El gobierno federal no tiene, ni quiere ni puede tener, política propia

La "norteamericanización de los mercados de energía" es un viejo proyecto geoestratégico al servicio de las necesidades de seguridad del imperialismo yanki. Por su parte, la política energética del gobierno federal mexicano está completamente subordinada a los EU.

En reunión celebrada en Québec el pasado 22 de abril, los gobiernos de México, Canadá y Estados Unidos establecieron un acuerdo para coordinar y hacer más eficientes los mercados energéticos de dichos países. El acuerdo se dió en el contexto de la tercera Cumbre de las Américas celebrada en el país canadiense. Los mandatarios dijeron que ha quedado constituido un grupo de trabajo de América del Norte, presidido por los respectivos ministros de energía, encargado del tema energético.

La prensa escrita se refirió ampliamente a esos acuerdos mientras que el gobierno mexicano, en voz del canciller George Castañeda, reiteró ante las comisiones de la Cámara de Diputados que "no existe acuerdo energético con Estados Unidos y Canadá". Señaló que "todo esto es altamente hipotético".

Entretanto, el secretario de Hacienda de Fox expresó días después en Nueva York, ante un importante foro empresarial, que "existe mayor apoyo en México de lo que se podrían imaginar a favor de una reforma constitucional para la participación privada en la exploración y extracción de gas seco en México y, también, que pronto se anunciarán nuevos incentivos para la inversión privada en el sector eléctrico". Ya desde la reunión de Québec, George Bush había ofrecido su apoyo al gobierno del Fox para "construir gasoductos...para que el país pueda exportar su gas natural". Bush señaló que "(EU) puede asistir a México para la modernización y construcción de gasoductos para la exportación de su gas natural y lo mismo haría en el caso de la electricidad"

Al respecto, la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) expresó que de aceptarse esa alianza energética norteamericana, México se convertiría en un simple suministrador de las materias primas que requieren las plantas petroquímicas, refinerías y de electricidad de los Estados Unidos y agregó que, de seguirse con esa política "será cada vez mayor el riesgo de que (EU) nos absorba" aseverando que "Ya no estamos lejos" y advirtiendo que "en 25 años ya no tendríamos país".

La situación es efectivamente grave. El gobierno foxista miente a la Nación cuando indica que no existe ningún acuerdo de integración energética con Norteamérica. Al mismo tiempo está creando en la práctica las condiciones para que esa integración opere en la práctica. Las medidas foxistas en marcha se llevan a cabo al margen de la legalidad y de la higiene política. No solamente se hace a un lado al Congreso de la Unión sino que se procede unilateralmente.

Cada vez son mayores los permisos que se otorgan en materia de generación eléctrica a los inversionistas privados, principalmente extranjeros; cada vez son mayores, también, las acciones gubernamentales para la apertura a la inversión privada en materia de gas natural. En ambos casos, existe una política contradictoria y peligrosa, pues, por una parte, nuestro país carece de suficientes reservas de gas natural; y, por otra, se insiste en instalar plantas de generación eléctrica del tipo ciclo combinado, cuyo combustible es precisamente el gas natural, ubicadas principalmente en el norte del país.

Al mismo tiempo se promueve la inversión privada en electricidad y gas natural. Se está llevando a cabo la desnacionalización de las industrias energéticas de México, por la vía de la privatización simulada y, lo peor, se está avanzando en establecimiento de condiciones para la integración energética imperialista.

El Fox está convertido en simple comparsa de Bush y socios. Con relación al acuerdo para el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), Bush expresó que "Si los productores canadienses y mexicanos de petróleo y electricidad están buscando un mercado ya lo encontraron en Estados Unidos. Tenemos una deficiencia energética, requerimos más energía...". Para no dejar duda, también dijo que "con nuestros amigos de México se puede trabajar en el desarrollo de proyectos de electricidad en la zona fronteriza común"

Pero, como ha señalado Carlos Fazio, "el ALCA es mucho más que una propuesta de liberalización económica. Se trata de la formulación de un pacto neocolonial que busca convertir a América Latina en una zona franca subordinada a los intereses estadounidenses, en la disputa por el poder mundial"

Con esa base Fox se ha referido a la conveniencia de "norteamericanizar los mercados de energía" en el seno del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (ALCAN) y Bush ha reiterado que "el gas que se encuentre en México es hemisférico, para benéficio de Estados Unidos y Canadá" agregando que, "Una buena política de energía es una que entienda que tenemos energía en nuestro hemisferio" y que, "el acceso a la energía es el cimiento de nuestra seguridad nacional".

Los trabajadores de la energía de México coincidimos con las apreciaciones de analistas, especialistas y académicos en el sentido de que está en marcha un proceso de integración silenciosa y subordinada de México a Estados Unidos. Esas medidas gubernamentales constituyen un serio riesgo a la seguridad nacional y un atentado al patrimonio y la soberanía de México.

El Frente de Trabajadores de la Energía (FTE) de México rechaza la política energética imperialista auspiciada por Bush, Fox y Crétien. Por elemental decoro político, primero debe consultarse al pueblo de México respecto a esos planes anexionistas. Por otra parte, el FTE propone al pueblo de México luchar por una Política Energética Independiente, para el beneficio de los mexicanos, que incluya un Plan Nacional de Hidrocarburos y un Plan Eléctrico Nacional en el marco de lo dispuesto por la Constitución del país. En ambas direcciones estamos comprometidos y desarrollamos alternativas. Llamamos a los trabajadores, ingenieros, investigadores y académicos del país a formular una propuesta única en materia de energía, que constituye una de las banderas a enarbolar por la Nación Mexicana.