El gobierno neoliberal destruye el patrimonio nacional
Privatización innecesaria
y costosa
Careciendo de suficientes reservas de gas natural TODOS los
proyectos privados se basan en este combustible, CFE y Pemex lo
importarán para suministrarlo a las corporaciones. La
privatización en marcha excluye a la CFE de participar en el desarrollo
de las llamadas “energías limpias” que el Banco Mundial
reserva solo para los inversionistas privados. La privatización es
innecesaria. Al momento, las transnacionales generan más energía
de la que se consume; para facilitar las cosas, se manipula el margen de reserva
y la CFE retira sus propias plantas generadoras. Mientras la
privatización avanza, las tarifas eléctricas aumentan y los
presupuestos a las empresas públicas disminuyen.
Cada vez más dependencia del gas natural
Para facilitar la existencia de dicho mercado eléctrico privado
se ha privilegiado el uso del gas natural como combustible principal en la
generación (en lugar del combustóleo de producción
nacional).
Cabe recordar que cuando fue mutilado el concepto
constitucional de Servicio Público de Energía Eléctrica, en
1992, mediante la contrarreforma eléctrica salinista a la Ley del
Servicio Público de Energía Eléctrica (LSPEE), se
creó la figura de Productor Independiente de Energía (PIE) cuya
concesión autoriza a las empresas privadas a generar electricidad para su
venta en el servicio público a través de las empresas
públicas de la Nación.
Pues bien, dichas plantas PIE (de
las que hasta diciembre de 2004 existían 15, con una capacidad total de
7,264.9 Mw), utilizan exclusivamente gas natural. Eso se obligó a la
Comisión Federal de Electricidad (CFE) a adaptar sus propios proyectos
para emplear el mismo combustible y crear así un mercado suficientemente
atractivo para las grandes trasnacionales que comercian dicho
energético.
Generadores Privados
(diciembre de 2004)
Fuente: POISE 2005-2014,
CFE.
La volatilidad en el precio del gas natural, por otra parte,
ha sido causa de graves variaciones en los precios de la electricidad que,
estando determinados mediante un esquema tarifario subsidiado (que determina el
propio Estado), no cubre los costos reales de producción y desarrollo del
sector generando un déficit que es absorbido por las empresas
públicas de su propio presupuesto (asignado también por el
Estado). Los generadores privados (PIE), en cambio, están exentos de
cualquier déficit ya que ellos sí tienen establecida una
compensación por dichas variaciones en los costos de los
combustibles.
México importa cuando menos la quinta parte del
consumo nacional de gas natural, razón por la cual Petróleos
Mexicanos (Pemex) transfiere a empresas extranjeras la explotación de
regiones productoras y la CFE se ha involucrado en el desarrollo de
infraestructura (privada) para la importación de dicho combustible en
estado licuado (que supuestamente representará una opción menos
cara que importarlo desde los Estados Unidos).
CFE, fuera del desarrollo de energía limpias
No obstante estas ventajas el capital privado dejó de invertir
en los grandes proyectos de generación aduciendo falta de la
“certeza jurídica” por lo cual el régimen
habilitó una nueva estrategia de privatización que
consistió en promover concesiones para generación a partir de
fuentes alternas: sistemas eoloeléctricos, hidroeléctricos e
incluso geotermoeléctricos que según el foxismo están en
posibilidad de privatizarse.
Para ello recientemente la sener se
inventó un Comité de Cambio Climático del Sector
Energía (CCCSE), entre cuyas atribuciones está la
definición de políticas para el desarrollo de energía
"limpia" (con injerencia también en otro tipo de fuentes, renovables,
bioenergéticas, etc.).
La CFE interpretó (en el POISE
2005-2014) que la creación del CCCSE abría la posibilidad de que
esa empresa pública pudiera desarrollar proyectos de
“energía limpia” (mediante recursos ofrecidos por los
organismos internacionales para fomentar el cuidado del medio ambiente) pero,
recientemente, quedó evidenciado por el propio Banco Mundial y la ONU que
la CFE está excluida del reparto de recursos destinados solo al capital
privado que financie la supuesta reducción de contaminantes.
Planeación basada en falsas expectativas macroeconómicas
Uno de los impactos más graves de la mala planificación
--manifiesto desde el POISE anterior--, son los elevados excedentes de capacidad
disponibles. Producto de ilusorios “supuestos
macroeconómicos” del crecimiento económico foxista, la
secretaría de energía (Sener) insistió en los primeros
años de este sexenio en utilizar las estimaciones de crecimiento del
Ejecutivo como parámetros de planeación. Como la economía
nacional no creció lo prometido, ello provocó una
“disminución” en el consumo estimado y con ella la
elevación de los precios medios.
A menor consumo, la entrada de
nueva generación (privada) provocó excedentes de generación
importantes que obligaron a la “reprogramación”
(postergación, suspensión) de otros proyectos. La CFE
estableció en 2004 que dichos excedentes eran del 45%, lo que supera
ampliamente los límites de planeación establecidos desde la
administración anterior, que los redujo para ajustarlos a las necesidades
del mercado eléctrico.
Para reducir los excedentes, la CFE
decidió acelerar sus planes para reducir su parque de generación
retirando equipo con 30 o más años de servicio. En consecuencia,
este año se retiraran 920 Mw más de lo previsto originalmente.
Como justificación se aduce una mejora en la eficiencia del parque propio
de generación pero, lo que no se dice, es que la capacidad retirada
será sustituida con compras al sector privado.
Elevadas tarifas, mínimos recursos para las empresas públicas
Se suponía que las elevadas tarifas eléctricas
servirían para capitalizar a las empresas públicas pero no es
así. En primer lugar, no todas las tarifas tienen, como las
domésticas, precios fijos (con factores que "anualizan" bimestral o
mensualmente el aumento determinado por la política presupuestaria del
Ejecutivo). Las tarifas comerciales e industriales, así como la
Doméstica de Alto Consumo, se ajustan en función de varios
factores, entre ellos los precios de los combustibles (con lo cual la enorme
dependencia del gas natural cobra relevancia).
La CFE distingue estos
dos bloques de tarifas como subsidiadas (Doméstica, de Uso
Agrícola y para Bombeo de Aguas) y no subsidiadas (Comercial e
Industrial) pero asegura que (bajo cualquier escenario económico o precio
de los combustibles) la relación precio/costo de la energía
eléctrica es tan baja que no constituye una fuente de financiamiento para
las empresas públicas. Estas, además, están obligadas a
cubrir el subsidio porque entregan a la Federación el importe de los
cobros recibiendo a cambio un presupuesto fijo que son los únicos
recursos de los que pueden disponer.
El objetivo es claro. Por todos los
medios, el gobierno neoliberal trata de aniquilar a la empresa pública a
favor de las transnacionales. La llamada “planeación”
eléctrica es un simple ejercicio para adecuar los planes al gusto de las
corporaciones imperialistas.
Margen de reserva manipulado
El margen de reserva (exceso de capacidad sobre
la demanda máxima esperada, para disponer de un margen de seguridad) ha
sido manipulando para alterar los parámetros técnicos
básicos de la planeación energética, en base a la
incertidumbre natural en el proceso de la generación eléctrica
(disponibilidad de fuentes energéticas primarias y del equipo en si
mismo).
La banda establecida por los expertos neoliberales (27% de
margen de reserva y un 6% como margen de reserva "operativa") no es
creíble y solo les permite "regular" a su antojo la construcción
de nueva capacidad: si hay postores defenderán la “urgencia”
privatizadora, alegando que no es bueno acercarse al límite operativo; en
caso contrario callarán.
El manejo esquizofrénico de este
concepto, para justificar las concesiones otorgadas en los años
anteriores, dio por resultado que hoy se disponga de un margen de reserva
extremadamente alto, 45%. Es decir, hay un excedente injustificable de capacidad
(privada), que obliga a CFE a mantener plantas propias ociosas (en reserva
fría, dicen eufemísticamente) o incluso a retirarlas del servicio
(dizque por ineficientes), para entregar los proyectos sustitutos al capital
privado.
¡Alto a la “planeación” eléctrica privada!
Fuente: POISE 2005-2014,
CFE.
El concepto margen
de reserva fue alterado por el foxismo para manipularlo a su conveniencia,
estableciendo un nivel "operativo" que es un mínimo (el 6%) por debajo
del establecido (que hoy es del 27%). Se trata de administrar la capacidad
disponible en esa franja para favorecer la privatización. El resultado es
que hoy se tiene más generación de lo que se
necesita.