Semana de la Calidad y Confiabilidad en LFC
Mercado eléctrico contra calidad del servicio
Como cada año, se llevó a cabo en
Luz y Fuerza de Centro la Octava Semana de la Calidad y Confiabilidad del
Servicio [Público] de Energía Eléctrica, con el tema
“Impulsando la Generación”. En inserción pagada en la
prensa nacional, el director de la empresa Luis de Pablo, aprovechó el
evento para anunciar que "las plantas de generación que operarán
en el centro del país permitirán darle confiabilidad al sistema
eléctrico nacional y garantizar la continuidad y calidad del
servicio".
El maestro Gilberto Enríquez Harper (Unidad de
Ingeniería Especializada de la Comisión Federal de Electricidad),
participó con una interesante charla denominada "La Innovación
Tecnológica y la Calidad del Servicio en las Empresas Eléctricas",
aclarando algunos conceptos respecto del futuro de la Industria Eléctrica
Nacional.
Hablar de calidad en electricidad (o de empresas de "calidad
mundial", como gusta de decir Vicente Fox) tiene connotaciones muy distintas en
la actualidad, aún para sistemas ya “reformados”.
Enríquez contrastó los casos de la
Tokyo Electric Power Company
(TEPCO), la mayor empresa nipona de electricidad, célebre por su
prácticamente nulo índice de interrupciones del servicio
“
no programadas” o “
forzadas”, con el de
las privatizadas empresas de la Argentina, cuyos cortes constantes (no solo de
electricidad sino de gas) y el pésimo servicio, es reconocido por el 83%
de la población [news.bbc.co.uk].
Es decir, que ante la
“grave crisis” del mal llamado “monopolio estatal”, ni
el monopolio privado ni el relajo del mercado eléctrico resultan ser
solución. El hecho de que TEPCO no tenga interrupciones
“forzadas” no quiere decir que el pueblo nipón no tenga
severos límites en el consumo de energía, simplemente los
técnicos japoneses han eficientado al máximo el control y tiro de
carga, para minimizar el impacto en la población.
TEPCO, DURACIÓN DE
INTERRUPCIONES FORZADASPOR
DOMICILIOFuente http://http://www.tepco.co.jp
En México, funcionarios públicos “que hacen ver a
Cantinflas como un aficionado” (Enríquez dixit) cuando de
dar explicaciones fantasiosas se trata complican aún más la
situación. ¿Que falta inversión dicen? (Habría que ver
simplemente que el país cuenta con la mayor reserva en los últimos
20-25 años, y sin embargo se siguen licitando proyectos”
(Ídem). No cabe pues seguir amenazando al pueblo con escasez de
electricidad, a no ser que de lo que se trate sea de justificar las "necesarias"
reformas estructurales.
Enríquez remata enfático:
“El foxismo es como una ballena arponeada tirando peligrosos
coletazos”. Por eso “ninguna marcha, ni ninguna protesta sobra,
cuando se cree realmente en lo que se hace”, explicando que “cuando
la reforma dictada por el Banco Mundial comenzó, se habló de
inversión complementaria, en transición a esquemas totalmente
privados; es decir, se entregaron proyectos a privados como complemento de la
inversión pública. Ante las fallas del modelo la cosa se fue
tornando al revés: el estado actualmente ‘complementa’ las
inversiones privadas en áreas en las que el capital privado no participa,
o bien donde su participación ha creado mayores problemas”. Y esto
es lógico, en el modelo económico vigente nada se hace si no es
negocio.
En México más de 15% de la electricidad generada
para el servicio público corresponde a los Productores (privados)
Independientes de Energía, y con los proyectos en construcción
este índice llegará al 30%. Esto obedece a que, como en cualquier
otro sistema eléctrico, el capital domina las políticas
públicas. En México sólo el 0.5% de los usuarios
corresponde al sector industrial y sin embargo su consumo representa el 60% de
la demanda total, mientras el 25% de la demanda es para servicios residenciales.
El resto sirve para alimentar otros servicios públicos (bombeo de aguas,
alumbrado). Sin embargo, en cualquier país, las tarifas más bajas
son para los "compradores mayoristas".
Faltaría sumar a estas
cifras la energía que se maneja en el mercado eléctrico entre
particulares, es decir la energía (privada) generada para el
autoabastecimiento (y cogeneración), que anda ya cerca del 10% de la
energía total manejada en el sistema eléctrico nacional (pero que
CFE no reporta).
Mucho se ha falseado que en México la tarifas
eléctrica industriales son “de las más caras del
mundo”, Sin embargo, según datos de la Agencia Internacional de
Energía, al 2004, citados por Enríquez, México se encuentra
en lugar 15 en tarifas promedio al sector industrial, abajo de países
como Italia, Japón, Irlanda, Austria, Dinamarca, Portugal,
Turquía, Hungría; y sólo encima de países como
Francia, Alemania, España y Noruega. En México el costo promedio
en dólares por kilowatt/hora (kWh) es de 5.35 dólares para
servicios industriales y de 9.81 para servicios residenciales.
En
términos de política energética, falta prepararse para la
innovación. La menor disponibilidad de combustibles primarios, así
como el incesante aumento de la demanda obliga a la formación
tecnológica oportuna de los nuevos cuadros técnicos. La industria
eléctrica requiere planes con proyección a 20-25 años.
Mientras los países desarrollados trabajan con las tecnologías del
mañana, los países subdesarrollados (como México) dependen
de la tecnología obsoleta que traen al país los generadores
privados.
Distribución por costos de operación;
superconductores; problemas por el uso de suelo para el tendido de líneas
y subestaciones obligan a pensar en la transmisión a 6 y 12 fases (para
aumentar la capacidad de transporte) y la Ultra Alta Tensión o
Transmisión en Corriente Directa, así como en nuevas
técnicas de distribución por Cable Subterráneo, que son las
tecnologías del futuro. “No todo es descubrir la generación
distribuida”, bromeó Enríquez Harper a los técnicos
de LyFC. Empero, la falta de una Política Energética Nacional,
impide prepararse en las áreas acordes a la realidad nacional. Por
ejemplo, nada se ha avanzado en materia del control de cargas, concepto que
será básico para un país como el nuestro.