La AFL-CIO norteamericana fracturada
Escisión sindical en EU
En su 50 aniversario, la AFL-CIO se dividió.
Muchas críticas de la oposición y pocas propuestas.
Se abre un gran reto: avanzar en serio o retroceder más.
División en el 50 aniversario
Fundada en 1955, la Federación Americana
del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO) se fracturó
en 2005 en dos grandes bloques.
En el Congreso realizado en Chicago,
Ilinois, del 25 al 29 de julio de 2005, la escisión fue consumada. Esto
ocurre en un contexto de severa ofensiva antisindical en Estados Unidos, cuya
economía se caracteriza por la transición de una basada en la gran
industria a otra que tiene como centro los servicios y la alta tecnología
con bajas condiciones laborales y ausencia de sindicatos. En gringolandia, los
derechos laborales y sindicales no existen.
Al finalizar el Congreso,
ensombrecido por la escisión, se acordó una importante
resolución: la ALF-CIO se pronunció por el fin de la
ocupación militar estadounidense en Irak y un “rápido”
retorno de las tropas. Por otra parte, John Sweeney fue reelecto para un
período de 4 años más.
Al Congreso asistieron
delegados de 60 países. Por México estuvieron Héctor Ulises
García Nieto del SNTSS, Salvador Medina Torres de la CTM, Francisco
Hernández Juárez de la UNT y José del Valle Pérez de
la CROC (Brooks D., en La Jornada 28 julio 2005).
Crítica política al tradicionalismo
A la AFL-CIO se le critica que no ha hecho lo
suficiente para detener el descenso de afiliados. Eso es cierto. Pero la
desafiliación es un problema en muchas partes del mundo. Las nuevas
relaciones laborales que impone el neoliberalismo implican la
desindicalización de los trabajadores. Un mecanismo para la
desafiliación es el despido del trabajo, otro, es la contratación
individual de los trabajadores, sin jornada de trabajo y sin ninguna
prestación social.
La sindicalización en Estados Unidos se
estima en 12%, según el Economic Policy Institute. En los últimos
años el descenso se atribuye a los despidos principalmente en la
industria automotriz. También cuenta que, en el sector industrial, la
creación de empleos ha bajado.
Otra crítica a la AFL-CIO es
la política que privilegia la cercanía con el Partido
Demócrata y la acción de apoyo electoral. Esto también es
cierto. En las pasadas elecciones, la AFL-CIO destinó cuantiosos
recursos, financieros y humanos, a la campaña electoral. Pero, esto,
estaba en el ánimo de muchos estadounidenses. Hubo incluso quienes
dijeron que no apoyaban a Kerry pero sí querían que saliera Bush.
Esto era correcto pero al final ganó otra vez el Partido
Republicano.
Los sindicatos opositores
La AFL-CIO afilia un total de 13 millones de
trabajadores de 55 sindicatos. La actual escisión representa varios
millones principalmente en los sectores de los servicios. El sindicato
UNITE-HERE agrupa a trabajadores de la confección de ropa y la
hostelería, el sindicato SEIU (1.8 millones) agrupa a porteros y
trabajadores de la limpieza, el sindicato de trabajadores de alimentos y
comercio (UFCW) con 1.4 millones de afiliados, y el sindicato de transportistas
(Teamsters) con más de 1.2 millones, el sindicato de carpinteros, el
Laborer y el sindicato de jornales (UFW).
Los sindicatos que se
escindieron forman la llamada “Coalición por el Cambio para
Ganar” integrada por 7 sindicatos nacionales que representan más de
4 millones de trabajadores. La AFL-CIO se queda con más de 8 millones de
trabajadores de 48 sindicatos.
Las propuestas opositoras
Los sindicaos que se han escindido, al
parecer, defienden un sindicalismo más reivindicativo y con más
presencia en el sector de los servicios. El UFCW, por ejemplo, ha criticado a la
AFL-CIO por no apoyar suficientemente la afiliación de 1.2 millones de
trabajadores de la cadena comercial Wal Mart.
Los opositores plantean
reducir las estructuras burocráticas, piden una organización
más dinámica, fusionar los sindicatos por rama industrial para
fortalecer la contratación colectiva, otorgar mayor atención a
las minorías en especial a los inmigrantes, y aumentar la tasa de
afiliación. En síntesis, proponen a la ALF-CIO “ser la voz
de los trabajadores y no de los políticos”.
En varios
aspectos, los opositores tienen razón y esperamos que concreten sus
propuestas. De hecho, están planteando una renovación sindical,
básicamente en el terreno reivindicativo economicista. Destinar amplios
esfuerzos a la sindicalización de trabajadores es una propuesta correcta,
reorganizar al movimiento con base en sindicatos nacionales por rama industrial
es algo clave. Pero no es suficiente la lucha economicista, hace falta la
política pero no precisamente electoral.
Los retos y el porvenir
El movimiento sindical norteamericano está en una
crisis profunda desde largos años ha. La “Coalición por el
Cambio para Ganar” tiene un nombre inspirado en conceptos patronales y
propio de una organización no gubernamental (ONG) que debe ser cambiado.
Se estima que los sindicatos opositores evolucionarán hacia una
Federación. Andy Stern, líder del SIEU ha hablado del
“sindicalismo global” y de sindicatos “internacionales”.
Sin embargo, los planteamientos son aún muy generales.
Se ha
criticado que la disputa es en las cúpulas y que las bases están
ausentes. Eso es cierto y, ahora, para avanzar se requiere involucrar a las
bases y movilizarlas. Se ha dicho que los opositores carecen de una
ideología definida y es cierto. Ahora, deberán tomar posiciones
políticas claras. Tomada la decisión de separarse la AFL-CIO,
ahora habrá que pasar de la crítica a la construcción de
las alternativas. Esto requiere de un programa obrero.
Anna Burger,
presidenta de la Coalición dijo que el día de la ruptura
será recordado como “el renacimiento del movimiento laboral en
EU”. Sería muy bueno que así fuera pero no es fácil.
El sindicalismo norteamericano ha sido tradicional en vicios, corrupción
y política mafiosa. Por décadas se ha practicado oficialmente un
sindicalismo cavernario y divisionista a nivel internacional.
Sin
embargo, hay sectores de mucha importancia. Dos de ellos son los mineros cuyas
huelgas y luchas han sido memorables. Otro, son los electricistas de la UE,
estimados amigos solidarios con los electricistas mexicanos desde los tiempos de
la Tendencia Democrática del SUTERM. En este caso se trata de sindicatos
independientes que no pertenecen a la AFL-CIO. Un sector que sí pertenece
a la AFL-CIO y es importante son los trabajadores petroleros y nucleares con
quienes nos hemos encontrado alguna vez.
Los trabajadores del FTE de
México deseamos que el sindicalismo norteamericano se renueve y avance,
tanto en la reorganización basada en sindicatos nacionales de industria
como en la solidaridad internacional al lado de otros sindicatos del mundo en
lucha.
¡Viva la lucha de los
trabajadores del mundo!