“La moda de la privatización, como tal, ya pasa. ¡Créanmelo!”(sic)
“Retos neoliberales”
Econometristas neoliberales juegan al mercadito y se acomodan.
Desconocen el proceso de trabajo energético y manipulan el discurso.
La privatización NO es ninguna MODA es una estrategia imperialista.
En México más de un tercio de la infraestructura eléctrica ya es PRIVADA.
La “MODA”
aumenta CADA DIA mediante permisos privados inconstitucionales.
Visión econometrista torcida y falsa
José Antonio Rojas Nieto publicó recientemente (
La Jornada, 19.2.2006) un artículo
con el título “Retos de las empresas públicas de
electricidad, en el que señala que recientes “aportes”
británicos y estadounidenses perfilan el diseño de normas
alternativas de organización de la industria, para nuestras empresa de
electricidad “con o sin privatización”.
De entrada
escribió “La moda de la privatización, como tal, ya pasa.
¡Créanmelo!” (sic). “Y no sólo en México,
en el mundo entero” (sic) ¿De qué “moda” habla?
¿En qué, o quien, se basa? Nada menos que en los
“teóricos” norteamericanos e ingleses de la
privatización. ¡Vaya! ¿Qué se podría esperar de
esos “teóricos” sino una visión neoliberal y
privatizadora?
En particular, Rojas se refiere al artículo
Beyond regulation de
Stephen Littlechild, “profesor” emérito de la Universidad de
Birmingham, Inglaterra, de fecha febrero de 2006. En ese artículo,
Littlechild indica de entrada que se trata de resultados preliminares pero
concluye, en la página 23, que:
• “la competencia se ha desarrollado tanto en Generación
como en la venta al menudeo (¿Distribución?), y lo ha hecho de forma
más eficaz de lo que muchos temían;
• “más medidas se podrían tomar para facilitar la
competencia, no solo reduciendo algunas formas de intervención del
gobierno y entidades reguladoras sobre dichos mercados;
• “hay ciertos mecanismos actualmente en uso donde los
participantes mismos (del mercado) pueden determinar las ampliaciones de la red
transmisión, que han probado ser más económicos que la
transmisión regulada;
• “hay también mecanismos por los cuales los
participantes del mercado, incluyendo representantes del consumidor, negocian en
la práctica convenios con empresas sobre una amplia gama de temas del
sector monopólico que convencionalmente se piensa requieren
regularse;
• “que esos mecanismos resultan ser mejores para el consumidor
y también algo más innovativos que la regulación
convencional”.
Littlechild finaliza su
“investigación” advirtiendo que todo el esto no significa que
no sea necesaria una cierta forma de regulación: “La competencia y
el mercado pueden desempeñar un papel cada vez mayor del que tienen
actualmente”. En su contribución, Rojas no se animó a tanto
y escribió: “Este y otros autores no dejan de pensar que el entorno
competitivo es mejor”.
Sin embargo, Rojas asume a los
neoliberales. Sus referencias lo convencen y lo “obligan a pensar bien las
cosas”. Refiriéndose a los teóricos neoliberales
escribió que, “... su renovada visión, más racional,
cuidadosa y, sobre todo, menos autoritaria y dogmática, mucho ayuda al
diseño de formas alternativas de organización de la industria,
como las que buscamos en México para nuestras empresas públicas de
electricidad”. (sic).
Competencia, ineficaz pero además innecesaria
Littlechild afirma que los costos de operación del Buró
Central de Generación Eléctrica del Reino Unido (CEGB, por sus
siglas en ingles) se redujeron unos 18 mil millones de libras, fundamentalmente
porque no se tuvieron que construir nuevas plantas como se tenía previsto
(más costosas, según él, de carbón y
nucleoeléctricas), pero lo más importante es que se pregunta
¿a dónde fueron esos beneficios? ¿casi todo a los productores y
prácticamente nada a los consumidores, como afirman otros
especialistas?
No -dice Littlechild-, el beneficio fue parejo,
argumentando que de todas formas las empresas públicas también
hubieran tenido que aumentar las tarifas. ¡Ah! Entonces, con o sin mercado,
es lo mismo. Así, ya ni caso tiene discutir si se dan más
facilidades al mercado. Total, a confesión de parte, relevo de culpa. Es
evidente que, en el econometrista Littlechild, hay evidente
CHARLATANERÍA.
Ampliación privada de la red insegura
En su artículo, Littlechild afirma que la Transmisión
“para el mercado”, es decir no regulada, puede desarrollarse sin
necesidad de la regulación tradicional, sin dar un solo ejemplo donde
haya funcionado así. El economista cita el caso Australiano, dónde
hasta la Suprema Corte de Justicia de aquel país intervino para emitir
una sentencia sobre un tópico técnico como es la capacidad de
transmisión de un sistema eléctrico de potencia, que tiene que ver
con la confiabilidad total del mismo, y no solo para la región donde el
mercado privado tiene sus intereses.
Argentina, continúa
Littlechild, ofrece otra clase de enfoque, “mixto” según
él, en donde los usuarios de una cierta región pagan el costo de
la expansión pero, peor aún, ésta se decide por voto
público. El “profesor” critica a los críticos del
método demostrando que un cierto proyecto rechazado a mediados de los 90,
que reforzaría el suministro a la ciudad de Buenos Aires, tal y como
proponía el órgano regulador era demasiado costoso. Lo que
Littlechild omite mencionar es que, a principios de 1999, un apagón
dejó diez barrios de Buenos Aires sin electricidad, por un lapso de dos
semanas.
Aplicando su tendenciosa econometría, preguntamos al
“profesor” Littlechild, ¿Cuál fue el costo de la
electricidad no suministrada y porqué la transnacional Endesa no
indemnizó a los usuarios?
El caso no fue único. Ese mismo
año hubo racionamiento en Chile y en España, así como un
apagón de un mes en Nueva Zelanda, hechos que demuestran que el asunto no
es cosa de econometristas, sino de economía política.
Innovación vs. democratización
En cuanto a la necesidad de desarrollar mecanismos para mejora del
servicio no hace falta convertir la industria eléctrica en un mercado. Si
algo ha demostrado la iniciativa privada es demasiada capacidad
“innovativa” para vender cuentos. Lo que debe hacerse es abrir a la
participación social y de los trabajadores el control de la industria
eléctrica.
Planear el desarrollo de la industria, mejorar el uso
racional de los recursos energéticos, optimizar el servicio y la
atención y, sobre todo, establecer tarifas equitativas, que sirvan para
sustentar el desarrollo de la propia industria para que esta sirva, a su vez, al
desarrollo social. Eso solo puede hacerlo cada pueblo en función de su
propias formas de democracia, de su capacidad de lucha organizada y propuestas
alternativas propias.
Planeación “de Mercado” vs. Modelo centralizado
En México, la electricidad se planea a partir de la capacidad de
energía disponible para atender la demanda, y en función del
aumento de ésta, aumentar la Capacidad Instalada, que es un valor
nominal máximo, para disponer siempre de la Capacidad Efectiva
suficiente, que es el valor instantáneo real de la potencia entregada
cuya medida en un periodo de tiempo se define como Generación, que
es la medida de la energía consumida.
Las dos primeras son
medidas de flujo y se especifican en watts (W, o más comúnmente en
kilo watts, kW, o mega watts MW), mientras la última es un valor
"estático" establecido en watts/hora, como medida de la cantidad de
energía gastada, de los watts consumidos en el lapso de una hora (Wh, kWh
o MWh). Esta es la energía facturable.
Por otro lado, las plantas
generadoras --en función de su tecnología y el combustible que
emplean-- pueden generar constantemente por ciertos periodos, digamos hasta un
80% del tiempo, mientras otras lo hacen solo un 60% (requieren mayor
mantenimiento, tienen costos de operación más altos, etc.). Por
esto, a cada planta se asigna un Factor de Capacidad que caracteriza su
disponibilidad. Este factor es afectado también por el envejecimiento del
equipo.
Cada uno de estos parámetros (Capacidad Instalada,
Capacidad Efectiva y Generación) representan un precio, que generalmente
se relaciona con la generación ($/MWh), de manera que sirva para
determinar el costo (al usuario final). Ahora bien, el costo final tiene una
parte fija y otra variable, que es con lo que juegan los economistas
neoliberales al mercadito.
Alternativas de organización de la industria
La industria eléctrica tiene escenarios de planeación muy largos, comparados
con otras. Una planeación eficiente requiere del conocimiento de muchos
parámetros, incluso económicos, en periodos igualmente largos. Por
ello en el modelo integrado se piensa en el mediano y largo plazos.
La
planeación para el mercado eléctrico, en cambio, se concentra en
el corto plazo, en tasas de retorno atractivas (altas, inmediatas) respecto de
otras áreas de inversión.
De manera que, al final, se
enfrentan dos modelos totalmente opuestos: uno, en que se gasta con
visión de futuro y, otro, en el que invierte como negocio ¿a cual le
apuesta Rojas Nieto? ¿Cuáles son esas “formas alternativas de
organización de la industria” que el intuye en un discurso de
Littlechild saturado de visión empresarial-neoliberal?
Para las transnacionales, la “moda” es apoderarse de lo ajeno. En México, TODAS las nuevas centrales generadoras de energía
eléctrica son PRIVADAS. Las transnacionales operan con base en permisos
inconstitucionales. CFE ya NO GENERA NADA de la nueva energía. ¡Esa
es su “moda”! En todos los planes, programas y prospectivas del
sector eléctrico se proyecta AUMENTAR la privatización.
¿Serán neoliberales fuera de “moda”? La Comisión
Reguladora de Energía ha otorgado 400 permisos ilegales en materia
eléctrica y otros tantos en materia de gas natural; y, cada día
aumentando los permisos. ¿Esos burócratas, están fuera de
moda? ¿Debemos creerles a los teóricos de la privatización?
¿Ya no hay que luchar contra la privatización FURTIVA, para
así estar “a la moda”, la moda de la
traición?