de
producción/descubrimientos nuevos. A la fecha se explotan, sin reponerse,
las reservas disponibles.
Esta explotación irracional en
nada beneficia al pueblo de México; no obstante que el petróleo
crudo mexicano ha alcanzado precios muy altos, de nada ha servido, puesto que la
renta petrolera ha ido a parar a manos de la corrupción. La
política aplicada en Pemex es contraria al interés de la
nación y debe cambiarse.
¡Alto a la privatización petrolera furtiva!
Este 68 aniversario de la
expropiación petrolera, año de elecciones presidenciales en
México, plantea propuestas realmente pobres por parte de los aspirantes.
Todos garantizan más bien la continuidad de una política a todas
luces errónea. Todas las propuestas de los candidatos presidenciales se
basan en la inversión privada “sin privatización”
(sic). Felipe Calderón (PAN) Roberto Madrazo (PRI) y el propio candidato
auto-asumido de izquierda Andrés Manuel López Obrador (PRD),
difieren solo en las metas y las estrategias (autosuficiencia en gasolinas,
autonomía de gestión, y un largo y barroco etcétera) pero
todos prometen “apertura” (privada). López incluso, en tono
triunfalista, viene reuniéndose ya regularmente con grupos de empresarios
para aclara su posición (a través de su asesor económico,
Rogelio Ramírez de la O) y presentarles “su” cartera de
proyectos.
Entre estos proyectos, aceptados por todos los candidatos,
destaca la cogeneración eléctrica, recién autorizada a
Pemex que se pretende licitar a partir de junio próximo (primero en Nuevo
Pemex, Tula, Madero o Poza Rica). Según declaró a la prensa
nacional --días antes de la conmemoración-- Eduardo Andrade,
presidente de la Asociación Mexicana de Energía, Iberdrola,
Unión Fenosa, Mitsui y Electricité de France, ya están
puestas para “maquilar” energía a Pemex.
Esta medida
acentúa la separación entre las dos grandes empresas
energéticas de México, Pemex y la Comisión Federal de
Electricidad que, por el contrario debieran trabajar como una sola industria.
Esta desintegración favorece la re-concentración en manos de las
transnacionales, con la consecuente pérdida de
soberanía.
¡Política
Energética Independiente! ¡Pemex Si PeUSA No!