Sucio botín de guerra imperialista
La “reingeniería” de Irak
Glenn Zorpette publicó en la revista Spectrum (IEEE,
febrero de 2006) un artículo donde revela que funcionarios de Estados
Unidos e iraquíes han autorizado el pago de miles de millones de
dólares a las transnacionales gringas para la restauración del
sistema eléctrico de Irak. ¿Porqué, entonces, Bagdad solo
dispone de electricidad 6 horas al día?, pregunta el periodista
especializado en ciencia y seguridad nacional y autor de un infausto
artículo sobre los supuestos esfuerzos de Irak para construir
“armas nucleares ‘no convencionales’”. (sic).
El artículo de Zorpette cita un reporte del
departamento del trabajo norteamericano ante su propio Congreso para revelar
que, hasta noviembre pasado (2005), han muerto en Irak por lo menos 412
contratistas. Él mismo narra que para asistir a una reunión en la
planta de Quds (1,940Mw), ubicada en la llamada zona verde -fuera del centro de
Bagdad-, acudió custodiado por dos convoyes formados cada uno por tres
vehículos fuertemente armados y un contingente de ocho soldados equipados
con rifles del asalto, granadas y armadura (dotada de radio, faro
electrónico, equipo de navegación, médico y otros
dispositivos tecnológicos). Toda una aventura, según
él.
¿Cuál es la misión de Zorpette en Irak?
Describir “los retos para resolver la crisis eléctrica
iraquí”, crisis causada, cabe recordar, por la propia maquinaria
bélica gringo-británica. Zorpette no ha entendido todavía:
Irak no es un pueblo en reconstrucción sino una nación en lucha de
resistencia contra el invasor.
1, 10, mil Vietnams
Involuntariamente, Zorpette da cuenta del nuevo fracaso militar
imperial, como siempre que Estados Unidos incursiona más allá de
“su patio trasero", al revelar que una gran cantidad de contratistas han
sido heridos (ingenieros, operadores, conductores e, incluso, cocineros) por las
fuerzas insurgentes iraquíes. No obstante, el periodista calcula que en
Irak permanecen al menos otros mil ingenieros extranjeros trabajando para las
transnacionales. Pero la cifra aumenta considerablemente si consideramos a los
miembros del ejército yanqui supuestamente asignados a la
“reconstrucción” del país.
Corrupción yanqui
Zorpette hace su propia interpretación de los hechos para
concluir que los planes para restaurar los daños de la invasión
(elaborados antes de la invasión) “rebasaron todas las
expectativas”. Es decir, reconoce que la magnitud de la destrucción
causada por las fuerzas de ocupación fue mucho mayor de la calculada.
Eso, por otra parte, creó un escenario más que favorable para las
corruptas transnacionales que, fungiendo al mismo tiempo como contratistas y
“auto-supervisoras”, han cobrado --y seguirán
haciéndolo-- miles de millones de dólares más, al cobijo
del “proyecto de reconstrucción” de Irak.
Pero esta
nueva forma de “economía de guerra” es impulsada desde las
esferas más altas de Washington, ya que la reconstrucción de Irak
se maneja con la lógica del mercado. El propio inspector general especial
para la reconstrucción de Irak, nombrado directamente por
“baby” Bush, Stwart W. Bowen Jr., ha reportado (directamente a los
secretarios de estado y de defensa gringos) innumerables y graves fraudes,
así como la enorme corrupción que prevalece.
Para la
derecha norteamericana, salvado el tema de la inmoralidad misma de la
invasión, la evidente corrupción en la reconstrucción de
Irak no es más grave que cualquier fraude (como Enron), son los riesgos
de la “libre economía”, dicen.
EU, autonombrado beneficiario de la reconstrucción
La invasión de Irak, amén de reconfigurar el orden
energético mundial, vino a reactivar la economía de las
transnacionales (y, a través de éstas, la gringa) mediante el
pillaje. Según Zorpette, la reconstrucción del sistema
eléctrico de Irak está en manos de empresas relacionadas
directamente con el poder político de EU.
Zorpette mismo revela
que la
Iraq Power Alliance es
una empresa de “riesgo compartido” (Joint Venture, le llaman en la
jerga financiera capitalista neoliberal) creada mediante la alianza de dos
empresas de ingeniería: la Parsons E&C Internacional Inc. (de
Australia), y la Parsons Brinckerhoff Ltd. (de G. Bretaña). Esta empresa,
junto con la Fluor, el grupo Washington y la corporación Perini
recibieron los principales contratos en marzo de 2004. Más tarde, la
Bechtel, negociaría
por su parte directamente con la agencia “para el desarrollo
internacional” (USAID), dedicándose a proporcionar costosos
servicios de ingeniería y mantenimiento.
La reconstrucción
petrolera es un negocio aparte, totalmente en manos de la petrocracia texana.
Halliburton es un ejemplo que, a través de su subsidiaria Kellogg, Brown
& Root (con amplia experiencia en “negocios de guerra”) ha
recibido en Irak más de 10,000 millones de dólares, producto de la
“reconstrucción”, de los cuales solo 51 millones corresponden
al área eléctrica.
Algunas transnacionales que invaden a Irak
Contratista |
Tipo de
asignación |
Area |
Total de Contratos
(en US
millones de dólares) |
Iraq Power
Alliance (Australia, G.
Bretaña) |
Supervisión |
Generación |
4.34 |
|
|
|
|
FluorAMEC
LLC (EU, G Bretaña) |
Diseño y
construcción |
Generación |
261 |
|
|
|
|
Washington Group Internacional
Inc. (EU) |
Diseño y
construcción |
Transmisión y
Distribución (Norte de
Irak) |
3,133 |
|
|
|
|
Ceiling Perini
Corp. (EU) |
Diseño y
construcción |
Transmisión y
Distribución (Sur de
Irak) |
2,525 |
|
|
|
|
Bechtel National
Inc. (EU) |
Diseño y
construcción |
Generación |
2,830 |
|
|
|
8,753.34 |
Fuentes: Centro para la
Integridad Pública, Washington DC y FluorAMEC.
La estructura eléctrica destruida
El
sistema
eléctrico iraquí operó por años basado en la
generación geotermoeléctrica (8 plantas que atendían la
demanda al sur de país) e hidroeléctrica (5 plantas que
cubrían el suministro al norte). Bagdad, la capital, consume el 40% de la
energía total y obtenía su suministro de ambos sistemas. 80% de la
población tenía acceso al servicio. Su destrucción
comenzó en los diez años previos de bloqueo; luego vino la
invasión.
Sin embargo, el proyecto de
“reingeniería” gringo terminó de destruirlo
transformándolo estructuralmente para adecuarlo a las necesidades del
desarrollo capitalista. Para ello se programó construir 30 plantas
termoeléctricas (de las que han sido entregadas 13) para duplicar la
capacidad total del sistema.
Pero dichas plantas han tenido enormes
dificultades para operar (por falta del abasto oportuno de combustible y
refacciones, y de equipo y materiales para el mantenimiento) de manera que, solo
una pequeña fracción de esa generación está
disponible. Se estima que la demanda máxima actual es de 6,860 Mw y se
tiene instalada una capacidad de unos 9,700 Mw, pero rara vez se tienen
disponibles más de 4,000 Mw. Ello obliga a racionar el suministro.
Un pueblo en resistencia
El problema “se complica” porque los insurgentes
iraquíes se encargan de “volar” un promedio de dos torres de
transmisión diarias, según Zorpette, y dificultan además
las labores de reparación. Según el periodista, las plantas
generadoras (termoeléctricas) difícilmente pueden abastecerse de
combustible y, menos aún, hacerse oportunamente de otros suministros. De
pasada Zorpette da cuenta de la ineptitud y falta de coordinación entre
los “reconstructores”, que realizan obras innecesarias o las
entregan incompletas (subestaciones inútiles por falta de equipo, o que
simplemente nunca fue considerado).
Lo que no entiende Zorpette es que en
Irak no bastan las operaciones militares encubiertas para asesinar opositores y
“hacer reinar la paz”. Los gringos no enfrentan allá a un
ejército cuyos oficiales fueron amaestrados previamente en la Escuela de
las Américas, como sucede en América Latina, sino a un pueblo en
resistencia por su soberanía, unido en medio de sus contradicciones;
superado tal vez militarmente, pero siempre con alto espíritu de
lucha.
EU creyó que haciendo “la reingeniería de
Irak” que, entre otras cosas, incluye el “restablecimiento y
modernización de la industria eléctrica iraquí”
convalidaría a los ojos del mundo su ominosa invasión. Pero no fue
así. El pueblo iraquí resiste no obstante condiciones muy
difíciles. Para la población civil, ancianos, mujeres y
niños es difícil prescindir de electricidad para tener agua
potable, bombear las aguas residuales o disponer de alumbrado público.
Pero los iraquíes lo soportan estoicamente porque así contribuyen,
también, al rescate de su soberanía.
Apoyamos al pueblo de Irak
Los pueblos de América Latina en lucha por rescatar nuestros
recursos naturales estratégicos arrebatados por la barbarie capitalista y
la ambición de las grandes trasnacionales, debemos considerar que la
experiencia iraquí puede repetirse en América si no se consolida
una firme unidad antiimperialista. Los trabajadores de la energía de
nuestro continente afrentamos este reto.
Torre de transmisión eléctrica derribada por la resistencia.
Fuente: Ministerio de Electricidad de Irak.