Energía y lucha de clases
Átomo obrero
Crisis de la energía nuclear de potencia basada en la fisión del uranio.
El proceso de trabajo nuclear es complejo y riesgoso, ocasiona detrimento a la salud.
Son esenciales la propiedad social, el control obrero de la producción, y la vigilancia social.
Apoyamos los usos pacíficos del conocimiento y la investigación en materia de energía.
Usos pacíficos de la energía
Los trabajadores de la
energía participamos del proceso de trabajo eléctrico utilizando
diversas fuentes energéticas. Una es el uranio en forma de combustible
nuclear, mediante la reacción controlada de fisión nuclear en
cadena, es decir, la energía liberada en la fragmentación del
átomo de uranio, para producir vapor que, en sucesivas transformaciones
energéticas, permite la generación eléctrica de
potencia.
La generación de electricidad es la más
importante de las aplicaciones pacíficas de la energía nuclear.
Sin embargo, esta fuente tiene problemas tecnológicos no resueltos e
implicaciones políticas, económicas y sociales. El combustible
irradiado es la materia prima para la manufactura de armas a base del plutonio
239. Esta carrera no ha terminado, el imperialismo continua el desarrollo y se
sigue apoderando del material nuclear estratégico. Es el caso de Laguna
Verde en México. Por lo demás, el problema de los desechos
radiativos de alto nivel NO está resuelto.
Los arsenales nucleares
deben ser destruidos en su totalidad y el combustible debe ser reciclado con
fines pacíficos. En su caso, los pueblos tienen derecho a sus programas
nucleares pacíficos, previa decisión de la población, con
el control obrero de la producción, con la industria bajo el control de
los Estados y con la propiedad social de las instalaciones. Son condiciones
sine quan non. De otra manera, simplemente, ¡NO! En todos los casos,
la infraestructura nuclear debe ser propiedad de la Nación. Esto es, la
industria nuclear JAMAS debe ser de propiedad
privada.
Derechos obreros
La utilización de la energía
nucleoeléctrica implica riesgos y ocasiona detrimento a la
salud de los trabajadores quienes están expuestos a campos, internos y
externos, producidos por las radiaciones ionizantes. La interacción de
las radiaciones nucleares con el tejido vivo ocasiona efectos biológicos,
somáticos y genéticos, los primeros son de naturaleza
determinística y, los segundos, de naturaleza estocástica,
pudiendo afectar la salud del trabajador y sus descendientes. Algunos efectos
deletéreos se presentan en las siguientes generaciones y, a veces,
permanecen ocultos. Entre los efectos somáticos conocidos está el
cáncer y, entre los genéticos, las malformaciones.
Los
trabajadores tenemos derecho a participar en la organización del trabajo
y disponer de las adecuadas medidas de seguridad física, industrial,
nuclear y radilógica. Entre otras cuestiones, tenemos derecho a la
medicina del trabajo nuclear.
Pero no nadamás, los trabajadores 1)
tenemos derecho a la información dosimétrica, externa e
interna, y a tomar acciones preventivas porque todas las dosis de
radiación ionizante absorbidas por el organismo tienen importancia y las
dosis equivalentes son acumulativas, 2) tenemos derecho a la salud y, la
salud obrera NO es monetarizable; esto quiere decir que no es mediante
compensaciones económicas que se puede resarcir el daño, 3)
tenemos derecho a la huelga, como medio para ejercer nuestros
derechos.
A la fecha, TODO lo anterior es inexistente, en México y
en el mundo. Los trabajadores nucleares, participantes en el proceso de
trabajo nuclear de potencia, de México y del mundo, NO tienen ninguno
de los anteriores derechos. Las normas internacionales, basadas en criterios
empresariales, supuestamente protegen a los trabajadores pero NO les otorgan
ningún derecho. Las legislaciones nacionales tampoco, las
reglamentaciones locales están basadas en las internacionales pero solo
al nivel de recomendaciones. En muchos casos, los límites de dosis
individuales NO se respetan y, en otros, las dosis colectivas son
excesivas.
Los derechos obreros, más allá del salario, NO
existen en las centrales nucleares. Los trabajadores son considerados como
objetos, es decir, simples cosas o menos. El proceso de trabajo está
basado en la enajenación. A los explotadores (propietarios de las
instalaciones nucleoeléctricas) les interesa solamente el productivismo,
la operación es continua e insalubre, no existe solidaridad de nada ni
siquiera noción del tiempo real, todo ha sido cambiado por la
cosificación de las relaciones humanas.
La protesta obrera
en las centrales nucleares está prohibida, impera un fuerte control
policiaco y militar a varios niveles. Los centros de trabajo están
permanentemente vigilados por aire, mar y tierra. Los trabajadores son vigilados
en absolutamente TODOS sus movimientos, simultáneamente y en cualquier
lugar que se encuentren en la central, mediante sistemas remotos de video. En el
interior de las centrales nucleoeléctricas existen, además,
arsenales de armas de alto poder para enfrentar cualquier emergencia. Una
protesta obrera, en el código militar, se considera como motín y
autoriza acciones unilaterales a los soldados y/o
marinos.
Derechos sociales
La población también tiene derecho a ser
protegida de los daños ocasionados durante la operación normal o
en emergencias, más aún, en el caso de posibles accidentes,
radilógicos y/o nucleares. Eso incluye el derecho a decidir respecto de
la construcción de instalaciones nucleares en los lugares habitables, y a
vigilar su correcto funcionamiento.
Sin este derecho social de la
población, ningún proyecto nuclear debe ser autorizado,
independientemente de los altos costos financieros que implican. Las inversiones
nucleares son muy elevadas y, en casos como México, se multiplican varias
veces por la corrupción. Pero los proyectos nucleares también son
muy rentables, dejan a los propietarios una elevada ganancia. A los pueblos les
dejan, en cambio, muchos problemas de mediano y largo plazo.
La
población tiene derecho a recibir la información completa del
proyecto, incluyendo las medidas para la disposición temporal y
definitiva de los desechos radiativos, los planes de emergencia y las medidas de
protección radilógica para la población en general y del
medio ambiente.
Protección de la naturaleza
Los trabajadores y los pueblos debemos proteger al
medio ambiente, la ecología y ecosistemas. Ningún gobierno tiene
derecho a afectar la naturaleza, ni a la flora ni a la fauna, ni comprometer el
material genético de las futuras generaciones.
Las poblaciones
terrestres y marinas tienen derecho a la vida. Ninguna especie es sumidero
nuclear. Tampoco el mar, los ríos o lagos son sumideros, ni las tierras
ni los bosques.
Todo proyecto nuclear debiera disponer de amplios
estudios de impacto ambiental, previos a la construcción, entrada en
operación y puesta en marcha de las centrales, y mantener acciones
preventivas permanentes, así como estudios e investigaciones
ambientales.
Pero ni el derecho social de la población ni la
protección a la naturaleza se cumplen. Los proyectos nucleares
están sometidos a la lógica capitalista excesiva, en materia de
ganancia y en materia laboral. Los gastos diarios son enormes, la ganancia
también; el trabajo al interior de las centrales es intenso, se trabaja
bajo presión y en condiciones altamente insalubres. Es el exceso y todo
exceso es innecesario. Esto se aplica cabalmente en materia nuclear de potencia.
Esa (i)lógica interna es incomprendida por los trabajadores e ignorada
por la población.
Atomo obrero jamás soldado
Los trabajadores de la energía debemos
utilizar el conocimiento científico avanzado en sus diversas aplicaciones
tecnológicas. El proceso de trabajo nuclear es complejo y requiere altos
niveles de capacitación y especialización. Se trata de actividades
riesgosas. El riesgo es de naturaleza probabilística pero los efectos, de
presentarse, son muy severos. Se requieren la intervención conciente y
organizada de los trabajadores. Eso supone integrarnos en Consejos Obreros para
ejercer el control obrero de la producción y la investigación, en
interés de nuestros derechos de clase y de la población en
general.
El sindicato NO basta porque los sindicatos son organizaciones
muy conservadoras, los representantes sindicales desconocen el proceso de
trabajo y sus implicaciones, y terminan pactando la salud obrera y el derecho
social de la población a cambio de migajas. Por lo demás, al menos
en México, la corrupción sindical es excesiva.
Si las
condiciones anteriores (de propiedad social, control obrero, derechos obreros,
vigilancia social) se cumplieran es posible desarrollar adecuadamente el proceso
de trabajo electronuclear. Si estas condiciones no se cumplen, como ocurre
actualmente, estamos en desacuerdo. Sin derechos obreros, sin derechos sociales,
la energía nuclear de potencia NO debe utilizarse en ningún
caso.
Otro es el nivel de la investigación y desarrollo. Los
trabajadores nos pronunciamos por las aplicaciones pacíficas de la
energía nuclear, el estudio de la estructura de la materia y las
transformaciones de la energía, para tratar de resolver algunos problemas
en las áreas industrial, silvoagropecuaria, de salud y medio
ambiente.
En ningún caso, estamos de acuerdo con ninguna
aplicación militar del conocimiento científico y/o
tecnológico. El FTE de México propone un átomo obrero
jamás soldado.
La energía, derecho social
La energía nuclear de
fisión está en crisis desde 1979, cuando ocurrió el
accidente de Three Mile Island en Estados Unidos. Luego, en 1986, con el
catastrófico accidente de Chernobyl en Ucrania, la energía nuclear
entró en declive. A la fecha, solo Estados Unidos, Francia y Japón
son países nuclearizados. Muchos otros países, principalmente
europeos, tienen programada la próxima salida de lo nuclear aún
cuando tiene importancia en países como Inglaterra, Alemania y
España. En general, las sociedades NO quieren energía
nuclear.
Algunos países como la India, China, Pakistán,
Israel y Korea del Norte están interesados en las vertientes militares.
Desde 1974, la India detonó su primera bomba. Pero ese NO es el camino de
los trabajadores. Por otra parte, la mayoría de los países no
sigue una vía nuclear porque no tienen capacidad de financiar este tipo
de proyectos que son muy caros. Hay otras prioridades sociales. Antes que tener
energía nuclear de potencia, importa tener comida, salud, vivienda,
trabajo.
La energía de las estrellas
Más que la energía nuclear de FISION,
basada en la división del átomo de uranio, es interesante la
energía nuclear de FUSION, basada en la unión del átomo de
hidrógeno. La energía de las estrellas es una interesante
opción tanto en forma de radiación solar como, también, de
las reacciones de FUSION termonuclear que ocurren en el interior del Sol y
demás estrellas.
Desafortunadamente, el campo está dominado
por unos cuantos países poderosos (Estados Unidos, Inglaterra, China,
Japón, Alemania y Francia, entre otros). Los demás países
están ausentes, no obstante apreciables desarrollos experimentales en
países como México y Brasil. En México se avanzó de
tal manera, con aportaciones originales, logrando el reconocimiento y apoyo
internacional, que las administraciones burocráticas y el gobierno
federal solamente tuvieron la estúpida idea de cancelar el proyecto
amenazando a los investigadores con el despido. Esos burócratas lograron
momentáneamente su objetivo, el proyecto del Tokamak mexicano fue
suspendido, pero no será así siempre.
Dominar
científica y tecnológicamente a las fuentes alternas de
energía implica, al mismo tiempo, ejercer el derecho de la humanidad al
acceso a la energía. La utilización de la energía es un
derecho social de la humanidad y, todos los habitantes del planeta, debemos
ejercer este derecho. Pero, el mundo no está preparado para la
transición de los energéticos convencionales a otros alternos. Es
importante, por tanto, impulsar en serio la realización de
investigación científica en materia de energía tendiente a
resolver este crucial problema de la humanidad.
Lucha en el espacio del saber
Es importante, también, desarrollar la lucha obrera
en el espacio del saber. Hay exitosos antecedentes previos, tales como la
exUnión Internacional de Trabajadores de la Energía (UISTE),
perteneciente a la Federación Sindical Mundial (FSM), la que llevó
a cabo interesantes acciones en varias materias (trabajo en el campo
electromagnético y efectos sobre la salud obrera, impacto ambiental de
las centrales eléctricas, seguridad e higiene en el trabajo,
política energética, gestión industrial, paz y desarme). La
UISTE presentó diversas propuestas en la Primera (y la única hasta
la fecha) Reunión Internacional de Sindicatos sobre Seguridad Nuclear
realizada en Viena en abril de 1989.
Ese ha sido el evento sindical
internacional del sector nuclear mas importante realizado en los últimos
60 años todavía en la época del socialismo europeo. La
UISTE propuso diversas cuestiones, entre otras, la reducción de las dosis
de radiación para los trabajadores ocupacionalmente expuestos al campo de
las radiaciones ionizantes. La propuesta se aprobó y fue reconocida por
los organismos internacionales competentes. Esa es la recomendación
vigente. En muchas centrales nucleares de potencia, p.e. México,
todavía no se aplica. En el área científica, la
aplicación fue inmediata.
El trabajo presentado por la
delegación de la UISTE fue formulado por D. Bahen (México/Cuba),
M. Bobak (Checoslovaquia), M. De Connick (Francia), V. Poledník
(Checoslovaquia) y V. Tchugunov (URSS). Al evento asistieron las
representaciones de la centrales sindicales nacionales de Inglaterra (TUC),
Estados Unidos (AFL-CIO), URSS (CCS), RDA (CCS) y RF de Alemania, Francia (CGT),
la FSM, la CIOSL, entre otros. Además de los poderosos, México y
Cuba estuvieron dignamente representados por una misma delegación. Hoy,
el FTE de México reconoce su propia historia de lucha y proyecta mayores
acciones en el contexto del espacio del saber y la lucha de clases.
¡Hasta la Victoria Siempre!
Cámara de
vacío del “Novillo”, Tokamak mexicano, diseñado y
construido por
trabajadores mexicanos para desarrollar un programa de investigación
en física de
plasmas y fusión termonuclear controlada.