El Banco Mundial, dirigido ahora por el
“arquitecto” de la guerra contra Irak (que ha empobrecido a la
población que aún no asesinó), es un instrumento al
servicio de la política imperial yanqui; una simple agencia financiera
mediante la cual EU controla a todos los países que no cumplen sus
expectativas (Ver el cínico editorial del Wall Street del 17 marzo de
2005).
Su estrategia es brutal, se trata de forzar a los estados pobres
a entregar no solo sus recursos naturales (si disponen de ellos), sino de
someter su fuerza de trabajo a la sobreexplotación de las transnacionales
y el capital gringo.
Marx advirtió hace siglo y medio que la
acumulación originaria del capital surgió "chorreando sangre,
sudor y dolor de los trabajadores", sin embargo el proceso continúa,
plenamente vigente, como demuestra la reportera Patricia Muñoz (La
Jornada, 24 de mayo), quien informa de la salvaje sobreexplotación de
niñas trabajadoras en Tepeji del Río, México; odiosa
práctica que sigue puntualmente una tendencia del capitalismo global y
que ha sido ampliamente documentada en otras partes del mundo (Malasia,
Tailandia e Indonesia).
Muñoz reporta que la empresa "Rubie's de
México", proveedora de la transnacional Mattel (pues fabrica para ella
disfraces de los mundialmente conocidos personajes Barbie, Harry Poter y la
guerra de las galaxias) "contrata" menores desde los 12 o 13 años de
edad, a las que hace trabajar de 9-12 horas diarias "y a veces hasta 18", sin
pago de horas extras.
Las niñas-adolescentes denunciaron en
conferencia de prensa que reciben sueldos entre 300 y 500 pesos a la semana (56
y 73 pesos diarios), a los que todavía se les descuenta el costo de los
alimentos (dos tortillas por un peso). Además se les impide tomar agua
"para evitar que pierdan el tiempo yendo al baño" y las inscriben en el
Seguro Social con datos falsos, por lo que en muchas ocasiones no pueden hacer
uso del servicio. Denunciaron diversas violaciones a la norma internacional,
como la obligación de transportar cargas superiores a su propio peso, y
que cuando se quejan, las despiden sin indemnización.
Por todo
ello se declararon en huelga; venciendo sus temores se organizaron en un nuevo
sindicato --al margen de la charril CTM--, afiliado al Sindicato Progresista de
Trabajadores de la Industria Textil (perteneciente a la también
corporativa Federación de Trabajadores Vanguardia Obrera de la CROC). El
nuevo sindicato fue reconocido apenas el 11 de mayo pasado, pero 3 días
más tarde, la propia autoridad laboral (en contubernio con la empresa)
registró un nuevo contrato “de protección” entre la
empresa y un sindicato "fantasma" afiliado nuevamente a la CTM [Ver suplemento
Masiosare,
del 29 de mayo de 2005]
Por esa ilegal acción, 60 de las 85
trabajadoras que laboraban en Rubie's fueron despedidas. El proceso
continuará ahora ante la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), la cual --siendo consecuente con su hipócrita política de
promoción al "trabajo decente"--, deberá ampararlas.
No
obstante, el desenlace es previsible: los accionistas de Rubie's (en el peor de
los casos para ellos) terminarán cerrando la planta para trasladarla a
cualquier otra parte y seguir reproduciendo su modelo de explotación,
anulando para las niñas-trabajadoras toda posibilidad de defensa. Baste
recordar que Wolfowitz llegó para “liquidar” toda
reminiscencia de los acuerdos de Bretton Woods en cuanto al supuesto estado
benefactor, es decir, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y sus
entidades satélites como la OCDE y la propia OIT.
La historia se
repite a diario por todo el país y en todo el mundo donde la "industria"
maquiladora ha sentado sus reales. Ya no se trata de precarización del
trabajo, se trata de imponer condiciones infrahumanas de trabajo, peores o
similares a las que denunció Marx.
Hoy se requiere de construir
la verdadera Solidaridad Obrera, a partir de la reorganización del
movimiento obrero.