Volumen 5, Número 65, agosto 10 de 2005

Construir organización social es una necesidad

La izquierda obrera y sus prioridades




Pre-campaña presidencial en México de bajo perfil político.
López Obrador aventaja en las encuestas. Marcos anuncia “otra campaña”.
¿Votar o no votar? ¡Ese NO es el dilema!


PRI-vatización segura


En la reciente asamblea (marzo 2005) del Partido Revolucionario Institucional (PRI), su actual presidente Roberto Madrazo envío un claro mensaje al imperialismo: él sí es capaz de reformar la Constitución para privatizar las industrias eléctrica y petrolera. Lo demostró al imponer a la asamblea de su partido la modificación de los estatutos para dejarle las manos libres. Ya en 2004, le demostró al Partido Acción Nacional (PAN) que la mayoría parlamentaria del PRI, en alianza con el PAN, podían privatizar la seguridad social y lo hicieron.

Ahora, Roberto se encamina a la postulación del PRI confiado en el poder económico y político que ha estructurado. A la fecha, su partido gobierna en la mayoría de los estados y municipios del país. Las recientes elecciones en lugares importantes, como el Estado de México, las ha ganado el PRI. De hecho, este partido es el único que tiene estructura a nivel nacional y miles de operadores pagados por los gobiernos locales.

Más aún, Roberto es parte de las élites mafiosas del país, es uno del grupo del expresidente Salinas de Gortari y de poderosos sectores financieros. Un sector de primera importancia es el charrismo sindical, mismo que mantienen un férreo y violento control de los trabajadores mexicanos desde hace 50 años. Este sector corporativo ha envejecido en el poder, no ha cambiado en absoluto pero, peor aún, sigue reproduciéndose.

Al interior del PRI hay un cierto debate interno que concluirá en negociaciones mafiosas. Roberto Madrazo se enfila a la nominación. Nada bueno puede esperarse. Amplios sectores de mexicanos repudiamos al PRI pero éste trabaja fuertemente para regresar a la Presidencia. Es previsible que los priístas utilizarán todos los recursos, obviamente sucios, para imponerse. Pero, la política de Madrazo es contraria al interés general de la Nación, por tratarse de un individuo muy corrupto y, lo más importante, por carecer de una política digna en todos los órdenes.


PAN, más entreguismo garantizado

La sociedad mexicana también repudia al PAN, más luego del enorme fracaso de Fox quien hizo una campaña basada en el engaño y la mentira, cuestiones que han sido la característica de su mal gobierno. Fox ha sido uno de los peores presidentes en la historia de México, junto a Antonio López de Santana y Victoriano Huerta.

Fox ha malgobernado el país al margen y en contra de la Constitución Política. El de Fox ha sido un gobierno sin ley. El foxismo es sinónimo de servilismo y entreguismo al imperialismo. A espaldas del pueblo, Fox ha entregado a las transnacionales la tercera parte del patrimonio energético de México en materia eléctrica y petrolera. A la fecha, más del 50% de la producción de petróleo crudo se destina a los Estados Unidos, se produce para el imperialismo. En ese afán desmedido, la quema de gas natural, asociado al petróleo crudo, en la atmósfera es criminal. No solamente se desperdicia un valioso recurso no renovable sino que, literalmente, con tan irracional explotación, se sigue quebrando impunemente a los pozos productores.

Santiago Creel es el candidato de Fox. Aunque hay otros precandidatos, Creel es el más tonto, privatizador, sucio y desprestigiado. En esas “virtudes” basa la postulación de su partido y puede lograrla. Al igual que lo hizo Fox, Creel seguramente acudirá al financiamiento de las mafias cubanas de Miami. Por lo pronto cuenta con la incondicionalidad de los medios electrónicos ha quienes benefició, siendo secretario de gobernación, con cientos de permisos para operar casinos, hipódromos y galgódromos en el país. Es el mecanismo más obvio para lavar el dinero del narcotráfico.

Con Creel el país podría ser anexado plenamente a los Estados Unidos en calidad de vil colonia. Mucho se ha avanzado en ese sentido con Fox. La política de Creel es, evidentemente, privatizadora. Creel no tiene proyecto de Nación, al contrario trabaja en contra de la Nación.


López (PRD), opción socialdemócrata

En tan desolador panorama, la popularidad (a nivel encuestas) de Andrés Manuel López Obrador lo llevó a registrarse como precandidato presidencial por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Es el único precandidato registrado, el otro, Cuauhtémoc Cárdenas declinó en buena hora, pues ni tenía posibilidades ni tiene política coherente.

López Obrador, a la vieja usanza, ha presentado ya las primeras 50 promesas de campaña. “Justicia social” será su divisa, ha dicho. La popularidad de AMLO se mantiene alta. La incertidumbre está en su partido pues el PRD no tiene estructura nacional, su presencia se reduce a 5-6 estados de un total de 32. Obrador y sus colaboradores cercanos, provenientes del salinismo, se han dado a la tarea de organizar redes ciudadanas para apoyar su campaña. En varias partes se han organizado esos comités ciudadanos que, desde luego, son insuficientes para sostener una campaña presidencial y, peor aún, para gobernar decentemente.

La presencia de salinistas en el primer nivel del equipo de Obrador ha sido motivo de enconadas críticas. Lo más grave, sin embargo, es la política. Las propuestas de Obrador suenan bien y en muchos casos serán apoyadas. Por ejemplo, propone extender la ayuda que implantó en el Gobierno del Distrito Federal a todos los mexicanos de la tercera edad. Muy loable pero es algo mínimo y muy limitado.

Tratándose de los grandes problemas nacionales, Obrador declara superficialidades, así es su “Proyecto de Nación”. En materia de energía es, sencillamente, inaceptable. Dice que no privatizará ni la industria petrolera ni la eléctrica. Pero, contradictoriamente, propone la inversión privada (extranjera) en ambos sectores. Respecto a la privatización ACTUAL no ha dicho ni 1 (una) sola palabra. Restablecer la legalidad Constitucional es algo que no se atreve ni a declararlo. Por ningún motivo desea incomodar a las corporaciones transnacionales.

Por supuesto, en tan triste panorama, Obrador es “gallo" comparado con Madrazo o con Creel. López es un político habilidoso, formado en el PRI y ahora socialdemócrata. Su gobierno (todavía falta que gane) no sería nada extraordinario pero peor que Fox sería muy difícil. Tampoco habría solución a los grandes problemas nacionales. Obrador le promete “justicia social” al pueblo y “gobernabilidad” al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y a los mercados. Su política es superficial y contradictoria, su equipo es muy cuestionable y su partido No es confiable. Obviamente, no se le puede pedir peras al olmo y menos enojarse porque no las da.


Marcos, erráticas contradicciones

El que se enojó fue Marcos. Luego de casi 5 años de supuesto táctico silencio reapareció enviando comunicados casi diarios. A partir de una Sexta Declaración propone La otra campaña es decir un recorrido por el país sin objetivos electorales sin política ni propuestas solo para escuchar. Así lo ha dicho publicado y reiterado.

En un nuevo viraje, Marcos ha descargado su enojo contra López Obrador y el PRD a quienes ha acusado de “traidores”, “bribones”, “sinvergüenzas”, etcétera y ha amenazado con “hacerlos pedacitos” (en La Jornada, julio y agosto 2005). “Nos la van apagar”, ha dicho, confundiendo a Obrador y al PRD con los enemigos principales. Con más insultos que política, el blanco ha sido Obrador en un tono que algunos intelectuales (O.R. Araujo) han calificado de “pleito de cantina”. Otros (L.J. Garrido), han notado que, a Fox “no lo toca ni con un pétalo de rosa”. Unos más (E. Poniatowska), han dicho que Marcos “divide” a la izquierda.

De hecho, durante el largo silencio, Fox ha sido el beneficiado pues ha traicionado a México, privatizado lo que ha querido, atropellado la legalidad constitucional y Marcos no ha hecho una sola crítica, Fox ha malgobernado “tranquilito”. En cualquier caso, Marcos, sacralizado por varios intelectuales que lo teorizan, está siguiendo las peores tradiciones de la izquierda.

Una de las críticas de Marcos al PRD es haber aprobado una Ley indígena que no satisface a nadie y es contraria a los Acuerdos de San Andrés, Chiapas. La crítica al PRD es correcta, este partido cometió un grave e innecesario error. Pero no fue el único, también el PRI y el PAN aprobaron esa ley. Para hacerlo no necesitaban del PRD porque ambos constituyen mayoría. Sin embargo, Marcos NO dice nada del PRI ni del PAN, su objetivo es “despedazar” al PRD.

El viraje es evidente. Antes la referencia era la llamada “sociedad civil” y la entrega de la organización de eventos y decisiones a los peores sectores del PRD, la llamada “izquierda” era calificada de “policía” y de “provocadores”. Ahora es al revés, Marcos (sin NINGUNA autocrítica) privilegia lo que llama “la mera” izquierda. En esa “izquierda”, los trabajadores (TODOS, hasta el Frente Etcétera o Frentote) han sido “explícita y reiteradamente” excluidos, ni los menciona, simplemente NO existimos.

Marcos ha optado por una pendiente muy riesgosa. Antes era muy complaciente con la pequeña burguesía, ahora la ataca “en bola” y sin distinciones. Muchos perredistas de base ya se han dado por ofendidos y con razón. Muchos de ellos estuvieron en la organización de la gira que Marcos y otros compañeros chiapanecos hicieron en marzo de 2001. Con ellos, varios de nosotros estuvimos atrás, conectando la luz para que cuando llegara Marcos funcionaran los reflectores y micrófonos. Hoy, hemos vuelto a ser excluidos. Así está mejor.

Lo grave de la iniciativa de Marcos es la ausencia de política. Marcos propone la acción en abstracción de la lucha de clases. Más aún, Marcos y Obrador comparten el empirismo político, ambos rinden culto al espontaneísmo. Por ese camino no se puede llegar lejos ni asegurar ningún éxito.


Izquierda socialista inexistente

Esa lamentable situación ocurre porque la izquierda mexicana es, políticamente, inexistente, su marginalidad y división es paralizante.

Sintiendo la necesidad de la unidad, en un contexto de severa ofensiva neoliberal, varios agrupamientos de la izquierda llamada socialista fueron convocados. Nosotros, como trabajadores interesados, nos acercamos a algunas reuniones. El objetivo propuesto era integrar una alternativa de izquierda, en serio, para que la socialdemocracia no sea la única opción en México.

Todo parecía ir bien y, en julio de 2005, se decidió constituir al Frente Socialista. La noticia parecía histórica. Luego de numerosos intentos, crisis, alejamientos y desapariciones, los sectores de la izquierda socialista darían un gran paso.

Aunque se publicó la noticia se perdió. A pesar de los esfuerzos, este intento pasará a la historia como uno de los más efímeros. El mismo día que el Frente se fundó, ese mismo día se dividió. Eso produce hasta hilaridad.

En lo anecdótico, la división fue marcada por los empellones entre personalidades troskistas. Políticamente, la situación es más grave. Se había conocido la propuesta de Marcos y, el Frente, sin referencias políticas propias abrió una discusión, en términos de disyuntiva, entre apoyar la campaña presidencial de López Obrador (PRD) o la “otra campaña” de Marcos. Esta segunda posición se impuso y el Frente se dividió.

De manera que la izquierda mexicana da vergüenza, es muy débil orgánica y políticamente, de hecho es inexistente, su influencia es casi nula y no hay manera de avanzar en lo inmediato.


¿Votar o no votar? ¡Ese NO es el problema!

Nosotros consideramos que el pueblo de México está harto de tantos agravios que los sucesivos gobiernos (del PRI y el PAN) le han ocasionado. El pueblo mexicano es noble y, a pesar de todo, NO ha perdido la esperanza. Desafortunadamente, el nivel político (en general) es muy bajo y, lo más grave, la enorme mayoría estamos desorganizados.

Pero, en momentos de crisis, ni los trabajadores ni el pueblo pueden (ni deben) esperar a que la vanguardia se organice, a que la izquierda se ponga de acuerdo, los pueblos “se agarran” de lo que hay. En tales condiciones, muchos mexicanos (millones) ven en las elecciones una oportunidad para lograr algún cambio. Son tan pocos los espacios que se tienen y tan escasa la costumbre de hacer política que, para muchos, las elecciones son una oportunidad para participar.

Esa participación es correcta aunque limitada y engañosa porque los votos NO cuentan, ésa es la apariencia de “democracia”, lo que define es el fraude organizado por las mafias y los medios. Pero votar es un derecho y quien quiera ejercerlo debe hacerlo. No votar, también es un derecho que debe respetarse. Esa disyuntiva NO es una dicotomía de principios ni mucho menos una bronca. ¿Votar o no votar? ¡Ese no es el problema!


Izquierda obrera

Para los trabajadores mexicanos la situación es peor. En las últimas 5 décadas, la gran mayoría (más del 99%) NO tiene derecho ni a votar. Eso, en los sindicatos está prohibido, el charrismo sindical lo impide con violencia. La mayoría de los trabajadores sindicalizados NO eligen a sus representantes, ni votan en las asambleas porque NO hay asambleas ni elecciones. Los trabajadores mexicanos están secuestrados en sus propias organizaciones sindicales.

Con ese deplorable panorama, NADIE (ni intelectuales ni políticos) se acuerda que los trabajadores existimos y menos nos consideran parte de la izquierda. Sin embargo, parte de la izquierda más consecuente de las últimas 4 décadas está en el sector obrero, con múltiples dificultades pero con un importante desarrollo de la política.


¿Cuáles son las prioridades?

Las propuestas obreras rebasan la coyuntura, provienen de hondas raíces históricas, en México y en el mundo, y se refieren a aspectos políticos estratégicos. Lo que urge a los mexicanos es la organización. Esta es una necesidad para llevar adelante un programa, que incluya la toma del poder político, la defensa de los recursos naturales, el restablecimiento de la legalidad constitucional, el ejercicio de los derechos sociales, la defensa de la soberanía nacional, la autodeterminación independiente y la solidaridad internacional.

Los mexicanos necesitamos organizarnos a todos los niveles, obrero, social y político para potenciar, en la lucha organizada y conciente a nivel nacional, la construcción de una sociedad solidaria. El mundo mejor porque el que luchamos los trabajadores es concreto y real con base en una política propia. Esta lucha pasa por derrotar al charrismo sindical, reorganizar al movimiento obrero, impedir las privatizaciones y recuperar el derecho de propiedad social de la Nación sobre la tierra y sus recursos.


¡Salud y Revolución Social!
¡Venceremos!




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