Esta vez la conmemoración del
64 aniversario de la nacionalización eléctrica empezó por
la mañana con la develación de un busto de Adolfo López
Mateos, expresidente de México, en la sede del SME. En el acto estuvieron
el senador Manuel Barttlet (PRI) y Marcelo Ebrad (sic), precandidato de Camacho
Solís (PRI-PRD) al gobierno del Distrito Federal.
La
nacionalización de la industria eléctrica de México (1960)
siempre ha sido una demanda histórica de los trabajadores mexicanos,
iniciada antes de aprobarse el párrafo sexto del artículo 27
constitucional. Este fue el resultado de la lucha de los electricistas, en ese
tiempo organizados en la Confederación Nacional de Electricistas (CNE) de
la República Mexicana, en la cual participaba el Sindicato Mexicano de
Electricistas (SME) y la Federación Nacional de Trabajadores de la
Industria y Comunicaciones Eléctricas (FNTICE), ésta última
precedente inmediato del Sindicato de Trabajadores Electricistas de la
República Mexicana (STERM) luego Sindicato Unico de Trabajadores
Electricistas de la República Mexicana (SUTERM).
Mucho se
avanzó con la unificación de frecuencia en todo el país y
la casi total interconexión del sistema eléctrico nacional. En
1975, logramos la aprobación de la Primera Ley de Servicio Público
de Energía Eléctrica, cuya autoría es de la Tendencia
Democrática del SUTERM, antes STERM. Desde antes de la
nacionalización, las banderas de los electricistas democráticos
han sido: ¡Integración de la Industria Eléctrica!
¡Unidad Sindical Democrática! ¡Contratación Colectiva de
Trabajo Unica!. Estas banderas fueron enarboladas por el STERM y por la
Tendencia Democrática del SUTERM. Hoy, en materia eléctrica, son
las banderas del FTE de México.
Pero el proceso de
nacionalización fue brutalmente interrumpido en 1976 mediante la
represión político-militar a la Huelga Eléctrica Nacional
de la Tendencia Democrática que incluyó la toma, por 20 mil
soldados del Ejercito federal y 400 mil esquiroles contratados por el Estado,
gobierno en turno y charros sindicales, de todos los centros eléctricos y
nucleares del país y el despido de miles de trabajadores.
De
manera que, la nacionalización No ha concluido. Por el contrario, ahora
se vive un proceso de Desnacionalización, con la privatización
eléctrica furtiva que alcanza ya el 30% de la capacidad instalada TOTAL a
nivel nacional. No obstante, la única forma de culminar la
Nacionalización es concretando los 3 puntos trazados por el programa de
los electricistas democráticos, en primer término, la
¡Integración de la Industria Eléctrica Nacionalizada! cuya
expresión estaría contenida en la Ley Reglamentaria del
Artículo 27 Constitucional en Materia Eléctrica (Ley
eléctrica), formulada y propuesta por el FTE de México.
La
integración del proceso de trabajo eléctrico, en las presentes
circunstancias privatizadoras, implica necesariamente la
¡Expropiación SIN indemnización de la infraestructura
industrial usurpada inconstitucionalmente por las
transnacionales!
Estaría bien reconocer, primeramente, a los
auténticos realizadores de la nacionalización eléctrica y a
sus propuestas, históricas y vigentes. Solo de esta forma será
posible recuperar para las nuevas generaciones nuestras propias banderas de
lucha y encarar exitosamente las jornadas de lucha que se avecinan.
Por
la tarde se realizó una significativa marcha al Zócalo capitalino.
Ahí, ante miles de trabajadores del Seguro Social, electricistas,
maestros de la CNTE y otros sectores Martín Esparza Flores, secretario
general del SME, planteó una postura más acorde al
movimiento.
Luego de la obligada referencia histórica del proceso
de nacionalización -1937 (creación de la CFE), 1960
(adquisición de todas la empresas privadas, menos Luz y Fuerza)- Esparza
reivindicó los principales logros de la nacionalización: la
incorporación de varias empresas generadoras al patrimonio nacional, como
base para el desarrollo de un solo sistema eléctrico, que implicó
la unificación de frecuencias y la construcción de una red troncal
que permitió suministrar electricidad a más del 95% de hogares en
todo el territorio nacional al más bajo costo posible. La Nación
recuperó además el dominio sobre el agua y otros recursos
naturales para la generación de electricidad.
Esparza dijo que
“Hoy, a 45 años de la nacionalización y luego de reiterados
intentos neoliberales por reprivatizar, hacemos un llamado a la lucha ... hoy,
nuestra realidad es otra: Fox pacta con el capital extranjero la propiedad de la
nación”. Llamó a la unidad a los "trabajadores del campo y
la ciudad" para modificar la realidad; criticó la política laboral
del Estado, la desintegración de las empresas públicas y
advirtió: “se tienen que ir de este país las empresas
extranjeras (y dio nombres de algunas transnacionales)”, agregando: "Desde
aquí les decimos a esas empresas extranjeras: no hay condiciones para que
vengan a invertir. Los trabajadores del campo y la ciudad los vamos a echar de
estas tierras mexicanas". Se escuchó el grito de combate enfatizado con
el puño izquierdo en alto, ¡duro, duro, duro!
Luego Esparza
se refirió a los ejes de la lucha actual de los trabajadores mexicanos y
añadió que, por acuerdo de asamblea, si el sindicato del Seguro
Social (SNTIMSS) estalla la huelga el próximo 15 de octubre, ¡el SME
promoverá la huelga nacional!
La conmemoración, que
muchos se empeñan en hacer pasar como una fecha onomástica
más, recuperó parte de la alta significación
política que tiene, al reivindicar la propiedad colectiva social de la
industria eléctrica, y demostró la importancia que tiene para el
movimiento obrero agruparse en defensa de los sectores estratégicos para
potenciar desde ahí la lucha de clases.