Organización y conciencia de clase
Lucha obrera clasista
Nuestra tarea política: construir la organización de la clase obrera.
Nuestros objetivos: 1- Formular el programa obrero, 2- Desarrollar la solidaridad internacional.
Nuestra concreción: Otro
Comenzar de Nuevo para transformar al mundo.
Conciencia obrera
La conciencia, en general, no ha existido siempre;
surgió con el desarrollo humano. Al momento hay varios niveles, se
convive con una conciencia desigual. La conciencia de clase está reducida
y es difícil de alcanzar. Pero lograr ese nivel de conciencia es una
necesidad para el movimiento obrero. Nuestro movimiento es un proceso conciente,
no espontáneo ni improvisado.
El conocimiento humano es un
conocimiento acumulado que fue espontáneo al principio, luego se hizo
empírico, después se volvió científico. Hoy, en el
mundo se sabe mucho, se conocen varios fenómenos, se maneja una enorme
información, las comunicaciones se han extendido y se preparan cada vez
proyectos más ambiciosos. Muchas cosas se pueden entender y se tiene una
mejor interpretación del mundo. Pero, hace 150 años lo escribieron
Marx y Engels: No se trata solo de interpretar al mundo, de lo que se trata es
de transformarlo.
Adquirir el nivel necesario de comprensión
teórica y política implica el desarrollo de la conciencia y
alcanzar los niveles más elevados en su expresión de conciencia de
clase. Eso no es sencillo pero debemos esforzarnos en
lograrlo.
Construir organización obrera
Siempre se aprende, y se enseña, en concreto. Pero
este proceso requiere organizarse. La organización es el medio para
desarrollar la lucha y necesitamos una organización adecuada a nuestros
objetivos. Construir organización obrera es, por tanto, la tarea
política de nuestra época. Esto no es nuevo pero hoy es urgente.
No basta, sin embargo, la organización gremial, es precisa la
organización política.
El FTE de México propone la
reorganización del movimiento obrero con base en sindicatos nacionales
por rama de actividad económica. En nuestro país serían 20
sindicatos nacionales de industria, estructurados en secciones por centro de
trabajo y/o cercanía geográfica. En cada sector, 3 serían
las banderas de lucha: 1- Integración de todas las fases del proceso de
trabajo, 2- Un solo sindicato de rama industrial, 3- Contratación
Colectiva de Trabajo Unica.
A nivel nacional, los sindicatos de rama
industrial deben constituir la base de la Central Unica de Trabajadores, en cada
país. En nuestro caso, necesitamos también una organización
regional: la Central de Trabajadores de América. También,
requerimos de una organización internacional, actualmente representada
por la Federación Sindical Mundial.
La organización obrera,
en su expresión sindical, es necesaria a todos los niveles pero no es
suficiente. Para extender el movimiento se necesita de la organización
social, expresada en una política de frente único y, la
organización política que articule y dirija la lucha social.
Formular el Programa Obrero
La organización, en todos sus niveles es el medio
para desarrollar un programa. El Programa Obrero ha de formularse con base en la
experiencia histórica. El programa no es de una vez y para siempre,
corresponde a determinado momento y es pertinente actualizarlo. Pero no se puede
marchar sin programa, el movimiento necesita sus banderas expresadas en los
puntos programáticos centrales.
Desde el Primer Congreso de la
Asociación Internacional de Trabajadores, presidida por Carlos Marx y
Federico Engels, la propuesta para el movimiento obrero del mundo fue
precisamente la formulación del programa. Este supone la
definición colectiva de nuestros objetivos de clase a nivel
internacional y su concreción en cada país. A nivel local puede
haber modalidades pero, la unidad ha de expresarse en los objetivos comunes
aplicados a la realidad de cada lugar.
A la ofensiva global del capital
es preciso ofrecerle una resistencia obrera de escala internacional. La clase
obrera del mundo sigue siendo fuerte por su número. Pero el número
solo cuenta cuando está unido por la organización y guiado por el
saber. La organización es la expresión del acuerdo político
por lo que, la organización debe ser (es) política. Los acuerdos
se expresan, a su vez, en el Programa.
Pero hace falta el
“saber” y eso significa la dirección política. Esta no
se improvisa porque no se puede dirigir sin experiencia y sin conocimiento. Para
nuestro movimiento es de gran importancia socializar el saber obrero, el
conocimiento que se adquiere en la concreción de los procesos de trabajo,
en el estudio de la teoría proletaria, en el conocimiento de la historia
de la lucha de clases y en el sentido profundo de nuestro movimiento.
Movimiento con dinámica social
No es lo mismo movimiento sindical que
movimiento obrero, pues el primero está limitado a las reivindicaciones
gremiales y economicistas que, siendo legítimas, son insuficientes. El
movimiento obrero incluye a las aspiraciones sindicales pero no se reduce a
éstas sino que ejerce tareas hacia la transformación social. Esto
es lo que distingue a la socialdemocracia del verdadero movimiento
obrero.
Tampoco es lo mismo ser líder obrero que ser funcionario
sindical. En este último caso se trata de figuras burocráticas
innecesarias. Lo que nuestro movimiento requiere es liderazgo político.
En la medida en que éste es débil, con facilidad se olvida lo
esencial, es decir, la acción en las bases. Sin bases concientemente
movilizadas no existe dinámica social.
Por supuesto, lo anterior
implica desarrollar y fortalecer a las organizaciones existentes, potenciar
procesos de unificación por rama industrial, construir nuevas
organizaciones y generalizar la lucha pues nuestro movimiento es, esencialmente,
internacional con formas nacionales.
Desarrollar la solidaridad internacional
El segundo punto del Primer Congreso de la
Asociación Internacional de los Trabajadores fue el ejercicio de la
solidaridad. Hoy, es menester internacionalizar las luchas obreras. Pero la
solidaridad proletaria significa desarrollar acuerdos políticos. La
solidaridad que necesita nuestro movimiento rebasa los encuentros de
cúpula y las declaraciones improvisadas. Lo que necesita el movimiento es
la coordinación de acciones, la promoción de propuestas
alternativas, la respuesta unificada a todos los niveles.
La solidaridad
obrera es para los trabajadores que están en lucha. La solidaridad
proletaria internacional es una acción política, no es una
cuestión protocolaria. Nuestro movimiento debe proceder con criterio ya
que dista de ser idílico.
En esta perspectiva, los trabajadores
del mundo, tenemos el deber de solidarizarnos con nuestra propia
organización internacional, la FSM, misma que tiene innumerables tareas
que realizar y requiere del apoyo concreto y real.
En suma, ante la
difícil coyuntura, es necesario rescatar lo mejor de la experiencia
previa, fortalecer política, teórica y organizativamente al
movimiento obrero. Se trata de otro Comenzar de Nuevo levantando con
más bríos las banderas rojas del proletariado en lucha por
nuestros intereses inmediatos e históricos.
¡Venceremos!