A. Díaz, S. Gómez, A. López-Millán, J. M. Pérez-Vázquez

Hubieron de pasar más de quinientos años para que se reconociera la existencia de millones de indígenas mexicanos. Tuvieron que rebelarse contra la muerte silenciosa que calladamente los aniquilaba.

De ese mismo modo, del silencio y la oscuridad, salieron a conquistar la vida. Conquistaron su derecho a existir, a través de la única metodología que entienden los poderosos: la pólvora, la resistencia y la dignidad.

Los zapatistas lograron sacar a flote los profundos prejuicios y resabios racistas existentes en la sociedad mexicana, sobretodo en las cúpulas empresariales y gubernamentales y en las camarillas burocráticas partidarias.

Pero, también, lograron una gran movilización y respaldo populares. Con ellos empujaron y realizaron un extenso y rico debate nacional que produjo lo que hoy conocemos como Ley Cocopa, donde se resumían los principales demandas sobre derechos y cultura indígenas.

Y, de nuevo, ahora los Torquemadas modernos produjeron una "Ley indígena" contraria a los intereses de más de 10 millones de indígenas mexicanos. La Ley Bartlet-Diego representa el intento actual de la oligarquía mexicana para someter a los pueblos originarios de este país, junto al proyecto Puebla Panamá pretenden arrebatarles sus tierras, sus bienes y recursos naturales, para otorgárselos a los inversionistas nacionales y extranjeros.

Nuevamente, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no está solo. El Frente de Trabajadores de la Energía (FTE) de México reconoce a nuestros hermanos indígenas como parte sustancial de esta Nación, con derechos plenos para gozar de sus propios bienes y cultura, y se solidariza con su histórica lucha para lograr:

¡Democracia, Justicia y Libertad!

Frente de Trabajadores de la Energía