15 CONGRESO SINDICAL MUNDIAL, La Habana, Cuba, 2005.
II. Informe de Zharikov
Primera parte
CINCO AÑOS DE INTENSA LUCHA DE LA FSM.
En el primer día de sesiones del XV Congreso Sindical Mundial Alexander
Zharikov, secretario general de la Federación Sindical Mundial (FSM),
presentó un informe de las actividades realizadas en los últimos 5
años. Dada la importancia del informe presentamos una breve
síntesis, en dos partes, destacando algunos puntos de
interés.
FSM solidaria y antimperialista
Al comenzar expresando el reconocimiento de los participantes en el XV
Congreso Mundial Sindical, Alexander Zharikov, secretario general de la
Federación Sindical Mundial (FSM), subrayó la hospitalidad de los
trabajadores, pueblo y gobierno de Cuba para acoger decididamente el evento al
tiempo que les felicitó por los logros alcanzados en todos los
órdenes, así como por la gran respuesta de los trabajadores y
organizaciones a este Congreso, lo que debe interpretarse como un rechazo de los
trabajadores del mundo al bloqueo impuesto por el gobierno de EU al pueblo de
Cuba.
Con ello, Zharikov expresó el rechazo unánime de los
sindicalistas a toda forma de imperialismo y neocolonialismo recordando,
además, que ésta ha sido la característica política
de la FSM en los pasados 5 años durante los cuales la FSM se ha
solidarizado por iguales circunstancias con Vietnam, Argelia, Sudáfrica,
Palestina, Irak y otros pueblos en lucha.
Zharikov hizo una rápida
semblanza histórica de la FSM, a partir de su creación hace 60
años. Este Congreso, señaló, se propone ampliar los logros
de la Federación a fin de preservar la paz y desarrollar la lucha por la
justicia, la independencia, la democracia y el progreso de los
pueblos.
De la resistencia a la consolidación
El secretario general en funciones se refirió a la defensa de la
FSM a los convenios fundamentales de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), sobre la Libertad de asociación y los Convenios
colectivos, como una forma de lucha en contra de la hegemonía
imperialista que pretende subordinar al mundo a los intereses del gran capital y
de las corporaciones transnacionales con su poder militar, económico y
político. La globalización neoliberal, dijo, es hoy el principal
instrumento del neocolonialismo que amenaza a los trabajadores con nuevas formas
de explotación.
La Declaración del Milenio, que fue
aprobada unánimemente por representantes de más de 407 millones de
trabajadores de todo el mundo, rechazó las políticas de
liberalización económica impuestas por los organismos financieros
a escala mundial. Este paso estableció la oportunidad para que los
sindicatos se conviertan en la vanguardia para asegurar que el tercer milenio no
pertenezca ya a las corporaciones transnacionales. Esa, dijo el camarada
Zharikov, ha sido la tarea del Consejo Presidencial y de las Uniones
Internacionales de Sindicatos (UIS) de la FSM en los pasados 5 años para
consolidar a la FSM.
Las reuniones de Kuwait (2000), Brasilia (2002),
Hanoi (2003) y Atenas (2004) establecieron metas concretas en ese sentido, luego
de reuniones, conferencias y encuentros realizados en Asia, América y
Europa con el apoyo de las diversas oficinas regionales de la FSM, donde se
abordaron las cuestiones económicas y sociales, la deuda externa, los
salarios, la situación de la mujer trabajadora y el medio ambiente. Estos
temas se abordaron también en seminarios de análisis auspiciados
por la OIT y sus órganos regionales, así como por instituciones
independientes, como la Escuela Sindical Lázaro Peña de Cuba, que
anualmente imparte cursos a sindicalistas de América Latina y el
Caribe.
Incumplimiento gubernamental
Los esfuerzos de los últimos años llevaron a la FSM a
participar en eventos internacionales, dedicados al desarrollo social y
político mundial, para presentar en ellos la visión de la FSM
sintetizada en la Declaración del Milenio: por el alivio de la deuda
externa y el mejoramiento de las condiciones sociales. Desafortunadamente, poco
se ha logrado concretar en este sentido más allá de declaraciones
solemnes de los gobiernos a escala mundial.
Zharikov puso como ejemplo
las sesiones especiales convocadas en el marco de la Cumbre Mundial para el
Desarrollo Social, a partir de Copenhague en 1995 (Copenhague +5), aunque por el
incumplimiento de las resoluciones, terminaría siendo recordada como
(Copenhague -5) y en las cumbres posteriores, incluida la del Milenio en la
ciudad de Nueva York.
En esos encuentros los gobiernos nacionales se
comprometieron a hacer esfuerzos por incorporar las propuestas presentadas por
los sindicatos y organizaciones sociales participantes, en materia de
erradicación de la pobreza, el desempleo y a favor de la
integración social.
La lucha de los trabajadores es mundial
Zharikov resumió la lucha de los trabajadores en distintas
partes del mundo. En América resaltó el papel de los trabajadores
al lado de importantes sectores sociales, como en Argentina y otros
países del cono sur en lucha por la defensa de los recursos
energéticos. En Asia, con los trabajadores de la India en lucha contra
las políticas económicas del gobierno y de las leyes
antisindicales y contrarias a los trabajadores y a favor de la seguridad social,
que han requerido fortalecer la organización obrera para concretar
importantes huelgas.
En Europa, los trabajadores de Grecia, Italia,
España, Alemania y otros países han llevado a cabo importantes
protestas contra las políticas neoliberales, que derivaron en la
paralización de diversos procesos de reforma constitucional en el
continente a pesar del rechazo de muchas organizaciones sindicales importantes.
La división histórica de los trabajadores impidió la
concreción de una sola estrategia sindical.
Otro aspecto
destacado por Zharikov fue la lucha de los trabajadores de Palestina, Irak,
Afganistán, Cuba, Siria, Venezuela, Sudán, Irán, Zimbabwe y
otros países, que resisten las agresiones imperialistas. Estos
trabajadores y sus organizaciones, así como las oficinas regionales de la
FSM, han desempeñado un papel muy activo e importante para desarrollar la
solidaridad internacional.
Zharikov comentó, además, que
una delegación de alto nivel de la FSM visitó Irak pocos
días después de la invasión norteamericana para organizar
la solidaridad mundial. Otro tanto ocurrió con Palestina.
Hoy la FSM tiene mayor presencia
Un aspecto a destacar en el Informe es el importante crecimiento de la
FSM a pesar de los escasos recursos disponibles. En este periodo se abrieron
oficinas de la FSM en diversos partes del mundo para coordinar las acciones ante
los organismos mundiales: en Ginebra (Organización Internacional del
Trabajo, OIT), en Nueva York (Organización de las Naciones Unidas, ONU) y
en Paris.
La FSM tuvo también una activa participación en
los foros sociales desarrollados bajo el lema de "Otro mundo es posible" que
contaron con la participación de miles de sindicalistas. Otros eventos
fueron organizados por las diversas Uniones Internacionales Sindicales (UIS) de
la FSM. El compañero Zharikov detalló, luego, la
participación de la FSM en diversos organismos e instituciones como el
Parlamento Europeo, el Instituto de Estudios de Países no Alineados,
así como diversas invitaciones recibidas para a participar y cooperar a
nivel bilateral y multilateral con organizaciones democráticas en
África, Asia y América.
Unidad de los trabajadores, política de la FSM
Con su política de unidad histórica, la FSM se
sumó a la iniciativa para crear el Foro Internacional de Sindicatos del
que han habido dos reuniones en 2004 y 2055 en China, con la
participación de representantes de los trabajadores de aquel país,
de la India y Brasil, además de diversas organizaciones sindicales.
Considerando que el Foro contribuye a una verdadera cooperación entre
sindicatos, se impulsó la candidatura de China al órgano rector de
la OIT sin que pudiera concretarse como se esperaba.
Esta
política ha dado a la FSM mayor fortaleza al avivar las expectativas de
unidad de nuevas organizaciones sindicales en todas partes del mundo. Como un
ejemplo: al momento de inaugurarse el presente Congreso, más de 30 nuevas
organizaciones solicitaron su afiliación a la Federación.
Balance del quinquenio y las metas futuras
No todos los objetivos se cumplieron, principalmente por falta de
recursos. No existe, por ejemplo, una red efectiva de comunicación
(especialmente para las publicaciones regulares de prensa escrita e Internet);
pero, además, enfrentamos problemas de diversa índole,
expresó Zharikov. Después dijo que, no hace mucho, los enemigos de
la clase obrera decían que la FSM desaparecería. Hoy, no queda
duda acerca de nuestra existencia y legitimidad. No obstante, no hemos
encontrado la forma de estimular y reforzar los movimientos sindicales y la
lucha de la clase obrera para enfrentar el nuevo orden mundial que ha causado un
grave daño a todo el mundo y, en especial, la situación de los
trabajadores.
No hay en ello polémica. El conflicto
capital-fuerza de trabajo está vigente y no podemos retroceder. Antes
bien, debemos abrir una nueva etapa de lucha por la necesaria
transformación, para lo cual debemos centrarnos en buscar formas de
movilizar a los trabajadores, de reforzar a los sindicatos para pasar de la
defensa a la ofensiva.
Los trabajadores hemos demostrado que los
sindicatos están en condiciones de luchar por esos cambios,
expresó. La lucha laboral avanza hoy en América, Asia y
África. En Europa los trabajadores rechazan la Unión capitalista y
aún en EU se levantan voces que reclaman cambios. La solidaridad con
todos ellos es necesaria. Sin embargo, seguimos teniendo muchos
obstáculos, tanto de índole objetiva como subjetiva, y debemos
enfrentarlos para no desviarnos de nuestro camino principal. Necesitamos un
aporte optimista, constructivo e innovador, mayor solidaridad, una conciencia
más fuerte y un internacionalismo sólido, dijo Alexander.
Mundialización deshumanizante
El curso de la mundialización neoliberal representa una grave
amenaza para el desarrollo de la economía mundial y crea una
división artificial aún mayor entre los trabajadores, entre los
distintos sectores de la población e incluso entre los países; una
división que destruye la fuerza laboral, crea desigualdades y promueve la
delincuencia y la corrupción, indicó Zharikov. La
mundialización pasa por alto los valores humanos de justicia, igualdad,
cultura, dignidad, identidad nacional y la soberanía de los pueblos y de
las naciones, y continuó detallando: casi la mitad de la población
mundial vive hoy en la pobreza absoluta; dos terceras partes de las mujeres en
el mundo en desarrollo trabaja en la economía "no estructurada" sin
protección alguna, mientras la ganancia se convierte en el único
objetivo y el dinero es el único valor a defender propiciando con ello
una degradación inhumana. Todo ello, resumió Zharikov, constituye
un reto de gran envergadura para la
civilización.
Arremetió luego contra la competitividad
mundial, “que no funciona como se proclama, no abre la puerta a la
innovación ni satisface las necesidades de la sociedad, por el contrario,
se busca por cualquier medio aumentar la ganancia y luego se impone a nivel
mundial mediante los mecanismos de la mundialización. Múltiples
estudios sobre ésta última han destacado las consecuencias
negativas que los trabajadores sufren directamente”. Luego
ejemplificó: Un gran número de compañeros que trabajaban en
las industrias y empresas del sector público han sido despedidos por
efecto de las privatizaciones, y éstas a su vez han provocado el cierre
de gran número de fábricas sin que se hayan creado nuevas fuentes
de trabajo. En las fuentes que permanecen los patrones recurren a formas de
empleo no estable, como el trabajo a destajo, el trabajo desestructurado o por
contrato, etc., dijo Zharikov.
Intervención de Alexander Zharikov
Adverso panorama mundial
La mundialización en rápida expansión
afecta negativamente a todos los países en todas partes del mundo y a
todos los sectores de la población. Sus consecuencias inciden en todos
los aspectos de la vida de los sindicatos, de los trabajadores y del ciudadano
común y corriente. Lamentablemente ellos son las primeras víctimas
del modelo neoliberal de mundialización de las compañías
trasnacionales, del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Los
países en desarrollo son los más afectados. El resultado de esta
mundialización es que los ricos son cada vez más ricos y los
pobres más pobres. Y la brecha, tanto al seno de los países como
entre los países, a escala nacional e internacional, se
amplía.
Según Naciones Unidas y estadísticas de la
OIT, la pobreza en el mundo aumenta y el desempleo ha alcanzado un nivel sin
precedentes. La situación social de los trabajadores, por ende, se ha
deteriorado enormemente, los salarios y las condiciones de vida de los
trabajadores se deterioran porque se ven afectados por el aumento en los precios
y la inflación.
Todas las medidas adoptadas para corregir estas
tendencias, incluidos los objetivos de la Declaración del Milenio de las
Naciones Unidas, el acuerdo de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, la
campaña de la OIT para la creación de empleo y otros, siguen sin
aplicarse o sin ser efectivas. Ello significa una mayor explotación de
los trabajadores por parte del capital, la victoria de los que obtienen
ganancias. Las medidas drásticas adoptadas, en contra de los trabajadores
incluyen la cancelación o la violación de algunos de sus derechos
vitales --ganados tras siglos de lucha--, el establecimiento de zonas
“libres de sindicatos” y la imposición de contratos
individuales, así como el rechazo la negociación colectiva.
Unidad para detener la ofensiva del capital
Las transacciones financieras multimillonarias no generan
inversión productiva sino que aceleran la especulación financiera.
Se cierran industrias tradicionales para reemplazarlas con las llamadas
industrias no estructuradas, con empleos donde los salarios disminuyen
constantemente y los beneficios sociales son prácticamente nulos, cuando
no han sido eliminados del todo bajo amenaza de cerrar los centros de trabajo,
convirtiendo a los trabajadores en individuos sin oportunidad de defensa.
Los sindicatos mismos enfrentan un clima hostil en que la fuerza de
negociación de la clase trabajadora ha sido mermada considerablemente.
Con frecuencia las negociaciones se convierten en una mera táctica para
enfrentar a los trabajadores y rechazar sus peticiones.
Los gobiernos
mismos se han convertido en un obstáculo más al hacer de los
intereses empresariales y económicos del capital algo no negociable. La
propia política se ha convertido en un instrumento al servicio de los
grandes empresarios. Son éstos quienes eligen a los gobiernos y no el
pueblo: ¿Quién puede creer hoy que un millonario y un pobre tienen
los mismos derechos?, preguntó Zharikov y sentenció: La democracia
y la propia libertad parecen haber agotado su significado.
"Nosotros,
aquí en La Habana, en el XV Congreso Sindical Mundial de la
Federación Sindical Mundial, declaramos que sólo con una
acción unida y fuerte podremos detener la ofensiva capitalista, enfrentar
el reto de la mundialización y cambiar el curso del desarrollo. Este es
el mensaje de este Congreso que queremos sea
escuchado".
(continuará en energía73)